lunes, 2 de mayo de 2011

EL INGENIERO ROBBE-GRILLET Y LA “NOUVEAU ROMAN” - POR FRANSILES GALLARDO

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Alain Robbe-Grillet en su época de Ingeniero Agrónomo


EL INGENIERO ROBBE-GRILLET Y LA “NOUVEAU ROMAN”


Por Fransiles Gallardo

A quien escuché por primera vez de la “Nouveau Roman” fue a mi profesor de matemáticas el Ingeniero Carlos Esparza en una de las tantas reuniones de café en la Universidad de Cajamarca y refrendada posteriormente por nuestro entrañable “colorao” Manuel Ibáñez Rosazza, nuestro mentor poético y profesor de literatura de nuestra Universidad.

Lo que no me dijeron o no lo recuerdo, fue que el francés Alain Robbe - Grillet, el iniciador de este movimiento literario, fue Ingeniero Agrónomo.

Así como se lee. Ingeniero de formación y profesión. Cuesta asimilarlo.

Si pues, el ingeniero agrónomo Alain Robbe-Grillet nació en Brest, Francia el 18 de agosto de 1922 y falleció el 18 de febrero de 2008, a los 86 años de edad.

Figura fundacional y principal teórico de la “nouveau roman”, quien inicia sus andanzas literarias con la novela “La doble muerte del profesor du Pont” en 1953, “El mirón” (Le Voyeur), “La celosía” en 1957 y “En el laberinto” en 1959.

A los 23 años y después de diplomarse en el Instituto Nacional de Agronomía de París el año 1945, viaja al África y trabaja como ingeniero agrónomo en Marruecos, La Martinica, Guinea y Guadalupe desde 1949 a 1951; antes de radicar definitivamente en París.

Pero que es ¿la “nouveau roman” o “nueva novela” o "novela objetual" o "novela descriptiva"?.

Mi amigo y profesor de la Universidad de Piura, Julio Carmona ilustra mi desconocimiento, diciéndome que “se trata de un intento por crear, mediante la descripción minuciosa y objetiva de las cosas, de situaciones mudables, que muestra al observador, un mundo imaginario.

Lo miro incrédulo y sorprendido.

Acomodándose sus lentes de carey y sonriendo ante mi estupor, continúa: “este tipo de novela utiliza la anécdota argumental, sólo como un pretexto y del cual se ha proscrito cualquier psicologismo tradicional; es decir, se vuelve introspectivo y analítico”.

Continúo mirándolo con ojos de asombro, ante tanta erudición; mientras saboreo un exquisito seco de chavelo, en una chinganita clásica en las afueras de esta calurosa Piura.

Lanzando una carcajada, que alerta a las meseras, concluye explicándome: “a los personajes, casi siempre víctimas de alguna obsesión determinada, corresponde el desarrollo de una acción, no lineal no cronológica; que retorna constantemente al punto de partida; así como la reiteración y la imbricación de los diferentes planos de la realidad”.


No logro ni siquiera pestañear.


- Disculpa mi ignorancia; pero te confieso Julio, que no entendí nada de nada- le digo anonadado ante tanto vertimiento literario-. No es que seas un mal maestro; yo soy un pésimo alumno en el tema de las teorías y teorizaciones-, le digo brindando con un cojudito de chicha de jora; para asentar este potaje piurano que está de rechupete.

Ya en Lima y vía internet; pido la también opinión autorizada, de mi buen amigo el poeta y estudioso Róger Santiváñez; quien desde la Universidad de Princeton en Estados Unidos, me comenta sobre la novelística y la escritura del ingeniero Alain Robe-Grillet:

“Ha sido descrita como realista, fenomenológica, una teoría de la superficie pura. El lector tiene que recomponer la trama y las experiencias emocionales a partir de la repetición de las descripciones, de la atención prestada a detalles en apariencia insignificantes, y de las rupturas en la continuación lógica, como si se tratara de un rompecabezas”.

Sigo sin entender. Disculpen mi desconocimiento y la enredadera de frases y teorías cada vez más enrevesadas.

Supongo que desde su lap top, el buen Róger, debe estar sonriendo al presentir mi confusión teórico literaria.

- “La nueva novela- concluye- sería el equivalente de la pintura cubista”.

Hubieses comenzado por allí, celebrado Róger.

Como ingeniero, quisiera entender este rompecabezas liderado por el ingeniero Alain Robe-Grillet; pero me cuesta.

- Algo más, de su personalidad- me comenta Róger Santiváñez- fue elegido miembro de la Academia Francesa de la Lengua, en el 2004; pero renunció a tomar posesión del cargo al considerar la ceremonia, obsoleta.

En los años sesenta, Alain Robbe-Grillet alterna su actividad literaria con la de guionista y director de las película “El año pasado en Marienbad” (1961), “La inmortal” (1963), “Trans-Europa-Express” (1966), “El hombre que miente” (1967) y “Deslizamientos progresivos del placer” (1973).

Obviamente y como se comprenderá, toda ruptura con la tradición, genera seguidores y perseguidores.

Uno de los encontrones mas comentados, se dio con el escritor y matemático argentino Ernesto Sábato; quien criticó la tendencia de la nueva novela y escribió que "más que un autor, Robbe-Grillet es un fetichista científico, un obseso por las formas".

Alain Robbe-Grillet retrucó: "Sábato delira completamente. De todos modos, no me quejo de sus palabras y de las de otros imbéciles. Fue, en parte, gracias a ellos que me hice famoso. Repetían tanto que mis libros eran ilegibles, que el público los compró y los leyó para comprobarlo. Parecía que esos críticos sólo habían leído a Dickens y que no tenían en cuenta a Kafka, a Joyce, a Faulkner... “.

Posteriormente, en una entrevista; controversial y muy fiel a su estilo Alain Robbe-Grillet, comentaría:

"La gente cree que el creador trabaja para el público y eso no es cierto. Yo escribo para mí mismo. Cuando escribo, soy a la vez el autor y el lector. No pienso en el público. Yo creo que no existe un gran escritor que no escriba para sí mismo".

Indudablemente, esta forma de pensar y de crea; generó el boom literario de los sesenta, con la aparición de Vargas Llosa, Julio Cortázar, García Márquez, Fuentes.

Quiero terminar esta crónica, con una descripción biográfica que el Ingeniero agrónomo y creador de la nueva novela Alain Robbe-Grillet, hiciera sobre su vida, años antes de morir de un problema cardiaco:

- ¿Se considera ingeniero, escritor o cineasta?-

- “Por formación no soy ni escritor ni cineasta, soy matemático, soy botánico. Soy ingeniero agrónomo especialista en las enfermedades del bananero”.

“A los 20 años fui agrónomo; a los 30, novelista; a los 40, cineasta; a los 60, pintor; pero a los críticos les gusta etiquetar a la gente, que uno sea, una sola cosa a la vez”.

“Cuando escribí mi primera novela, dijeron: pobre, no sabe, es ingeniero y se cree que con agarrar un lapicero y escribir, ya está”.

“Después hice mi primera película y dijeron: bueno, es un novelista; se cree que con agarrar una cámara, ya está. Cuando hice mi primera película me reconocieron como novelista y así sucesivamente”.

Estimados amigos, cualquier similitud con algunos casos de la vida real, son pura coincidencia.

Tres golondrinas, anuncian ya, un generoso verano en la ingeniería y la literatura en Perú y en el mundo.


Fransiles Gallardo




Poeta y narrador cajamarquino

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