miércoles, 16 de abril de 2014

LA TORTUGA ECUESTRE, GUSTAVO ARMIJOS Y EL DÍA DE LA POESÍA PERUANA - ESCRIBE FRANSILES GALLARDO (MAGDALENA, CAJAMARCA)


LA TORTUGA ECUESTRE, GUSTAVO ARMIJOS 

Y EL DÍA DE LA POESÍA PERUANA


Escribe: Fransiles Gallardo

Atravieso la vieja puerta de madera del local de Arteidea para conversar con Jorge Luis Roncal sobre la presentación de mi último libro “Puka Yaku, Río de Sangre”, que el Colegio de Ingenieros del Perú ha propuesto para los próximos días.

Al costado del antiguo zaguán y en cuclillas dos muchachones saborean un cebiche de carretilla “los agachados” sonrío y me recuerda a mi época universitaria con Marwin Burgos y Wálter Rivera y nuestro caldo verde de las tres mañana sobre la vereda y a media cuadra de la plaza de Armas de Cajamarca.

En la segunda puerta Gustavo Armijos conversa con Jorge Luis y se dirige a mí con un libro en la mano.

Jorge Luis me dice “Frank, un toque” y dando media vuelta se pierde puertas adentro, haciendo rechinar el viejo entablado, rumbo a sus talleres.

Sé lo que significa “un toque para Jorge Luis”. Pueden ser quince minutos o tres horas. Nuestras eternas discrepancias horarias: Las de él como editor y las mías como Ingeniero.

Total, hoy es día de Vallejo y no estamos para discrepancias.

“Es para ti”, me dice Gustavo con su sonrisa nerviosa.

Lo miro  y la carátula dice: “Revista de Poesía Peruana, A TORTUGA ECUESTRE, 40 Aniversario, 1973-2013, Muestra Poética”.

Sonrío. “Gracias Gustavo, esto hay que celebrarlo. Justo la hora del abre apetito”. 

Se va arreglando el día del poeta.

Conocí a Gustavo en la Asociación Guadalupana, una noche en que el Gremio de Escritores desarrollaba una actividad cultural y yo acababa de publicar mi Primer Libro “Ventisca tu (des) amor” y obviamente se lo obsequié y terminamos a las dos de la mañana en un bar de Alfonso Ugarte, hablando de poesía, contándome sobre los poetas de los setenta, ochenta y noventa y una ruma de cervezas, de por medio.

Había leído a Gustavo Armijos en mi época universitaria en Cajamarca; cuando con Bethoven Medina y Angel Gavidia “mis patas de siempre” nos poníamos al tanto de la movida poética limeña.

A la semana me llama Gustavo para decirme: “Quiero publicarte en la Tortuga” y en el N° 229 de Mayo del 2004, la Tortuga Ecuestre publica una plaqueta con 13 poesías de mi primer libro.

Siete años después y luego de haber publicado mi tercer libro “Arco Iris de Magdalena” en edición bilingüe, La Tortuga Ecuestre en el N° 310 de Febrero de 2011 publica 12 poesías de ese libro y de “Estremecido Gato Montés” publicado posteriormente.

Ingresamos al Rincón Cajamarquino del jirón Moquegua y pedimos dos cuzqueñas. “Las cosas buenas como las buenas noticias, hay que celebrarlas, maestro” le digo.

Hojeo el libro y leo la presentación que hace José Beltrán Peña: “Una hazaña histórica, que el buen y controvertido poeta peruano Gustavo Armijos Morales (Piura), perteneciente a la llamada Generación del 70 aparecida en el siglo XX, llegue a cumplir y celebrar satisfactoriamente el 40 aniversario de la fundación de la revista, La Tortuga Ecuestre”.

“Cuarenta años ininterrumpidos y más de 400 números, Gustavo” le digo sorprendido, “más como has hecho” y recuerdola canción de Massimo Ranieri.

“En sus páginas han sido publicados poemas de diferentes y variopintos poetas, pertenecientes a distintas generaciones con su diversidad semántica, estilística y temática”, comenta José Beltrán.

“Tengo que irme” me dice Gustavo luego de la cuarta cerveza, “Espero que disfrutes de la revista”. 

Nos abrazamos, le agradezco y cogiendo un sobre de manila con otros ejemplares, se va.

En la página 54 está publicado un poema mío y me emociono “esto merece un cañazo de mi tierra”, me digo.

Se acerca el mozo “que le sirvo, paisita” me dice sonriente, “soy san miguelino pisadiablo” afirma.

 “Un caldito verde con su quesillo y sus huevos batidos, paisita y un cuycito frito con sus papitas revueltas con su triguito resbalado y media botella de cañazo magdalenino”, le pido.

Me mira sorprendido: “ Tengo guashpaycito pisadiablo, ques buenotote y das das luará cantar su carnaval”, me dice.

“Aunque no será como el llonque de mi tierra; pero para la alegría y la nostalgia, nuimporta”, le contesto.

Me acuerdo de Víctor Hugo Alvitres Moncada “el pisadiablo” cuando en su casa de Chimbote cantando carnavales y cantando:

“Cuando te compres zapatos charol taco diaguja  /
cual bailarás, cual bailarássss/
de tus zapatos chotanos/
cuatro puntadas puntas al cielo/
desos no tiacordarás”

Casi nos terminamos un litro de su cañazo san miguelino:

“Cuando te compres catre de fierro colchón de lana/
cual dormirás cual dormirásss/
de tus pellejos pulguientos garrapatientos/
desos no tiacordadoras”.

Palmas y cuetes ociosos.

Recién se arregla el día de la poesía. “Salud señor don Césitar Abraham Vallejo Mendoza, por este día.