miércoles, 2 de octubre de 2013

MANIFIESTO DE CAPULÍ VALLEJO Y SU TIERRA CONTRA EL APERREAMIENTO




MANIFIESTO DE CAPULÍ VALLEJO Y SU TIERRA CONTRA EL APERREAMIENTO





Un manuscrito del aperreamiento documenta la violenta ejecución de un prominente sacerdote y seis nobles, nativos de Cholula, por orden de Hernán Cortés.  Igual acontecía en Perú y toda América.

Era un día de primavera del año 1600 en la ciudad de Lima, en la calle La Meced junto a la iglesia del mismo nombre se escuchó este dialogo:

-Martin- Juan Gonzalo, me siento muy aburrido, es sábado, ¿qué hacemos?

-Juan Gonzalo- No se me ocurre nada. (De pronto le viene una idea), que te parece si nos vamos a cabalgar al Olivar de San Isidro. Los curas dominicos tienen unos vinos…..

-Martin- .. y también unos perros bravísimos y enormes.

-Juan Gonzalo- Tienes razón. Acabo de recordar que mis perros de Santa Clara ya no tienen bellaco para comer. Hoy es sábado ¡vamos al Olivar, le daré una sorpresa a mi padre… !  (Bellaco, era el despectivo usado para los nativos americanos) 

-Martín- Hacía tiempo que no escuchaba de cazar bellacos; ahora los venden secos y por piezas, ¿Por qué no compramos unos cuantos?

-Juan Gonzalo- No, es más emocionante cazarlos. Vamos a aperrear indios. La vez pasada cacé  una abuela con sus dos cachorros. Estaban un poco flacos, total, a los perros también les gustan los huesos. Allí mismo conseguiremos todo, en la casa hacienda alquilan perros, descuartizan a los bellacos que cazas y te los entregan salados y trozados.

-Martín- ¡vamos!

-Juan Gonzalo- ¿Martín, qué perros tienes? Los míos son mastines napolitanos  y unos cuantos galgos.
 
Los cronistas hablan que los conquistadores trajeron “perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados en sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio”. Eran perros de guerra, para matar hombres. Para tomar Cajamarca trajeron 2000 de estos mastines, cada uno conducido por un nicaragua, naturales de Nicaragua. Estos perros los echaron a la multitud indefensa. Madres, niños, ancianos fueron presa de estas bestias.

En sus planes de conquista, los españoles se valieron de la espada, el mosquete y de feroces e infernales perros, entrenados para cazar hombres. Estos perros, especie del gran danés actual, eran descendientes de los feroces canes de la Rusia Oriental, a los que se entrenaba para luchar contra animales, gladiadores o en la guerra.




Cristóbal Colón fue el primero en usar los perros de guerra en América, durante las primeras campañas represivas en La Española en 1494. A partir de este momento, el uso del “mejor amigo del hombre” como arma de combate, se extendió por todos los territorios americanos.


Al perro de pizarro, igual que el de Balboa lo llamaban Leoncillo. Una bestia enorme que solo atacaba a los indios, estaba protegido por un chaleco a manera de blindaje, y equipado con cuchillas filosas en el collar. Era  feroz, se revolvía entre los nativos dándoles dentelladas y zarpazos. Este perro infernal, engendro del demonio, únicamente obedecía a su dueño.

En el escenario Americano durante la Conquista, el uso de mastines alcanzó  popularidad. Armados con carlancas y escaupiles o colchas enguatadas eficaces contra las flechas, se empleaban no sólo como armas de lucha, sino como instrumentos de castigo: para “aperrear” o ajusticiar amerindios. El empleo del terror con perros se convirtió en un arma psicológica y uno de los usos de la guerra más habituales por los soldados de la conquista, mediante escarmientos preventivos para intimidar al resto de la indiada, o matanzas como venganza a pérdidas sufridas.

El 16 de junio de 1528, en la plaza mayor de León en Nicaragua, un espectáculo entretenía a unos señoritos. Un indio apenas armado con un garrote se defendía del ataque furioso de cinco mastines endemoniados. Cuando la fortaleza del indio aparejaba la lucha, otro mastín fresco era soltado, y el indio que ya no podía más, caía y era destrozado por los animales furiosos que comían de él lo que querían. (Crónicas de Cholula, Nicaragua).

Estos animales entrenados para matar eran criados con carne humana cazada por ellos en sus prácticas de entrenamiento. En Lima, uno  de esos cotos de caza de indios era el Olivar de San Isidro, lo mismo sucedía en Mateo Salado por eso levantaron un paredón para protegerse de algo.

Diezmada y casi desaparecida la población aborigen, el “aperreamiento de indios” quedó como un deporte de los señoritos; una de las más crueles torturas. La idea era que los indios fuesen destrozados. Así, mal heridos, o muertos los dejaban tirados durante días en la plaza, como trofeos y escarmiento, después los recogían, los salaban y vendían en las bodegas como carne de bellaco para alimentar a esos perros cazadores de hombres.

VUELVE EL DEPORTE DEL APERREAMIENTO

EL DÍA MARTES 24 DE SETIEMBRE,

LA MUNICIPALIDAD DE LIMA COMETIÓ  OTRO ASESINATO EXECRABLE.

Martes 24 de setiembre. Adolfo Sabino Joyos Galindo, había reunido capital para surtir su bodega. En su cabeza llena de ilusiones iba trazando el mapa del Centro de Lima para comprar mercadería. Con temor de perder su capital, una y otra vez tocaba el dinero que llevaba en el bolsillo. Iba pensando en sus nietos, en sus hijos y en su inseparable compañera. De repente, le vino el recuerdo de su participación en la marcha de Los Cuatro Suyos, en la avenida Abancay, rodeado de caballos que trataban de cortar el paso de la multitud, lanzaba arengas de adhesión. Fito, como le llaman sus amigos, era valiente y siempre pensaba cómo acabar con la corrupción. Lo recordaremos pidiéndonos participación y compromiso. Su puesto de batalla era su bodega.

Sin darse cuenta llegó a la intersección de Ayacucho con Miro Quesada en el centro de Lima, eran las cuatro y treinta de la tarde, allí respiró tranquilo, dejo de tocarse los bolsillos, porque creía estar en zona protegida por cámaras vigilantes que la alcaldesa ha sembrado para resguardar a los ciudadanos, sintió más seguridad cuando se acercaba a un sereno acompañado de un tremendo perro. Protección negada. 

En un arrebato de saber Dios que, el sereno dio la voz de ataque y el perro se abalanzó sobre Fito tirándolo contra el piso, golpeándose el cráneo. Instantáneamente quedó inmovilizado. El sereno se fue. Tirado, abandonado Fito tuvo 40 largos minutos de agonía, y falleció.

Llegó la fiscal, practicó el levantamiento del cadáver. Sus familiares le pedían  que exija a la Municipalidad que identifique al Sereno, pero nadie del Ayuntamiento Metropolitano daba razón. Exigieron  la exhibición del video y respondieron que a esa hora no había cámaras.

¿Es posible que las autoridades se  coludan con el crimen?!

Si la alcaldesa no responde, está el poder Judicial, si este no responde está el Congreso, y por último está el Pueblo.

Estos perros están entrenados para atacar personas, son armas de guerra desde hace miles de años, las autoridades lo saben, lo sabemos todos. Quien no conoce que estudie, que les pagamos por su capacidad. Las autoridades son autores intelectuales del asesinato de este noble señor Joyos. Los perros no saben quién es ladrón. Los perros no pueden reemplazar a las autoridades, si así fuera que pongan una Gran Perrera y fuera todos los que figuran en la abultada y sebosa planilla del Estado. 

Los canes municipales son solamente pantallas para ocultar la ineficiencia e ineficacia, y peligro para los ciudadanos. Los delincuentes también crían perros para atacar a otros perros. ¿Quién es más imaginativo?

Por la pobre creatividad, hoy se repite lo mismo: El empleo del terror con perros como arma psicológica  para escarmentar, intimidar y matar a la indiada. Si. Estos perros solo atacan a la gente de pie, al humilde, al trabajador que se gana la vida día por día, jamás atacaran a un alcalde que se transporta en 4x4 con un centenar de vigilantes. 

Hermano, no estamos libres de un ataque por perros municipales, nuestros hijos pequeños a quienes les estamos inculcando amor a los animales, pueden ser destrozados por una de estas fieras entrenadas para matar. Varios niños han sido víctimas

Al Grupo Capulí, en Jesús María nos amenazaron con perros. Con nuestra voz y la advertencia de tirarles muchos kilos de pimienta molida, retiraron sus canes. La pimienta molida es terrible para el olfato de cualquier perro.

No esperemos que las víctimas sumen miles, basta ya. Exigimos que todos los municipios  retiren los perros de su arsenal.

La opinión de todos, vale, pesa y puede hacer que las cosas cambien.


EN BIEN DE TODOS, DIFUNDIR ESTE MANIFIESTO

POR LOS MEDIOS MASIVOS QUE ESTÉN A TU ALCANCE

RAMÓN NORIEGA TORERO, DE CHEPÉN. 995192722