sábado, 28 de septiembre de 2013

28 DE SEPTIEMBRE 1918: CREACIÓN DE LA ESCUELA DE BELLAS ARTES DE LIMA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: AGUSTÍN ROJAS PINTOR DE LIRIOS, NUBES Y TEJADOS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
VALLEJO
EN EL ALMA
 
CARTOGRAFÌA
DE UN VIAJE COSMOCÉNTRICO
A LA TIERRA DE CÉSAR VALLEJO
RÓGER RUMRRILL
 
RECITAL
DE FREDERIK
SOTOMAYOR CARRANZA
 
MIÉRCOLES 2 DE OCTUBRE
6.30 PM.
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
*****
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
ALHELÍ
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
SÁBADO 2 DE NOVIEMBRE
6 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
7.30 PM.
AULA CAPULÍ
 
*****
 
ADHESIÓN Y PRESENCIA:
 
RECITALES EN HONOR A
MIL POEMAS A CÉSAR VALLEJO
 
7,8 Y 9 DE NOVIEMBRE
PLAZA CÉSAR VALLEJO
URBANIZACIÓN CALIFORNIA
TRUJILLO
 
ORGANIZACIÓN:
– ALFRED ASÍS DE CHILE
– PROMOCIÓN CULTURAL
DIABLOS AZULES
INSTITUTO DE ESTUDIOS
VALLEJIANOS
 
*****
 
CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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28 DE SEPTIEMBRE
1918
 
CREACIÓN
DE LA ESCUELA
DE BELLAS ARTES
DE LIMA
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
AGUSTÍN ROJAS
PINTOR DE LIRIOS,
NUBES Y TEJADOS
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
En mostazas amarillas
copia su tono el poniente.
Felipe Arias Larreta
 
 
1. Entre
los más valientes
 
– ¡Quién dibujó esto! 
 
Gritó el pintor José Sabogal, temible por su carácter violento, soberbio y arrogante, a más de sus decisiones que eran estallidos absolutos y tajantes, quien no consentía mediocridades de ningún tipo, creador máximo de la corriente indigenista en la pintura peruana y director legendario de la Escuela Superior de Bellas Artes del Perú.
 
– ¡Quién dibujó esto! ¬–Volvió a vociferar en tono más imperativo que antes desde las afueras de la oficina de la Dirección, situada en el primer piso de la vieja casona colonial de la calle Ancash, en los Barrios Altos. 
 
Y gritaba más aún. Como nadie aparecía sino que más bien se escondían yendo a refugiarse hasta detrás de los armarios, él salió al patio para que escucharan mejor desde el segundo y tercer piso del vetusto edificio. 
 
Sin embargo los corredores habían quedado desiertos de gente, temerosa de ser el objeto de la ira del maestro.
 
2. Y
le dijo
 
Entonces volvió a clamar:
 
– ¿Me oyeron? ¿Me han escuchado? ¡Hablo claro, o qué! ¡Pregunto! ¡Quién dibujó esto!
Y blandía la cartulina en donde estaba la pintura.
 
Poco a poco empezaron a asomarse unos cuantos alumnos, entre los más valientes a los corredores del segundo y tercer piso:
 
– Yo no, profesor.
 
– ¡Yo tampoco!
 
– Yo, menos, maestro.
 
– No es mi dibujo, Director.
 
– Tampoco es obra mía. 
 
Armando Villegas, quien ahora es considerado entre los grandes pintores colombianos, pero que nació en Pomabamba, en Ancash y se formó entre nosotros, quien ha recibido los máximos elogios nada menos que de Gabriel García Márquez, corrió donde estaba Agustín Rojas y le dijo:
 
– ¡Oye Agustín! Es tu dibujo. Es tu dibujo el que blande en las manos el Director. 
 
– ¿Sí?
 
3. ¡Aquí
está!
 
– ¡Es tuyo! ¡Te fregaste! ¡Porque sigue gritando quién lo hizo!
 
– Tienes que declarar. –Se acercó a decirle otro.
 
– ¡Qué has hecho, hermano! ¡De repente a todos nos castiga!
 
– No he hecho nada. Yo no he ofendido a nadie. Soy inocente.
 
– Pero de una vez anda. Es mejor que bajes.
 
Y se asomó al balaustre del corredor y vio hacia abajo que, ciertamente, por los colores y la silueta reconoció que era su dibujo. Como notaron inmediatamente la escena de quién era el culpable de tanta ira, señalaron como si hubieran cazado a un conejo.
 
– ¡Aquí está el alumno, profesor! 
 
– ¡Aquí está quien lo hizo!, señor Director.
 
– ¡Que baje!
 
Y todos dieron un suspiro de alivio. Y los ánimos volvieron a la calma. ¡Ya había otra víctima que pagaría caro su atrevimiento! ¿Cuál o quién era ese?
 
4. ¿De dónde
es usted?
 
Agustín Rojas bajaba como alma en pena las escaleras anchas que daban vueltas en cada esquina. Recordaba, al hacer su cuadro, que quiso ser libre. Y había pintado tal y como le vino en gana. ¿Y era eso lo que estaba motivando tanto enojo y escándalo?
 
Recorrió paso a paso los corredores, bajo la mirada compasiva de otros estudiantes y del personal administrativo que se asomaba para ver pasar a ese pobre muchacho provinciano venido de un pueblito del norte del Perú llamado Santiago de Chuco.
 
Otros apenas se atrevían a mirar asomados a las ventanas. Pues no vaya a comprometerlos. Bajó los últimos escaños, inclinó la cabeza y se presentó ante el dios olímpico. 
 
– ¿Usted pintó esto?
 
– Fui yo, profesor.
 
– ¡Espéreme en la Dirección!
 
Luego entró el guapo, cerrando la puerta.
 
5. Devoción
y cariño
 
– ¿De dónde es usted? 
 
– De Santiago de Chuco, Director. –Dijo con voz velada ya casi por el llanto. –Vivo solo en Lima, sin familia. –Rogó queriendo justificar de antemano su desatino.
 
– Lo felicito. Así se dibuja, con esa fuerza, con esa libertad, con ese coraje. Usted está en el camino del verdadero arte. Usted será uno de los grandes pintores, que necesita tanto nuestra patria.
 
A partir de ese momento Agustín Rojas Torres pasó a formar parte del círculo de excelencia del maestro José Sabogal.
 
Fue un suceso ocurrido inopinadamente cuando él se sentía un marginado, un don nadie, un muerto de hambre.
 
Pasó a integrar aquel círculo áureo que solo lo conformaban cinco artistas, a los cuales él dedicaba toda su devoción y cariño, entre los cuales estaban Camilo Blas, Julia Codesido, Teresa Carvallo, Vinatea Reinoso y él propio Agustín Rojas Torres.
 
6. ¿Qué
hacer?
 
Hace tres años, precisamente a fines del mes de septiembre del año 2010, recibí el aviso de que se estaba muriendo. El siguiente fue el correo de su sobrina Elsa Portella, en verdad hija suya porque él la protegió y orientó en la vida y a quien educó junto con una parvada de niños que eran hermanitos suyos que habían quedado huérfanos de madre, quien me dice:
 
Danilo: Hoy me conmovió lo que has escrito  sobre ese gran hombre que es Ricardo Ríos, y de pronto lo relacioné con la vida de mi tío Agustín Rojas Torres, quien hoy se encuentra postrado en la cama de un hospital, sufriendo los efectos de una dolorosa enfermedad. Tú, ¡sigue en la tarea de resaltar las virtudes y cualidades de quienes lo merecen! Y ojalá escribas algo sobre mi adorado tío.
 
Y el siguiente es el correo que hizo circular mi hermano Jaime, desde Pennsylvania, donde vive:
 
Hace 15 días el pintor Agustín Rojas está postrado en un hospital, sin ninguna posibilidad de cura. Los médicos han dado por terminada toda posibilidad de recuperación. Espero que esta noticia nos haga pensar qué podríamos hacer. Son muchas las personas de mi generación que pasamos días agradables en su acogedora casa, en donde fuimos recibidos por él con inmenso cariño.
 
7. Las joyas
más preciadas
 
Dos días después que se cursaron estas notas él murió a fines de septiembre del año 2010. Han pasado tres años y no dejemos que siga muriendo de ingratitud, como dejamos morir sus paisanos a César Vallejo sus paisanos. Nos duele ahora tanto y sin remedio que él muriera lejos, pobre, en el abandono material, sin ver publicada su obra, olvidado por la cultura peruana enquistada en el poder la misma cohorte apátrida que hoy colma los medios de comunicación en nuestro país. Hagamos algo, no importa qué: indignarnos, enternecernos, ¡en fin!, dejar que ruede aquella lágrima.
 
Agustín Rojas es uno de los grandes pintores del Perú de todos los tiempos. Se dice de Santiago de Chuco: tierra de poetas, pero lo es igual de pintores, como de médicos, de ingenieros, de abogados, de maestros, de artesanos. Y, sobre todo, ¡de insignes y grandes guerreros! ¿Qué hacer?
 
Las siguientes líneas las escribí para el catálogo de la exposición que él presentara el año 1986 en la Galería 715 de la Av. Benavides, un día apoteósico al cual no fui, como siempre. El pintó después varios cuadros con escenas de mis cuentos que valoro entre las joyas más preciadas:
 
8. Conjunción
feliz
 
La pintura de Agustín Rojas va más allá de la descripción del paisaje para introducirse en un estado de alma, para lo cual le vale el dominio de la luz y la sombra, plano en donde se define un verdadero pintor.
 
Ha recreado con singular maestría la vida, la gente y la historia de un pueblo de los andes del Perú de donde él es natural, sin que a veces aparezca en sus cuadros nada más que unos árboles, las piedras, la sequía, los tejados. ¿Cómo entonces explicar esas sensaciones?
 
¡No sabemos! Pero basta mirar para adivinar las actitudes de las personas que allí habitan, que están detrás, al lado, o debajo; aunque no sean visibles ni aparezcan, que allí viven y hasta pareciera que sintonizamos con los pensamientos de quienes duermen o reposan entre esas callejas retorcidas.
 
Este cielo anubarrado y el sol en las paredes que plasma Agustín Rojas lo emparenta con lo mejor de la pintura de inspiración andina, con los artistas candorosos de nuestra tierra con quienes está hermanado no solo porque comparten inquietudes sino porque coinciden en una conjunción feliz de arte, compromiso y sabiduría.
 
9. En memoria
de su lar nativo
 
Y proseguimos diciendo en aquella nota:
 
En el estuco de estas paredes y bajo la sombra de estas techumbres que evoca en sus cuadros recostó su frente César Vallejo, no solo cuando dormía y tuvo que contestar a la pareja de policías que se le acercaron a interrogarle por sus generales de ley, mientras él se arrebujaba en una banca en París ya hacia la madrugada. ¿De dónde es usted? 
 
Y él respondió con total naturalidad: “De Santiago de Chuco, señor”.
 
Pero no solo cuando dormía deambulaba por esta tierra que Agustín Rojas colorea, sino más aún cuando estaba despierto o cuando al morir desandó sus pasos y hubo de regresar hasta aquí, en la memoria de su lar nativo.
 
Pero, lo más conmovedor que pinta son los tejados, tal y cómo yo los sentí de niño siempre: como un mar movible de olas de tierra roja que se alejan y se acercan.
 
10. Un pintor
por descubrir
 
Agustín Rojas Torres nació en Santiago de Chuco y estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes del Perú. 
 
Fueron sus maestros en pintura José Sabogal y Camilo Blas; en composición y grabado Manuel Ugarte Eléspuro; en modelado Ismael Pozo y de postgrado el belga Jaques Maes.
 
Trabajó muchos años como diseñador de telas en la Casa Grace de Lima y ha sido constante en la presentación de muestras y exposiciones en diversas salas de Lima y otras ciudades.
 
Restauró la efigie del Apóstol Santiago el Mayor de la Iglesia Matriz de Santiago de Chuco y es devoto de su culto, como todo buen chuco.
 
Agustín Rojas es un pintor por descubrir, revelar y valorar, a la misma altura que debemos apreciar a los más grandes pintores del Perú contemporáneo. 
 
11. Que otros niños
nazcan
 
Por eso, que en una fecha como hoy, que toda la azulería de los horizontes y amaneceres que él pintara doblen sus rodillas.
 
Que paletas y pinceles, que caballetes y bastidores doblen sus frentes y enmudezcan. Que el rojo de las tejas deje caer sus lágrimas furtivas.
 
Que los colores de las flores: carmesíes, fuccias, azafranes, jaldes o anaranjadas empalidezcan heridos en el rubor de sus sienes o mejillas. 
 
Que el amarillo de las espigas que él como nadie supiera de su dulzor, desahoguen sus suspiros. 
 
Que el añil del cielo de Santiago de Chuco se nuble y con toda razón si quiere llorar que llore. Y que se alivie lloviendo de tristeza, de pesar y de amanecida.
 
Que las nubes blancas de candor, que él hiciera bogar por el cielo de su tierra natal, se enluten. Y que a fin de brotar otra vez blancas urdan a que otros niños nazcan con pinceles y colores de belleza infinita en el alma, como es y lo será siempre Agustín Rojas Torres.
 
 
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