viernes, 30 de agosto de 2013

30 DE AGOSTO: DÍA DE SANTA ROSA DE LIMA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: SANTA ROSA PATRONA DE LOS GUITARRISTAS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
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Y LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
*****
 
CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
 
 
30 DE AGOSTO
 
 
DÍA DE
SANTA ROSA
DE LIMA
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
 
SANTA ROSA
PATRONA DE LOS
GUITARRISTAS
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1.
 
El día 30 de agosto se celebra en el Perú el Día de los Guitarristas en honor a Santa Rosa de Lima quien oraba, componía coplas, rimas y cuartetas dedicadas a su amado Jesús, pulsando las cuerdas de su guitarra, que han inspirado a Octavio Santa Cruz, tañedor eximio de ese instrumento, a escribir este poema: 
 
A LA PATRONA DE LOS GUITARRISTAS 
 
Por la ternura infinita de su canción redentora
 
la nombramos
Protectora
de todos los guitarristas.
Por su llanto silencioso.
Por su inefable candor.
Por llevar nuestro dolor en su corazón gozoso.
Por el gesto generoso.
Por su fragancia exquisita.
Por darle al que necesita: salud, comida, consuelo.
Por su incansable desvelo.
Por la ternura infinita.
 
2.
 
Por preferir el tormento.
Por evitar el reposo.
Por escoger el sollozo.
Por renunciar al sustento.
Por hacer diario el portento.
Y por tornar creadora
la misteriosa
y sonora
expresión del sacrificio
como secreto prodigio
de su canción redentora.
Por penetrar los arcanos con su verso cadencioso.
Por su canto melodioso.
Por pulsar con sabias manos,
los guitarristas peruanos
hoy le decimos:
cantora,
vihuelista,
tocadora,
guitarrista milagrosa.
Y a más de llamarla hermosa
La nombramos Protectora.
 
3.
 
A ella que sabe cantar
mientras su pecho desgarra.
Y que pulsa su guitarra para ponerse a rezar
Le hemos querido brindar
nuestra rima
siempre lista.
Más no como un decimista
que a "lo divino" se asoma,
sino como a la Patrona
de todos los guitarristas. 
 
Y es que nuestra Santa además de ser muy hermosa, tenía mucha sensibilidad artística. Y su consagración mística plena y total se daba en total armonía con la naturaleza.
 
No así con su cuerpo al cual flagelaba tanto que solo por referir un detalle: quemó sus manos que eran finas, sumergiéndolas en un recipiente de cal viva a fin de que no causaran admiración ni las alabaran, porque eran contorneadas, con relumbres nacarados y tersas como de fino alabastro.
 
4.
 
Y no solamente tocaba la guitarra sino también el arpa y cantaba solitaria con encanto, intensidad y arrobamiento, al punto de expresar: “quitarme a mí el cantar es lo mismo que quitarme el comer”
 
El cantar está alabado en Santa Rosa incluso en aquella anécdota que cuenta el tradicionalista Ricardo Palma, en donde refiere que siendo aún una niñita muy tierna su madre decide cocinar a un gallito de la casa que según la señora era inútil porque ni siquiera cantaba. 
 
Entonces la niña coge disimuladamente al gallito y le dice susurrándole al oído:
 
Pollito canta,
canta de prisa
pues si no cantas
te guisa.
 
Y milagrosamente el gallito se puso a cantar con tal denuedo que la madre contenta de la gracia y la inocencia de ambas criaturas le perdonó la vida y se quedó pensando qué gracia divina era aquella que iluminaba a aquella angelita.
 
5.
 
Su nombre era Isabel Flores de Oliva, y no se llamaba Rosa como ahora todos la nombramos. Se cuenta que para tal hecho fue su propia madre quien le cambió el nombre en su cuna al verla tan pura, radiante y primorosa. Fue tanta esta contemplación de hermosura que mirándola extasiada dijo espontáneamente Rosa, porque la vio como tal, como un capullo, un botón de la más preciosa flor como sería después la rosa fragante y lozana que es para muchas vidas anhelantes de creer, de comprometerse y de amar como ella amó.
 
Pero en verdad todo el que la veía, inclusive sin antes conocerla ni saber su nombre, le decía Rosa. Y ella se maravillaba que todos sin haberla visto antes la llamaran así, como solían hacerlo en su casa, nombre que no tenía relación con partida de bautismo y siendo que Rosa no figuraba en ningún escrito ni documento. En sus oraciones le confió esta desazón a  virgen quien le precisó: “Pues hija, ¿no es vuestra alma como una rosa en que se recrea Jesucristo?”. Y esto bastó para que la chiquilla aceptara tal nombre que es como ahora universalmente se la llama.
 
6.
 
Su figura era esbelta sin ser alta, y tuvo pretendientes poseedores de mucha fortuna, haciendo sufrir a sus padres al no aceptarlos, pues ellos veían que podía ser una forma de paliar sus escaseces por ser una familia de trece y no tener rentas.
 
Los jóvenes se reunían en las esquinas de su recorrido a la iglesia para verla pasar y piropearla pues hasta su manera de caminar era alada, hecho que la conturbaba grandemente y esto le confiaba a sus confesores. Y la atormentaba porque algunos piropos eran directos en relación a sus encantos y atributos.
 
Prefería entonces quedarse en casa. Pero a veces era ineludible asistir a algunos oficios religiosos, sobre todo a comulgar en la iglesia de Santo Domingo o en la iglesia de San Sebastián adonde concurría frecuentemente. 
 
Era una rutina ver entonces apostados a los jóvenes para verla pasar así tuvieran que esperar horas y días. Muchos jóvenes asistían a la iglesia solo por contemplarla, y hasta comulgaban. Y hubo quienes se hicieron muy devotos.
 
7.
 
Un mes antes de su muerte visitó su casa paterna para despedirse de ella, pues sabía que estaba próxima a morir. 
 
Ese día en su ermita se puso a cantar tocando la vihuela y entonando coplas que improvisaba, mirándolo todo con embeleso, especialmente las flores. 
 
Y según los testigos irradiaba una luz tan intensa como si en esa ínfima cabaña brillase un lucero y todo el huerto estuviera sumido en un éxtasis, pues entre sus prodigios se refiere que hasta los árboles inclinaban sus ramas a su paso, y le hacían coro las avecillas, los abejorros y hasta los mosquitos la ayudaban y acompasaban con sus melodías.
 
Murió el día jueves 24 de agosto a primeras horas de la mañana día. Al morir quiso y pidió que su amiga Luisa Daza cantase para ella y tocase la guitarra. Y así se elevó al cielo, con las notas pulsadas  en las cuerdas de una guitarra y acompañada por los compases de las coplas y el sentimiento hecho cantares. Acompañada del arte que ella tanto había amado.
 
8.
 
Murió a los 31 años de edad sufriendo dolores horribles que ella rezó para que Dios los aliviara en ese supremo momento a fin de que no le arrebataran la conciencia de su tránsito a la gloria. Sufría de artritis, tuberculosis y tenía paralizado mitad del cuerpo a consecuencia de un derrame por los muchos ayunos, penitencias y sacrificios a los cuales se sometía. A flor tan excelsa ni la muerte pudo arrebatarle su belleza, como lo muestra el retrato que se le hizo recién después de muerta no dejándose ella nunca antes ni siquiera   dibujar por el recato que le producía su belleza.
 
Fue sorprendente cómo al conocerse la noticia de su deceso, pese a haber sido una doncella retraída y encerrada entre cuatro muros como ella vivía, una inmensa multitud colmó las afueras de la casa de sus protectores don Gonzalo de la Maza y de doña María de Uzátegui, en donde ella se había trasladado a vivir y en donde murió. Gracias a que la casa tenía dos patios y dos puertas a la calle empezaron a desfilar la muchedumbre conmovida y reverente. Se decidió entonces trasladar sus restos a la iglesia de Santo Domingo distante diez cuadras. Se la veía hermosa como si estuviera dormida. La multitud colmaba hasta las azoteas de las casas.
 
9.
 
En la comitiva iba el Virrey y su corte, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo Domingo de Guzmán, los miembros de la Real Audiencia de Lima.
 
Muchas autoridades tuvieron que regresarse al no poder avanzar por la multitud aglomerada y compacta que pugnaba por verla. La multitud pugnaba por arrancar siquiera una hilacha de su vestido. La guardia del Virrey la defendía denodadamente del acoso, pero aun así tuvo que detenerse la procesión tres veces para cambiarla de hábito debido a que se lo arrancaban a pedazos.
 
Un devoto al acercarse a adorarla en los pies en un rapto de idolatría le arrancó un dedo con los dientes. Aunque oculta su vida producía euforia, delirio y hasta paroxismo. Al pasar por la Plaza Mayor el Consejo del Virrey solicitó cargar la litera donde era conducida.
 
Y es que ella también amó entrañablemente a su tierra natal y la defendió con sus oraciones de terremotos, catástrofes, inundaciones y hasta del asedio de los piratas, como ocurrió con la incursión de los corsarios holandeses en 1615.
 
10.
 
Este suceso conmovió a la ciudad al avistarse en el Callao los buques corsarios que empezaron a disparar y se disponían al desembarco. Santa Rosa entró en oración en el altar mayor de la iglesia de Santo Domingo. Sorpresivamente las naves luego de cañonear se retiraron. Se dijo que repentinamente murió quien los capitaneaba. 
 
En el combate de Angamos el Huáscar batalló durante hora y media. Grau en su camarote del monitor tenía la imagen de Santa Rosa de Lima a quien le oraba. Cuando los chilenos abordaron el barco encontraron la estampa de Santa Rosa cubierta de Sangre.
 
El contralmirante Abel du Petit Thouars confesaba que salvó a Lima por su devoción a Santa Rosa. Y contaba que estando en Valparaíso ella le pidió que viniese a defender su ciudad. Y es que en la mano de esta Santa luce un ancla en donde sostiene a Lima. Y siempre en sus oraciones encomendaba la protección a la ciudad de Lima, tierra que lo vio nacer.
 
12.
 
El Padre Juan de Lorenzana, quien fue su confesor, expresó ante su cadáver, al poco tiempo de expirar las siguientes palabras:
 
Oh, Rosa hermosísima. Oh, santa mía muy querida de mi corazón. Dichosa tú que estás viendo a Dios cara a cara, y gozando los premios y coronas tan merecidos por tus ayunos y vigilias, por tu penitencia, oración y pureza. Dichosos tus padres que tuvieron tal hija. Bendita sea la hora en que viniste a este mundo. Dichosa, tú, mil veces, hija feliz de nuestro Padre Santo Domingo. Preciosa ha sido tu muerte como preciosa fue tu santa vida, vida de ángel, pues nunca afeaste tu alma con el pecado mortal; virgen pura y casta, has dejado la tierra para seguir al Cordero Inmaculado por donde vaya, y recibir de El la eterna corona que merecen tus virtudes.
 
13.
 
El Papa Clemente IX la beatificó en 1668 y la declaró Patrona principal de Lima y del Perú. Y en la iglesia de Santa Sabina hizo colocar una estatua que él mandó a erigir y  al pie de la cual se leen estas frases: 
 
A ti, Rosa, nuevo ornamento del Paraíso, ofrecido por el Nuevo Mundo. 
 
Y encomendó al escultor Melchor Caffa cincelar una estatua yacente labrada en mármol de Carrara que sería remitida a Lima. 
 
Dicha estatua fue recibida el año de 1670 y fue cargada por una multitud de mujeres del Callao que la trajeron en procesión y en hombros, desde ese puerto hasta Lima, la misma que ahora se encuentra en el altar izquierdo del frontis en la nave central de la iglesia de Santo Domingo.
 
Refiriéndose a esta estatua el viajero alemán Juan Rugendas la califica como una de las obras maestras conservadas en la ciudad de Lima.
 
14.
 
Apenas 54 años después de su fallecimiento, en 1671 era solemnemente canonizada por el Papa Clemente X quien la declaró Patrona Universal y Principal de toda la América y dominios de España. La tradición cuenta que el Papa luego de oír los argumentos sobre su canonización dijo: ¡Hum! ¿Y Rosa? ¡Qué lluevan sobre mi escritorio si es verdad! Y una lluvia fragante de rosas colmó su escritorio, quien en ese momento procedió a su canonización.
 
Por la razón de ser muy bella y por su recato ningún retrato directo se dejó pintar. Solo de muerta su protector Gonzalo de la Maza hizo tomar al pintor italiano Angelino Medoro una imagen de su rostro, con la boca entreabierta y los ojos sin cerrar, con el arco de la cara como si fuera una crucifixión, de una hermosura mística y sublime sin par.
 
Posteriormente miles de estampas y dibujos la han consagrado imaginando su rostro que producía fervor místico y éxtasis verla porque era la de una rosa. La han pintado Murillo, Zurbarán, Claudio Coello. Daniel Hernández, Teófilo Castillo, Francisco González, Sérvulo Gutiérrez.
 
15.
 
Y don Pedro Calderón de la Barca le dedicó dos villancicos que se cantan en coro, algunas de cuyas estrofas dicen:
 
Azucena, y Lirio, aunque
son hermosas flores bellas,
que de pureza, y amor
uno y otro lustre ostente,
Son flores mal defendidas
a quien a tocarlas llega,
pues una, y otra no tienen
espinas que las defiendan.
Sino a la Rosa, pues cuando
en María se interpreta,
la Rosa de Jericó
la canta a voces la Iglesia.
Con que no sin privilegio
quiso,  que por compañera
la Rosa de Jericó
la Rosa del Perú tenga.
 
16.
 
Siglos después Rainer María Rilke, quien murió al hincarse con una rosa se sumergía en la evocación de la Santa de Lima como modelo del amor más sublime y consagrado.
 
Y en mi tierra hoy día desde el amanecer se revientan cohetes que dejan una estela blanca en el añil del cielo semejante a su pureza.
 
En la iglesia matriz se han llevado a cabo rosarios y novenas, y hoy temprano una solemne misa en donde las guitarras suenan tristes y jacarandosas.
 
Y en el cielo esta Santa sensible a los sones de las cuerdas de las guitarras escuchará conmovida y compadecida de las cosas y los asuntos que todavía padecemos en este mundo. 
 
Texto que puede ser reproducido
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