martes, 18 de septiembre de 2012

17 DE SEPTIEMBRE, 1822, SE INAUGURA LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ - PLAN LECTOR: LLAMA VOTIVA DE AMÉRICA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2012, AÑO
DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADESDE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
POR LOS 120 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL POETA
Y 90 AÑOS DE LA EDICIÓN DEL POEMARIO TRILCE
 
SÁBADO 29 DE SEPTIEMBREADHESIÓN Y HOMENAJEA LUIS ANAMARÍA
 
HAN SOLICITADO EL USO DE LA PALABRA:
 
RAMÓN NORIEGA
MANUEL RUIZ PAREDES
 
INSCRIPCIÓN ABIERTA
 
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 2 y 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
 
Ingreso libre.
 
Se agradece su gentil asistencia
 
Teléfonos Capulí:
 
420-3343, 420-3860
y 997-739-575
 
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
 
CALENDARIODE EFEMÉRIDES
 
17 DE SEPTIEMBRE, 1822
 
SE INAUGURA LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
 
PLAN LECTOR,PLIEGOSDE LECTURA
 
LLAMA VOTIVA DE AMÉRICA
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
“y un libro, yo lo vi sentidamente
un libro, atrás un libro, arriba un libro
retornó del cadáver ex abrupto.”
César Vallejo
 
1.
Hoy día, 17 de septiembre del año 1822, se inaugura la Biblioteca Nacional del Perú, después de un año y 20 días de fundada por Decreto Supremo del 28 de agosto del año 1821, firmado por el Libertador don José de San Martín y don Juan García del Río y apenas a un mes de declarada la Independencia del Perú.
Ha sido fundada en el fragor de las batallas para consolidar la emancipación de los pueblos de América del Sur y al calor de los sueños de erigir en nuestros suelos grandes naciones y con las alas abiertas para aspirar a construir aquí y ahora un mundo mejor.
El General José de San Martín, hombre bueno, noble y sabio, ha sido el primero en donar sus libros de cabecera para acumular sobre esa base sus colecciones futuras edificando así también ese sueño permanente de libertad.
Siendo así la Biblioteca Nacional del Perú se funda con el propósito de consolidar la idea de la libertad y alentar siempre la forja de la utopía social. Es decir, en su cimiento está el sueño de libertad más acrisolado, pues lo fundó el mismo General que liberó gran parte de la América del Sur. Ocupa el cargo de director el clérigo arequipeño don Mariano José de Arce y el local escogido para su funcionamiento es el antiguo Colegio del Príncipe, ahora denominado Colegio de la Libertad.
2.
En menos de 60 años este anhelo se consolidó de tal modo que llegó a ser la primera en América del Sur considerada así por los hombres de letras y los viajeros ilustres que la visitaron. Sin embargo, después de la ocupación de Lima, en febrero de 1881 este sueño de la libertad de América luego fue saqueado, pisoteado y convertido en establo y muladar por las tropas chilenas, al ser convertida en cuartel de un regimiento de la caballería chilena en la ocupación de Lima en la infausta Guerra del Pacífico.
Y allí puede verse en contraste y en perspectiva lo que hacen unos y otros hombres y unos y otros pueblos. Y en el juicio y las responsabilidades que tienen que asumir ante la historia. Sus libros, muchos de ellos incunables, han sido saqueados y enviados hacinados y a montones– en los barcos que partían del Callao a Valparaíso.
A Chile arribaron en dos viajes sucesivos de sus embarcaciones 103 grandes cajones y otros 80 bultos que fueron recibidos y catalogados por Ignacio Domeyto y Diego Barros. Y en agosto de 1881 se publicó en el diario oficial de ese país el inventario realizado bajo el título: “Lista de libros traídos del Perú”. Luego, y finalmente, los que no se pudieron llevar fueron incendiados.
3.
Cuando se asume la tarea de su reconstrucción apenas se encuentran 700 ejemplares esparcidos de los más de 300 mil documentos existentes antes.
Una desgracia así, por el patrimonio que sus colecciones significaban, es sólo comparable en su holocausto a la destrucción y al incendio de la Biblioteca de Alejandría, fundada por Ptolomeo en el año 306 a. de Cristo, e incendiada –aunque en aquel caso no de manera intencionada sino casualmente– en el siglo primero antes de la era en que vivimos.
Pero frente a ese salvajismo y perversidad se levanta, como un gigante que la reconstruye, el famoso tradicionalista Don Ricardo Palma. A la espada de San Martín en su edificación se une ahora la pluma del famoso tradicionalista.
Fue llamado desde entonces el “Bibliotecario mendigo” por la terquedad y porfía que pone en recoger y solicitar libros por todo el mundo. ¡Qué grandeza! ¡Y toda América y España y el mundo entero concurren para ayudar a levantarla y sobresalir a nuestra Biblioteca Nacional.
He aquí una de las cartas que dirige a uno de sus amigos, académicos y escritores de todo el mundo:
4.
Lima, noviembre 20 de 1883
Señor Don
Marcelino Menéndez y Pelayo
Madrid
Muy señor mío:
La antigua y rica Biblioteca del Perú fue transportada a Chile. En el último cuarto del siglo XIX han sido los libros, el pan de la inteligencia, considerados como botín de guerra. Hemos retrocedido a los tiempos bárbaros del califa Omar.
El Gobierno del Perú ha decretado la fundación de una nueva Biblioteca honrándome con la dirección de ella. El país ha acogido con entusiasmo el propósito y, en menos de quince días, he recogido donativos por más de cien mil volúmenes.
La nueva Biblioteca, según el decreto, debe ponerse a disposición del público el 28 de julio próximo.
Un Bibliotecario mendigo se dirige, pues, al ilustre literato, para pedirle la limosna de sus obras, y que avance su caridad hasta solicitar de sus esclarecidos compañeros, en las Academias de Historia y de la Lengua, contribuyan a la civilizadora fundación encomendada, más que a mis modestas aptitudes, a mi entusiasmo y perseverancia.
Me es grato presentar a usted mis respetos y ofrecerme como su muy sincero admirador y amigo.
Ricardo Palma
Correspondiente de la RAE
5.
Otra vez la Biblioteca Nacional del Perú se convirtió en el sueño que abrigan y al que dan calor muchas mentes y almas generosas de todo el mundo.
Así llega a tener 600, 700, 800 mil volúmenes, sólo comparable a la Biblioteca del Congreso de Washington en Estados Unidos. Y se convierte en el centro del debate intelectual.
A ella acuden jóvenes a construir, a la luz de los libros, sus sueños, ideas y utopías. A ella acuden las conciencias en busca de la luz de la verdad. Allí se acrisola la mejor poesía, la mejor narrativa y el mejor ensayo del movimiento indigenista, la gloriosa generación Colónida, época en la cual la Biblioteca Nacional es el crisol, la fragua y el yunque que forja y hace posible la prestigiosa generación de intelectuales que afloraría después, en el año 1945.
Lamentablemente, la noche del 10 de mayo de 1943, ocurrió otro suceso desgraciado: el pavoroso incendio de que prácticamente destruyó todas sus extraordinarias colecciones.
Salas completas de las cuales no se pudo rescatar absolutamente nada, y hasta quedó seriamente dañada su infraestructura, en el antiguo Convictorio de San Carlos, hoy Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el Parque Universitario.
6.
Allí aparece otro gigante para hacerla renacer, como el Ave Fénix, de los escombros, de los carbones restallantes y de las cenizas tumefactas en que se convirtieron los valiosos libros. Y sobre el lodo y la pena que cubría sus volúmenes, se funda la Escuela Nacional de Bibliotecarios en base a los jóvenes, hombres y mujeres casi adolescentes, que hasta altas horas de la noche y hasta en la madrugada, rescataban libros del fango acunándolos en su regazo. Y se diseña y construye el edificio de la Avenida Abancay. A la espada del Libertador y a la pluma generosa del Bibliotecario Mendigo se suma ahora el registro minucioso del historiador de la República que viviera en su Tacna nativa en época del cautiverio.
Hoy día, mirémosla, tan lozana, orgullosa, esperanzada. Gracias a los hombres y las mujeres que en ella trabajan. Gracias al esfuerzo y la devoción de muchos peruanos que la han puesto así de regia que nos da gusto ostentarla con orgullo.
Vean ¡cómo en ella ahora se estudia, se sueña y cómo se trabaja aquí! Gracias a todos los que lo han hecho posible, a quienes saludamos y felicitamos por ofrecernos una casa primorosa, significativa y atesorable como ésta. Y gracias a todos quienes la imaginaron.
7.
La Biblioteca Nacional del Perú, siendo así, es una institución ya entrañable y gloriosa, ya legendaria como familiar, ya asequible como excelsa.
Quizá como no haya otra en el mundo; con tanta grandeza y tragedia, con tanto sacrificio y lauro en la frente, reconstruida desde la boñiga y las cenizas, y con tanta luz que la anima y la inspira e irradia en el alma.
Con tanto coraje y tan trémula; con tanto dolor y tanta esperanza. Con tanta angustia y con tanto brillo, y fulgor en su faz radiante.
Es Ave Fénix que se levanta de sus escombros, como es el Perú de los últimos años, décadas y siglos; tal y como lo definió don Jorge Basadre cuando tuvo que ponerle nombre a la revista que la representaría como órgano institucional.
Casi podríamos decir: mítica, legendaria, como en verdad es el Perú, un país de maravilla y de fábula.
¡Cómo entonces no sentirse feliz y enaltecidos contando con una casa como ésta ahora en pleno funcionamiento, tanto en su antiguo local de la Avenida Abancay como en su moderno edificio situado entre las avenidas Javier Prado, Aviación y Av. de la Cultura.
8.
Hay casas fundamentales para la consolidación de una nacionalidad, una de ellas es la Biblioteca Nacional. Casa esta siempre verdadera, perenne y definitiva. Casa de la palabra, casa del ser, la casa de las utopías posibles y que son imperativos morales proponerse alcanzar.
Es casa abierta para ir a encontrar en ella sensibilidad, altruismo, conciencia, identidad y sabiduría. Donde hallaremos los libros que son llaves para abrir puertas como también cofres llenos de tesoros; herramientas para fabricar algo, como son ideales para construir el mundo que nos merecemos.
Libros que emocionan, impactan, que conmueven y educan, que forman la personalidad de los niños y jóvenes y de los hombres en conjunto. Hay en ellos contenidos profundos que nos orientan en la vida, porque un libro es una cometa, una nave que explora mundos ignotos.
Antes de la aparición de la imprenta, a decir de Voltaire, los libros eran más raros y más caros que las piedras preciosas. Ahora que los tenemos regados y a la mano apreciémoslo como tales, pero además como amuletos, sortilegios y talismanes
9.
Será un buen signo de esta época que nos dediquemos a abrir, a poblar, a animar más bibliotecas, hechas con nuestras propias manos y con nuestros propios sueños.
Hagamos bibliotecas en nuestras casas, en nuestras escuelas, en nuestros barrios, distritos y comunidades, como una proyección de esta casa grande y luminosa. Y hagámoslas con amor entrañable, como si fueran jardines, palomares, torres al viento. Y pongamos en ellas lo mejor de nosotros mismos.
Y hagamos de nuestra Biblioteca Nacional orgullo y símbolo de nuestra identidad, del Perú que nació para ser eterno.
Convirtamos nuestro barrio en una biblioteca, Lima en una biblioteca, que el Perú sea una biblioteca gigantesca, llena de gracia y de blasones, del saber que dan las tragedias vividas que hemos sabido superar.
Pero más de visión y esperanza para una América Latina unida, de la cual la Biblioteca Nacional del Perú es llama votiva. 
 
Texto que puede ser reproducido
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Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
 
 
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