sábado, 21 de septiembre de 2013

21 DE SEPTIEMBRE: DÍA MUNDIAL DE LA PAZ - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL ARTE DE ESCUCHAR - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
VALLEJO
EN EL ALMA
 
CARTOGRAFÌA
DE UN VIAJE COSMOCÈNTRICO
A LA TIERRA DE CÈSAR VALLEJO
RÓGER RUMRRILL
 
RECITAL
DE FREDERIK
SOTOMAYOR CARRANZA
 
 
MIÉRCOLES 2 DE OCTUBRE
6.30 PM.
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
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PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
ALHELÍ
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
SÁBADO 2 DE NOVIEMBRE
6 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
7.30 PM.
AULA CAPULÍ
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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PÁGINA WEB
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http://spanport.byu.edu/faculty/GarciaM/new/CapuliXV.htm
 
 
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420-3343 y 420-3860
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CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
 
21 DE SEPTIEMBRE
 
 
DÍA
MUNDIAL
DE LA PAZ
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
 
EL ARTE
DE
ESCUCHAR
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
“¡Qué necios estos desea míos, Señor,
que están turbando con sus gritos
tus canciones!
¡Haz tú que yo solo sepa escuchar!
Tagore
 
 
1. Saber
escuchar
 
Si supiéramos escuchar jamás habrían guerras; si escuchamos aunque no estemos ahí los gemidos de los heridos y moribundos en los campos de batalla, pero no solo de quienes han caído en la refriega sino también de los victimarios o victoriosos quienes con el correr de los años esas amarguras son peores a las de quienes murieron porque estos quedaron vivos y no soportarán su conciencia salvo embruteciéndola. O quizás la podrán revestir de una coraza inescrupulosa y cínica que a la postre los ha de menoscabar como seres humanos y será inevitable su propia autodestrucción.
 
No la propiciarían si supieran escuchar al pueblo al cual dicen representar quienes inician, mantienen y se solazan con las guerras siempre por soberbia y codicia con el sacrificio de los ciudadanos de uno y otro bando, e incluso de los no involucrados que al final también son víctimas de los males que las guerras acarrean y que jamás serán favorables para nadie. Porque se escucha decir por ahí que las guerras hacen avanzar la historia y empujan a la civilización hacia adelante; sirven para hacer surgir nuevos inventos y que significa el reacomodo de los pueblos y sociedades a los nuevos tiempos. ¡Sofismas! ¡Falacias! ¡Absurdos!
 
2. Por
eso
 
Todo aquello se lo sostiene porque no hay referentes de cómo sería el mundo si no hubiera habido guerras, que indudablemente sería mejor, porque toda guerra es destrucción, dolor y calamidad. Si no hubiera habido guerras este sería un mundo más equilibrado, amable y hermoso. Y no éste en el cual todos los días, cada 24 horas, mueren 35 mil personas de hambre, y otras que conviven en una pobreza horripilante que nos hemos acostumbrado a aceptar.
 
Toda guerra es un crimen: Y nada moralmente la justifica. Es una aberración y es bueno luchar porque ellas no ocurran en ninguna latitud del mundo. Y esta campaña hay que hacerla en todos los tonos y acentos, cualquiera sea nuestra ubicación, evitando que se desaten por cualquier vomitivo ideológico, sinrazón o delirio que después cause tanta aflicción, penuria y dolor en los cuerpos y en las almas.
 
Por eso desde todo lugar donde nos encontremos y en todos los lenguajes opongámonos a esta barbarie, cualesquiera sean los países o grupos humanos que estén envueltos en esas candelas, cenizas o escombros infernales, y cualesquiera sean las razones que se aducen para iniciar un conflicto, que no hay ninguna razón valedera jamás para que ningún punto divergente se haga guerra.
 
3. ¿Se lo
enseña?
 
Hay muchos factores que coadyuven a evitarlas, pero uno de ellos que considera fundamental es el saber escuchar, cuando en uno de los niveles de este saber se consigna el escuchar con el corazón, el alma y la conciencia del otro. 
 
Escuchar es un arte inagotable, profuso e infinito que demanda mucho valor. Nunca podremos decir que ya hemos consumado y agotado esta sabiduría, ni tampoco podremos decir que ya no nos queda nada qué escuchar. Porque cuando creemos que hemos terminado este proceso descubrimos que allí recién comienza la indagación se abre otro ámbito puesto que siempre se puede escuchar y escuchar cada vez mejor. Se escuchan los árboles, la voz de los cerros, los espíritus. 
 
Por eso, de las cuatro habilidades básicas de la comunicación integral, cuales son escuchar, hablar, leer y escribir, el arte de escuchar deviene como el más importante y esencial. Y ello por su significación para una correcta ubicación en todo orden de cosas y para alcanzar la sabiduría que evite las guerras. Es escuchando cómo vamos a ser seres armoniosos y que justificará incluso nuestra presencia y tránsito como ser viviente por este mundo maravilloso. Pero este arte, ¿se lo enseña? ¿Se lo practica? ¿Hay una educación eficaz en relación al cultivo de este arte y sabiduría?
 
4. Las palabras
vivas
 
Por eso, más que enseñar a hablar o enseñar a leer o a escribir, hay que enseñar a escuchar. Porque podemos ser mudos y no será tan grave el hecho como no saber escuchar sobre todo el pálpito de la vida o la armonía de la naturaleza en cada uno de sus múltiples e inabarcables detalles y manifestaciones. O cómo siente y piensa tal o cuál persona cuando nos habla, o qué asuntos y contenidos intrínsecos se están desenvolviendo en la conversación que sostengo. O a qué dar o no dar importancia.
 
La actual tendencia a nivel de percepciones es a mirar superficialmente. Y no a escuchar. Miramos y miramos. Y no escuchamos mayormente. O escuchamos pero aquello que es ajeno y distante. Y no lo cercano, familiar e íntimo y consecuentemente trascendente. Escuchar no es oír o grabar sino procesar. Gabriel García Márquez nos dice:
La grabadora oye, pero no escucha, graba pero no piensa, es fiel pero no tiene corazón, y al final de cuentas su versión literal no será tan confiable como la de quien pone atención a las palabras vivas de su interlocutor, las valora con su inteligencia y las califica con su moral.
 
5. La voz
interior
 
En la taxonomía de la comprensión lectora alcancé a identificar siete niveles que el Ministerio de Educación del Perú resume en tres, pero reconociendo la fuente de dónde extrae dicha doctrina, cual es la conferencia que presentara en el Congreso Mundial de Lectura del año 1982 en Buenos Aires. Después en mi ponencia Niveles del Arte de Escuchar identifico sin embargo catorce niveles, el doble puesto que dos orejas duplican a una sola lengua o boca, cuales son:
 
1. Oír el mundo físico
2. Escuchar el mundo viviente
3. Asimilar la intención del lenguaje oral denotativo
4. Asimilar la intención del lenguaje oral connotativo
5. Escuchar el lenguaje escrito
6. Escuchar el silencio
7. Escuchar con el corazón, el alma y la conciencia del otro
8. Escuchar desde el otro lo implícito
9. Escuchar en el otro la intención
10. Escuchar en varios planos el diálogo
11. Escuchar la voz colectiva
12. Escuchar la voz de nuestra conciencia
13. Escuchar la voz del yo moral
14. Escuchar en mi interior a Dios
 
6. Mirando
a los ojos
 
Escuchar es un aprendizaje supremo sino preguntémonos: ¿cómo es que el niño a muy tierna edad, casi paralelo a dar sus primeros pasos, aprende a hablar? ¿Con qué recursos, métodos, maneras y estrategias? Escuchando. Simple y llanamente escuchando alcanza a realizar el aprendizaje más perfecto cual es hablar una lengua humana. Porque el niño es prodigioso en el arte de escuchar.
 
Porque es un excelente y extraordinario decodificador oral. Porque mientras escucha analiza, clasifica, organiza y aplica mentalmente las estructuras profundas que va asimilando y que forman parte de la nomenclatura de una lengua.
 
¿Se puede creer que esto pueda hacerse sin concentración, inteligencia y meditación? El niño para meditar no necesita apartarse a un lugar solitario ni agachar la cabeza ni arrodillarse ni juntar las manos en actitud piadosa. Él medita mirándonos a los ojos. 
 
Él medita con nuestro cerebro, se introduce a nuestra manera de pensar. El escucha con el corazón, el alma y la conciencia del otro, práctica que también sirve para evitar las guerras. De allí que su mirada sea tan directa, tan transparente, tan fija, al fondo de todo lo que se puede alcanzar mirando directamente a los ojos.
 
7. Y
todo esto
 
Aquel saber escuchar del niño para hablar es el que nosotros debemos tratar de intuir cómo es y luego aplicar en todos nuestros procesos de aprendizaje. Desarrollar las capacidades de escuchar y hablar propias de la lengua oral es también preparar las condiciones más propicias para que se produzcan las de leer y escribir que son propias de la lengua escrita.
 
Una buena comunicación, un adecuado desarrollo del área de la comunicación integral es el cimiento para edificar una adecuada y promisoria conducta lectora. Por eso, antes y más que enseñar a leer y escribir hay que enseñar a escuchar y a hablar, a expresarse bien, a tener ideas claras y precisas.
 
Marshall McLujan advertía que la “Galaxia Gutenberg”, en donde había sido casi omnímodo el poder de la letra escrita, o de la imprenta, llegaba a su fin. Y que ingresábamos a una etapa mítica, de aldea global, retomando una percepción y relación con la realidad de una cultura preliteral, en donde la voz, la palabra oral volvía a adquirir plenitud y poder, y todo esto en verdad constituye una buena noticia.
 
8. Más
luz
 
Escuchar es procesar y someter todo a la rueda de un molino interior que tritura cada brizna en unos alambiques supremos a fin de extraer de aquella agua bebida un vino nuevo puesto en odres que celebren la boda que a cada instante es la vida cuando nos presenta el milagro de la creación y de nosotros continuar existiendo.
 
Supone también tener dentro de nuestro ser esos alambiques y un fuego propicio para procesar convenientemente lo captado. Y en donde todo lo que ingresa se reanima inmediatamente bajo una forma diferente y más sabia todavía, en donde todo adquiere más encanto y más luz. 
 
Lo que antes tenía cuernos y podía ser la luna en su cuarto menguante, ahora es la cuna de un recién nacido o desde donde se balancea el columpio un ángel. El arte de escuchar como el de leer o como el Arte de Ver nunca son en su grado superior de carácter sensorial.
 
9. Sabiendo
escuchar
 
Escuchar es entonces un largo proceso de reconocimiento exterior en diversos planos y de procesamiento interior en diversos alambiques donde participan todas las facultades y dones de que estamos dotados los seres humanos, para producir una síntesis como un vino nuevo en odres nuevos. 
 
Oír es una facultad innata, sensorial y perceptiva. En su sentido más lato es una función mecánica. En cambio escuchar es un largo aprendizaje. 
 
Es un arte y como todo arte implica dominios, talentos y arduos aprendizajes hasta el punto de constituir una sabiduría. Hay muchos hombres que pueden decir cosas buenas, pero pocos son las que la saben escuchar.
 
¡Cómo evitarlas las guerras? Con el entendimiento. ¿De qué manera ponemos las bases para que los conflictos aminoren o ya desatados se disipen sobre la faz de la tierra? Sabiendo escuchar.
 
10. Gobernar
mejor
 
Por eso el mejor gobierno que ha existido es el de la nobleza cuzqueña en nuestra cultura primigenia y ancestral, pero que para gobernar bien tuvieron que agrandarse las orejas y abrirlas más aún, y no tanto sus bocas, al punto de recibir como apelativo el de “orejones”. 
 
Hay un significado profundo en estos hechos antropológicos, porque ellos alcanzaron a civilizar a los demás hombres y pueblos en la más vasta extensión que haya tenido un reino sobre la faz del planeta. Y cuando más se extendían más se agrandaban las orejas a tal punto que este rasgo llegó a considerarse como un signo de distinción. Y cuando ya no podían oír más por sí mismos idearon un tipo de funcionarios que eran los oidores del reino.
 
Hay aquí una enseñanza que debemos recoger cual es que mientras más nos elevemos en dignidad, ampliemos más nuestra capacidad de oír y atender lo que anhelan expresarnos las personas a las cuales nos debemos; y mucho más si se trata de las personas a quienes hemos aceptado representar escuchan do mejor lo que la gente siente, piensa y anhela. Tengamos más oído a la opinión del colectivo social afinando nuestra percepción, y todo esto a fin de gobernar mejor.
 
 
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