lunes, 14 de abril de 2014

EL TAYTACHA TEMBLORES, PATRÓN JURADO DEL CUSCO - POR LUZ SAMANEZ PAZ, PRESIDENTA DE ASOLAPO INTERNACIONAL

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EL TAYTACHA TEMBLORES, PATRÓN JURADO DEL CUSCO

LUZ SAMANEZ PAZ
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 Presidenta de ASOLAPO Internacional
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EL SEÑOR DE LOS TEMBLORES, sale en procesión todos los LUNES SANTOS, acompañado de docenas de millares de fieles que se postran reverentes ante ÉL, contándole sus cuitas i arrojando sobre su venerado rostro flores de ÑUJCH´U purpurino, que crece solo en los altos riscos. Muchos han arriesgado sus vidas por las mismas i otros también han muerto al resbalar en las piedras de los precipicios.

Se sabe que fue un artista cusqueño quien esculpió la imagen i le dio una coloración morena, que hace que los indígenas i los mestizos lo consideren parte de sí mismos i frecuentemente se habla del CRISTO INDIO al referirse a ÉL. Es porque su cuerpo i su rostro han adquirido ese color aún más oscuro, por los miles de cirios que los devotos colocan a su alrededor i cuyas tenues llamas se elevan, como simbolizando la profunda fe de los cusqueños.


El escultor no hizo un CRISTO yacente, sino una imagen en la que genialmente captó el supremo dolor de la agonía, donde se puede advertir aun un ramalazo de fiebre en sus mejillas, apreciándose un toque de resignada grandeza, mientras en un costado se advierte una herida abierta, que da la impresión de que por allí, saliera la sangre.


TAYTACHA TEMBLORES, como lo llama el pueblo, se ha enclavado profundamente en lo más íntimo del corazón i de la esperanza de los actuales habitantes de la Capital del Incario. Su permanencia en la Basílica Catedral del Cusco, ubicada en la antigua Plaza de Waqaypata, pasó casi inadvertido. Se puede decir que ese CRISTO vivió en el olvido por muchos años, hasta que surgió en la cumbre del espíritu de los fieles, elevándose sobre el temor i la desesperación que originó el terremoto del 21 de mayo de 1650. Mientras las casas coloniales de adobe caían i las de piedra de los Emperadores Quechuas permanecían impertérritas, surgió dentro de la multitud, a manera de un grito ululante, la plegaria: "Vamos a la Catedral a ponernos de rodillas ante el SEÑOR". Otros fueron más adelante i sacaron la imagen divina hasta la Plaza i en ese mismo momento, la tierra dejó de sacudirse. Ahí nació la fe por esa imagen, que  inmediatamente fue denominada como el SEÑOR DE LOS TEMBLORES.


Actualmente la devoción hacia el Apaciguador de los Temblores, como también se le denomina, ha unido a todos los cusqueños sin distinción de razas, posiciones económicas o clases. Todos los LUNES SANTOS, la gente se postra ante ÉL, para recibir su bendición. El SEÑOR, todos los años, desde la puerta de la Catedral se inclina i reparte sobre una lluvia de cabezas, que esperan fervorosos en la Plaza de Armas i alrededores, su Sagrada Bendición.
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TAYTACHA TEMBLORES

LUZ SAMANEZ PAZ

¡Ay Señor de los Temblores!
Taytacha Temblores,
un repicar de campanas
inunda el cielo cusqueño.

Hay un pregón de palomas
i purpúreas flores de ñujch´u,
una suave música de querubes
se escucha en los Andes dormidos.

Las viejas calles se visten
con indios de rostro triste,
de ponchos i colorines...

Donde se nota la queja
que refleja la agonía,
de su alma atribulada.

Las veredas i los parques,
se engalanan con tapices
de rojos i ardientes ñujch´us.

En el ambiente i en el espíritu,
se hace la luz i la paz
i un raro canto de gloria,
inunda los cielos cusqueños.

Los campos de las serranías
a florecer se prodigan,
hacen de los ñujch´us el éxtasis,
más noble i más sublime.

El Templo de la Catedral,
más refulgente brilla
i se percibe en la noche,
como una estrella fugaz.

A través del aromático incienso
parece emigrar el alma,
a las regiones sagradas
de que nos habla la Biblia.

¡Ay Señor de los Temblores!
del lacerante rostro moreno,
ya invaden ríos humanos
por todas las avenidas.

Los llantos, las quejas
i las campanas...
parece que al celeste cielo,
volaran juntas i unidas.

Entre incienso i velas,
mudos los hombres meditan
i entre una lluvia de ñujch´us,
las mujeres se persignan.

Se ve mezcla de colores:
piel blanca, negra i cobriza,
los labios están orando,
llorando están las pupilas.

Entre humos de incienso
i entre ñujch´us que agonizan,
la sacrosanta imagen
penetra en el corazón del pueblo.

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