sábado, 6 de octubre de 2012

DOS ARTÍCULOS DE INTERÉS NACIONAL - ESCRIBE ÁNGEL GAVIDIA RUIZ


Las cartas de Carrión

The Carrión’ letters

 Ángel Gavidia Ruiz*

RESUMEN

Se analizan 18 cartas familiares que constituyen el epistolario conocido de Daniel Alcides Carrión, relevando los datos que permiten conocer su vida estudiantil, sus relaciones familiares y sociales, su relación con la Guerra del Pacífico y las pos-guerra, y la enfermedad con la que fallece.

Palabras clave: Cartas de Carrión, enfermedad de Carrión

SUMMARY

This is an analysis of 18 family letters from de correspondence of Daniel Alcides Carrión that provide some insights about his time in college and his family and social environment. It also covers the influence of de War of the Pacific in his life and the disease that ended it. 

Keywords: Carrion ‘letters, Carrion’ disease

1. Generalidades

 Mucha  tinta ha corrido   en torno a Carrión y su epopeya. Mucha de ella, desgraciadamente,  sin el rigor necesario por la inconsistencia de las fuentes de las que se ha nutrido. Documentos tan importantes como las historias clínicas de los pacientes afectados con verruga  que él siguiera así  como el diario que registra su última enfermedad,  aparecieron publicados después de un año de su muerte y han suscitado dudas en algunos investigadores planteando la posibilidad de que hubieran sido manipulados (1). Pero hay un grupo de cartas familiares que el héroe escribió de puño y letra  y otras, en las que fue el destinatario,  cuya autenticidad no ha sido puesta en tela de juicio y que  nos   ofrece un   camino medianamente sólido en este sostenido intento por  acercarnos al Padre de la Medicina Peruana.

Son dieciocho cartas  escritas desde el 12 de marzo de  1877 al 18 de setiembre de 1885; es decir, un  lapso de nueve años que comprende su ingreso a la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, su admisión a la Facultad de Medicina de San Fernando, la guerra con Chile y  la postguerra inmediata que en realidad es la guerra civil entre  Iglesias y Cáceres.

Carrión  es el remitente de doce de estas misivas siempre desde Lima; de las seis restantes la autoría se divide por partes iguales entre su padrastro, don Alejando Valdivieso, su madre,  doña Dolores García ambos desde Cerro de Pasco y  su medio hermano, Teodoro Valdivieso Navarro también desde Lima. De las cartas firmadas por Carrión, ocho tienen por destinatario a doña Dolores y cuatro a don Alejandro (2,3 ). 

No son, obviamente, todas las cartas que Carrión escribió. Son apenas una minoría  como se deduce de estos textos: Recibí su última, fechada el tres del presente, y muy estraño me ha sido en ella el que me diga U. que no ha recibido carta mía, siendo esta la quinta que le escribo desde mi llegada á esta capital (Carta de Carrión a doña Dolores fechada el  9 junio del 1882.Las citas las hemos hecho respetando la caligrafía que se muestra en los materiales que hemos manejado). Está sobreentendido que  no se refiere a la primera vez que vino a Lima, sino a un arribo en fecha más reciente. Con Hermojenes he tenido el gusto de ler tu cartita del 8 de pte, así como otras q.  me has dirijo y q. me he impuesto de ellas con la mayor complacencia sintiendo no contestarte como es debido por mi vista y la cabeza que la verdad no está en su sitio (Carta de don  Alejandro Valdivieso a  Carrión).

Carrión, era, pues, un prolífico escribidor de cartas familiares. No perdía oportunidad para dirigir, aunque fueran tan solo unas líneas. Un paisano, un amigo, un ocasional viajero, un arriero, el correo eran circunstancias propicias para que Carrión escribiera (2). 

Las cartas están escritas en lenguaje sumamente sencillo,  algunas con evidentes errores ortográficos y de sintaxis; pero  cumplen el objetivo principal: comunicarse. Aunque sólo se trata de cartas familiares, está claro que Carrión no era un estilista. Se nota, sin embargo,  una evolución positiva conforme  avanzan los años.  En 1877, cuando Carrión tenía 20 años y era un flamante ex alumno del Colegio Guadalupe, le escribía a doña Dolores: Deseo que su santo lo pase U. bien el año entrante sea que vaya ahora sea que no vaya yo tendre el placer de estrecharla entre mis brazos. Ocho años después, cuando Carrión  cursaba el sexto año de medicina,  escribe una emotiva carta a don Alejandro tratando de consolarlo por la muerte de su Sra. madre: Conformidad, querido papacito,  por su salud, por sus hijos y demás familia; conformarse con aquel acápite de la Sta. Biblia que dice. “Si de Dios recibimos los bienes, por que no hemos de recibir los males”.

Los vocativos usados por Daniel son formales. Cuando se dirige a doña Dolores: Respetada,  querida o estimada mamá. Cuando el destinatario es don Alejandro usa invariablemente  “Respetado papá”. Hay sólo una carta en la que el vocativo es más cariñoso, la del 20 de marzo de 1877: Mi jamás olvidada mamá.  Su hermano Teodoro, en cambio, se dirige a su madre diciéndole “Querida mamita”. Doña Dolores es mucho más expresiva que Carrión: “Mi querido y no olvidado hijito de mi corazón”, le dice en una de sus cartas.  Los vocativos de las cartas de don Alejandro son: “Mi querido Daniel”, “Mi querido Danielito”.

Las cartas de Carrión a su madre terminan con el mismo estilo: “Sin mas, su hijo” “Sin mas, deseo que lo pase U. bien y mande en el corazón de su hijo”; las dirigidas  al Sr. Valdivieso tienen una despedida algo más variada “Sin mas, su hijo” o  “Sin mas, su ato. y SS” o “Sin mas, su respetuoso hijo”.

En  el contenido de las cartas de Carrión a sus padres, este señala una y otra vez la falta de tiempo por la exigencia que le imponen sus estudios; manifiesta el temor que no   lleguen algunas de las cartas por el albur al que obliga la guerra;  en una de las misivas habla de una suerte de censura;  en otra, expresa cierto cansancio y deseo que la guerra termine pronto lo que de alguna forma suponía  un distanciamiento implícito de Cáceres; está clara, también, una negociación difícil aunque respetuosa con Alejandro Valdivieso, el esposo de la madre de Carrión, en lo referente a los gastos que demandaba su vida en Lima, negociación que en una de las últimas cartas que escribe, incluye  la esperanza,  casi la promesa, de que en 4 meses (y es agosto) dejará de depender económicamente de su padrastro; en fin, hay líneas que  revelan el anhelo de que toda la familia viva en Lima; Existe además e invariablemente,  a pesar de las difíciles circunstancias en las que fueron escritas estas cartas, un lugar para enviar saludos “a las amigas y amigos que pregunten por mi”, a la familia y   a otras personas  de nombres específicos, y una resignación constante y firme frente a la voluntad de Dios. Pero no hay una sola palabra de su  decisión de participar en el concurso que había lanzado la Academia Libre de Medicina y  que lo llevaría a inocularse  el material de una lesión verrucosa; ni siquiera cuando ocho días antes de su muerte le da cuenta  a don Alejandro  de su precario estado de salud.   

Distribución de las cartas de acuerdo al año de remisión, lugar de origen remitente, destinatario y lugar de residencia del distinatario


2. Los estudios


En las dos primeras cartas, que corresponden al 12 y al 20 de marzo de 1877, Carrión solicita a su madre le envíe  su “fe de bautismo” “que me interesa mucho para poder matricularme”. Se trataba de la matrícula en el primer año en la Facultad de Ciencias. En cartas subsiguientes  habla de estar abocado a sus labores académicas, en algunas preparándose para los exámenes que curiosamente han de ser dentro de dos o más meses; en otra, que acaba de dar examen, que está esperando el resultado, pero que sigue estudiando; manifiesta así mismo que varios de sus despachos no son más extensos por la escasez de tiempo debido a la  exigencia del estudio;  en la última carta, viendo que su hermano Teodoro no se esfuerza como debería,  le dice a don Alejando que  desde el próximo mes comenzará a estudiar   “un competente número de horas”  en las noches con él. Es la carta fechada  del 26 de setiembre de 1885. Pero ya no habrá un próximo mes.
Hay una carta sin fecha de don Alejandro, que por varios indicios debe haber sido escrita entre 1883 y 1884, en donde,  dando respuesta al deseo de Carrión de ir a estudiar al extranjero, le dice: Ya comprendo el asunto de q. me hablas de acabar tus estudios en Europa en donde sin esfuerzo conozco sus ventajas; pero debo decirte q. en las actuales circunstancias de crisis y cambio de este país no es posible pensar en ello. Tu estudias felizmente hasta ahora con buen éxito y es prudente seguir en Lima en donde es mas posible sostenerte y de donde han salido también médicos de 1ª clase, cuando menos hasta q. te recibas de practicante con tu respectivo diploma. Más allá don Alejandro reconoce las condiciones intelectuales de Carrión: “la contracción y formalidad con q. la providencia te ha favorecido”

Carrión tenía como prioridad número uno la actividad académica. Hay una carta que le dirige a  su madre dándole razón del viaje de su padrastro al norte. Don Alejandro va muy enfermo en busca, justamente, de mejores condiciones climáticas para sus torturantes dolores “de cintura”. Carrión le dice: Lo acompañan Eloy y un joven Carreño, yo no lo he hecho, por convenir así a mis estudios, al cuidado de Teodoro y quizás á las órdenes de papá.

3. La guerra


El 6 de junio de 1884 doña Dolores dice desde Cerro de Pasco: aquí estamos todos los días con miedo de que la montonera que nos rodea por todas partes una escases tremenda de todo hay,  Carrión en una carta dirigida a doña Dolores el primero de setiembre de 1884 dice: La dirijo la presente (…)  solo para quitarle la idea de que U. creyera que algo nos hubiera pasado en el  sangrientísimo combate  que tuvo lugar el 22 del mes pasado. (…) La que llevamos aquí, no es vida, pues pasan cosas nunca vistas, pero felismente respecto a nosotros no hay nada.  En enero de 1885: Se cree que Cáceres vá  á entrar ya en arreglos pacíficos. En julio dice en una carta cursada a su padrastro: En política hay muchísimas novedades; pero desgraciadamente nada puedo decirle, por temor; algo sabrá U. por los diarios. Cerraron la imprenta del “País” por su furioso editorial. Al “comercio” le pusieron una multa de 500 soles plata por comunicar noticias del interior. No sé cual será el curso que tomen las cosas en el presente mes, todo está por hoy muy oscuro y muy misterioso. El 8 de agosto: Hasta hoy no he podido tener comunicación de Cerro, lo mismo que todos los que estamos en idéntica situación, lo cual no es extraño, puesto que Canta y Chicla ya están ocupadas por las fuerzas del general Cáceres. Y el 26 de setiembre: Al fin ya han salido dos divisiones á batir a las fuerzas del general Caceres. Es posible que en el mes entrante este ya resuelta la situación. Lo que confirma una posición contraria a la del guerrillero ayacuchano.
Y ¿qué “sangrientísimo combate” hubo en Lima el 22 de octubre de 1884? Cáceres intenta  tomar la capital el 27.

4. La dura economía


Carrión padeció de  estrecheces económicas. La mesada que le asignó su padrastro de 400 soles cubría ajustadamente  el 80% de sus gastos. Esto se agravaba por episodios de interrupción de las vías de comunicación a Cerro de Pasco que hacían que la misma se atrasara.  En la carta del 8 de agosto dirigida a su padrastro le dice:
Sé que lo que paso á indicar lo vá á molestar quisas un poco, pero dada la violenta situación en que me encuentro me impele irresistiblemente a hacerlo.
(…)
 No cuento como Ud. ve sino lo indispensable para vivir y estudiar.

Agrupándolos:

Comida mensual                                    300
Arrendamiento de casa                          134
Ropa blanca                                            25
Velas y fósforo                                       25
                                                           ____
Total......................................S/. 484
.
Como sale por esta cuenta, me es imposible sostenerme  durante los cuatro meses que me restan para irme, con los 400 S/. que me da mi madrina por órden estricta de U.  y como esta alza no me ha venido desde ahora poco y ya no tengo esperanza de que me destinen me he visto obligado a no pagar todavía el hotel, por pagar la casa (…) Haga U. este sacrificio por estos cuatro meses lo que es para el año entrante, mi plan está ya casi trazado y creo que no le será oneroso en lo menor.

Además como le hablé tengo que mandar componer la mayor parte de mis camisas lo cual creo  no subirá de 50 soles. También me hará el servicio de dar una ordencita para ello.

Un  año atrás, el 29 de abril de 1884,  don Alejando Valdivieso escribe:

          Hoy mando al Dr. Bao una letra y pídele lo q. necesites, pero vuelvo á repetirte q. hagas toda economía posible por q. mas no puedo en el tiempo q. atravieso; por eso es q. me parece mucho tu mesada de S/. 450. Tanto eso como esto y todo el país esta malo, pero yo no gasto 450 por persona, debes ver un hotel cómodo y contratar q. asi es mejor y asi el cuarto y demás.

No he girado antes p. q. el Dr. me dijo q. aun tenia y lo q. es peor q. no puedo por q.  no tengo fondos en esa, te parece q. no es mas que girar en el acto;  pues tengo q. calcular mi giro y asi hacerlo p.a no avergonzarme, nadie sabe lo  q. uno pasa (…) Luego me dices q. a vta de correo otra letra por S/.60 pedidos á L atorre (…) lo q. es no estar montado en este burro trotón (negocios)  q. á  tan mal paso nos lleva en estos tiempos. (4)

Don Alejandro Valdivieso Riofrío aparece como un manicorto contumaz tanto en las cartas que él dirige como en las de Carrión. Pero quizá esta conducta pueda estar justificada por los tiempos de guerra que se vivía aparejada a la crisis y a la incertidumbre que todo esto conlleva, más en un hombre de negocios como él y con la salud resquebrajada.

5. En torno a la familia


La familiar nuclear de Carrión estaba constituida por don Alejandro Valdivieso Riofrío de nacionalidad ecuatoriana y padrastro del héroe; doña Dolores García Navarro, la madre; Teodoro Valdivieso García, el mayor de los medios hermanos, y Mario Valdivieso García, el último hijo de la pareja Valdivieso- García. En el lapso que registra la correspondencia Daniel  está en Lima y Teodoro viene en los últimos años a estudiar también a la capital. Igualmente,  en 1885 don Alejandro viaja rumbo al norte, Ecuador, Piura, en busca de un clima  que alivie el terrible lumbago que padece.  Mario permanece en Cerro primero acompañando al matrimonio  y luego sólo a doña Dolores.

 Las relaciones familiares de Carrión fueron armoniosas. Se desarrollaron en un ambiente de afecto y de respeto incluyendo las que mantenía con su padrastro

5.1. El padrastro


Aunque no creo que Carrión hubiera podido suscribir totalmente las palabras que  Neruda dijera de su madrastra: “me parece increíble dar ese nombre (madrastra) al ángel tutelar de mi infancia”,  es evidente que don Alejandro asumió con solvencia un rol de padre, incluso cuando negociaban a cerca de las mesadas, tengo la impresión que don Alejandro terminaba cediendo. Por su parte Carrión le tenía  respeto y  cariño y se preocupaba de los problema  de salud que lo aquejaban (“tu papá siempre sufriendo con sus males principalmente de la  sintura es una vida mártir la que tiene será lo que Dios quiera”, dice  doña Dolores el 6 de junio de 1884). Don Alejandro era, como hemos dicho, un hombre de negocios al parecer próspero pero que no pudo evadir los estragos de la guerra. En la carta sin fecha le dice Alejandro a Carrión: Una vez la paz firmada es cuando sabré lo  que tengo del trabajo de 22 años. Hace tres que creí tener algo pero hoy no sé con cuanto contaré… Podemos colegir que es, también, un hombre honorable. Se preocupa obsesivamente que sus giros tengan fondos “para no avergonzarme”, le dice a Daniel.

5.2. La madre


Doña Dolores García Navarro fue una madre casi vallejiana. Vallejiana en el dolor y en la maternidad. Tenía sus dos hijos mayores, Daniel y Teodoro, lejos de ella. Dolorosamente lejos de ella. En una carta del 6 de junio de 1884 le dice a Carrión “Teodorito esta sufriendo de cólicos y no tiene quien lo cure es preciso que vayas jueves y domingo y loveas locures dale algunos remedios tu be por tu hermano y el vera por ti hay hijo estan en tierras estrañas es el unico consuelo que me queda que estan los dos para verce unos á otros hay quisiera que beas este corazón destrosado por UU de dia y de noche pensando en la suerte oporbenir de todos queme desespera los domingos que salga tu hermano coman juntos y lleva una razón cuanto gastas los domingos”. Sin embargo también tiene un  espacio para la coquetería (¿femenina?) :havisame silo han arreglado mi traje que llevaron siesta mandame en las cargas de don Juan.  En otra carta del 13 de diciembre 1884 donde, entre otra cosas, le pregunta por el resultado de sus exámenes y por la vida estudiantil de Teodoro, le dice, también “Te entregara veinticinco mi compadre para sigarros dispensame” ¿Fumaba Carrión  o es esta una expresión equivalente a la que decimos ahora para subrayar  la modestia de la dádiva  “para tu gaseosa”?

5.4. Teodoro, el primer medio hermano


Teodoro Valdivieso García es el  mayor de los medios hermanos de Carrión. Al parecer carece de la constancia y del temple de Daniel. La primera vez que vino a estudiar a Lima retornó a Cerro porque  no se acostumbraba. El 9 de junio de 1882 Carrión le escribe a su madre: Respecto a Teodoro no tenga U. la menor preocupación, pues el no esta tan grave como UU lo creen, no quiere quedarse en esta, porque dice que no se acostumbra, asi es que pronto lo tendra U. en esa. Pero en 1884 las cartas hablan de Teodoro ya estudiando en Lima. Al parecer la adaptación a la capital y la exigencia académica fueron, en él, difíciles y penosas. Llama la atención el reiterado reclamo de doña Dolores y también de don Alejandro para que Carrión pusiera más atención en su hermano: ¿No le daba Carrión el afecto y el cuidado necesarios?  Teodoro es tierno y sensible, quizás por eso le fue tan difícil su aclimatación limeña. El 9 de enero escribe desde la capital a su mamá: “Con grande placer tengo el gusto de ponerle estos renglones, con el objeto de comunicarle la llegada de mi papacito que ha llegado bastante bien y hoy tengo el gusto de estar con el y asistirlo en su enfermedad”, y el final de la carta en la que Teodoro le informa a doña Dolores del deceso de Carrión, anota: En fin querida mamita no soy tan basto porque mi espíritu no puede abanzar mas por que al pronunciar el nombre de Daniel no sé que me pasa en otro dia relatare á U. todo y mas claro y U. mande como guste en el corazón de este su desgraciado hijo que hoy se encuentra solo y sin ningún apoyo en esta capital y B.L.M.

De las dos cartas que conocemos de Teodoro es fácil deducir que expresaba más fácilmente sus afectos y emociones que su hermano mayor.

5.6. El cholito Mario


Mario Valdivieso García fue el último de los hijos del matrimonio Valdivieso-García. Figura casi en todas las cartas como una presencia muy querida. El cholito Mario le dicen en sus cartas.  Carrión le instaba a leer para que también vaya a Lima a estudiar. La última mención es la de Teodoro en la carta que reseñamos líneas arriba: a mi cholito Mario dele U. un abrazo a mi nombre y póngale U. un luto.

6. La vida social


Todo hace ver que la vida social de Carrión fue intensa. Que anduvo muy relacionado con sus paisanos. Cerro de Pasco comerciaba intensamente con Lima. Todas sus cartas nombran variados personajes y casi todas también terminan enviando saludos. El 9 de junio de 1882 finaliza  una carta a su mamá así: Saludo á mi nombre á  todos los amigos y amigas que por mi preguntan. Vale, y el 21 de mayo de 1884, en una carta también para doña Dolores, muy corta,  justifica lo lacónico de su envío así: no soy mas estenso por aprovechar del dador que se vá con mucha rapidez y así no me da tiempo para mas.  Sin embargo tiene tiempo para esta posdata: Saludos a mi nombre a la familia y amigos. Vale. Por otra parte Carrión es comisionado a hacer entrega de dinero a diversas personas, a visitar en la cárcel a uno que otro conocido, y hasta apoyar por sugerencia de su padrastro y por ser un hecho justo la correcta repartición de una herencia con herederos poco claros, uno de los cuales, una hija natural del occiso tenía el riesgo de ser excluida de la partición: No olvides este punto por compasión á esa infelis y con los tagarotes de Juan y Ca q.  al fin son de Huariaca. Este hecho habla por sí solo del ascendiente que tenía Carrión entre sus paisanos.

7. Los anhelos de Carrión


En cuanto a lo que podríamos llamar los anhelos de Carrión, uno fue irse a estudiar a Europa como lo demuestra  esa carta sin fecha que puede corresponder a 1983 o 1984; deseo que colisionó con la disponibilidad de don Alejandro a solventarle los gastos de su estadía allá. El 22 de junio de 1885 le escribe a doña Dolores: Creo que pronto se resolverá que U. venga á estar en compañía de nosotros y yo lo ansio vivamente, porque yo estoy bastante cansado de separación. César Vallejo en una carta cursada desde París a su hermano en ocasión del deceso de su madre le dice: ¡A qué me sabía un destino tan negro, lejos por siempre jamás de nuestra madrecita del alma! (5). El mismo provincianísimo arraigo familiar. Carrión continúa en  la carta que referimos: Abrigo la esperanza de que mi papá mejorará mucho en Piura y quizá obtendrá una curación completa y llenado este fin y el vivir todos juntos en esta es una causa que halaga mucho mi corazón. 

Los planes inmediatos de Carrión eran independizarse económicamente en un plazo de cuatro meses, así lo explicita  la carta del 8 de agosto de 1885 dirigida a don Alejandro: Haga Ud. este sacrificio por estos cuatro meses, lo que es para el año entrante, mi plan está ya casi trazado y creo que no le será oneroso en lo menor.

8. Enfermos, enfermedades, epidemias


En estas dieciocho cartas figuran también múltiples patologías, algunas de ellas encaramadas en personas con nombre propio, otras como epidemias y otras que han sido  simplemente mencionadas.

“Respecto á Teodoro no tenga U. la menor preocupación, pues el no esta tan grave como U.U. lo creen, no quiere quedarse en esta,  porque dice que no se acostumbra, asi es que pronto lo tendrá U.” escribe Carrión acerca de su hermano. ¿Teodoro estaba somatizando?

El invierno esta con mucha fuerza y gracias á ello la desaparición de la fiebre amarilla, pero en su defecto hay muchas enfermedades y con especialidad tercianas” anota el 21 de mayo de 1884.

Doña Dolores el 6 de julio de 1884 le dice a Carrión que su hermano, ya establecido en Lima, está sufriendo de  cólicos y que su padre, en Cerro, sigue con su insufrible lumbago. En esa misma carta le pregunta  sobre sus tercianas : no me dices como estas de las tercianas havisame todo,  le inquiere.

El 5 de enero de 1885 Carrión le da a don Alejandro este dato  ¿curioso?: Los homicidios y suicidios se van realizando con alguna frecuencia.

El 18 de julio trasmite a su padrastro las noticias alcanzadas por doña Dolores y entre ellas está la siguiente: Los hijos de Úngaro salvaron todos. Los que se enfermaron posteriormente , casi todos sucumbieron. ¿Qué enfermedad tan agresiva los alcanzó?

9.  Enfermedad y muerte de Carrión


                La última carta que de Carrión que figura en el grupo data del 26 de setiembre de 1885 y está dirigida a don Alejandro Valdivieso. En ella Carrión dice lo siguiente: Seré algo breve en mi presente comunicación, pues me hallo en periodo de convalescencia y además no tengo gran cosa que decirle. El Sábado pasado, día en que le escribí mi última correspondencia, como a eso de las 11 de la noche y estando ya en cama, fui acometido de fortísimos escalofríos seguidos poco después de elevadísima fiebre. Me he encontrado acometido pues de una fiebre remitente, igual a la que le atacó a Teodoro estando U. en esta, solo sí, a mí se me ha quitado la fiebre mucho antes que a él, lo cual se deberá probablemente al tratamiento enérgico y á tiempo oportuno que se ha empleado en mi persona. Estoy todavía con el derrame ictérico, falta la apetencia. He pensado así tomar mañana un purgante algo fuerte y suspender el sulfato de quinina y el salicilato de sodio.

                Da la impresión que el estudiante cerreño creyera que estaba afectado de paludismo por la referencia que hace a un cuadro febril parecido al sufrido por su hermano y el sulfato de quinina que estuvo  administrándose que según sus propias palabras ha conseguido hacer remitir la fiebre  más rápido que en el caso de Teodoro. Así mismo pareciera que Carrión se siente mejor: estoy en el periodo de convalescencia, dice y ya sin fiebre. Aunque en esta misma carta anota también lo siguiente: En cuanto se acerquen mis exámenes yo le comunicaré, pues este año me es forzoso salir de la capital. La enfermedad y los estudios me están arruinando bastante. 

            Teodoro le dice a su mamá el 18 de octubre del mismo año “el ha muerto por su constitución física  tan débil el primer periodo de la verruga la paso regular pero el 2º ya no pudo resistir”

10. El diario y la carta del 26 de setiembre

               
El 26 de  setiembre de 1885, el mismo día que Carrión escribió la última carta conocida a su padrastro contándole su enfermedad, escribió en su diario lo siguiente: A partir de hoy me observarán mis compañeros, pues por mi parte confieso, me sería muy difícil hacerlo.

Más abajo dice:

M. (á las 8h.) 37ºC Palidez considerable en la piel y mucosas, sentimiento de debilidad general, quebrantamiento, inapetencia, facultades intelectuales en perfecto estado. Pulso blando y frecuente (100p.) Respiración normal. Soplo suave y ligero en la base del corazón y en el primer tiempo, no lo hay en las arterias, se queja siempre de sus dolores, que sin embargo asegura no son muy frecuentes. Los calambres se manifiestan  una que otra vez, ha tomado muy poco alimento y una pequeña cantidad de vino. 

Contrariamente a esta actitud  de tirar los remos, en la carta en mención aparece animado y como él dice, experimentando una  recuperación más rápida de la que tuvo su hermano Teodoro, si bien es cierto, también, que hay  una línea  que dice:  la enfermedad y los estudios me están arruinando bastante.

“El sábado pasado”, al que se refería en la carta fue el  19 de setiembre y, de ese día, el diario dice : El 19 por la mañana como en el día anterior ( y el día anterior :  en la mañana bastante bien, en la tarde  ligera descomposición de cuerpo, la noche en estado normal); en la tarde el malestar general se marcó bastante, como nunca; en la noche á las 8 he tenido un calambre fuerte en la extremidad abdominal derecha. A las 11 y 30 gran decaimiento y postración, media hora después fortísimos escalofríos cortos y repetidos que me hacían castañetear involuntariamente los dientes; habiendo desaparecido el escalofrío, algún tiempo después me quedó una postración suma y una sensación general de calor quemante; se despertó enseguida una fiebre elevadísima, que me fue imposible marcar por medio del termómetro, porque no podía ni moverme en la cama. Los dolores se habían generalizado en todo el cuerpo; así sentía cefalalgia gravativa, dolor constrictivo en el tórax y paredes abdominales, dolores óseos, articulares, y musculares en los miembros; dolores momentáneos que seguían el trayecto de ciertos nervios, otros que se manifestaban en el curso o dirección de algunos músculos tales como el bíceps braquial y los de la región externa de los antebrazos y piernas. Estos dolores se aumentaban por la presión o el trabajo al que sometía voluntariamente dichos músculos.

No me mantenía mucho tiempo en una misma posición, que muy pronto se me hacía insoportable; á cada instante la cambiaba sin poder hallar comodidad, descanso alguno.

Tuve insomnio producido tanto por la fiebre como por los dolores. Se verificaron algunas cámaras. En fin, como a las 5h. a. m. dormí un poco y sudé bastante despertando a las 8h.  a. m.  bastante regular. Me levanté, pero viendo que la temperatura se elevaba a 39º4 y que el decaimiento se pronunciaba instante por instante me recosté en un sofá en donde quedé postrado todo el día, sin darme cuenta de lo que pasaba en mí, y esto por el espacio de siete  horas  aproximadamente. Me hallaba en un sopor que se asemejaba al coma. A las 5 de la tarde de dicho día veinte como no  había almorzado por encontrarme en ese estado quise comer, pero tenía una anorexia tal, que solo la vista de los alimentos me provocaba náusea; no pude, pues pasar alimento alguno. La sed que tenía era devoradora. En la noche la temperatura subió  a 39º8.

Los dolores seguían lo mismo, despertándome á más de los que he mencionado, uno fijo en la articulación de la falange con la falangita del dedo meñique de la mano izquierda, con un poco de infarto y otro muy fuerte en la articulación radiocarpiana de la mano derecha.

La orina era escasa, de color rojo, oscuro y muy sedimentosa.

En el diario, el día 22 se da cuenta que estaba ictérico, pero la fiebre comienza a descender desde el 23. Llevaba dos días afebril  cuando escribió la carta y prácticamente siguió así  hasta su fallecimiento.

El diario, a esas alturas y  llevado ya por sus compañeros,  registra que  el 28 (dos días después de escribir la misiva a don Alejandro)    se da cuenta que: “los síntomas que siento no pueden ser otros que los de la invasión de la verruga, a la que muy en breve seguirá el período de erupción, y todo desparecerá”. Sin embargo, dice el condiscípulo que registra los datos,  “de esta aparente tranquilidad, bien se conocía que no dejaba de comprender la gravedad de su estado” (6).

11. Conclusiones.


Del análisis de las cartas se deduce que:

  1.  Carrión fue un estudiante de medicina perseverante y consagrado
  2.  Quiso concluir sus estudios en Europa
  3. Desarrolló  una  marcada vida social, particularmente con sus coetáneos
  4. Tuvo ascendiente entre sus paisanos
  5.  Creyó en Dios
  6.  Mantuvo buenas relaciones familiares incluyendo en ellas a su padrastro
  7. Sufrió moderadas restricciones económicas
  8. Cerca al mes de  junio de 1884 Carrión presentó “tercianas”
  9. No simpatizaba con Cáceres
  10. Hasta 8 días antes de su deceso creyó que tenía paludismo
  11.  Ocho días antes de su muerte le comunica a su padrastro de por los menos dos planes a llevar a cabo los próximos meses.
  12. En ningún momento  informó a sus padres de la decisión de estudiar la verruga peruana experimentando en su propio cuerpo.

13. Fuentes bibliográficas


  1. Murillo J, Salaverry O, Walter M y Col. Daniel Alcides Carrión y su Contribución al Imaginario  Cultural de la Medicina Peruana. Anales de la Facultad de Medicina UNMSM Vol. 63 Nº 2,p 141-159, 2002
  2. Matallana G. Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional. Fondo Editorial de la UNMSM, Lima 2001, p.555-570
  3. Cartas de Daniel Alcides Carrión exhibidas en el Museo de la Facultad de Medicina de San Fernando.
  4. Deza L. Daniel A. Carrión. Colección Forjadores del Perú. Editorial Brasa S. A. Lima 1994. P81-83
  5. César Vallejo. Correspondencia completa. Pontificia Universidad Católica del Perú. 2002 p.61
  6.  Matallana G. Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional.    

*Médico Internista, asistente del Servicio de Medicina Interna del Departamento de Medicina del Hospital Belén de Trujillo. Profesor de la Universidad Nacional de Trujillo.



OTRA AGRESION AL PUEBLO SANTIAGUINO

Escribe Ángel Gavidia

El pueblo de Santiago de Chuco está a punto de ser agredido nuevamente según el rumor que anuncia el derribamiento del hospital materno infantil donado por Cuba para construir allí un nuevo nosocomio, olvidando la historia y el mensaje que aporta esta construcción: ¡Ella y sus símbolos!, como diría Vallejo.

Y es que, sencillamente, este hospital no es derrumbable, porque sus cimientos se enraízan con la solidaridad de un pueblo pobre que, en esos años, intentaba construir una nueva sociedad,  y que, ante la desgracia del terremoto de 1970, soslayando sus necesidades, no dudó en ayudarnos con lo que más había avanzado, la salud. Y no fue sólo el instrumental y el material prefabricado  el que nos envió; mandó, también, a su gente para que lo edificara y, como parte de ella, al ingeniero Elpidio Beróvides que murió trágicamente cerca al desvío de Otusco. Y los gestos de solidaridad, como este que raya con el sacrificio, no sobran en nuestra América;  hay, por lo tanto, la necesidad de atesorarlos y mostrarlos al mundo. Este hospital no solamente se edificó en la mitad geográfica del pueblo de Santiago,  se erigió, también,  en la gratitud de todo santiaguino con memoria.

            Es posible que exista un tinte ideológico  de ambos lados (entre los que quieren derrumbar al hospital y quienes quieren mantenerlo de pie). Pero la santiaguinidad nunca le ha hecho el esguince a esta disyuntiva. Forma parte del orgullo santiaguino el asumirlo, como decía Mariátegui, con todos sus errores. Pero también con sus grandes aciertos. Vallejo fue un marxista convicto y confeso, con una vida entregada a luchar por sus ideales sociales y artísticos (si pueden separarse) : Si amanezco pálido es por mi obra y si amanezco rojo es por mi obrero, escribió; Artemio Zavala Paredes, sindicalista cañero, luchador auroral por la jornada de los ocho horas, carne de prisiones, sólo logró escapar para  morir tuberculoso en su pueblo natal, cerca al Río Chacomas, y Luis de la Puente Uceda, aprista primigenio que luego se hizo marxista y guerrillero y dirigió el levantamiento del 65 muriendo en Mesa Pelada, en la provincia de la Convención, en el Cuzco. En este contexto, el hospital  donado por Cuba  adquiere matices que algunos quisieran borrar pero que, como vemos, encajan muy bien, en el cutinuum histórico, con el perfil de este pueblo singular asentado en el ande liberteño.

            Cuando me refería a las otras agresiones estaba pensando en la irresponsable ligereza de hace ya algunas décadas  que reemplazó los nombres de las calles con el de las obras de Vallejo llegando a despropósitos tan grandes como los de denominar a una calle con el título del  poema “Los nueve monstruos” y a otra, como “Rusia en 1931”. Como venimos repitiendo machaconamente, el pueblo como tal ya es un homenaje al gran autor de Poemas humanos; no necesita de exabruptos como este; pero cuando se construye un anárquico edificio que impide la mirada desde la casa del vate al cementerio, cuya circunstancia, según Izquierdo Ríos, dio pie a varios de sus versos, también estamos faltándole el respeto a la célebre cuna del primer santiaguino universal.

            Todo lo dicho no debe interpretarse como una negativa a construir un nosocomio moderno y a la altura de los adelantos tecnológicos de nuestro tiempo. Santiago, lo que más tiene son espacios para asentar allí un hospital que cumpla con estas características. Nada  impide a las autoridades ejecutarlo. Pero, como digo, respetando los símbolos, respetando los valores  entre los que se halla la  gratitud, siendo consecuentes con la historia. Nada más.

Trujillo, 6 de octubre del 2010

Para la “Página Editorial de la Industria”