miércoles, 7 de septiembre de 2011

7 DE SEPTIEMBRE: DÍA DE LOS DERECHOS CÍVICOS DE LA MUJER - PLAN LECTOR: MUJERES DE ENTRAÑA Y CORAJE - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA


Construcción y forja de la utopía andina


AÑO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

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José María Arguedas - Imagen: Nalo A.B



SEPTIEMBRE:


MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS

DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA



SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:


Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA

PRÓXIMAS ACTIVIDAD:

VIERNES 9 DE SEPTIEMBRE


PRESENTACIÓN DEL LIBRO: “EL BRILLO DE TU AUSENCIA”

DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

EN EL ICPNA DE MIRAFLORES

PROGRAMA:

Panel de presentación:

OMAR ARAMAYO
CARLOS GERMÁN BELLI
ELVIRA ORDÓÑEZ

Lectura dramatizada de poemas:

GERARDO ANGULO

Animación:

ERIBERTO GALINDO
FLORENCIA ROLDÁN
MANUEL RUIZ PAREDES

7 pm. ICPNA DE MIRAFLORES
Entre Av. Arequipa y Angamos.

Ingreso libre.

Se agradece su gentil asistencia


CALENDARIO DE EFEMÉRIDES:

7 DE SEPTIEMBRE

DERECHOS CÍVICOS DE LA MUJER


PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

MUJERES DE ENTRAÑA Y CORAJE



Por Danilo Sánchez Lihón


“Dejarte como herencia una patria digna y libre”

Manuelcha Prado


1. ¡Juramento de honor!

– ¡Alto! –le grita al chofer–. ¡Destrozamos este carro, con todos los cachacos que van dentro, si avanza un milímetro más!

Cien mujeres ya se han tirado en la carretera y algunas tendidas en el suelo, están pegadas a las llantas del vehículo.

– ¡Váyanse!

– ¡Regrésense! ¡Fuera de aquí! –Gritan madres e hijas apostadas a los costados de la carretera, a la entrada del pueblo de Santiago de Chuco.

– ¡Regrésense por donde han venido! –Dice doña Raquel Aguilar tratando de que su voz sea clara y precisa. –Será mejor. ¡No provoquen aquí una matanza! –Eso ordena, hablando por la ventanilla hacia dentro del transporte militar.

– ¡Retírense todas, vamos a pasar! –Se oye decir al Comandante desde adentro. Y se escucha que activan sus armas.

– ¡Atrévase y no queda ni uno vivo!

– ¡Váyanse! ¡Retrocedan!

– ¡Váyanse! ¡Fuera de aquí! –Grita la multitud.


2. Es tanto el gentío

– ¡Les advertimos! Si lastiman a una sola de las madres que están delante de las llantas, recen ahorita mismo por sus vidas. Y despídanse de sus esposas y de sus hijos. ¡Juramento de honor!

– ¡Juramento! –Exclaman todas.

Una multitud de mujeres al costado de la carretera tienen dobladas las polleras, llenas de piedras.

En una mano portan ya las más grandes y filudas. Y en la otra un grueso garrote.

Así han detenido al ómnibus repleto de soldados que han venido a reforzar a los policías para llevarse presos a varios maestros, padres de familia y ciudadanos de Santiago de Chuco, acusados de ser comunistas y sediciosos.

Es tanto el gentío que no han podido los soldados ni apearse del porta tropas, por miedo de que ahí no más los cojan y los hagan pedazos.

Dudan solo breves minutos, sintiendo que pegados a las llantas están los cuerpos vivos y palpitantes de las madres y de las hijas, a las cuales sienten en el balanceo que hace el vehículo.


3. ¿Qué ha sucedido?

Después de un tiempo que parecen una eternidad retroceden y se vuelven, tal y conforme han venido.

Las mujeres decididas, luego que ven que el carromato desaparece por las alturas de Chollagueda, van al puesto policial y exigen que pongan de inmediato en libertad a todos quienes han sido tomados presos, por los últimos sucesos acaecidos en Santiago de Chuco.

Y así ocurre. Uno a uno van saliendo por la puerta los detenidos para confundirse con la gente que los abraza, entre vítores y aplausos.

¿Qué ha sucedido? Por represalia política han trasladado al maestro Encarnación Saavedra de Santiago de Chuco al distrito de Cachicadán.

Sabiendo que es un abuso el pueblo se ha levantado. Y, por el prestigio de que goza este maestro, encomiando su rectitud, los profesores, padres de familia y ciudadanos en general han protestado, capturando la escuela y declarándose en huelga.

La represión no se ha hecho esperar.


4. Ya aquí

Han cogido presos a una veintena de personas que lo único que quieren es que prime el bien y no la arbitrariedad. Y desde Trujillo se ha ordenado su traslado en calidad de subversivos.

Allí es que se han levantado las mujeres capitaneadas por doña Raquel Aguilar Verau.

Y es así que ellas han detenido a la entrada del pueblo el transporte que portaba a más de 60 soldados fuertemente armados.

Pero sabiendo que en cualquier momento van a regresar con peores tretas, doña Raquel y otras mujeres, ensillan acémilas y parten al galope y de madrugada rumbo a Lima, habiéndose reunido antes el grupo en la curva de Las Guitarras.

La primera jornada es llegar hasta Shorey y después en escalas a Lima, la capital del Perú, donde gestionarán la suspensión de todas las represalias puestas en marcha.

Ya aquí han pedido una entrevista en el Palacio de Gobierno, donde dialogan con el Presidente de la República, don Oscar R. Benavides.


5. Seguido de una multitud

Le han presentado un memorial con muchas firmas y le explican en vivo acerca de la verdad de los hechos que están ocurriendo en nuestro pueblo.

Esa delegación de mujeres ha sido la primera de Santiago de Chuco en llegar hasta Palacio de Gobierno. El suyo es también el primer levantamiento de mujeres que ha ocurrido en Santiago de Chuco, el 25 de abril del año que transcurre, 1937.

– ¡Señor Presidente! –Le dice doña Raquel Aguilar–. Así como hemos abogado por el cese de represalias en nuestro pueblo, abogamos ahora por el sufragio femenino para elegir a nuestras autoridades. ¿Por qué las mujeres hemos de estar históricamente rezagadas si podemos contribuir también al desarrollo de nuestro pueblo?

La comitiva de mujeres ha traído, a su retorno de Lima, la orden de restitución en su puesto al maestro Encarnación Saavedra, quien al conocerla se ha trasladado a pie, seguido de una multitud, desde Cachicadán, adonde había sido trasladado y fuera a tomar posesión de su cargo.


6. Con ramos de flores

Ahí ya está. Aparece por la cuesta el maestro, seguido de una numerosa delegación. Es recibido con ramos de flores.

Allí está también “La parinón”, que es la banda de músicos, y gran parte de la ciudadanía, en Collosgón, que es donde termina la cuesta de “Salesipuedes” que va y viene de Cachicadán.

Este hecho se registra como la reivindicación de un ciudadano ilustre junto con el otro significado, cual es la gesta popular encabezada por las mujeres de este pueblo.

El Concejo Provincial de Santiago de Chuco, años después ha rendido, en 1946, un homenaje a la señora Raquel Aguilar Verau con medalla y pergamino de honor, que dice: “Por el cumplimiento de sus deberes maternales”.

Ella ostenta que diga así: “maternales”, como reza en el diploma que ahora luce en su sala de su casa, situada en la parte alta del Jr. Manco Cápac.

Y también luce allí otra distinción, otorgada cuando en 1955 se obtuviera el voto en los sufragios generales para la mujer, en reconocimiento a que ella intercediera por esa causa ante el Presidente de la República.


7. Gritos de un tumulto

Algunas veces se le pregunta si se considera una mujer líder, luchadora y de avanzada en la defensa de los derechos de la mujer. Ella responde:

– Cuando se defienden los derechos, cualquiera sean, se defienden los derechos de todos, porque basta que avasallen los derechos de uno para que nos ofendan a todos los seres humanos.

Esto he recordado hoy cuando he bajado a la Plaza de Armas de Santiago de Chuco, mi pueblo, desde donde escribo estas notas. Y he venido a la plaza, a acompañar al Apóstol Santiago el Mayor, en su procesión del día 25 de julio.

Desde la esquina del chorro Pichi Paccha, en la calle alta, se ven los andamios de carrizos de los castillos de fuegos artificiales, que se quemarán esta noche.

Pero también se divisan las estructuras renegridas de otros, que ya se quemaron ayer, Día del Alba, y que por ser tan altos sobresalen sobre los techos rojos de la iglesia y el Palacio Municipal.


8. Atuendo de bayeta

Habiendo ya pasado la puerta del Convento, con las calles congestionadas de gente que visten de atuendos multicolores, y lucen aires de fiesta.

Y estando ya casi delante de la comisaría escucho gritos de un tumulto.

– ¡Suéltenlo! ¡Suéltenlo!

– ¡Oye! ¡Qué te pasa!

– ¡Adentro!

– ¡Hay que meterlo adentro! –gritan los custodios.

– ¡Devuélvanme mis llaves, policías jijunas!

¿Qué ocurre?

Es un muchacho esmirriado, con atuendo de bayeta, ágil e impetuoso, que lucha con los gendarmes que lo arrastran.

De cabello ensortijado y abundante, el rostro encendido, apenas es un adolescente quien lucha con seis policías que no pueden doblegarlo.


9. Indómito y agitado

Unos lo empujan de atrás y otros lo jalan de adelante. Quieren arrastrarlo hacia la puerta.

Pero él mismo se coge de los parantes de los toldos y allí se atraca.

– ¡Al calabozo! ¡Al calabozo! –Gritan los uniformados.

– ¡Suéltenlo! ¡Oigan! ¡Suelten a mi marido! –Grita una mujer, casi niña.

Es una adolescente, con una criatura en la espalda, quien arremete.

Detiene a los policías y prendiéndose del muchacho para ayudarlo a zafarse de los custodios que ven arrancados sus uniformes verdes.

Por fin logran acercarlo a la puerta y el muchacho alza los pies y se apoya a ambos lados del muro, indómito y agitado.

En un momento lo reducen y logran meterlo y desaparecen por el callejón de la comisaría.

Ella queda afuera, atajada por otros gendarmes.


10. Por el aire sus dos trenzas

Pero la mujer se suelta, empuja y entra. Y logra, no sé cómo, sacarlo hacia fuera al muchacho, quien se defiende que lo apresen con puños y patadas.

– ¡Suelten a mi marido! ¡Oigan! ¡Por qué van a detenerlo! ¿Qué he hecho? ¡Abusivos!

Pollera roja, blusa verde con bordes blancos y amarillos. Encarnado el rostro por la emoción y la cólera.

Revolotean por el aire sus dos trenzas negras, donde lucen bien sujetas unas peinetas estampadas de flores silvestres.

Otra vez los seis policías lo arrastran al muchacho, pero ella como una fiera, alzando los brazos se prende de él y lo rescata, arrastrándolo calle abajo, tropezándose en las piedras.

Los policías se quedan anonadados.

– ¡Desgraciados, devuélvanme mis llaves! –Vocifera el muchacho.

– ¡Ya cállate! ¡Vamos! –Le grita ella.


11. ¡No me voy a callar!

Y pocas son las fuerzas de la chica para sostener el ímpetu de su marido.

Este quiere soltarse y arremeter otra vez contra todos los guardias que se han quedado inmóviles.

– ¡Policías afuerinos! ¡Jijunas! ¡Malnacidos! ¡Hideputas!

Uno de los policías, el más corpulento, se adelanta amenazante, con la vara en alto:

– ¡Vamos! ¡Todos a cogerlo! –Dice. Y anima a sus compañeros a seguirlo.

– ¡Devuélvanme mis llaves, cachacos desgraciados!

– ¡Ya cállate! –Y ella hecha un revoltijo le tuerce la cabeza para que no mire hacia atrás.

– ¡No me voy a callar los abusos! ¡Hideputas!

Y allí corren otra vez decididos a castigar al insolente.

– ¡Ya ándate! ¡Llévalo! –Grita una mujer con una fuente de vasos de gelatina en las manos, y quien se interpone.

12. ¿No ha visto?

– ¡Ayuden! ¡Llévenlo!– grita otra que también se ha interpuesto.

Y ahora hay una muralla de mujeres para defender al muchacho y a su mujer que lo arrastra.

La mujercita, como sea, jalonea a su marido. Y lo sigue jalando calle abajo.

Las bombardas en el cielo anuncian que ya está saliendo a la plaza el anda del Patrón Santiago en su anda de oro.

– ¿Cómo se llamará esta muchachita? –Escucho que dice el policía.

– ¡Raquel Aguilar! –le digo.

– ¿Así se llama? –Me mira curioso e incrédulo.

– ¡Claro! ¡Así se llama!

– ¿Usted la conoce?

– ¡Por su puesto! ¡Todas las mujeres aquí se llaman Raquel Aguilar! ¿No ha visto cómo las otras les han atajado a ustedes?

– Y, ¿qué fuerza que tiene, no? –Dice otro.


13. ¡Es la Pacha Mama!

– ¡Qué manera de pelear por su marido de esta mocosa! ¡Ya quisiera que alguna vez alguien me hubiera defendido de ese modo!

– Así es mi pueblo, Santiago de Chuco, señores. –Respondo yo ufano y orgulloso. ¡Y así es su gente!

– ¿Y qué significa afuerino, señor?

– De afuera.

– Y, ¿las otras palabras?

– Las otras palabras creo que ustedes las entienden.

– Y, ¡qué manera de hablar tiene aquí la gente! ¿No?

– ¡Por algo, de aquí surgieron César Vallejo, Artemio Zavala y Luis de la Puente Uceda! ¡señores!

– ¡Y lo extraño es que son del campo!

– Precisamente, es por eso. ¡Es la Pacha Mama!, de ella deviene toda virtud, sabiduría y coraje.

Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

Teléfonos:

420-3343 y 420-3860

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