domingo, 4 de agosto de 2013

¿POR QUÉ FRACASAN LAS REFORMAS POLICIALES EN EL PERÚ? - POR BENEDICTO JIMÉNEZ BACCA

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¿POR QUÉ FRACASAN LAS REFORMAS POLICIALES EN EL PERÚ?

Por Benedicto Jiménez Bacca
 
 
Pretendo criticar el mensaje presidencial del 28 de julio último en el punto relacionado a la seguridad ciudadana, específicamente el anuncio que hizo el presidente de la República, Ollanta Humala, en cuanto a “impulsar la reforma policial”.

No es mi intención realizar una crítica apresurada y motivada por prejuicios en favor o en contra. Considero que toda crítica debe ser producto del análisis sereno, desapasionado y minucioso del informe o del mensaje presidencial .

Nadie debe molestarse, porque la discusión y el debate, incluso el más apasionado, alimenta la democracia, pues la discusión orientada a proporcionar aportes o sugerencias  es saludable .

Pero es importante que para sugerir, orientar o recomendar, primero debemos tener pleno conocimiento del mensaje y luego contrastarlo con la realidad, lejos del chicheñó o las actitudes opositoras irracionales e irreflexivas .

Somos testigos de importantes protestas de sectores de la sociedad que se sienten afectados por leyes como la Ley Servir,  la inacción estatal o el incumplimiento de los compromisos que en estos tiempos en el que el país enfrenta serios problemas sociales, debe primar la mesura y la serenidad en la críticas para no echarle leña seca al fuego.

Mesura en la crítica cuando vemos en el horizonte negros nubarrones que pueden ser fatales para el Perú, cuyo crecimiento económico y estabilidad depende de los precios de los minerales, ahora en caída .

En el mensaje presidencial sólo bastó cinco minutos para abordar el principal problema del país, y el presidente se refirió a los siete ejes de la lucha contra el crimen: Plan de seguridad ciudadana 2013-2018, Impulsar la Reforma Policial, una partida de 250 millones para gobiernos locales y regionales (único anuncio) a fin de que concursen en proyectos sobre seguridad ciudadana, recuperación de espacios públicos, lucha contra la  corrupción policial, unidades de  élite contra el crimen organizado, centro de comando y uso de tecnologías; además, la compra de 2 mil patrulleros y 2 mil moto patrulleros y construcción de 8 penales y remodelación de 11 cárceles en el interior del país.

Me centraré en uno de los siete ejes que se refiere al “impulso de la reforma policial” (impulso quiere decir que se viene llevando a cabo una reforma policial  y ahora cabe impulsarla).

La pregunta que me hice y que vuelvo hacérmela en estos tiempos del H1N1  es la siguiente :

¿Por qué fracasan y siguen fracasando las reformas policiales en el Perú?

El gobierno del presidente Ollanta Humala perdió su gran oportunidad cuando debió hacer la reforma policial o cualquier otra reforma como la del Poder Judicial .

La experiencia enseña que este tipo de reformas se deben hacer en los primeros cien días de un  nuevo gobierno. Esta es la clave para realizar la reforma del Estado o de sus principales instituciones.

 Si en ese tiempo no se hacen los cambios de manera rápida, decisiva y sostenida, es casi seguro que vamos a  tener un quinquenio perdido en el país de las oportunidades perdidas.

Es tradicional  que cuando  ingresa un nuevo gobierno o en el transcurso del mismo, intente llevar a cabo una  reforma policial de una institución que tiene importancia capital para la Seguridad Ciudadana, y de esta manera ponerles paños fríos a la sensación de  inseguridad que sufre la población que bordea  el  75% (porcentaje de la población que cree que la violencia delictiva está en aumento).

La Policía Nacional en su larga historia ha pasado por más de quince  reformas y otras tantas reestructuraciones, reingenierías, etc.

Recuerdo que uno de los intentos más serios se dio durante el  Gobierno de Alejandro Toledo cuando se expidió la Resolución Suprema Nº 0965-2001-IN (5 de octubre del 2001 ) creando la Comisión Especial responsable de llevar a cabo un diagnóstico situacional de la policía, definir la agenda y trazar los objetivos para optimizar el servicio que brinda la Policía Nacional en cuanto a Seguridad Ciudadana, reconstruir la institución y diseñarla bajo nuevos y diferentes principios y objetivos, contando con la participación de sus propios miembros y la sociedad civil. Principalmente, acabar con la corrupción policial, dignificar la función policial y reinsertarla en la vida democrática del país quitándole todo atisbo de militarismo,

El gobierno aprista también intentó realizar una reforma policial, mas terminó en una fracasada  reestructuración policial- que en su momento despertó grandes expectativas en la población policial y ciudadanía en general- al final, acabó perdiendo el rumbo y fracasó.

Según el gobierno toledista, en sus   comienzos la reestructuración policial perseguía modernizar el marco normativo, la doctrina policial, la estructura orgánica, optimizar los procesos de selección, instrucción, salud y bienestar, evaluar el personal en funciones, los sistemas de participación y control democrático, gestión y administración de los recursos, realizar reingeniería de los procesos y procedimientos policiales, identificar y buscar solución a las necesidades financieras, sistema de recursos humanos, tecnología informática , telecomunicaciones, transporte, proyectarse a conseguir nuevas fuentes de financiamiento interna y externa y combatir la corrupción administrativa y operativa.

De todo lo anterior, solamente se logró el 10% de las metas; y entre las principales causas de este fracaso, podemos mencionar los siguientes:

- La policía no cuenta con diagnóstico real, objetivo, sincero y actualizado de manera permanente. Esta información es básica para realizar cualquier tipo de reforma.

- La existencia de varias subculturas organizacionales en la policía que no permite la integración policial y por ende, cualquier reforma o reestructuración o reingeniería..

El modelo policial peruano actual responde a un esquema de organización que viene desde que se integraron en 1989 las tres instituciones (Guardia Civil,  Guardia Republica y Policía de Investigaciones), obedeciendo a un criterio  más político  que técnico o profesional , tal es así que nunca  llegó a ensamblarse en una sola institución, perdiendo en el camino lo que se conoce como “mística”.

Más aún, a partir de la década los noventa, aparece otra subcultura, los “policías nacionales” que no se ubican ni en una u otra subcultura y sólo sueñan  que pronto se vayan  todos los “códigos “ ( Código 1-ex GC-, Código 2- ex PIP- y Código 3- ex GR) para ellos hacerse cargo de la Policía Nacional .  Eso sucederá dentro de unos diez o quince años, pero a este paso, nadie puede asegurar qué puede pasar en diez años con la policía, una institución que se ha convertido en ineficiente y desprofesionalizada.

Indudablemente, tendrán que esperar aproximadamente quince años,  mientras tanto, la ineficacia de la Policía en el tema de la Seguridad Ciudadana y su progresiva canibalización  en cuanto a sus funciones por otras instituciones, entre las que está el voraz Ministerio Público con la aplicación del nuevo Código Procesal Penal que los convierte en súperfiscales, súperpolicias o súperjueces u otras fuerzas privadas en plena era de la globalización, creo que cuando suceda ello, no existirá Policía Nacional, sino poderosas empresas privadas que cubrirán el servicio de seguridad ciudadana.

Otra de las causas de los fracasos de las reformas policiales es la falta de compromiso de los policías. Nunca sintieron las reformas como suyas . Tampoco se sintieron como parte de ella por algo tan simple: ¿Cómo hacer cambios profundos en una institución cuando no se soluciona primero el problema de los bajos sueldos que reciben cada mes?

A un policía que apenas gana de 800 a 1,200 nuevos soles mensuales (con descuentos)  o que le digan que en el 2016 (dentro de cuatro años) un comandante PNP ganará S/ 3,300 soles, cuando la canasta familiar en Lima está en S/ 2,200 soles, que  tiene todos los problemas del mundo, que carece de atención de salud para su familia, de una vivienda digna y que todos los días observa cómo sus jefes roban o se convierten en "zancudos humanos" chupando la escasa gasolina de las móviles para beneficio personal, es imposible pedirles que se comprometan con una reforma policial o reestructuración o reingeniería, como quiera llamarse .

Otra razón de los fracasos es la confusión que existe en cuanto a lo que realmente se pretende alcanzar con una reforma: “reestructuración”, “modernización" o “reingeniería” .

Casi siempre las reformas terminaron en simples reestructuraciones convirtiendo a la PNP en una institución elefantiásica o en una “modernización” que significa comprar más computadoras, o renovar las existentes, adquirir nuevos patrulleros o crear grupos especiales que sólo sirven de marketing: Escuadrón Verde, Plan Telaraña, etc.

No se convocan o se desplazan a los  “operadores policiales” o policías  especializados que  debieron haber hecho los cambios por los llamados representantes de la llamada “sociedad civil”, que en realidad, son los  amigos o conocidos de los  ministros del Interior o ex ministros . Observen la creación del Tribunal Disciplinario en el Sector Interior conformado por la llamada “sociedad civil".

Si bien es cierto que en los primeros momentos de la reforma se convocan a policías para cubrir las apariencias de que la misma policía realiza la reforma, al pasar el tiempo y de manera subrepticia, terminaban siendo desplazados y la “sociedad civil “ coge las riendas de la reforma y al final terminan elaborando informes o libros que nadie lee o que duermen en alguna biblioteca porque son inaplicables, nunca recogieron el diagnóstico real de la policía - porque no existe- y carecen de metas alcanzables, así como coherencia lógica y sistematicidad .

Los que hemos sido policías y conocemos la problemática policial, estamos convencidos que lo ideal en una reforma es llevar a cabo una “reingeniería” que debe empezar por transformar las funciones en procesos .

La PNP está organizada en funciones . Así se eliminará funciones que está demás, que se cruzan, que no tienen relación con el propósito y razón de ser de la policía que debe ser: GARANTIZAR LA SEGURIDAD CIUDADANA .

Una vez convertida las funciones en procesos (inteligencia, administración, logística, informática, investigación criminal, Criminalística, prevención, seguridad pública, etc. ) realizar el rediseño radical de los procesos con la finalidad de bajar los costos y los tiempos del servicio policial, mejorar la calidad y brindar un servicio efectivo en "prevención", medida en tiempo .

Por ejemplo, que la policía llegue diez minutos antes que suceda un evento delictivo.

La "prevención" en países desarrollados se entiende como la capacidad de respuesta que tiene la policía "medido en tiempo".

Si cada año bajan el tiempo de reacción, entonces, la prevención es más efectiva.

Todos los intentos de reforma policial, al final , después de matar ilusiones, gastar ingentes sumas de dinero, infructuosos estudios o diagnósticos inventados y , perder horas y horas en debates y estudios, se entregaban planes futuros sin objetivos, metas , estrategias, actividades y presupuesto, tal como sucedió con el Informe Final de la reestructuración última que se presentó al Presidente Alejandro Toledo (marzo del 2002 ), que según los sabihondos, iba a ser la “hoja de ruta “ o la brújula que enrumbaría el cambio radical en la policía por los próximos cincuenta años . ¡Puro cuento!

En síntesis, debemos tener en limpio que la reforma policial será efectiva en la medida en que se establezca lo que realmente se quiera realizar: reingeniería, reestructuración o modernización; que se logre el concurso y compromiso de los mismos “operadores policiales” y no sean desplazados por la llamada “sociedad civil”.

Pero lo principal es lograr de una vez por todas las tan ansiada integración policial , consolidando la cuatro ex culturas organizacionales (ex Guardia Civil, ex Policía de Investigaciones, ex Guardia Republicana , Policía Nacional ).

Si no se toma en cuenta estos detalles, tal vez seremos testigos de un nuevo e inútil intento de hacer una reforma o de “impulsar la reforma policial “, sumándose a las otras con la secuela de pérdida de tiempo y dinero, pero principalmente, quedarán las esperanzas de miles de policías fragmentados como sueños rotos y nuevamente seremos testigos de una gran oportunidad y quinquenio perdido por falta de visión, audacia y estrategia .

Y, nuestra policía seguirá como ahora: incompetente, improductiva y sujeta al azar y la improvisación, sin una plan para 15 o 20 años, hasta que se vaya el último de las ex instituciones o códigos y asuma la conducción los llamados “Policía Nacional".

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