martes, 12 de junio de 2012

ETERNIDAD - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS (ASOLAPO - EL SALVADOR)


ETERNIDAD

Rodolfo Ascencio Barillas

Yo te amaré más allá de los espacios y los tiempos
Y en el órdago de tus exquisitos besos
Y en la fácula del iris de tus ojos
Y en las mieles sabrosas del resplandor de tu rostro
Y en las tiernas caricias de tus manos
Y en el límpido edén de tus pétalos de rosas
Y en las aguas cristalinas de tus impluvios
En la sibila, en el rocío, en la llovizna y en la tarde
Desde la aurora hasta el ocaso
Y en la vida perpetua, y la pureza de tu alma.
Yo te amaré desde el principio que no tendrá fin jamás
Y en la estrella luminosa que devela el Universo
Y en el icástico de tu inefable belleza
Y en el viento que suspira tú pecho
Y la primavera celestial de tu noble sonrisa
Y el recuerdo insigne de los días esplendorosos.
Así te amaré en los viajes de tus sueños inhóspitos
Allá donde los ángeles brillan con la imaginación
Y la fe invencible de las atroces tribulaciones
Y los pecados impregnados en la carne diletante
Y los dolores lascivos de las vidas funestas
Y cuando habites donde yacen tus ilusiones,
En la morada eterna de tus alambicas sensaciones.
Yo, te amare en aquel árbol del alba triste
Y en los recónditos escondrijos de tus celajes
Y en los amaneceres de tus espavientos crepúsculos
Y en las cantábricas olas de tus yertos púrpuras
Y en los túneles de tus arco iris puquiales
Y en la bella verdad los lirios yacen con el llanto.
También me llega el recuerdo de tus lamentos
Y la esquiva voz de tus cósmicas melodías
Y el silencio idílico de tu mórbida emoción
Y el misterio macilento de tu lactina pasión
Y las mariposas de tu boca inmaculada
Y las cenicientas de tus ojos penunbrales.
Yo te amo aun más allá de la desconocida muerte
Y en los brazos fríos de tu sueño inerte,
¡Oh! te amaré en los tiempos de los siglos
En la llama incorpórea de mis razones
Y en el inerme espíritu de tu soplo divino
Y en el indómito pesar de tus lágrimas
Y en el agobio sereno de tu marchito capullo
Y en la autista soledad de tus noches quejumbrosas
Así yo te amaré en los mares de tus océanos
Y en las profundidades de tus abismos
Y en las llanuras de tus verdes prados
Y en los valles de tus ambivalentes desaciertos
Y en el arrepentimiento de tus últimos suspiros.
Yo te seguiré amando por todos los siglos
Y en el sufrimiento de tu eterna ausencia
Y en la luz brillante de tus encendidos sueños.
Yo te amaré aunque pasen los tiempos de nuestras vidas
Y allá me esperarás en tu apoteósico aliento
Y en los palacios esmeraldinos del Señor
Donde no existan espinas en tu camino
Ni cruces mundanas en tu destino
Porque yo te amaré por toda una eternidad…