lunes, 22 de octubre de 2012

22 DE OCTUBRE, DÍA MUNDIAL DE LA MEDICINA NATURAL - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL CANTO DEL GALLO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2012, AÑO
DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA
Y CONSTRUYENDO LOS ANDENES NUEVOS
 
OCTUBRE, MES DE LA SALUD,
LA ALIMENTACIÓN, LA GESTA
DE ANGAMOS; VIDA Y EJEMPLO DE
MARIO FLORIÁN Y LUIS DE LA PUENTE
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
POR LOS 120 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL POETA
Y 90 AÑOS DE LA EDICIÓN DEL POEMARIO TRILCE
 
SÁBADO 27 DE OCTUBRE
 
CONFERENCIA
 
BERNARDINO RAMÍREZ
 
VICERRECTOR DE LA UNMSM
REFLEXIONES DE VIAJE Y
POLÍTICA DEL VICERRECTORADO
DE INVESTIGACIÓN DE LA UNMSM
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO
 
PIEDRA DE ALMAS
QUE PENAN
 
MARA L. GARCÍA
 
PRESIDENTA DEL INSTITUTO
DE ESTUDIOS VALLEJIANOS
DE LA UNIVERSIDAD DE
BRIGHAM YOUNG DE UTAH
 
HOMENAJE
 
A IGNACIO ALVA
 
POR SUS CONTRIBUCIONES
EM EL CAMPO DE LA ARQUEOLOGÍA
 
SÁBADO 3 DE NOVIEMBRE
 
RECITAL:
 
VOCES FEMENINAS
DE LA POESÍA VENEZOLANA:
 
OMIRA BELLIZZIO POYER
NIDDY CALDERON PLAZA
SIMONNY AZUL URDANETA
 
VIERNES 9 DE NOVIEMBRE
 
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
CIEN POEMAS A VALLEJO
 
OBRA PARA NIÑOS
SELECCIONADA DE LOS MIL
POEMAS A CÉSAR VALLEJO
DE LA CONVOCATORIA MUNDIAL
PROMOVIDA POR ALFRED ASÍS
 
CENTRO CULTURAL
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS. 7 PM
 
(Por confirmar)
 
VIERNES 16 DE NOVIEMBRE
 
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
DE POESÍA
 
OTRO MUNDO ES POSIBLE
 
DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
ICPNA DE MIRAFLORES
 
PANEL DE PRESENTACIÓN:
 
OMAR ARAMAYO
EMILIO MORILLO
RÓGER RUMRRILL
 
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 2 y 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
 
Ingreso libre.
 
Se agradece su gentil asistencia
 
Teléfonos Capulí:
 
420-3343, 420-3860
y 997-739-575
 
capulivallejoysutierra@gmail.com
 
CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
 
22 DE OCTUBRE
 
DÍA MUNDIAL
DE LA MEDICINA
NATURAL
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
 EL CANTO
DEL
GALLO
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
“aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta”
César Vallejo
 
1. Se
extraña
¿Cómo se curó mi hermano Mauro del susto, la angustia y la depresión que ya lo doblegaban?
Él me llama desde Estados Unidos y hablamos el domingo por la noche de muchos temas y asuntos de familia.
– Ojalá se arreglen mis papeles y pueda regresar siquiera de aquí a dos años, –sueña.
Él quisiera venirse. Si por él fuera mañana mismo tomaría su avión, porque no todo es ganar dinero.
La vida también está hecha de otras esencias, contenidos y presencias del alma.
Se extraña a la gente, el habla, las calles. Se extraña la comida, hasta el bullicio del tráfico de Lima, tan lleno de voces y de vida.
Y aquí, sin embargo, todo lo vemos con ojos resentidos, malévolos y torcidos.
Después, estando ya lejos, lo extrañas, por una razón muy simple: esta es tu tierra.
2. Aquí es
producción efectiva
Es una calamidad de los pueblos el que su gente tenga que salir a insertarse en otras culturas, dejando su origen y arrastrándolo como trastos viejos sus recuerdos por los caminos.
Y mira pues –me dice–, tengo aquí un amigo que ahora está sufriendo insomnios, angustia y desmayos.
Y ya felizmente un neurólogo argentino lo está tratando mediante pastillas.
Siente ansiedad y pánico. Se despierta en las noches aterrorizado. Y ya no puede dormir.
Y le asalta el temor a la muerte. Siente que personas que han muerto lo arrastran de los pies y lo arrebatan de esta vida.
Del buen trabajo que tenía lo han despedido. De aquí a dos meses lo evalúan para ver si ya está sano. Aquí si no rindes te botan sin conmiseración ni comedimientos.
A los gringos aquí si no les sirves bien y los ayudas a ganar plata, te botan de inmediato, sin miramientos, lamentos ni contemplaciones.
Aquí es producción efectiva, o nada.
3. Cuando dobló
el anda del Apóstol
¿Cómo se presentó el mal? Es algo que se acumula poco a poco, que va sumando una brizna tras otra. Y un día ese castillo de astillas acumuladas se derrumba. O viene una chispa y lo incendia.
O te hunde, como dice el refrán: “Una pajita es la que quiebra el espinazo de la acémila”. Es la gota que colma el vaso de agua, que siempre al principio es algo mínimo, pero que se va acrecentando. Y a lo cual la pajita final únicamente agrega un grumo que el cuerpo ya no lo puede soportar, produciéndose el desastre. Así es la enfermedad
Este amigo y paisano hace poco regresó de Santiago de Chuco. Y dice que ahí se le presentó la enfermedad. ¿Qué raro, no? En nuestro pueblo, adonde precisamente llegamos para curarnos el alma. Pero esta vez lloró tres veces en un solo día:
Primero fue cuando dobló el anda del Apóstol para ingresar en su iglesia: Le dio tanta pena que fue como si alguien le estrujara el ser. Felizmente estaba solo y se puso a llorar desconsolado.
La segunda vez fue cuando Teresa Vejarano recibió la Mayordomía y evocó la figura del Shongo Alcántara, quien recién había muerto y sintió tanto miedo y tanta pena por ese amigo que ahí mismo buscó un lugar apartado y se puso a llorar. Y la tercera no quiso contarme.
4. La falta
de trabajo
Pero yo le digo a él que he padecido lo mismo, igualito. Ni más ni menos, pero estando en Lima.
Por eso, cuando me cuenta es como si yo lo debería contar a él aunque variando el paciente y uno que otro detalle.
Solo que a mí me pasó en Lima, no aquí en Estados Unidos. Y, de eso hace unos diez años, cuando no tenía trabajo y mi vida era una incertidumbre total.
Eso sí, te digo que es horrible, sientes vacío, sientes ansiedad, desgano. Te deprimes por entero. Solo se siente ganas de dormir. Es la depresión.
Y le asaltan a uno ideas en la mente que son terribles y desesperadas.
Y tú luchas, pero te sientes caer.
Y solo quieres que pasen veloces las horas. Y cuando te despiertas todo es enojoso: líos, pleitos, peleas con los hijos.
Y sobre todo la falta de trabajo que te socava, deteriora y destruye.
Yo me sentía morir, estaba desesperado. Y fui a la posta médica.
5. Solo para que
nos vean llorar
El doctor me dijo:
– Tiene que verlo el psicólogo, pero él atiende lunes, miércoles y viernes, solo de once de la mañana a una de la tarde.
No importa, dije. Cualquiera de esos días vengo, si no tengo trabajo.
Pero solo había citas de allí a un mes. Y había que ir a las cuatro de la mañana a hacer cola para ver si alcanzabas a obtener cita.
Mi mamá no estaba. Ella ya estaba aquí en los Estados Unidos.
– ¡Para lo que vale tanto una madre!
¡Siquiera nos sirve de paño de lágrimas! Para que nos escuchen las viejitas porque ellas, ¿qué pueden hacer?
¿Qué más podrían hacer ellas en una ciudad tan hosca e indiferente, que ni siquiera ellas la conocen, donde ellas están a su vez tan indefensas?
Solo para que nos vean llorar, ¡siendo que nosotros debiéramos darles seguridad, confianza y protección! Pero así es la vida.
Me sentía morir y me acordé de mi tía Carmen.
6. Y yo
tan ufano
Ella vivía en Cantogrande, al fondo, pero estaba en Lima, felizmente. Y aunque quedaba lejos sí lo podía ir a ver.
Ya estaba muy ancianita, pero me reconoció. Y qué agobiado estaría yo, que mudo y sin poder hablar, me tendí a sus pies. Y mi cabeza lo recosté en su falda. Y lloré, lloré y lloré.
Y ella me sobaba la espalda, los hombros y mi cabeza. Y me acariciaba. Seguro que lloré mucho, horas, mares, me abandoné en su regazo, completamente vencido, derrotado.
Y yo que en la vida fui tan ufano a veces. ¡Cuando regresaba a la fiesta lo hacía siempre con aire de rico, exitoso y triunfador! Creo que lloré amargamente en su falda.
Porque ¿a qué hora habré llegado hasta su casa? No recuerdo, quizá a mediodía. Y ya eran como las seis de la tarde, cuando me sentí un poco aliviado.
Ella me consolaba y acariciaba, diciéndome nada más:
– ¡Ay hijito! ¡Ay hijito!
Eso nomás me decía.
7. Se
ahogó
Cuando ella se durmió cansada también de tanta aflicción, de tanta angustia y de tanta pena mía, yo estuve todavía dos horas juntada mi espalda con su espalda, de esa viejecita amorosa.
Ella entonces cuando despertó me dijo, como si hubiera estado atenta todo el tiempo y no dormida:
– Hijito, vas a hacer que el gallo te cante.
– ¡Ya tiíta! –Contesté.
Yo tenía un gallo chiquito que quise que me cante. Pero era tan grande mi miedo que el gallo no pudo cantar.
Cuando lo puse para que me cante, como me indicó mi tía, el gallo se ahogó. Cayó fulminado, aleteando sin vida.
Cuando quiso cantar le salió un ronquido de agonía.
Lo vi que trastrabillaba. Y se cayó, temblando, ¡muerto!
Cayó como exterminado por un rayo.
8. Cayó
fulminado
Entonces le pedí a Sofía que me traiga un gallo grande, fuerte, joven desde Santiago de Chuco, porque aquí, ¿dónde iba a conseguir?
Y lo trajo en una bolsa de mercado.
Era un gallo imponente, orgulloso. Con una gran estampa.
Le corté la cresta como me había dicho mi tía. Y en una bolsita esa cresta, con un limón y ajo, lo colgué a mi pecho.
El gallo me cantó a las cinco de la mañana. Me cantó fuerte y cristalino. Me despertó el alma que la tenía entumecida, inerte y ya yerta.
Instantes después todo se me despejó. Me sentí hombre nuevo, jovial, animoso.
Pero el gallo imponente, orgulloso y con una estampa de gladiador cayó temblando, exterminado. Quedó inanimado como un cascajo, hecho un despojo. O un guiñapo. ¡Muerto, como atravesado por una bala!
¿Cómo será nuestro miedo o nuestro dolor, no?, digo yo, ¡para que una naturaleza tan indómita caiga vencida de ese modo!
9. Esos gallos
ni cantan
Por eso, yo le insisto a mi amigo que haga lo mismo. ¡Y que le cante el gallo!
Pero no quiere, se burla de esas cosas. Me dice que él no cree en esas patrañas.
Pero, yo le digo: ¿qué pierdes probando? ¡Prueba y si no te resulta, ahí queda!
Peor es que estés padeciendo de ese modo, arriesgando tu empleo y creando en tu casa una angustia sin límites, principalmente en tus hijos.
Pero no quiere. Además, ¿aquí dónde conseguir un gallo de esos? Hay, pero en establecimientos que son avícolas. Pero esos gallos ni siquiera cantan.
Le han hecho más de cien tomografías a mi amigo, estudios de la irrigación de la sangre, de su cerebro. De la química de los elementos de su linfa raquídea. Y de las sustancias que irrigan hasta su corteza cerebral.
¡Porque aquí dicen que la depresión es de química del cerebro!
10. Me curó
llorar
¡Así, de ese modo curan aquí! Puro laboratorio. Y en algunos casos aciertan, pero ya toda la vida tienen que tomar pastillas. Lo hacen dependientes de los fármacos.
Así de ese modo la han curado también a la esposa de otro amigo, con puras pastillas.
Y con las pastillas que le han dado ahora está sana.
Aquella señora ya está trabajando y ha vuelto a ser el ama de casa que era. Pero las pastillas las sigue tomando. Le han dicho que es de por vida, hasta que muera.
Pero yo puedo dar fe y testimonio de que mejor es el canto del gallo. A mí me hizo un hombre nuevo. Se me despejó todo.
Eso me curó a mí.
Y también me curó llorar en las faldas de mi tía Carmen.
Felizmente la encontré. Y estaba sola en Cantogrande. De lo contrario hasta hubiera tenido vergüenza de que me vean allí sus nietos llorando.
11. El soplo
vital
Porque esa mañana cuando me vio llegar Carmela aprovechó para salir y me dejó solo con mi tía.
Si no yo hubiera tenido vergüenza de recostarme en su regazo. Y de llorar como un niño, siendo un hombre ya viejo de cuarenta y tantos años.
Y que ella durmiera espalda con espalda conmigo.
Porque yo me salvé, haciendo lo que esa viejita adorable me dijo que hiciera.
De lo contrario, ¿cuánto hubiera gastado en psiquiatra? No hubiera podido pagar.
Y de repente mi vida hubiera sido irrecuperable. De repente ya me habrían enterrado.
Pero mi amigo ni me escucha cuando le hablo del canto del gallo.
Ojalá que él se cure de la ansiedad y el pánico de vivir en este mundo tan cruel y amargo.
Yo tuve suerte, me curé de un día para el otro. Me cure, en realidad, en un instante, con el soplo vital del canto del gallo.
12. De vuelta
a mi tierra
Pero me curé también, como repito, con el consuelo de esa viejita. Ancianos a quienes a veces ya ni les damos cabida en nuestras vidas.
Porque estamos en un orden en que si no producimos como fuerza laboral ya no valemos nada.
Donde el alma, el sentimiento y el espíritu no cuentan.
Pero el caso es que las emociones no desaparecen sino que se ocultan y de un momento a otro afloran como un volcán o un turbión. Ahí se hacen presentes las grandes faltas, las ausencias que hemos tenido y las sombras del alma.
Y todo parte de que tengamos o no trabajo en nuestros países. Por eso debemos luchar porque haya buenos gobiernos. Y de que sepamos elegir
Y todo parte desde mucho antes incluso, desde que nosotros dejamos nuestros pueblos de origen.
Cuando es allí donde debemos forjar el progreso, tal y como lo hicieron nuestros antepasados.
Por eso yo, si Dios quiere, regresaré para quedarme definitivamente allí, ojalá siquiera de aquí a dos años.
13. Voluntarios
del alba
Pero he querido contarte todo esto porque siempre vuelvo a ese hecho y pienso en lo que es y significa el canto del gallo, que a mí me curó, porque en eso está la clave para que podamos tener salud y salir adelante.
Porque quiero que ese canto del gallo no solo me haya sanado a mí, sino sane a mi querido Perú. Quiero que le cante el gallo al Perú. Entonces pienso: ¿Qué es?
Y concluyo: ¡Es soplo vital! A eso se reduce. Porque, ¿qué hace el gallo? Cantar, pero esta vez asumiendo y desde el interior de un mundo dolido, sufrido, que padece.
Ahí está la fórmula. Asumir nuestra realidad, pero cantar fuerte, alentar de manera total. ¡Y volver a creer en nosotros mismos y en lo que somos!
El canto del gallo es el ánimo con que asumamos las cosas. Es sacudirnos de tanto miedo. Es confiar, en creer que lo podemos hacer.
Es ser voluntarios del alba como lo quería César Vallejo. Por eso la cruzada de Capulí, Vallejo y su Tierra que tú haces me parece bien.
14. Un nuevo
amanecer
El canto del gallo es valorar lo nuestro, es auto valorarnos. Es decisión, coraje y arrojo.
Es la lucha con el mal, con aquello que quiere atacarnos desde dentro.
Es tener la suficiente felicidad que nos haga fuertes, dulces y clementes.
Es tener las suficientes pruebas en la vida que nos hagan cada vez más humanos y fuertes.
Es tener suficientes penas que nos mantengan sensibles y generosos.
Es saber que en cada impedimento, fracaso y desastre hay en el fondo la gran oportunidad para afirmar la vida.
Es tener suficientes esperanzas que nos mantengan alertas acerca de qué es lo que se anuncia.
Es confiar en base a lo que somos, que vamos a vencer y a triunfar. Que siempre después de una tenebrosa oscuridad estalla el sol.
El canto del gallo es saber que detrás de cada noche oscura hay un nuevo amanecer. 
 
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