martes, 30 de julio de 2013

30 DE JULIO: ADHESIÓN AL LIBRO - FOLIOS DE LA UTOPÍA - INFINITAS VIDAS MÁS QUE EL GATO TIENE EL LIBRO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO; Y FIESTAS PATRIAS
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PANEL
DE PRESENTACIÓN:
 
RAMÓN NORIEGA
EMILIO SÁNCHEZ LIHÓN
JULIO YOVERA
 
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL RUIZ PAREDES
 
SÁBADO 17 DE AGOSTO
5 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
7 PM.
AULA CAPULÍ
EN EL RESTAURANTE
EL CORDANO
 
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PARTICIPACIÓN
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
COMO JURADO CALIFICADOR
 
JUEGOS FLORALES ESCOLARES NACIONALES
“UN PAÍS DE TODAS LAS ARTES”
 
CONCURSO REGIONAL DE DECLAMACIÓN
CON LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES
REPRESENTANTES DE 45 UGELES DE LA REGIÓN
“LA LIBERTAD” EN SANTIAGO DE CHUCO
 
TEATRO MUNICIPAL TÚPAC AMARU
DE SANTIAGO DE CHUCO,
LUNES 19 DE AGOSTO, 2013
 
SE SELECCIONARÁN A LOS REPRESENTANTES
QUE COMPETIRÁN EN LA ETAPA FINAL NACIONAL
 
GERENCIA REGIONAL DE EDUCACIÓN,
UGEL SANTIAGO DE CHUCO
 
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
99773-9575
 
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
 
 
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30 DE JULIO
 
ADHESIÓN
AL LIBRO
 
 
VAMOS
A L FERIA
DEL LIBRO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
INFINITAS VIDAS
MÁS QUE EL GATO
TIENE EL LIBRO
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
“Un libro retoñaba
de su cadáver muerto”
César Vallejo
 
 
Airoso
y triunfante
 
El libro ha sobrevivido a muchos atentados, asaltos y arrestos. Subsiste a órdenes de ejecución, juicios sumarios, hogueras infamantes.
 
Ha sufrido ¡dictámenes de arresto, de secuestro, de desahucio!
 
Se le ha infligido castigos ominosos. Ha sido calumniado, vejado y sumergido en el lodo.
 
Pero sigue vivo y libre. Cada vez incluso más lúcido, gentil y radiante. Más apasionado, impulsivo y siempre fregando la vida de los jerarcas. ¡Es denodado, ingenioso y bizarro!
 
Haciendo un recuento solo de las últimas décadas, he aquí una relación de las veces en que el libro ha estado condenado a muerte, a veces súbita y violenta. Y, sin embargo, ¡ha salido airoso y triunfante!
 
Primera
amenaza
 
En los últimos tiempos, la primera vez que se entonó el responso fúnebre al libro ha sido cuando apareció en el universo de nuestras vidas las ondas hertzianas de la radio. ¡Se acabó su dominio!
 
Resultó entonces convincente oír a los agoreros de turno pronosticar la muerte inminente del libro que con el nuevo invento quedaba comprobadamente obsoleto.
 
¿Cómo no iba a suceder si todo ya nos venía por el aire, y entraban directas a nuestros oídos las palabras elaboradas por los autores sin el trabajo de deletrearlas en libros ni folletines? 
 
Lo menos que se esperaba es que la radio expandiera a los cuatro vientos la voz de los poetas y la creación humana más selecta que antes se depositaba en los impresos. Pero eso no ocurrió, no sé por qué.
 
Y entonces el libro se levantó saludable y vigoroso de su lecho de reposo con más ganas de seguir atormentando la vida a los adivinos.
 
Segunda,
prueba de fuego
 
La segunda ocasión sí fue más grave y en serio. 
 
Esto ocurrió con las piras de libros que nazis y fascistas levantaron, secundados en otras latitudes por tantos dictadorzuelos que hay extendidos en toda la faz de la tierra. 
 
El libro ahí supo que era inflamable y ardía muy fácilmente cuando son intencionadas las hogueras que se alzan para destruirlo.
 
De esta prueba salió, como sale cualquier hijo de vecino después de una encerrona, sabiendo que la justicia es ciega y hace pender de continuo una espada de Damocles en el vértice de nuestros cuellos infaustos.
 
Pero uno olvida, volviendo a empinarse hasta las nubes a sorber otra vez el aire del cielo y la luz de las estrellas.
 
Tercera
estremecida
 
La tercera muerte fue en Fahrenheit 451 de Rad Bradbury, que ensombreció a la multitud de lectores y radioescuchas que noche tras noche seguían la secuencia de la obra.
 
Sentían correr por sus venas el estremecimiento de ya no poder sus hijos ni los hijos de sus hijos tener el encanto de sentarse a la luz de la ventana a solazarse descorriendo las hojas de un libro.
 
A embelesarse en sus páginas del color de las espigas, en donde se deslizan imágenes, metáforas, historias, y uno mismo destejiendo la madeja de su destino.
 
Pero el libro, en los siguientes días, se levantó igualmente rejuvenecido con todas sus galas y fulgores, puesto que salía de un incendio, ¡y hasta vestido con sus atuendos dorados!
 
Cuarta
celada
 
La cuarta muerte del libro fue cuando se tumbaron los árboles en las huertas, de lo que antes eran aldeas y hoy son grandes ciudades. 
 
Y si no hay árboles ¿de dónde y de qué fabricar el papel que trae en su trama el trino de los pájaros, el rumor de la brisa y el temblor de los nidos que en ellos mismos se acunan?
 
Pero lo peor que sucedería al no haber árboles es: ¿montados en qué ramas hacer la mejor lectura? 
 
¿Cómo leer libremente si no es en contacto con los aromas y fragancias de los pólenes de las flores y el susurro de los colibríes que revolotean en torno a sus corolas?
 
Pero el libro siguió viviendo curiosamente refugiado en sótanos, en tugurios polvorientos, en callejones trashumantes y hasta en las celdas de las cárceles.
 
Quinta
irreverencia
 
La quinta muerte fue pronosticada de infalible, y el libro pasó a ser desahuciado impenitente, cuando aparecieron los audiovisuales y las ondas electromagnéticas de la televisión invadieron nuestras míseras vidas. 
 
¿Para qué leer, entonces, si en la TV me entretengo, me informo y hasta puedo instruirme? No tiene sentido sollozar compungidos sobre las páginas de un texto. 
 
 Definitivamente el destino del libro sería ser apenas ¡pieza de museo! Con el agravante de ser fenecible, pues lo horadan de pies a cabeza –¡qué vergüenza!– nada menos que unos bichitos insignificantes que llamamos ¡las polillas!
 
Pero el libro tercamente siguió apareciendo en los escaparates, se apuraron más las rotativas, las fajas de doblado, de encuadernación y etiquetado. ¡Una reverenda burla para los urdidores de desastres!
 
Sexta
porfía
 
La sexta muerte –esta vez sí bajo enfermedad grave– fue cuando entró a la clandestinidad.
 
Se lo vio circulando a altas horas de la noche bajo la capa de unos estudiantes famélicos dispuestos a petardear el mundo. 
 
Al libro entonces se lo metió entre las rejas, se lo torturó inmisericorde, se derramó fango y sangre sobre sus páginas titubeantes.
 
Esta vez, sinceramente, le costó recuperarse a este subversor empedernido. 
 
Estuvo silencioso, buscando cada retazo de sol para calentarse los huesos que se le habían torturado y demolido. Se le notó caviloso, andando solitario por los caminos. 
 
Pero se recuperó y ahí anda, incorregible, como lo ven ahora.
 
Séptima
obstinación
 
La séptima vez que se le diagnosticó sepultura definitiva ha sido por obra y gracia de la fotocopiadora.
 
Muerte certificada, además, por la compra indiscriminada de Derechos de Autor de la mejor ciencia y literatura, corrida a cuenta y cargo de la IBM. 
 
Y todo a fin de ya no tener libros sino sólo “copias”, separatas que luego se botan, se lo deja en los asientos de las carpetas o se las arroja a los basureros.
 
Se han expandido las fotocopiadoras por todo el mundo, principalmente en las universidades, pero a la vez se edita cada vez más.
 
Y el libro siguió saliendo más terco que una mula.
 
Octava,
se volvió espíritu
 
La octava muerte fue mucho más pensada, casi un crimen perfecto por la sofisticación puesta en juego. 
 
Se hizo responsable de ella a la cibernética, al procesador en línea, a la digitación telemática, a la comunicación interactiva vía satélite.
 
El internet y otras hazañas tecnológicas sepultarían definitivamente al libro, fue el anuncio categórico. Y, ¿por qué?
 
Porque allí el libro se vuelve nada. O, nos corregimos, es apenas vibración magnética, es decir entra en coma, es onda que se digita.  
 
Allí sus signos de vida sólo se ven en una pantalla. Se tornó aura, viaje al infinito. Murió, para volverse espíritu, nostalgia, recuerdo querido.
 
Pero el libro apareció otra vez en las calles, gritando sus inconformidades y rebeldías, en la coyuntura y en lo que es eterno.
 
Novena
metamorfosis
 
La novena muerte sigue siendo arduamente debatida en estos momentos, y es por imitación de un artefacto que sustituye al libro ofreciendo todo lo que en papel impreso el libro ofrece, como es ser portátil, sencillo, amigable; pero capaz de mutarse y cargar en sus entrañas una colosal biblioteca atenta a cualquier requerimiento nuestro.
 
Esta maravilla tecnológica es el e-book que tiene el complemento del hipertexto, con la capacidad de poner el tipo de letra que se quiera y del tamaño que mejor nos convenga; el de ser fácilmente manipulable, pudiendo regularse el matiz de la pantalla, con la capacidad de hacerse anotaciones sin mancillar la virginidad de sus páginas, además de otros portentos.
 
Sin embargo desde que apareció el e-book acompañado de una arrolladora campaña mediática las ediciones de libros impresos ha alcanzado dimensiones extraordinarias que superan todos los récores tradicionales.
 
Décima resurrección
y vida definitiva
 
La décima muerte del libro, con la cual hace rato superó al gato y se volvió invencible, es cuando tú lo tiras a un lado en la banca del parque y me das a leer las letras de tus ojos. 
 
Y, después, el libro de tus labios para que en ellos me olvide definitivamente de mí, de ti y de todo lo que los libros dicen.
 
En esta prueba el libro se vuelve definitivamente esencia de libro, es decir pálpito, suspiro, corazonada. ¡Y vibra! Ya no se imprime como tal, porque se volvió ahogo, tañido y profecía.
 
Se tornó conciencia de que tú y yo podemos estar para siempre unidos, abrazados, entrando y saliendo de un libro. 
 
Y habitando felices en el fondo de las páginas de un texto, como es el mundo y como es la vida. Y como es toda resurrección definitiva.
 
 
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
 
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
 
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
 
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es