viernes, 9 de marzo de 2012

SE FUE CON DIOS A CAMINAR EL CIELO Y LAS ESTRELLAS . (Homenaje póstumo a Elva Tarrillo Medina de Vargas) - Por Carlos Garrido Chalén


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SE FUE CON DIOS A CAMINAR EL CIELO Y LAS ESTRELLAS
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(Homenaje póstumo a Elva Tarrillo Medina de Vargas)
.
Por: Carlos Garrido Chalén
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Se fue con Dios a caminar el Cielo y las estrellas
e incluso más allá del Universo caminó
y Ángeles del Señor, perfumaron el aire con su nombre
y entre cánticos, fue recibida con júbilo en los valles frondosos
de la inmensidad.

-    Ven hija, entra a mi morada. Que tu eres como la Niña de mis ojos y por eso te amo – 
le dijo el Hacedor
pulsando su guitarra en los jardines de la aurora.

Y Elvita Tarrillo, la mamá Elvita,
la novia y esposa eterna de Castinaldo
-    del que nunca se separará jamás -
la educadora de centenares de hombres y mujeres victoriosos de la Patria,
la madre perpetua de todos los hijos posibles,
la abuela de infinidad de nietos y bisnietos,
la hija del relámpago,
esa voz que pareció apagarse un siete de marzo
para irse a conquistar la eternidad,
no supo qué contestar al Hacedor.

-    Pero Señor – atinó sin embargo a decir – y ahora quién ordenará mi casa;
quién sembrará y cuidará mi huerto,
quién podará mis rosas y guirnaldas;
en qué momento podré decir a mis hijos
que existe la felicidad;
quién atenderá ahora a mi esposo en esa triste soledad;
cómo ayudaré a los pobres de mi País
que deambulan por las calles en busca de un vaso de agua para saciar su sed,
y no encuentran respuesta a su abandono doloroso;
quién le dirá ahora a mis nietos
que no hay excusa para ser cabales,
para ser más justos,
para ser virtuosos;
quién orará por ellos en los tiempos más difíciles, de la aflicción,
 en los días tenebrosos.

Y Dios la miró con su infinito amor
y contestó que la tenía arriba para revolucionar el Cielo
con sus gestos de bien inmarcesibles.

-    Pero por amor a tu nombre haré contigo una excepción – agregó–
-     porque estarás conmigo
pero por tu grandeza moral permitiré
que sigas alumbrando el firmamento de tus seres más amados.

Estarás aquí, pero también allá,
 con tus luces de esposa  y madre imperturbable,
con tus palabras señeras alumbrando con mis teas luminosas
sus caminos insondables.

Las Escuelas del mundo escucharán tus palabras de maestra
y les dirás a los tuyos que urge prepararse
para celebrar juntos la dicha de la eternidad,
el júbilo de la vida eterna.
-   
Entonces decenas de ángeles del Cielo salieron a su encuentro
y la vistieron de lino fino, blanco como la nieve.

Uno de ellos, de parte de Dios,
la ciñó con un cíngulo precioso y ornamentos de mucha majestad.
-    como la reina que siempre quiso ser y fue entre los suyos -.

Le pusieron una túnica talar sobre la túnica interior, un efod o espaldar
y alrededor de la orla de la vestidura talar,
 muchísimas campanillas de oro puro, que sonaban como cristales.

Allí mismo tejieron su pectoral, de oro, púrpura y jacinto,
torcido con piedras preciosas esculpidas que alumbraban el cielo.
Y sobre su cabeza colocaron una diadema o lámina de oro,
en la que podía verse esculpido un sello  de auténtica santidad.

Como el cinamoro despedía fragancia,
como mirra escogida exhalaba suave olor,
llenando la Gloria de odoríferos perfumes,
de estoraque, de gálbano, de onique, de lágrimas de mirra, y de incienso virgen.

Su fragancia era como de bálsamo sin mezcla
y su naturaleza había recibido la connotación de eterna
para que ni siquiera la muerte la pudiera acabar.

Entonces, Elvita Tarrillo, la mamá Elvita, supo por primera vez,
que había sido convertida en Ángel,
con poder y autoridad para merodear la Gloria,
pero también para estar siempre con todos los que ama,
 en coinonía con el cielo, aquí en la tierra,
con su absoluta e impredecible dignidad.