miércoles, 30 de mayo de 2012

30 DE MAYO, NACE JOSÉ ANTONIO ENCINAS - PLAN LECTOR: ENCINAS, SER LIBRES Y SOLIDARIOS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Construcción y forja de la utopía andina
 


2012, AÑO DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS


MAYO: MES DE LOS TRABAJADORES,
DEL LEGADO DE LA PAPA DEL PERÚ
AL MUNDO, Y DEL MAESTRO ENCINAS



PRÓXIMAS ACTIVIDADES

DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

POR LOS 120 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL POETA

Y 90 AÑOS DE LA EDICIÓN DEL POEMARIO TRILCE

SÁBADO 2 DE JUNIO. 7 PM.
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CONFERENCIA:
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DIMAS ARRIETA
.
EL MAPA MÍTICO DEL PERÚ EN DIEZ DISCURSOS FUNDACIONALES
 
COMENTARIOS:

CARLOS AUGUSTO RIVAS
RAMÓN NORIEGA TORERO
.
COLEGIO ANDRÉS BELLO
General Suárez 636.
Miraflores.

Ingreso libre.

Se agradece su gentil asistencia

Aula Capulí:
 Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 2 y 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

Teléfonos Capulí: 

420-3343, 420-3860
y 997-739-575

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CALENDARIO DE EFEMÉRIDES

HOY NACE JOSÉ ANTONIO ENCINAS

30 DE MAYO

PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

ENCINAS, SER LIBRES Y SOLIDARIOS



Danilo Sánchez Lihón
 
 
“El más alto cargo
que un ciudadano puede
desempeñar en una democracia
es el de maestro de escuela”
José Antonio Encinas

1. Diamantes
y topacios

José Antonio Encinas Franco, el egregio maestro del Perú, nace el 30 de mayo de 1886, en Puno.

Ciudad asentada a las orillas del Lago Titicaca, que es de donde según la leyenda emerge la pareja mítica de Manco Cápac y Mama Ocllo, con el encargo divino de civilizar a los hombres montaraces y dispersos y fundar un imperio de fábula.

Vinieron a mostrarnos los dones de la naturaleza, la prodigalidad de la vida y la sinfonía de una moral que fue capaz de hacer surgir un reino de prosperidad y bienestar para todos los hombres.

Igual lo asumiría y representaría siglos después José Antonio Encinas, quien naciera en aquella ciudad, de quien José Portugal Catacora escribe:

Durante el día, Puno:

"...parece un joyel de diamantes y topacios rutilando en un cofre cubierto de terciopelo verde; y durante las noches semeja un nidal de luciérnagas o un haz de estrellas caídas del infinito... Ciudad siempre lavada por el agua de las vertientes o por las brisas lacustres."

2. El centro
de reunión

Aurora Encinas Franco, devota y reverente hermana del insigne maestro, quien enaltece en sus escritos el significado y trascendencia de José Antonio, cofundadora y maestra con él del Colegio Dalton, ha recreado el nacimiento y la época en Puno en que él viviera, dejando escrito:

"Puno era una ciudad pequeña, con sólo dos plazas, tres o cuatro jirones, con poquísimas calles. La única joya arquitectónica era la Catedral, de estilo barroco, que se levanta en una explanada, ofreciendo majestad y belleza.

El parque Pino se encuentra a tres cuadras de la Plaza de Armas. Este lugar es el salón y corazón del pueblo. Aquí se reúne la gente para hacer amistades y cultivar amores.

En las fiestas patronales, en honor a la Virgen de la Candelaria, y en los carnavales, es el centro de reunión, donde se reza y se baila toda una semana."

3. Puno,
a fines del siglo XIX

Y José Luis Ayala, de otro lado, precisa, acerca de Puno en la época en que nació José Antonio Encinas, lo siguiente:

"Puno, a fines del siglo XIX, era una pequeña ciudad con calles empedradas, donde se distinguía claramente la Catedral construida a base de piedra, un poema labrado por manos aymaras; la capilla de San Juan, "para uso exclusivo de los indios"; el local del colegio San Carlos, cuatro tiendas comerciales grandes, la calle Lima y otras adyacentes que conformaban la ciudad...

Había dos centros de reunión social, los clubes de la Sociedad Puneña, que reunía a gamonales, funcionarios del Estado y a comerciantes, y la pastelería París, situada en lo que se llamaba la Casa de Piedra del parque Pino, donde se reunían contertulios generalmente intelectuales, profesores del colegio San Carlos, y quienes normalmente acudían a tomar un café y comprar los periódicos de Lima, La Paz y Buenos Aires."

4. La casa
natal

José Antonio Encinas nace justamente en aquella época descrita y en aquel espacio que albergaba una casa, situada en el Parque Pino que queda en la esquina que forman las calles Lima, N° 172, y Azángaro, casa hecha de adobe y techada de paja.

Se ha referido, asimismo, que en el patio de la casa natal de nuestro preclaro pedagogo:

...se levanta un árbol de eucalipto, el más alto de la ciudad, de tronco grueso, consistente y vertical, de numerosas ramas y amplio follaje, que en días de sol proyecta una amplia sombra...este árbol, (ha sido dicho) simboliza su personalidad, rectilínea como su tronco, amplia como su copaje y consistente como su dignidad moral.

Esta es el domicilio muy bien identificado donde vivió la familia Encinas Franco, en Puno. Sin embargo, hay familiares que sostienen que José Antonio nació en una casa de la calle Lambayeque de dicha ciudad altiplánica, donde vivía la señora Fortunata Franco, abuela de parte de madre del futuro educador.

Sin embargo, Aurora Encinas Franco niega enfáticamente esta versión.

5. Sus primeros
estudios

José Antonio fue el hijo mayor de una ilustre familia puneña, algunos de cuyos miembros habían abrazado la alta misión del magisterio.

Su padre fue don Mariano Encinas, y su madre doña Matilde Franco.

Por el lado materno descendía de Remigio Franco, el honorable y digno Senador que defendió con firmeza los intereses del Perú.

Fueron siete hermanos, en el siguiente orden: José Antonio, Moisés, Enrique, Victoria, María Asunción, Guillermina y Aurora.

Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal, donde los inicia en 1894, en la escuela dirigida por don José María Miranda.

Prosigue sus estudios en 1899, ingresando al Colegio Nacional San Carlos, fundado por el Libertador Simón Bolívar a su paso por Puno, en 1826, en los inicios de la república.

Los primeros años de su infancia transcurrieron entre Puno y Acora, ciudades donde su padre ejerce el cargo de Gobernador.
6. Inquebrantable
en sus decisiones

Se cuenta la anécdota lo siguiente:

Que cuando José Antonio cumplió los seis años de edad, sus progenitores decidieron llevarlo de Acora, donde su padre ejercía de autoridad política, a un ambiente más desarrollado como era el de la capital de Puno.

Siendo así, se alistó escrupulosamente el viaje, pero al cruzar la Plaza de Armas del pueblo, el niño se bajó del caballo y se aferró a un poste, manifestando que él no quería dejar su humilde y pequeño pueblo.

Lo curioso es que no hubo razones, promesas, persuasiones que lo hicieran cambiar de parecer. Como también fracasaron los resondros, los jaloneos, los castigos para hacerle cambiar acerca de su terca idea de no abandonar lo que él consideraba su terruño.

El desenlace fue desensillar acémilas, volver a acomodar cuantas cosas habían sido recogidas de las habitaciones, y retomar actividades y asuntos pendientes, sólo porque el niño de seis años era inquebrantable en su decisión de no alejarse de Acora.

7. Desafíos
omnímodos

En primer lugar, su amor por la tierra, es decir, sus afectos irrenunciables a los pueblos y a su gente, por pequeños que sean.

Y el otro rasgo que resalta es su voluntad indoblegable, de acero, de granito, o de diamante.

De allí que, después, déspotas y tiranos encontraron en José Antonio Encinas a un irreductible defensor de sus principios y convicciones.

En él una de sus máximas de vida, que repetía con frecuencia, era: “No hay la palabra “No puedo” en el diccionario”.

De allí que él todo lo pudo, todo lo forjó su voluntad de acero, todo lo resolvió sobreviviendo a cárceles, destierros y mil catástrofes. Y supo enfrentarse a desafíos omnímodos como las tiranías que le tocó vivir ante las cuales siempre fue irreductible.

Desde muy joven, José Antonio debe asumir el sostenimiento de su familia, trabajando primero como amanuense en el Concejo Municipal y, después, como secretario en la Prefectura de Puno.

8. La elección decisiva:
ser maestro

En 1905 llega a Puno la noticia de que se inauguraba en Lima la primera Escuela Normal del Perú, puesta en funcionamiento por el ministro Juan Manuel Polar, siendo Presidente de la República don José Pardo.

Se encarga entonces la dirección de la flamante Escuela al educador belga Isidoro Poiry. Funcionaba en base a becas otorgadas a las diversas regiones del Perú, buscando atraer así a los mejores alumnos que querían ser maestros.

Representando a su departamento, José Antonio Encinas viajó directamente desde Puno, siguiendo el llamado de una vocación que lo atraía profundamente.

Sus estudios los realiza de manera brillante, entre los años 1905 y 1906, siendo uno de los alumnos sobresalientes de su generación.

Así, José Antonio Encinas se convierte en uno de los primeros maestros graduados con título profesional, integrando la primera promoción de la primera Escuela Normal del Perú.

9. Ser
un buen maestro

José Portugal Catacora, a quien José Antonio Encinas le contó muchas anécdotas de su vida privada, cuenta que en la plazoleta de la Media Luna, en el Distrito de San Miguel, en Lima, se encontraron el maestro y una agraciada muchacha, con quien salía a pasear en aquella época.

La pareja tomó asiento en un banquillo de piedra, contemplando la inmensidad del mar bañado en oro que se extendía frente a ellos.

Ella lo contemplaba con mirada tierna. Y he aquí un conmovedor fragmento del diálogo ocurrido entre ellos:

– José Antonio, hace más de un año que nos une un sentimiento verdadero... Pero nunca me has hablado en serio de tus aspiraciones.

– Yo aspiro a ser un buen maestro.

– No. No me refiero a eso. Me refiero más bien a nuestro cariño. ¿Por qué no nos casamos?

10. Debo ser
sincero

– Ah, de acuerdo, casémonos. Pero de mi parte sólo bajo una condición.

– Pues yo la aceptaría a ciegas, cualquiera que fiera. Toda mi vida para ti, José Antonio.

– No es solo eso.

– Dime entonces, qué más debo hacer...

– Escucha: Tú eres una mujer rica, con haciendas en casi todo Puno, y con casas y propiedades aquí en Lima.

– Así es. Ellas servirán para asegurar nuestro porvenir.

– No señora mía. Ellas servirán para hacernos infelices.

– ¡Cómo hablas así! Eso no es justo ni razonable.

– Debo ser sincero. Lo que debes hacer, si de veras quieres casarte conmigo, es deshacerte de todos esos bienes. Regalar tus haciendas a los indios colonos y las casas de Lima a los Inquilinos.

– ¡Ah, eso sí que no! Eso es una locura, José; y no estoy loca todavía.

11. Y así
lo hizo

– Yo te garantizo que viviremos bien. Yo ganaré lo suficiente para mantenernos.

– Eso lo sé. Sé que eres una persona íntegra. Pero deshacerme de mis bienes, ¡eso no!

Yo te ofrezco toda mi protección. Yo asumo todos los gastos que demande nuestro hogar.

– No. No me lo repitas. Me es imposible atender lo que tú propones.

Desde aquella vez no volvieron a verse el reciente maestro y su dama.

Al egresar de la Escuela Normal, su categoría era la de Inspector de Educación, pero no aceptó dicho cargo administrativo.

Pidió más bien ser nombrado maestro de escuela. Le dieron la dirección del Centro Escolar de Varones 881 de Puno, donde podía tener a su cargo un aula si lo quisiera, y así lo hizo.

12. Certeras
innovaciones

Fue allí en donde inició, a los 21 años de edad, una experiencia de innovación pedagógica que apenas duró cuatro años, hasta 1911.

Pero esa concepción y sus resultados, mirados desde la perspectiva de casi un siglo, resultan trascendentales y visionarios en todos sus fundamentos.

Sus principios, que en algunos casos coinciden, incluso fueron anteriores a los que inició poco después, en 1909, María Montessori en Italia.

El proyecto pedagógico realizada en la Escuela 881 de Puno por José Antonio Encinas la daría a conocer posteriormente en el libro titulado: Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú.
Esta obra fue escrita en París veinte años después de realizada la experiencia y cuyos planteamientos continúan siendo vigentes y certeras innovaciones, algunas de las cuales solo a futuro y cuando las condiciones mejoren y sean más propicias, se podrán implementar.

13. El trasfondo
de las cosas

Ahora bien, ¿cómo se recuerda físicamente a José Antonio Encinas? Hay el testimonio de sus alumnos de aquella época. Uno de ellos, Gamaliel Churata, lo ha descrito del siguiente modo:

...de contextura recia, rostro severo y siempre sereno, frente amplia y despejada, de ojos pequeños y penetrantes.

Era de estatura más bien baja, pero de amplias espaldas.

...parado semejaba una estatua pétrea. Su rostro de perfiles circulares ostentaba una frente amplia, con convexidad propia de los hombres de talento superior. Sus ojos negros y pequeños parecían estar escudriñando el trasfondo de las cosas o proyectándose hacia lejanías inalcanzables.

En 1911, y luego de la hostilidad que sufrió en Puno tanto por el obispo Ampuero como por los caciques criollos del lugar, los mismos que se oponían a todo cambio, y con mayor ensañamiento a la renovación pedagógica, puso fin a su permanencia en ese lugar.

14. Ni a la rutina
ni a la tradición

La Escuela 881 es legendaria por la promoción de cerca de un centenar de jóvenes puneños que años después tuvieron enorme preponderancia en el acontecer local, nacional e internacional en el campo del arte, la ciencia y el acontecer social, y que fueron formados en aquella proverbial escuela.

Sin embargo fue cerrada y su director tuvo que emigrar, por la presión de los caciques locales quienes veían que era una institución que no se sometía ni a la rutina ni a la tradición, ni a los usos y costumbres consabidos.

Procesaron administrativamente a su director con el contubernio se prestó el obispo Ampuero del lugar quienes obligaron a que se emitiera una disposición para examinar a los alumnos, urdiendo una prueba para comprobar que no estaban siendo conducidos por los senderos correctos y sí más bien preparándolos como agitadores sociales.

15. Afán
de superación

El examen consistió en que uno rezara el Padre Nuestro y el Ave María. José Antonio Encinas no los había enseñado a rezar sino a ser libres.

Fue expectorado, sin embargo es conmovedora la tarjeta personal que le envía el Ministro de Instrucción del Perú, el Dr. J. Matías León, quien le escribe:

El Ministro de Instrucción saluda al Director del Centro Escolar de Puno y le manifiesta que el Gobierno está satisfecho con sus servicios. J. Matías León ofrece su amistad al Sr. José Antonio Encinas.

José Antonio Encinas regresó a Lima a trabajar como profesor de Sociología en la Escuela Normal, de la cual él mismo había egresado.

Ese mismo año en su afán de superación académica, insaciable en la asimilación de nuevos conocimientos, ingresa nuevamente a estudiar en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, siguiendo estudios de letras y Derecho, dedicándose también a publicar diversas obras de carácter pedagógico.

Así logró obtener el Grado Académico en Letras, en 1917; y el de Derecho, en 1918.

16. Validar
nuestra experiencia

Estos hechos cierran una etapa que hemos denominado Alborada, cual es la de su juventud, que contiene la extraordinaria experiencia pedagógica realizada en la Escuela 881 de Puno.

Y se abren otros espacios en la vida de este apóstol, como son: sus destierros del seño de la patria, su fulgurante rectorado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, su labor legislativa en el Congreso de la República, siempre luchando incansable por la redención del indígenas largos siglos expoliado.

Encinas no se sentía orgulloso de sus alumnos en cuanto a la plenitud de sus realizaciones profesionales sino en que todos abrazaran la causa de la redención del indio.

De allí que la primera conclusión de esta etapa de su vida se resume en dos ideas claves como enseñanza imperecedera de este insigne maestro:

Que debemos pensar por nosotros mismos, de validar nuestra experiencia, de procesar las nociones que nos ofrece la realidad en nuestro quehacer diario.

17. A fin
de ser

Y la otra idea clave de esta etapa es el compromiso con los más humildes y desheredados de la tierra: los indígenas. Y con la prístina esperanza representados en los niños.

Porque él realizó su experiencia en la Escuela 881 de Puno sin recetas, sin lecturas de códigos o normas previas, sin referentes de los grandes autores.

Lo hizo, eso sí, con devoción a los niños y con miras a proyectar una escuela social que asumiera y resolviera los problemas históricamente pendientes de resolver en nuestro país.

En honor y homenaje a Encinas los maestros volvamos a rescatar nuestro derecho a pensar por nosotros mismos, a tener pensamiento propio, basado en nuestra realidad, en nuestra experiencia y en nuestras esperanza más caras.

Y a comprometernos fervorosamente para solucionar los problemas a fin de ser el país glorioso que por lo mucho que hemos sufrido estamos destinados a ser en el concierto de las naciones del mundo.
 

Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

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