lunes, 23 de septiembre de 2013

23 AL 28 DE SEPTIEMBRE: MI COLEGIO ESTÁ DE ANIVERSARIO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: UNA JUVENTUD SERIA, NOBLE E IMBUIDA DE IDEALES - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
VALLEJO
EN EL ALMA
 
CARTOGRAFÌA
DE UN VIAJE COSMOCÈNTRICO
A LA TIERRA DE CÈSAR VALLEJO
RÓGER RUMRRILL
 
RECITAL
DE FREDERIK
SOTOMAYOR CARRANZA
 
 
MIÉRCOLES 2 DE OCTUBRE
6.30 PM.
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
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PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
ALHELÍ
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
SÁBADO 2 DE NOVIEMBRE
6 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
7.30 PM.
AULA CAPULÍ
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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PÁGINA WEB
HACER CLIC AQUÍ:
 
http://spanport.byu.edu/faculty/GarciaM/new/CapuliXV.htm
 
 
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
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23 AL 28
DE SEPTIEMBRE
 
MI COLEGIO
ESTÁ DE
ANIVERSARIO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
UNA JUVENTUD
SERIA, NOBLE E
IMBUIDA DE IDEALES
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Piedra
al hombro
 
Explicaré por qué yo digo que la luna y las estrellas titubeantes de la noche me dan a mí la sensación, la idea y la visión de lo que es mi colegio. No le encuentro ninguna relación podría decir con justa razón cualquier persona. Por eso explicaré diciendo que quienes ingresamos al recién fundado colegio de Educación Secundaria de Santiago de Chuco y que ahora lleva el nombre de Colegio Nacional César Vallejo, ayudamos a hacerlo con nuestras propias manos, brazos, aliento, pulso y con nuestro propio corazón. 
 
Como cuando arropados con nuestras voces llenas de entusiasmo y de identificación avanzamos por la cuesta cargando cada uno una piedra del río para nivelar el patio o todos juntos los inmensos árboles recién cortados para erigirlos como postes para que dentro de nuestro local estudiantil hubiera luz. Por las aventuras que corremos, por las bromas y chistes que nos hacemos entre compañeros al subir la cuesta en noches de luna y tachonadas de luceros, 
 
Y así ganar casi rampando la curva de la salida con una piedra al hombro desencajada del cauce del río o todos juntos con el árbol creciendo hacia el cielo enternecido a partir de nuestros hombros ilusionados. Todo eso me da la dimensión de lo que para mí, y seguro para quienes coincidimos en aquellas jornadas, de lo que es nuestro Colegio.
 
2. Bajo
la luna
 
Ya muy de noche entramos por las calles del pueblo cantando y haciendo hurras, paseando cada piedra y cada árbol todavía lagrimeante de savia de la tierra, y aún con el rumor del viento y de los trinos de los pájaros en su corteza y en sus hojas.
 
Y llegamos así hasta el local ya entrada la madrugada. Nos abre el portón Quiterio Valencia Mecola, ahora doctor en Ingeniería Pesquera graduado en Rusia, con quien estudiamos en la escuela primaria y que en aquel tiempo hacía de portero, envuelto en un sacón impenitente y enrollado en una bufanda milenaria.
 
¡E imaginen a quiénes encontrábamos allí! A todas las muchachas de nuestra aula o sección que nos esperan con algunas de las mamás, arropadas hasta el punto de no saber nosotros quiénes eran, para servirnos alguna infusión caliente que ¡yo no sé cómo no se enfriaba en esa hora gélida de la madrugada!, con panes y bizcochos desvelados por el cariño.
 
Y nos sentábamos a sorber aquel yantar inesperado que era como saborear los corazones solidarios y tiernos de nuestras compañeras bajo la luna arrebolada y las estrellas confidentes de esa hora.
 
3. La gente
esperanzada
 
Así tuvimos el privilegio de hacer nuestra propia morada educativa con sucesos que nos han quedado grabados con todo su significado de modo indeleble en el fondo del alma.
 
Nosotros con mis compañeros contribuimos a hacer nuestro propio colegio a pulso, a corazón henchido, con nuestros brazos y con nuestros sueños.
 
Es apasionante, por ejemplo, apisonar la tierra, coger el pico y la lampa y con el mazo darle al lugar disparejo haciéndolo llano. Y encima de él erguirse para cantar el himno y saludar a la bandera nacional.
 
Y como fue desde sus inicios un colegio mixto, ellas llenaron ese otro universo que es el de la mujer con sus afectos, secretos, labores singulares; con sus miradas escondidas y furtivas, algunas de las cuales su misterio hasta ahora no descifro. Como tampoco sus rubores, sus candores, sus ingenuos y puros amores, marcando profundamente nuestras vivencias de adolescentes.
 
Así pues yo tuve la suerte infinita de estudiar haciendo mi propio colegio, con mis propias manos y con mis propios ideales. Mejor aún: hombro a hombro y pulso a pulso con mis compañeros, maestros y, mejor aún, con la gente esperanzada de mi pueblo.
 
4. De ese
modo
 
Pero había una tensión subyacente en el cuerpo directivo que nosotros no nos habíamos dado cuenta, cual era que el colegio no tenía autorización para el funcionamiento de los grados superiores, de Cuarto y Quinto de Educación Secundaria. 
 
Para solucionar esta situación viajaron a Lima en una comitiva para gestionar esa ampliación el presidente de la Asociación de Padres de Familia, don Enrique Bocanegra, conjuntamente con el fundador y director del plantel, profesor Romeo Solís Rosas, acompañados por son Secundino Malca.
 
Producto del empeño de esta comisión fue obtener la Resolución Ministerial de extensión al Segundo Ciclo y, algo verdaderamente trascendental, la nacionalización del colegio con el nombre de César A. Vallejo, hecho que se efectivizó el año 1958. 
 
De ese modo se constituía la primera institución educativa estatal de nivel secundario de toda la provincia y sus jurisdicciones que comprendía 3,337 kilómetros cuadrados, apenas más pequeña que un país como Suiza, provincia la nuestra que es de enorme gravitación histórica, social, económica y cultural a nivel regional y nacional.
 
5. Quienes
traen
 
De allí que el año 1958 significó una afluencia entusiasta y fascinada de estudiantes de los diversos distritos, caseríos, anexos y aledaños hacia nuestro poblado, hecho que transformó la ciudad donde vivíamos y donde vemos ahora familias íntegras ingresando con sus cabalgaduras, sus atuendos y vestimentas, sus acémilas, monturas y aperos extasiados. Y es que el ámbito de nuestra provincia abarca quebradas de encanto, haciendas prósperas, legendarios asientos mineros, ríos ásperos y turbulentos, cumbres gélidas, punas extasiadas y valles ubérrimos.
 
Siendo así, los matriculados son mozos de las minas de Quiruvilca, muchachos de las haciendas de Uningambal, Angasmarca o Calipuy, jovencitas de Tulpo, Chuca y Cachicadán. O bien de Citabamba a orillas del río Marañón, selva lejana y ya recóndita. De todos los lugares han venido atraídas por la luz del saber. 
 
En las casas, sea de las abuelas, sea de algunas tías, o sean casas de alojamiento y hasta en algunos cuartos de alquiler, se empiezan a recibir a esos jóvenes pensionistas, quienes traen sus costumbres, sus historias, sus relatos, sus mitos, sus visiones del mundo. Como también sus acaeceres, los sucesos diarios de cada día, sus gozos como sus penas. También sus encomiendas con provisión de comidas que comparten con nosotros.
 
6. Fue
inolvidable
 
Pero, sobre todo, traen su limpidez de altura, su candor de espigas, su ternura de tierra transida, su llaneza de tierra buena y su amor ferviente por los estudios, por superarse y construir un destino mejor para sus familias, sus pueblos y para sí mismos. 
 
Aparecen así niñas como flores fragantes de los campos; frescas como el trigo de las lomas, ondulantes como los valles tupidos de rosas y margaritas. Luz de hondo e inconfesado abril como deben ser los distritos y caseríos desde donde han venido cristalinas como campanas y misteriosas como las fuentes, las orillas de los ríos y puquiales. Y el sueño de la gente de muchos lugares es pensar en Santiago de Chuco, en donde permanecen sus hijos e hijas. Y estando aquí sentimos que esas ilusiones nos atraviesan, nos envuelven y encumbran, haciéndonos nítidos y transparentes. 
 
Pero también se reciben a delegaciones memorables de otros centros educativos. En el tiempo en que yo cursé los cinco años de la educación secundaria fueron hitos importantes las visitas del Colegio San Nicolás de Huamachuco y el Colegio Nacional San Juan de Trujillo. Pero entre todas ellas fue inolvidable la visita del Colegio Andrés Avelino Rázuri de San Pedro de Lloc, en septiembre del año 1956, para lo cual se programaron actividades culturales, sociales, artísticas, deportivas y recreacionales.
 
7. Igual
lloraban
 
La presencia del Rázuri cambió el prejuicio que teníamos acerca de los jóvenes de la costa. ¡Los de este plantel qué distinción en el trato, qué don de gentes el de estos muchachos, su facilidad de palabra, el respeto y la cordura con los mayores! ¿Se podía ser así siendo aún jóvenes? Estábamos deslumbrados.
 
Su preparación en los deportes era arrolladora, bajo la dirección de su profesor don Carlos Maradiegue Aste. Tanto que nuestros equipos de básquetbol y fútbol, imbatibles en la provincia, solo atinaban a defenderse y tenían que hacer esfuerzos sobrehumanos y dejar el alma en tierra, a fin de contenerlos. 
 
Los despedimos una noche de guitarras en que había una multitud en la esquina del Hotel Santa María en donde doblan los vehículos de transporte rumbo hacia Trujillo. Todo nuestro colegio voceaba sus nombres, uno por uno. Y ellos desde el ómnibus saludaban con las manos y los brazos.
Pero luego arrojaban sus pañuelos, sus bufandas, sus boinas, sus chompas que en el entusiasmo nuestras compañeras se desesperaban por cogerlas como tesoros invalorables. Cuando el ómnibus se alejó muchas lágrimas había en las pupilas y me figuro que esos muchachos igual lloraban encogidos dentro de aquel ómnibus en sus asientos.
 
8. Nuestro ídolo
en todo
 
Me tocó en suerte en aquellos años ver a una juventud seria, noble y enérgica, imbuida de ideales. Con aficiones por las ciencias y las humanidades especialmente las artes. En mi sección no había prueba en donde varios estudiantes, casi niños, no disputaran la calificación de 20, en todas las materias.
 
Se cultivaba el ejercicio del pensamiento, del razonamiento, de la lógica y oratoria. Los líderes eran jóvenes que destacaban como brillantes polemistas, disertadores y poetas. A la hora del recreo en el patio se hacían círculos en donde se debatía sobre temas de actualidad y filosofía. Nuestro ídolo en todo era César Vallejo y el eje de todo razonamiento el compromiso social. Y en lo tocante a nuestros propios destinos solo avizorábamos nuestra realización en el campo del espíritu. Mucho de aquella actitud era el resultado del magisterio de jóvenes profesores santiaguinos que habían egresado de la Universidad Nacional de Trujillo, quienes inculcaban amor por el arte, la vida heroica y la identidad con nuestro pueblo.
 
Con Luis Santa María, hoy abogado, juez e importante erudito, director además de una importante revista de tema regional, fundamos un periódico que se llamó El Parroquiano, donde me cupo escribir los editoriales siendo el primero un enjuiciamiento a la apertura del cinema municipal recién inaugurado y cuál era su significación.
 
9. Después
de varios repasos
 
Me correspondió ser presidente de mi promoción durante todo el año 1960. Hicimos múltiples actividades para donar una biblioteca a nuestro plantel, propósito que lo conseguimos. Después de la fiesta de fin de año me despedí para venir a postular a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Hacerlo parecía un atrevimiento desmedido, siendo egresado de un colegio de provincia recién fundado.
 
Después de todo el proceso de selección, cuando mi hermano mayor pasó por la Casona del Parque Universitario para ver los resultados finales, saliendo de la Facultad de Medicina de San Fernando donde él estudiaba, no encontró mi nombre después de varios repasos. Y no se iba porque no lo podía creer, porque examen tras examen mis notas habían sido excelentes. Tuvo que regresar varias veces a la vitrina. Y por último empinarse para distinguir al de más arriba, que casi no se veía. 
 
Y es que por el puntaje alcanzado mi nombre figuraba como el primero de la lista y estaba demasiado alto como para leerlo fácilmente. Además porque la madera de la vitrina lo ocultaba por ser el nombre con que empezaba el largo pliego. Felizmente lo encontró. Era cerca de las 7 de la noche y caminó luego hasta el Correo Central y puso allí un telegrama dando a mis padres la buena nueva de que ocupaba el primer puesto en la lista de ingresantes en aquella vitrina de la Facultad de Letras.
 
10. Una roca
muy firme
 
Eran ya cerca de las siete y media de la noche en Santiago de Chuco y ya estaban cerrando la oficina de correos y telégrafos. Sin embargo, la nota de mi hermano la pudo recibir nuestro tío Justo Montoya, jefe de dicha dependencia estatal, en el momento en que salía a recogerse a su domicilio. 
 
Antes de llegar a mi casa el sobre con el telegrama, la noticia ya él mismo la había esparcido en la plaza y por todas las calles que iba recorriendo. Cuenta mi madre que al recibir la comunicación en casa mi padre ya estaba acostado en la cama pero aún despierto. enterado del contenido se levantó, pidió su mejor camisa blanca, su mejor terno, su mejor corbata y bajó a la plaza. ¡Él que no celebraba ni siquiera su cumpleaños!
Encontró allí reunidos en torno a la pileta y su chorro de agua a mis profesores que estaban ya elevando cohetes al cielo, festejando el primer ingreso de un alumno del Colegio Nacional César Vallejo a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se compraron dos docenas más de avellanas que poco a poco se elevaban con sus luces chispeantes, y que con un fogonazo hacía luego retumbar el cielo con el estallido de la bombarda. 
 
En mi vida he tenido que afrontar posteriormente muchas pruebas, en donde siempre he sentido que pisaba una roca inhiesta muy firme bajo mis pies. ¡Esa roca es mi colegio César Vallejo de mi pueblo, Santiago de Chuco!
 
 
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