viernes, 19 de octubre de 2012

CLAROSCURO - POR ROLDOLFO ASCENCIO BARILLAS ( ASOLAPO - EL SALVADOR)


CLAROSCURO

Rodolfo Ascencio Barillas

Quisiera ser el futuro del mundo ominoso
Y encender la llama en la luz de las oscuridades
Quisiera ser el amanecer en la aurora de los nuevos días
Y el noctilocu fulgor de los atardeceres,
Y el futuro incierto de mis ensombrecidos anhelos
Que se ahoga en la penumbra de mis tristes amaneceres
Quisiera vivir hasta morir viviendo
Y abrir el corazón hasta sentirlo muerto
Y escucharen mi almohada su musical huida;
¡El dolor es una daga en mi mortal herida!
Y la nefanda caída de mis impolutos cielos,
Aunque nací en brazos de inmutables desvelos
Y soñé con ser un gorrión fugaz de las alturas
Y mi sufrimiento es la hiel de mi sonrisa
Y mi amargura es la sombra de todos los cementerios.
Quisiera ser un suspiro en las alas del viento
Y llorar en el silencio de la mórbida brisa
Y vivir en la dolencia de mis congojas;
Yo soy cual huerto de sangre del árbol que se deshoja
Y muero en el trébol del polen prístino
Y camino con mi hermano el llanto
Y quisiera morir en las hojas de marchitos umbrales
Y en una montaña con su adusto hielo
Y en el injurioso afán de vivir muriendo
Y de volver a presentir las sombras de mí añorado cielo.
Yo me apagare en el camino, lo presiento
Y en mis acérrimas penas estoy muriendo
Y seguiré luchando contra los ambivalentes desiertos
Y en los pasos tenebrosos de mis noches quejumbrosas.
¡Ho! Breve vida de la niebla adolorida
Y mustios pesares de mis acertadas palabras
Y grandes agonías en las llanuras de mi alma exhausta
Y vivo en los misterios de un desgarrado alarido.
Yo he hablado con Dios en mis inhóspitos dolores
Y le he dicho que soy un enfermo empedernido
Y mi garganta es la voz de los abismos enfurecidos
Y un molino de vidrio molido en mi insólito aliento,
Y soy la resaca de las espumas vaporosas en los mares
Y el ineluctable viento que arrastra mis ilusiones
Y la angustia inherente de mis espantosas emociones
Y mi vida es un látigo que se hundió en mi carne indolente
Y el furor que se ensaño en las brumas de mi espanto
Y la eterna tristeza que castigo los afanes de mi esfuerzo.
Yo soy la arquitectura humana del místico universo
Y la congoja que me abate en la luz vertiginosa
¡A! torrenciales lluvias de luminosos luceros
Quiero cantar en la hora de mi muerte
Y quiero soñar con la inspirada suerte
¡Oh! Esperar lo que siempre he esperado
Y soñar las ilusiones que nunca llegaron
Y buscar en los senderos de mi vida yerta
Y encontrar la muerte en brazos de la noche fría.
¡Ah¡ Dios que iluminó mi corazón solitario
En los páramos de mi azul extraordinario
Quisiera morir con el cielo de mi último aliento
Y llevar la luz con mi desamparado llanto…