viernes, 16 de agosto de 2013

MAÑANA SÁBADO 17, 5 PM, PRESENTACIÓN DEL LIBRO "EL HOMBRE Y SU ÁNGEL", DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, EN LA CASA DE LA LITERATURA PERUANA

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
LAS COMETAS, EL DEPORTE
Y LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
INVITACIÓN
DE HONOR
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PANEL
DE PRESENTACIÓN:
 
RAMÓN NORIEGA
JOSÉ PABLO QUEVEDO
EMILIO SÁNCHEZ LIHÓN
JULIO YOVERA
 
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL RUIZ PAREDES
 
SÁBADO 17 DE AGOSTO
5 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
 
INGRESO LIBRE
SE AGRADECE SU GENTIL
ASISTENCIA
 
7 PM.
AULA CAPULÍ
EN EL RESTAURANTE
EL CORDANO
 
 
 
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
99773-9575
 
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
 
 
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17 DE AGOSTO
 
 
DÉCIMO
LIBRO
DE POESÍA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
TIEMPO
VIVIDO Y
CANTADO
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
“Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer
del mundo, y yo el más desdichado caballero
de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude
esta verdad. ¡Aprieta, caballero, la lanza!
El Quijote
 
 
1. Tejados
desafiantes
 
He publicado muchos libros en diversos géneros literarios, pero El hombre y el ángel constituye mi décimo libro en el campo de la poesía que estaré presentando el día sábado 17 de agosto a las cinco de la tarde en la Casa de la Literatura Peruana, y como tal tiene para mí el carácter de una cábala, de un amuleto y un exorcismo.
 
Al respecto diré, en primer lugar, que nací en Santiago de Chuco que, como ustedes saben, tiene un signo indeleble en relación con la poesía desde que allí naciera el poeta César Vallejo, pero también porque en su memoria estuvo siempre su pueblo que vibró y palpitó hasta el final en la pasión y en la cruz de este grandioso poeta y a la vez redentor humano.
 
En mi pueblo, de calles retorcidas, balcones herrumbrados y tiernos tejados desafiantes a los nubarrones y tempestades, estudié la Educación Primaria y continué en el colegio secundario que lleva el nombre del insigne autor de Los heraldos negros.
 
2. Vuelta
de la esquina
 
Definí mi vocación por la poesía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos a finales de la década del 60, al fragor de las batallas y los sueños que en aquel tiempo se erigían. 
 
Época de conmociones, de promesas y proclamas incendiarias, época de sueños insoslayables pero también de escaseces y penurias que se las vivía hasta como si fuera una gloria de las cuales también podíamos ufanarnos.
 
La literatura y la poesía, en el aliento de aquella coyuntura tenían por supuesto que hacer la revolución, transformar la historia, incendiar las praderas y encender las grandes hogueras que purifiquen el “hoy” en aras del mañana. 
 
Fueron jornadas de manifiestos y pronunciamientos en donde creíamos que los cambios estaban a la vuelta de la esquina y en donde la poesía entonces en nuestra imaginación era un arma contundente y un corcel fulgurante en la batalla para construir la patria irredenta que nunca habíamos tenido, para cambiar las viejas estructuras sociales anquilosadas y el poeta no podía sentirse menos que un profeta, un mesías o un libertador.
 
3. ¿Quién
no?
 
Cada quien se consideraba el elegido de los dioses y nadie nos preparó piadosamente para el desengaño; aunque algunos sí fueron elegidos al menos por algunas muchachas hechizadas por aquellas figuras demacradas, obsesionadas e ingenuamente sobrenaturales, imagen que perseguía y era pegadiza a los poetas de aquel entonces.
 
Vivíamos intensamente esa época haciendo que la universidad abarcara también las playas, los caminos polvorientos, las plazas sonámbulas, los mercados pueblerinos, porque nuestras aulas eran todos esos lugares en donde pasábamos las horas deambulando y discutiendo sobre lo útil y lo vano de la existencia
 
En ese contexto, ¿quién no se sintió atraído por la sensualidad de publicar un libro, siquiera una plaqueta? ¿Quién no se ufanó ante un auditorio lleno de amigos famélicos, blandiendo alguna idea osada y, por su puesto, descabellada sobre el arte y la literatura?
¿Quién no trazó insomne su poética, pese a no estar seguro siquiera de haber escrito un verso completo?
 
4. Cada
quién
 
Con Víctor Bueno, hijo del poeta Leoncio Bueno, Eduardo Urdanivia, Antonio González Montes y Manuel González Pumachayco organizamos, a través del Centro de Estudiantes de Literatura, recitales que concitaron el interés y la asistencia de estudiantes también obsesionados por perfilar la gran obra literaria y que venían procedentes de otras universidades.
 
Aquel ciclo de recitales se presentaba cada viernes en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y en él leyeron sus primeras creaciones muchos poetas que recién dieron a conocer su obra en aquella oportunidad. Algunos de ellos constituyen ahora voces mayores de la poesía peruana y otros muy jóvenes, sus nombres y sus libros han adquirido dimensiones de leyenda porque murieron.
 
Es el caso de Juan Ojeda y María Márquez, quienes por primera vez se dieron a conocer en esos eventos y ambos se suicidaron, o sus muertes no fueron totalmente esclarecidas, aunque en ambos casos   tuvieron rasgos trágicos. Después vinieron años confusos, en donde cada quien fue atrapado por sus propios fantasmas, ganado o arrojado por el trajín del trabajo social y hasta político.
 
5. Ciudad
inexorable
 
Ahora bien, los primeros poemas que un hombre escribe, que nunca publica y guarda para siempre aunque el olvido los desaparece son generalmente poemas de amor. Yo pisé también esas brasas, como seguramente muchos de ustedes, compensando mi timidez de alcanzar a la mujer amada.
 
La sustituía con la escritura de largos y sentidos poemas que ahora se amarillan en mis cajones y que algún día desempolvaré y releeré cuando esté ya muy viejo.
 
Leer, escribir y comentar poesía era lo que hacíamos en las madrugadas neblinosas por las calles de Lima, o por las playas de Chilca, adonde nos arrojaban los ómnibus interprovinciales, o en los bares y cafeterías de mala muerte de las barriadas de esta ciudad inexorable. 
 
Pero nos obsesionaba también la situación del país, la historia del Perú, el destino del pueblo, el cambio y la transformación total de las estructuras sociales.
 
6. LAS
ACTAS
 
Por eso, a fines de esa década escribí y luego publiqué (en 1969) algunos poemas de un libro muy ambicioso titulado “Las actas”, que tenía como propuesta básica recrear el devenir de la cultura peruana a través de la versión de unos personajes fascinantes cuales son las acllas, o elegidas del Inca, quienes nos ofrecían una versión sagrada de la historia nacional desde el poblamiento del Perú hasta las guerrillas desencadenadas en aquella época.
 
Las actas desde su nombre ya aluden a registro, constancia y testificación. Y fue así, porque formó parte del proyecto poético de varios de nosotros y que consistía en escribir el gran canto nacional. Se ha dicho de estos poemas que sobrecogen por su extrañeza, que es una visión con profundidad acerca del mundo y del hombre. 
 
Que en ellos el acto creador revela y devela las cosas que luego de enunciadas vuelven a ser misteriosas: Se trataba en verdad de una recreación que intentaba dar una visión distinta, original de la historia, o valiéndose de ella, para expresar un modo contemporáneo de ver las cosas:
 
8. EL LIBRO
SCORPIUS
 
Luego vendría Scorpius, un libro simbolista, existencial, inclinado a lo metafísico, en donde se poetiza el destino de dos personajes. Uno es Camilo Luján, un trashumante que incendia la ciudad, huye a la Amazonía y se enfrenta a los fundamentos de la existencia representados en los cuatro elementos del universo: la tierra, el aire, el agua y el fuego. El otro es Luis de la Puente Uceda que se inmoló en el valle de la provincia de Concepción en el Cuzco por el sueño que todos albergábamos de construir un mundo mejor.
 
En este libro yo describo mis fantasmas, obsesiones, alucinaciones y encantamientos, los comento y hasta les pongo argumento. El incendio de la ciudad, por ejemplo, es una metáfora de la destrucción del sistema mediante las llamas que muchos alzábamos y hacíamos arder en un rito de purificación y asqueados de vivir un mundo que reconocíamos indigno, malsano e inmoral. Es un libro que intenta interpretar el sentido y la naturaleza de los jóvenes de mi generación. Develar esa realidad fue por mi parte un poco de irreverencia pero a la vez de homenaje, y creo que en síntesis la poesía es eso: rebeldía y culto.
 
9. CRÍO
UNA MOSCA
 
Surgió después Crío una mosca, libro que fue un rapto, un temblor y un rayo, y respecto al cual diré que la poesía es un acto de amor que se confiesa pero también inconfesado y en donde detrás de su historia hay un sentido por el cual se jugó por entero mi vida.
 
Él es un canto a la inocencia, a la pureza ganada y perdida en el ideal de lo hermoso y perfecto. Quise esta vez seguir una vena lírica y encontrarme con la imagen del poeta trovador.
 
El hecho concreto que lo originó sólo yo sabré guardarlo. Las demás palabras no me pertenecen. Las palabras de la poesía en realidad se empapan de nuestra vida pero no nos pertenecen.
 
Esta secuencia de poemas es una confesión que debió titularse “envío”, porque fue en realidad una carta que fue escrita en razón o en relación con una muchacha que era o es la poesía.
 
10. CIUDAD
IRREAL
 
Finalmente apareció Ciudad irreal, libro del que diré muy poco. Apenas lo que sé de él, que no es mucho, pues lo escribí a ciegas y, sin darme cuenta.
 
Lo hice en los intervalos en que me detenía en una calle, en un aeropuerto o en un acantilado siempre en un país extranjero, y  constantemente al borde del suicidio.
 
Sólo sé que es un libro atroz, en donde no hay ni revelación ni esperanza y que está escrito desde la destrucción o la negación o, por lo menos, desde la incertidumbre, la duda y el hoyo negro.
 
 Es un libro amargo, cruel, despiadado. Es un libro que me hirió mucho: que lo escribí apurado, como quien anuda el lazo de la soga desde la cual vamos a colgar, mientras la muerte que nos seduce entona en su hueso una dulce canción de cuna.
 
12. DE TRIPAS
CORAZÓN
 
En el fondo éste es un libro de viajes, una crónica de caminos, la navegación o travesía por el mundo de los muertos, aunque en algunos casos yo apenas me haya movido en el espacio de una habitación sin abrir puertas ni ventanas. 
 
Pero de cualquier modo, con él crucé el infierno, con los carbones encendidos en mi propia lengua, buscando unas verdades en qué creer y por las cuales luchar. 
 
Es pues un libro testimonial, de una época, de una generación, de un tiempo vivido, de desgracias, frustraciones y, a veces, esperanzas; como también de aspiraciones, sueños y anhelos. De allí que sea un libro longitudinal, que abarca diversos años y recoge testimonios desperdigados en el tiempo.
 
Eso sí, en todos los casos son poemas escritos al impacto de grandes sucesos para mi vida, algunos lógicamente imperceptibles o inexistentes desde la realidad exterior, pero marcados por la flecha, el arcón o el golpe de las circunstancias vividas.
 
12. El abrazo
cálido
 
 Es De tripas corazón poesía de coyuntura, del trajín o del acoso que busca las claves del ser, algunas permanentes, como otras fenecibles. 
 
Por momentos incluso puede parecer un diario íntimo, pero yo lo propondría tal vez como el diario íntimo de una generación que cruzó desprevenida o intencionada, asumiendo desdichas y moradas infernales, los convulsos años sesenta y setenta en el Perú.
 
Es una poesía a la vez personal pero también del prójimo, externa a mí. Es, en su meollo, la terca y desgarrada búsqueda de una esperanza, que se la encuentra o adivina al final en el hombre común y corriente y en el mundo andino simbolizado en el poema “Adhesión a Cerro de Pasco”.
 
Se concreta al final esta búsqueda en el abrazo cálido con un grupo de jóvenes que esperan al protagonista de esta historia a la vera del camino para alentar ideales comunes en una relación franca y luminosa con el hombre.
 
13. ACCIÓN
DE GRACIAS
 
Ahora bien, al historicismo de “Las actas”, al simbolismo de Scorpius, al intimismo de Crío una mosca, al expresionismo de Ciudad irreal y al exteriorismo de De tripas corazón, se suma ahora un libro de oración y de fe: “Acción de gracias”.
 
La contenida en este libro es una poesía del bien, compasiva primero conmigo mismo, con el mundo, con la realidad y la vida; donde intento construir todo y nuevamente a partir de un valor muy importante cual es la bondad.
 
Es Acción de gracias, un libro de búsqueda, de travesía y de indagación en las noches oscuras del alma,  en donde los personajes padecen, caen, se desgarran, pero se levantan, permaneciendo cogidos fuertemente a unos maderos flotantes, siendo algunos de ellos la virtud, la vida compasiva y la fe en lo divino.
 
14. Alumbrar
el camino
 
Poesía devota donde la experiencia del dolor se transforma en fe, porque es necesario creer. Quizá nos engañemos o no sea verdad el objeto de nuestra fe.
 
Pero lo que nunca estará mal es el acto de creer, de tener confianza, en esto o lo otro, pero creer, apostar por algo, arriesgarnos a ganar o perder. 
 
Aunque nos equivoquemos y resulte que no eran gigantes malévolos sino molinos de viento, aquellos contra los cuales luchábamos, de cualquier modo creer nunca ha de ser malo.
 
Se trata para mí de un breviario místico, una oblea, un misal, o una vela que coloco conmovido en un altar, o que la llevo encendida en una procesión de mi pueblo, intentando alumbrar el camino y compartir una ilusión.
 
15. PARA VIVIR
EN OTRA ETERNIDAD
 
Expresa Rapicha en la nota de presentación de este libro: Es una carta a la "niña mía del alma", en la cual se exalta el encuentro sublimado, llevando consigo a la amada en el llanto y las voces; en el aliento, el bosque y los aromas; en el piar, el violín y la música; en lo suave y áspero, en las texturas, en el baile, el juego y las risas, en lo dulce y amargo. 
 
Es fundamentalmente fuego de amor dirigido al eterno femenino, de allí que su nombre y su carácter tengan como eje la mujer, aunque para acceder a un mundo en función de claves de existencia, diseñando y construyendo dichas claves ocultas. 
 
Se busca al ser amado en otro mundo, en otra época, transitando desde la euforia hasta la agonía y retrocediendo una y otra vez esperanzado, a suscitar ese encuentro que quizás tenga lugar: "en la eternidad donde resucitaremos". Es este un poema epistolar, poesía a la vez ilusa, honda y pasional. Quimera intemporal, ubicua y, sobretodo, obstinada en el recorrido hacia el encuentro de algo que tiene todos los atributos de la divinidad.
 
16. CANTAR
CHUCO
 
Cantar Chuco es endecha de gratitud a la Tierra, a sus estremecimientos de gestante, de adhesión a sus dolores de parto, con gozo, dolor y eclosión, por el nacimiento de un prodigio como es César Vallejo. Es canto de adhesión a la gesta de los contingentes legendarios de Santiago de Chuco en la defensa del bien y la dignidad, como a la heroicidad de sus pobladores en asumir las tareas cotidianas con constancia, convicción y trascendencia.
 
Es poesía de consigna, de masa y voz popular que se hace solidaria y combativa, que arenga así como registra la memoria imborrable de los pueblos. Poesía inspirada en la concepción de que al arte también ha de ser fiel con la lucha del hombre por la dignidad en la historia. Es poesía del desvelo, del velar despiertos, de ser conciencia crispada en el torreón de vigía, de avizorar verdades y reconocer que algo nace en lontananza. Es la poesía en su función de integrarnos, de hermanarnos y hacernos colectivo solidario, porque es la poesía la que nos resarce y nos redime.
 
17. EL BRILLO
DE TU AUSENCIA
 
Poesía auroral y de amanecer son estas endechas, cantos y lamentos de amor y poesía lírica, revelación de la inocencia y fragua del candor con la eternidad a cuestas. 
 
Poesía natural que apuesta por la fuerza y significación de las esencias que superponen el plano de la realidad y la fantasía.
 
Inspirada en la lejanía y lo ausente, de lo que nunca se ha tenido ni tendrá, pese a que sea tan entrañable y se sienta tan inmerso en el alma, donde la presencia es ausencia cotidiana y familiar. 
 
Es el canto a la utopía y la quimera que hace más íntegro el vivir y más nítido el ser y estar, con dos símbolos recurrentes: la batalla y la flor.
Este libro es rapto lírico, carta de amor, endecha y pasión; pero, en esencia, búsqueda de un sentido trascendente de la vida en el afecto y el sentimiento, recogiendo elementos de esta realidad para construir la utopía de una eternidad a través del canto amoroso.
 
18. EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL.
 
Parte de una de las escenas más conmovedoras y trascendentes del arte y la literatura cual es la del ángel que llora en la tumba vacía; y es que todo ángel perfila y hace nítida su presencia en los momentos más difíciles de la vida del hombre y de la historia; sea para sobrevivir ambos a la prueba, sea para acompañarnos absortos y sin preguntas ni respuestas en el viaje de la vida hacia la muerte, porque ellos asumen el mundo y lo divino y son puentes, arcos y alas desplegadas entre lo terreno y lo sagrado. 
 
De allí que esta sea una poesía sencilla, como a la vez ferviente y ungida; de rendición plena y total ante el bien en lucha ardorosa con lo adverso y fatal, donde el ángel es el suspiro evanescente que surge de las cenizas y la muerte, como en el dolor se abre la flor de la esperanza que renace hasta del olvido, se prende a los muros y lucha con los abrojos más duros y más fieros. Ángel que llora la creación no solo de pena y desgarramiento sino que lo exalta también la plena identificación y maravilla de nuestro paso por la circunstancia del mundo terrenal.
 
Epílogo
tenaz
 
¿Qué es la poesía? ¿Y qué significa para mí escribir poesía? 
 
Escribo poesía cuando la emoción ha rebalsado sus límites y se desborda el vaso de agua. Cuando estoy expuesto a emociones y contenidos esenciales.
 
Con la poesía siento que el ser humano deja su condición mortal y se hace eterno en las palabras, que nuestra condición efímera y los padecimientos que afligen a la condición humana se salvan con la significación de un verso o de un poema.
 
Siento que la poesía es salvadora, alivia, cura, repara, consuela. No es flagelo sino el bálsamo y con ella nos curamos los seres. Sustituye o el ser que nos hace falta y ahora no está. Es un grito de auxilio, es buscar ser protegidos cuando estamos cayendo al abismo. Es ella la que abre puertas, derriba muros, penetra hasta la intimidad más honda y secreta de los seres humanos. Y mi poesía íntimamente quisiera que sea pies para el cojo, oídos para el sordo y vista para el ciego
 
 
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