miércoles, 31 de julio de 2013

DE LA SANTA TIERRA A LA TIERRA SANTA - POR WALTER VIDAL TARAZONA

 
DE LA SANTA TIERRA A LA TIERRA SANTA

(CONTINUACIÓN...)
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http://yarcan-llamellin.blogspot.com/

Por Walter Vidal Tarazona

Decíamos que, recién al cuarto día del viaje, emprendemos la visita a la Tierra Santa empezando por el norte de Israel, casi a orillas del mar Mediterráneo: Jaffa (Jafo o Yafo), Cesárea Marítima, Haifa,  Aco (Acre), de cuyas murallas construidas en la época de los cruzados se domina el mar Mediterráneo y también el Monte Carmelo (supra).

 El siguiente día recorrimos el Monte de las Bienaventuranzas, sobresale la iglesia edificada en el lugar donde Jesús predicó el Sermón de la Montaña, con vista al mar de Galilea. Bajamos por Cafarnaún hasta el río Jordán. En otra jornada (6º día), visitamos la Basílica de la Anunciación (Nazareth) construida encima de los cimientos de cuatro iglesias anteriores (¡cinco pisos históricos!).

 Al día siguiente, a la decápolis greco-romana: Beit Sheán; y continuando por el valle del Jordán entramos a Jericó, una ciudad ribeteada de palmeras,  y seguimos descendiendo hasta el lugar más bajo del mundo: el Mar Muerto (infra).

 En una siguiente jornada, partiendo ya de Jerusalén, fuimos al Monte de los Olivos y al Monte Sión, donde se impone la tumba del rey David, el Cenáculo, etc.
Al medio día nos encaminamos a Belén, donde es dominante a la vista la gran Basílica de la Natividad con su Gruta del Nacimiento, que ya describimos antes.

En la siguiente jornada, último día en Israel, agotadora al máximo por cierto, pero maravillosamente impresionados siempre, visitamos la explanada (de lo que queda del Templo): Muro de los Lamentos (muro occidental), un verdadero laberinto humano del que salimos como hormigas, para recorrer la Ciudad Santa (la Vieja Jerusalén),  siguiendo espiritual y mentalmente los pasos de Jesús hasta la extraordinaria basílica del Santo Sepulcro.  

Al día siguiente estaremos abordando  el vuelo de Iberia a la ciudad de Roma, vía Madrid.

Ya del del cielo de Israel, con hilachitas de oro tratando de traspasar las errantes nubes rodeando el avión, miramos todavía más abajo... para decir en nuestro adentro ¡ADIOS!