jueves, 21 de marzo de 2013

21 DE MARZO: DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA – POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS (ASOLAPO – EL SALVADOR)



EN EL DIA INTERNACIONAL DE LA POESIA

Por qué y para qué es la poesía: desde los inicios de la Humanidad nació la noble inspiración de la poesía, a través de los poetas que a lo largo de la historia, han buscado la expresión sublime de los sentimientos, naturales y místicos en cuya visión se basa en el don divino de un ser supremo, los versos no son técnicas de grandes universidades ni de adelantos tecnológicos, sino más bien nacidos del alma, heredados de generación en generación.

Los poetas miran más allá de las cosas que no se pueden ver y tienen la facultad de vivir con la inspiración de la vida y de la muerte, además de la salvación con el otro mundo, y no para que sean famosos por sus versos y sus pensamientos, sino para dejar plasmadas las huellas de la poesía que recorre los surcos del conocimiento, del alma y el corazón.

El poeta, es el que hace poemas, el que los interpreta, es un artista, y el que los ama y muere con ellas en los universos cósmicos de las deliciosas palabras, la inspiración viene de los caudalosos ríos de sentimientos que expresan la existencia del hombre, la naturaleza y el universo.

La poesía no sólo va adornada de flores y bellas palabras que cultivan los sembradíos de sus versos, también es un modo de vivir la vida, de expresar los nobles ideales de la existencia, el descubrimiento de la belleza real, de lo que muchos no pueden ver o sentir.

Desde los tiempos de nuestros antepasados, los grandes poetas que se han inmortalizado con sus grandes obras nos han expresado la forma de ver el mundo de diferente óptica, el romanticismo que ha trascendido en la creación de la poesía, que es el amor e inspiración de la mujer, la belleza femenina de la naturaleza.

Y ahora la poesía que es fuente de inspiración en la pacificación de nuestras pasiones, emociones y malas tentaciones, nos orienta hacia un mundo mejor cuyo propósito primordial es descubrir las siguientes generaciones de poetas que poseen los dones especiales de la poesía y me refiero a nuestros niños, jóvenes, y adultos que poseen esos grandes talentos, de crear manantiales de poesía que aun no ha sido descubiertos.

Por eso la poesía no es sólo inspiración, sino que nos dice las cosas que debemos saber, la solidaridad, la comprensión, la tolerancia, la hermandad, y el amor, que es la verdadera poesía.

Este día 21 de Marzo celebremos con gran júbilo el Día Internacional de la Poesía,
y hago mis reconocimientos a todos los poetas Latinoamericanos y del mundo para que luchemos por unir nuestros pueblos en la hermandad de todos los seres humanos.

Rodolfo Ascencio Barillas
Director de Prensa Internacional de ASOLAPO.
EL DIA INTERNACIONAL DE LA POESIA



INSPIRACION
Rodolfo Ascencio Barillas

Mañana volveré para abrazar tus colinas
Y el corazón de verano en tu pecho,
Y como innumerables destrozos de tu vida
Me armaré de valor para acariciar tus labios
Y el viento que bosteza las viejas heridas
Porque mañana tú zumbarás a mi oído,
Las crueles trampas de tu malicia
Y los dardos que envenenan tu alma.
Yo te amaré en el silencio de tu aliento
Y en la guerra defenderé tus sueños
Y en la paz me uniré a los tuyos.
El viento galopa en tus rápidas verdades
Y en la mentira de tus labios rotos;
Porque los pájaros huyen con tú mirada
Y las olas rompen el silencio de tus caricias
Y yo me sumerjo en los besos de tú rocío
Y en los pétalos de tus rosas pantanosas
Y las aguas que juegan con el viento
Y las noches que enmudecen con tus estrellas.
Porque tú vives en las oscuridades de los bosques
Y en los pastizales de las montañas
Y en los piélagos salados de tus costas
Ahora que vives en las nieblas de mi silencio,
Ahora que sueño en las penumbras de tus besos.
Yo quiero decirte con mis tristes palabras
La vida que se nos va de prisa
Y el dolor que duerme en la risa,
Tus huellas son los surcos que el tiempo devora
Y tus manos dibujan mi cielo
Y te miro muy lejos de los horizontes
Más allá de los crepúsculos
Escucho, tu voz, tu risa y tu pensamiento
¿Acaso eres como la hiedra que trepa mis muros?
Y dejas marchar los pájaros dormidos de tu pecho.
Eres tú el vacío que llena mi ausencia
Y la inmensa soledad de mi silencio
Eres parte del pantano de mis flores
Y te regocijas con los destrozos de tus tempestades,
Antes de existir, estaban pobladas de tristezas
Y tú me eximes con la hipocresía de tú amargura
Y aceleras como una bomba tus batallas
Y sin misericordia me haces agonizar en tú nostalgia
Porque estas acostumbrada a batirte con las olas
Y tus corrientes son como océanos inhóspitos
Y como la espuma me arrastras con tus piedras
Hoy quiero decirte con el llanto de mis ojos;
Y quisiera abrazarte como agua de manantiales
Y llevarte montado en los caballos del viento
Y en los huracanes de mi aliento.
Tú eres la culpable de los debacles de mi vida
Y de las sombras en mis ocasos
Y de las cenizas en mis fuegos consumidos,
Y en el fuego de tus brasas,
Quiero amarte como el sol a la luna
Quiero que sepas que muero en el silencio
Y la sibila de la noche ensombrece mis pensamientos,
Pero eres tan discreta que sabes ocultar tus razones
Y las intenciones que acaban con mi paciencia
Ahora voy muriendo por tus sombras desgarradoras
Y por tus blancas manos pecaminosas
¡OH lujuria que enardece mis sentidos!
Y llora en la congoja de mis penumbras
¡OH dulce sueño de una fuente peligrosa!
A veces pienso que no eres distinta a las estrellas
Y te pareces a los preludios de mis sufrimientos
Aunque no seas merecedora de muchas estrellas,
Pero así te quiero, contra todo pronóstico
Y las lluvias cual torrente de aguaceros,
A veces prefiero tus luceros
Que encienden las luces apagadas
De tú rostro, de tú voz y de tú sueño.
Yo te quiero, y más te amo…


LA VOZ DE MI CANTO

Rodolfo Ascencio Barillas 

Yo soy la voz deleznable de horizontes lejanos
Y me consuelo en los rayos de la lumbre infinita
Yo soy el átomo que desciende de un cielo constante.
Yo vago por los montes y colinas
Y hasta los valles de tus tinieblas
Yo soy el implume viento de tus narices
Y reposo en el aliento del alma humana
Y puedo contemplar el rocío sobre tú cabeza.
Yo te siento, en el aire, en la soledad, en las tristezas,
Y en cada noche que tus anhelos mueren
Y poseo cada partícula de tu garganta,
Y la piedra que estorba tú camino.
Yo he nacido para enseñarte siete maravillas
Y siete acertijos que invadieron el alma mía,
El sueño, el llanto, el pesar, la tristeza, el cielo, la vida
Y el espanto de tus ojos mustios
Yo amo a mi piedra, a mi llanto y a mi valle
Y los suspiros que siempre extraño
Y cuando comienzo a soñar, termino cantando,
A veces quiero callar en la selva umbrosa.
Yo me abrigo de los fríos de tus mentiras
Y de los que se alimentan tus ilusiones;
Triste es aquel que sueña con el peregrino
Y piensa que el mañana es una esperanza,
Incierto es el camino que nos enseña a llorar.
Por que el miedo es la voz de la amargura,
Miedo a las mandrias, miedo a los placeres
Es miedo a los fracasos de tus océanos
Y al estupro de tus ojos
Y al denuedo de tus pareceres locos.
Yo canto, solo por cantar
Y sueño solo para soñar
Soñar es el túnel de mi escape
Y la prestancia agónica de mis vastedades
Quiero vivir hasta saciar la sed de mi existencia
Y quisiera retroceder los años hacia mi pasado
Y descubrir la inercia de mis experiencias soñadas,
Y buscar la raíz de las voces conscientes,
Y las horas que jamás se olvidaron.
Yo quise ser lo que siempre he anhelado
Un caminante soñador empedernido,
Atravesar la gran ciudad de mis tribulaciones
Y eclipsar los soles de mis pasiones.
Yo soy un poeta del cosmos, y del dolor
Hijo de las injusticias y de muchos sueños,
Yo nací para vivir amando
Y viví en la sombra de los necesitados
Todos eran mis hermanos, los hermanos lejanos
Los hermanos hombres y las hermanas ilusiones
Yo soy un sentimental que llora sobre el viento
Para mí, todos son mis hermanos en los mares de esperanza
Y puedo ver a través del cristal del mediodía,
¿Quien sabe amar, sabe llorar?
Y quien esperar, sabe soñar,
Yo duermo en los parajes del mundo,
Mi casa es el techo del cielo
Y mis amigos son los más humildes
Quien humilla a uno de ellos,
Me agravia y me insulta eternamente,
Pero mañana esperaré el llanto del mendigo
¡Oh Dios ni un beso se da con mala equidad!
Mis voces se escuchan en el interior de las profundidades,
Allí se escuchan el llanto de los vasos embrujados
Las voces de mis constelaciones
Y las nieblas de mis infinitas bondades
A veces cuando se odia, se prolonga el sufrimiento,
Ahora que me siento rebosar de tristeza
Puedo ver el enconó de tus labios rebeldes
Porque la vida es un mar de misterios
Y el dolor de los que sufren es inmensurable,
Yo me estremezco ante la injusticia
Y espero que retornen los juicios sensibles
Y aunque me halle en tiniebla de muerte
Mi esperanza es Dios, un ser infinito,
Sólo él es la voz de los desiertos
Y sólo él es la salvación de los que esperan,
Aunque llore en la soledad de tus brazos
Siempre esperaré a tú bondad eterna.
Ahora frente a mi corazón
Es inexplicable cuando amanecen las flores
Y los poetas dejan sus versos
Y los profetas sus profesáis
Y los soñadores su canto,
Hoy quiero razonar con el universo
Y clamar en los escondrijos de la muerte
Porque solo los muertos son justos
Y los vivos asustan a los muertos
Porque yo vivo e intuyo, y despierto
Pensando que duraran los sueños
Que nos abandonan junto a las piedras.
Yo creo en los milagros de tú destino
Y en las derrotas de tus triunfos
Y en los secretos de tú muerte.
Yo adivino que nací poeta
Y poseo el elixir de la magia
Y de los místicos secretos del alma.
A veces puedo verme que me desvío
Y a veces siento llanto y frío.
Yo me sacrifico por las causas nobles
Y por los sueños que a veces añoro
A ratos voy riendo y a ratos soñando
Y es todo el dolor que imploro.
La vida es un laberinto confuso
Que tiene entrada sin salida.
Pero también es un ramo de rosas
Que florecen en el campo
Y que mueren odiosas.
Yo sé de de las viles traiciones
De muchos engaños
Y de innumerables dolores
A veces imploro no haber nacido
Porque es más grande el pesar que siento
Que el placer de haber vivido
Carne, llanto y poderes 


CANTOS POETICOS

Rodolfo Ascencio Barillas

Yo me veo  en un sueño profundo,
Y  vivo en los linderos del mundo.
¿Quien dice que he mentido?
Si mintiendo vivo para desmentir
Y comprendo el sentimiento del sentir,
Y la comprensión de lo incomprendido
Porque yo soy una molécula del tiempo,
Y las partículas que  esparcen las semillas del surco;
Y  espero es lo que me hace esperar,
Porque esperando lo inesperado,
Me hace esperar lo que siempre he amado.
Y no llores en  ríos de penas
Porque siempre hay puñales que hieren,
Y atavíos malvados en los corazones de los hombres.
Existen pasiones que desechan el aliento
Y hay quienes odian el camino de los sabios
Y estrujan la digna verdad de la conciencia.
Pero hay quienes viven sirviendo sin esperar nada a cambio;
Yo soy aquel que lloraba con el alma desgarrada
Y en un místico contingente que aumentaba su  amarguras.
¡Oh Alma que llora con el viento!
Y en el silencio de todos sus pesares,
Más me veo en un futuro incierto,
Buscando  ilusiones en mis horas perseguidas.
Yo seguiré en los umbrales de mis dolores
Y viviré soñando imposibles conclusiones humanas.
Yo fui engendrado en la confusa descomposición del tiempo
Y amé con locura las estrellas de tus ojos.
Porque mañana no buscaré mis soledades
Ni encontraré rosas, ni espinas
Para atar las fuerzas de mis temblores,
No desbaraté inmutables cielos
Ni deje correr la aurora entre tus ojos.
No hilvané sueños fugaces
Ni voces, trémulas disonantes.
Yo fui el silencio de las selvas
Y fui el retrato de las espesas neblinas,
Desde la noche,
Desde espacios inciertos,
Desde los hondos suspiro
Y de una eterna ausencia que sufrió el alma.
Antes de la luz callé para pensar en mi muerte
Y la densa espera de un nocturno sueño
Fueron callados mis latidos por voces infinitas
Yo me vi en los dilemas dolientes,
Y fue dura la vida
¡Oh Cuantos azotes no han cicatrizado!
Y fue dura la visión
De un encuentro diferente.
Y de un grito de angustia,
Y una lucha,
Contra el mundo invulnerable
Y el alma escurridiza,
Que huye de sus propios temores
De su infamia, de su piel y de su sueño.
Yo fui el sufrimiento invisible de los ojos impuros
Y de la ilusión que  se desvanecía en los amaneceres
Pero  en los desvanes de mi edad,
Viví el secreto de mi espera estelar,
Donde la eternidad se hizo en un momento
Frente a mis días futuros,
Los gritos callaron esperanto mi retorno
Y yo,  sin darme cuenta
Me quede tras las sombras
Mirando crecer la hiedra
Sobre los muros.
¡Los cielos lloraron!
Esperando el trinar
De una triste sonrisa
Y  noctilucas penumbras,
Así como tú
Me refugie en una mentira.
Yo encontré querubes
Sin derramar cristales
De sus alas
En mi pupila
Y las imágenes crecieron
Sobre los adustos tropiezos
Y el ánimo de las sombras.
Pero en mi pecho anido a mi  esperanza
Mis ojos destellaban la luz nocturnal,
Como lloran las montañas
Y como sangran mis heridas;
¡Oh Cruel daga de mi destino!
Que hieres el sensible sueño de mi esperanza.
Yo tuve una estrella
Milenario, reflejo de mis intentos frustrados,
Soñando cristales
Sobre lejanas primaveras
Y mares de fugaz
Donde  perdí tratando de hallar
Esmeraldas escarlatas,
Misterios y beldades
En otros laberintos
Y la brisa llevo mis nostalgias.
 Leves hojas de verano,
Donde el viento le dice a mi oído
Mi voz es un susurro
En la isla de las tempestades,
Y en la tierra de mi quebranto,
Ahí donde mi espíritu reposa
Y beben aguas de secretos ardientes.
La playa es el recuerdo de la lluvia
Sobre el sol,
Mojando las espaldas de las hojas marchitas
Y las olas en mi cuerpo inmanente,
Los rayos de luz
Y el llanto corriendo por mi cara
En mi dolor inexpugnable, indomable
E indoblegable, fue el pesar de mis anhelos
Y la intangible llama de mis desvelos
En la oscuridad de tù aliento.
Sé que ya no volverás
Por las tardes que siempre te esperaron,
Y no pude elevar mis preces hasta el infinito
Tuve un Dios que fue mayor en mis razonamientos,
Y fuerte en mis adversidades,
Y que no me exigió desagravios.
Yo me asome a sus misterios
Y empiné mis hombrías  madrugadas
Hasta sus paradisíacos  rocíos
Y tuve cien motivos
Cien causas cercanas
Y cien años para vivirlo
Vida, luz y eternidad.
Yo no comprendí sus razones
Ni alcanzaba sus sentidos
Y sus manifestaciones en mi camino
Y cuando supo entender mis últimos sollozos
Y acepté los pecados de mi escarnio
Y las voces de mi cansancio
Y los eslabones que ataban mis raíces
Entonces comprendió que era débil,
Y que mis defectos eran más que mis virtudes.
Yo fui un infiel indigno
En la mugre de mi otrora insipiencia
Yo no sabía de los sufrimientos del mundo.
Ignoraba mis propias ambiciones,
Que estorbaban mis pensamientos,
Y dañaban corazones.
Yo no entendía
Que a veces las penas son largas
Y matan el alma,
Aun después de la muerte
Quise rasgarme de sonidos innecesarios
En los vidrios de mis pupilas
Y me dio la oportunidad de ver los ocasos,
Y mis propias debilidades
Para corregirlas.
En medio de mis tenebrosos pantanos.
Y el férvido sol baño que mis costas
En los atracos de mi destino
 Aunque fui un tamo en el tiempo;
Yo me deleite en el agua que roza los vientos,
Y Dios supo entenderme,
Yo estaba exánime en mis placeres
Y me sacie de egoísmo
Y en los túneles oscuros de mis sombras.
Yo tuve miedo de mis propios precipicios
Y de los abismos exacerbados.
Yo fui el impávido desafío de la adversidad
Y el inaudito improbó de los misterios
Y mis ojos cayeron en vigilia
Para aprisionar los hilos de mis veredas
Aun queda un camino
Un último resol
Para contemplar la tarde
Antes de que agonice el día,
Cuando venga la parca,
Y acaricie tu rostro.
Talvez ya no sienta el pesar de mi canto;
Solo un violín en mi boca
Y una sinfonía en mi pecho
Sonaron las campanas en mi llanto.
Los hombres que me acechaban
Y los que maldecían mis pasos
Fueron esparcidos en los vientos
Y en los oscuros brazos del olvido.
Fue Dios que me envió sus Ángeles
Para cuidar de mi muerte
Y del yerro de mis pesares…


FELICIDAD

Rodolfo Ascencio Barillas

Después de tanto tiempo,
Y recordar todo lo que he vivido,
Me doy cuenta, todo lo que perdido,
Y todo lo que he ganado.
Quizás los tiempos pasados
Fueron mejores
Que los presentes,
Y como quisiera retroceder
A mis tiempos remotos,
Y reconstruir los cimientos de mi vida
No, no podemos volver al pasado
Están  tan distantes, que mis recuerdos
Se escapan de mis pensamientos,
Y cuando miro hacia atrás
Para rescatar el silencio de mis voces
Lo que no hice, y quise hacer.
Pero lo poco que se viene a mi memoria,
Es el azul de días encendidos,
Y de los bellos atardeceres,
Y  lo lejos de las blancas montañas,
Los nevados montes, las colinas,
Y los hielos fríos, y las aguas
Que corren por los valles,
Y las aves que surcan sobre los altos pinos,
Y la fragancia de las flores,
Y el aroma de los tulipanes,
Algunas hojas secas en los caminos.
Yo era tan joven, y enamorado
De mi lejano terruño
Que llevo en mi alma, y mi corazón,
Y en viejo barrio mi primer amor,
Mis primeras ilusiones,
Y mis primeras decepciones,
Que invadieron mis mares de alegría.
¡OH que bellos fueron los días del ayer!
Es tan lejano lo que vivo
Y tan distantes como sus estrellas.
Ella llenaba mis mustias miradas,
Y la agonía de mis tristezas.
Ella se extasiaba en mis soledades,
Y cuando yo me encontraba solitario,
Su voz era el encanto del alma mía.
Por eso fueron mis hermosos días felices,
Su nombre, su aroma, y su aliento
Se confundía con el halito de los altos olmos
Y margaritas en las riberas de los ríos
Y el agua que bebían mis sedientas emociones
¡Ho Felicidad de toda una eternidad!
Cuanto añoro los años que vivimos juntos,
En las frescas cañadas,
Que fueron sueños pasados,
Que hoy recuerda mi pecho,
Y que fueron maravillas de mi eterna historia.
¡OH juventud dueño de todo mis amores!

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