martes, 14 de mayo de 2013

HOMENAJE A LA MADRE - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS (ASOLAPO - EL SALVADOR)



 POEMAS A MI MADRE

DEDICADO A :

MARIA HORTENSIA CALDERÓN DE ASCENCIO

CON TODO MI AMOR

RODOLFO ASCENCIO BARILLAS
 

I.

Madre
madre mía
mi ser querido
mi inolvidable recuerdo
mi dulce melodía
el agua fresca del manantial
mi eterno cariño
la tierna verdad de mi vida
mi ángel bendito
mi madre.

II.

Hoy que te has ido
se me viene el recuerdo
de tu bello rostro angelical
tus ojos de miel,
tu mirada serena,
tus pupilas de lirios,
tu piel de cielo,
tu aliento de aguas cristalinas,
y los sueños que tu alma abrigaba
en aquel bello árbol
de laurel de la india
y los suspiros que se escuchaban
en los tropeles del viento.

III.

Yo hice una primera fantasía
y una eterna poesía,
en mi larga travesía,
y era contemplar tu bella mirada
y el fulgor resplandeciente de tus ojos
y el eco de tu voz en mis amaneceres,
después vi los pájaros de tu llanto
y la tarde azul que nos ruborizaba
y la brisa que lloraba en tus cabellos
y cuando crecía los alelíes
tu exuberante belleza era infinita,

IV.

El atardecer se miraba
con diferentes colores,
azul, y de amarillo resplandeciente;
cuajada tarde de crepúsculos
y el ocaso me recuerda tu presencia
¡Oh cuanto extraño el silencio de tu boca!
y cuanto fue el sufrimiento de tus espinas
y las lagrimas de tus ojos
que inundaron el lecho de tu almohada
¿Dónde esta la voz de tu llanto?
y las tristezas que brotaban en tus jardines.
 
V.

Madre, madre mía
¿Dónde estas?
que te has hecho
porque no estas,
hoy te busco
en el ocaso de mis oscuros días
y la casa de mis amores
donde me crié;
sentí mi dolor, mis alegrías
y mis tristezas.
Encuentro una inmensa soledad,
y aquel árbol donde jugaba
ni sus raíces estaban
madre, con la luz de tus ojos
miraba mi bello camino
y  la terrible soledad.
Yo me encuentro esperando,
y ver los sueños de tus crepúsculos
y sin ti la casa esta vacía.
porque al no verte camino en las tinieblas
de un sol opacado
y un cielo nublado
porque  tú eras madre mía,
la llovizna suave de la mañana,
el rayo de sol que se cuela en mi ventana.
 
VI.

Hoy que vuelvo a tu regazo
hoy que el cielo guarda mis lagrimas
hoy que  vivo en la penumbra de mi corazón;
vuelvo a encontrar tu inmenso cariño.
Ahora que los años han pasado
ahora que tu ausencia es mi agonía
y tu recuerdo me hiere con  el llanto
y muero en la ausencia de tus ojos
y sufro en un rio de tristezas
y el sol que iluminaba mi alegría
y en el oasis me extasiaba
para contemplar tu  exuberante melodía
y los besos de tus claveles
que después pude comprender,
porque mi madre, es llena de Santa Maria
y que purifica con su ausencia el alma mía
y me llena de primaveras mi existir
que llevaron los otoños a otros inviernos.

VII.

Después que ha pasado el crudo invierno
quise encontrar mi destino,
aquel escabroso camino,
de la juventud florida,
y escuchaba tu voz con el zumbido del viento,
y el deleite de mi carne escarnecida
que me separo de tu presencia
y con indiferencia abandone
tus tiernos consejos
y menosprecie vuestras razones
y sin embargo tú estaba siempre conmigo
y perdonasteis mis imprecisiones
¡Oh madre, del alma mía!
Perdóname por todo cuanto te ofendí
y las faltas graves de mis acciones
y las locuras de mi juventud
y por todo cuanto te hice
pero eres el ser que más he amado
y hoy me siento arrepentido,
y el corazón compungido,
y mi agonía es ilimitada,
y no obstante tú me has amado,
más que nadie en el mundo
cuanto te quiero madre mía.

 VIII.

Después de mi larga ausencia
y el tiempo había pasado
la pupila de mi madre
estaba desvanecida
y como una llama se fue apagando
en el trémulo de su augusta mirada
y su silencioso lamento
era el viento que respiraba mi aliento
en la inmensa soledad de mi destino,
y hoy supe comprender
cuan grande era su amor;
pero ella ya no está.

IX.
Mi madre me enseño
como era la vida
y como prepararse para la muerte
que nos llega de repente
y su sexto sentido me guió
en los oscuros valles del mundo
¡OH madre cuanto fue tu sufrimiento ¡
en mi lejano aposento
aún llorando te acordabas de mi
esperando a mí retorno
porque desde tu tristeza
me dabas tus bendiciones
y ahora que recuerdo
cuando era niño
tu me cuidabas
y me prodigabas cariño,
y ahora que soy hombre
también me amabas.
¡Oh madre de la vida mía!
Y ahora que ya no estas,
Es inmenso mi dolor
Y grandes las tristezas de mi corazón
Cuanto te añoro madre mía.

 X.

Quiero decirle al viento
que le digan a las hojas
de los árboles
cuanto te amaba
bella mujer del alma mía
mi madre, mi madre
la que me dio el cariño
y que me amó desde niño.
Ella que me cuido del frío
y me abrigo en su corpiño
cuando lloraba, me consolaba
y se reía también me adoraba
y si todos me abandonaban
ella estaba conmigo siempre
y me daba todo lo que otros me negaban;
cariño, cuidados, limpieza y amor
ella me vio crecer con los árboles
y me besaba en los alegres manantiales
y sus aguas bañaban mi costado,
y en  mi rostro enaltecido.
pero el tiempo había pasado.
Con los años llegó la adolescencia
 su luz era su prescencia
y la eterna razón de mi existir.

XI.

Madre mía de mi corazón
te recuerdo más allá de todos mis sueños
en los montes, en los ríos, en los caminos
y en las estrellas que pintan los mares
y en las noches de mis tristes soledades
cuanto recuerdo tu dulce sonrisa
y el aliento de tu voz
y la tierra húmeda de los campos,
te recuerdo en el ocaso, en las tardes,
en las mañanas, y en las tristes campanas
que tocan tus melodías majestuosas,
te recuerdo en aquel verano
en la piedra, en la sombra, en el milpal
y en el oasis de tus amaneceres
madre, madre mía…