CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO; Y FIESTAS PATRIAS
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
AULA CAPULÍ
SÁBADO 13 DE JULIO, 7 PM.
EL HONOR
DE SER
SOLDADOS
CONMEMORACIÓN DE LOS HECHOS DE ARMAS
DE PUCARÁ, MARCAVALLE Y CONCEPCIÓN, Y
DE LA GLORIOSA BATALLA DE HUAMACHUCO
PROGRAMA
1. PALABRAS DE BIENVENIDA Y PRESENTACIÓN
A CARGO DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
PRESIDENTE DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
2. RAMÓN NORIEGA: EL ESPÍRITU MONTONERO
DE LOS DEFENSORES DEL PERÚ ETERNO
3. ÁUREO SOTELO: MI VIDA DE SOLDADO
COMO SARGENTO HERRADOR DE CABALLERÍA
DURANTE SIETE AÑOS EN EL EJÉRCITO DEL PERÚ
4. WALTER VÁSQUEZ VEJARANO, EXPRESIDENTE
DE LA CORTE SUPREMA DE LA REPÚBLICA:
TRADICIÓN DE MILICIA Y HEROÍSMO EN EL PERÚ
5. DISTINCIÓN A SOLDADOS DEL EJÉRCITO
DEL PERÚ EN ACTIVIDAD, Y A RESERVISTAS
DE LA PATRIA
6. CANTO, POESÍA Y MÚSICA
SÁBADO 13 DE JULIO, 7 PM.
LOCAL POR CONFIRMAR
INGRESO LIBRE
SE AGRADECE SU GENTIL ASISTENCIA
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
99773-9575
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
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MIÉRCOLES 24 DE JULIO
18 FERIA INTERNACIONAL
DEL LIBRO DE LIMA. 4 PM.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
DE MARA L. GARCÍA, PHD.
BRIGHAM YOUNG UNIVERSITY:
VALLEJO,
POETA
UNIVERSAL
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
FLECHA
Y
FUENTE
Danilo Sánchez Lihón
"…dulce es la sombra donde todos se unen
en una cita universal de amor".
César Vallejo
1. Cree
sin límites
César Vallejo es un poeta de culto que tiene su feligresía de adeptos y creyentes, personas que son devotas y quienes se adhieren a él de alma, corazón y vida, militando en su causa y con quien deambulan y se extasían. Como otros suben a las montañas y luchan por la justicia social invocando su nombre y entregando su vida por él.
Con el referente a Vallejo las personas se proponen hacer o alcanzar algo decisivo y trascendente. Y como pocos autores literarios compromete emotiva y anímicamente a quienes se aproximan a su vida y a su obra.
Confiando en él fervorosamente establecen una ligazón y un sentimiento muy hondo y raigal de apego y lealtad como si ante él jurasen algo que cambia sus vidas.
Teniendo estas consideraciones como ejes, el acercamiento de Mara L. García a César Vallejo es el del cautivamiento, de la ilusión y de sentirse prendada de su esencia. Y entonces toda su relación resulta íntima y entrañable, con el mismo amor que describe Pablo de Tarso, que:
no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.
2. Ir
por el mundo
La adhesión de Mara L. García a César Vallejo es orgánica, instintiva, medular. Es un vínculo que compromete su aliento, sus latidos, su corriente sanguínea.
Es una relación religiosa y de votos sacramentales.
Por ser así dedica estudios a cada una de las mujeres que amaron al poeta y a las cuales él amó.
Y quizá sea así para consustanciarse con ellas, o tal vez para insumir o capturar en su ser algo que el poeta dejó.
Es afecto a una sombra o a una luz; a unas señales y a un mensaje que él dejó a al cual se le otorga el mayor significado y valor. Amor que no deja de ser de la más suprema espiritualidad.
No muchas mujeres se han acercado a la obra de César Vallejo con el rigor y la pasión con que lo hace Mara L. García.
Que es ya una manera de ir por el mundo cargando una cruz.
3. Soñarte
y encontrarte
Dice así Mara en el poema Reencuentro:
Vengo a verte como una novia lejana
y las sombras me envuelven
encarnada en Georgette Marie Phillipart
y me dirijo a tu lápida donde te siento presente.
Antenor Orrego fue tu gran amigo
le compartiste en Mansiche
el sueño de tu muerte impasible
mientras yo anhelaba a la distancia una mirada tuya.
Te soñaste muerto en París y junto a ti estaba yo.
Estuve presente en tu agonía portando una rosa sin espinas.
Hoy te aguardo con el corazón que me palpita
y entro en un letargo eterno para soñarte y encontrarte
4. Flor
extasiada
Amor convicto, confeso y radiante. Y lo expresa la voz poética femenina como mujer enamorada hasta el punto de identificarse como la novia de César Vallejo.
Entonces hay que partir de esa perspectiva para entender y comprender el libro César Vallejo, poeta universal que ella ha escrito, que como cualquier mujer enamorada, indaga por la familia del amado, por su tierra natal, escudriña sobre el patrimonio y se regocija de sus méritos.
Por fin entonces encontramos un libro dedicado a César Vallejo escrito desde el amor núbil, de aquel que se proyecta en imágenes, ilusiones y temblores, por ser el libro de una mujer que sublima sus anhelos y los convierte en utopías.
Siendo así Mara García hace un estudio de María Rosa Xandóval, de Zoila Rosa Cuadra, de Otilia Vallejo Gamboa, de Otilia Villanueva, de Henriette Maisse y Georgette Philippart. Y de cuantas mujeres amaron al poeta, para que así su propio amor termine siendo vellocino, flor extasiada en lo enhiesto de una colina o de un horizonte en la lejanía.
Por algo Mara hace un repaso de todos estos personajes. E incluso se sumerge en aquellas presencias misteriosas con las cuales César Vallejo tuvo alguna vez un encuentro fortuito, de varón con una mujer, así estos hayan sido oscuros y azarosos.
5. Las raíces
del hogar
Pero el suyo es un amor puro, sublime, místico. El suyo es el amor a un paradigma y a un ejemplo de hombre, a un ser merecedor de todo el amor consagrado.
Porque hay amores proverbiales y legendarios en la historia del mundo como en el Perú, de mujeres que se ofrendaron a un ideal y a un varón ecuánime que encarnaba una entelequia.
Y trabajaron incluso juntos hasta el límite de la renuncia personal, del sacrificio pleno y la promesa total.
Tal es el caso de Dora Mayer en relación a Pedro Zulen, sin jamás casarse ni tener ningún vínculo de pareja, aunque ella por la devoción a ese hombre firmara ella como Dora Mayer de Zulen.
De allí que en la relación de Mara con César Vallejo le interese el lado familiar, las raíces del hogar y la tierra natal del hombre de la cual ella es devota, como le interesen también los asuntos y temas del patrimonio, como el orgullo que ella siente de ser él un ícono universal.
6. Me
miras
Y continúa expresando Mara L. García:
Una voz me grita a lo lejos: "deja a Vallejo que duerma"
No quiero, respondo… él vive eternamente y
está plasmado en sus versos y en todos sus escritos
Mi memoria evoca tus ojos sombríos y tristes.
En este día me has dado un beso primoroso, sin saberlo,
más fragante que el que recibió la dulce Rita
y las otras mujeres que te amaron
Te levantas de tu tumba y me miras de soslayo.
Yo también te hablo de la esperanza.
Y lloro junto a tu cripta en Montparnasse.
Tu voz resuena melodiosa y escucho tu ¡Yo no sé…!
Me miras como Balta Espinar cuando el espejo se le hizo trizas.
7. Preguntarle
a los enigmas
El hablante lírico femenino del poema Reencuentro de Mara L. García lo sigue en los trasmundos como una paloma herida, que sabe lo fuerte que son sus alas para remontar el vuelo alto y sostenido.
Recoge sus pasos en este mundo; indaga de madrugada a los guardias que rondan en fuertes y fronteras, como a los pastores en sotos y collados, si han visto pasar al amado, pero él ya es sombra, incógnita y secreto. O es llamarada en la montaña:
Te abrazo sin espanto y quedo vibrando al ver tu espectro.
Me inclino como una plañidera solitaria y
recuerdo que te fuiste ese 15 de abril de 1938
Me marcho, sin rumbo, y dejo estos versos sobre tu sepulcro.
Las ventanas del cielo se han vuelto a estremecer.
De allí la aflicción que Mara deja sentir en este libro por indagar en lo desconocido.
De allí ese golpear las puertas de lo fantástico y sobrenatural a preguntarle a los enigmas por el amado muerto. De allí ese desconsuelo por no poder aliviar sus penas ni sus hondas heridas.
8. Huellas
de sangre
Hay en el fondo de toda esta proeza espiritual una lírica y una epopeya, como una dramática y una ética del amor en la vida y en la muerte.
No es pues este un libro que se lo pueda apreciar únicamente como hechura académica, cognitiva o intelectual sino más sopesarlo en estas otras dimensiones: lírica, épica, dramática y ética.
Indudablemente, todo ello engrandecen a César Vallejo, capaz de inspirar y provocar vibraciones como esta; y que enaltecen a Mara imbuida de aquel fuego sagrado que nos dejan atónitos y deslumbrados.
Así el hablante lírico del poema de Mara va recogiendo con escrupulosidad todo vestigio que hable y de señas del poeta.
Y aun llorando desgarrada, va recogiendo compungida una y otra brizna, reflejo o relumbre como una dolorosa.
Y esto allí en donde advierte o presiente que hay huellas de sangre del esposo, sea que lo contenga un sobrino nieto, sea la piedra donde él se golpeara.
9. Herencia
sagrada
En ella también se doblan y confunden los papeles. Es María Magdalena dispuesta a pagar cualquier cuota, sea el precio que sea.
Todo eso con tal de ver vivos otra vez los ojos del ser que lo arrebata. Y derramar el elixir en sus pies, secarlos con sus cabellos y enjugarlos con sus lágrimas.
O es la Virgen María, la madre de Jesús, detrás del hijo en el Vía Crucis; y después bajo la cruz, horadado en sus miembros cada clavo y cada lanza que recibiera el hijo crucificado.
Esa es la voz poética femenina. De allí que ella indague por cada huella que él dejara, por el legado del esposo, o ya sea por la institucionalidad que lo exalta y encarece.
De allí que Mara entreviste a cada miembro de su linaje, como a quienes aprecian y esclarecen su obra. Y a quienes han acumulado hoja por hoja su patrimonio como si fuera una herencia sagrada.
10. Ella guarda
las llaves
Ella sigue sus pasos porque se rencarna en quienes amaron a Vallejo, como mujer que es. Es por eso que ha logrado que este libro sea un libro vivo, vital, testimonial. Un libro que trasunta andanzas, ajetreos y un presente agitado y convulso.
Esta adhesión a Vallejo desvelada, vigilante, atenta a lo que sucede en uno y otro sitio, con adoración y hasta veneración.
Le dedica a él lo mejor de sí misma: su palpitación, su respiración su juventud, es invalorable al lograr constituirse en un diario de campaña.
En él ha logrado concretar aportes que desde lo académico resulten inesperados. Y es que es otra fibra, otra su relación con Vallejo, desde la confidencia y la intimidad. Y lo impredecible como consorte.
Mara se convierte así en la albacea espiritual y en la sacerdotisa del templo. Es la custodia moral. Es quien dispone el ritual, guarda las llaves y las prendas sacrosantas.
11. Fruto
del bien
Es la persona consagrada al culto por tener en su ser, e incrustado en su corazón, el Santo Grial. Y ser ya un personaje de una historia legendaria en donde todo es desvelo y es espera inacabable. Y en donde nunca habrá consolación.
Porque es vagar aterida por los campos y los vientos, e indagar a los pastores si por ventura vieron a aquel que ella más quiere. Siempre atenta a sus pasos, a si llegan o si tardan. A si se van, o a si se quedan en las noches en que ella espera su llegada.
Y es que Dios nos ha marcado para siempre con la cruz del amor, para extrañarnos, para estar unidos, y ligados así sea que habitemos mundos diferentes. Así sea que uno esté libre y el otro encadenado.
Dios nos ha impuesto la clave del amor para este dulce sufrir y esta ansia del otro, y de esa búsqueda de algo nuestro que se esconde en el ser que amamos.
Seres además vinculados o atraídos en función de la belleza, de la virtud, de la palabra tornada en poesía y colmada del fruto del bien, como se inflama en la poesía de César Vallejo.
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