Hermanos Apurimeños:
La tierra donde nacimos es aquella tierra que infatigable busca oportunidades, somos diversidad de caminos con gente en plena libertad porque de cada uno de nosotros se desprende Paz.
Somos una tierra de artesanos, agricultores, productores, una tierra llena de esperanza, de oportunidades, tenemos diversidad de recursos con los que vamos abrazando el futuro de nuestros hijos, de los que nos precedan porque como buenos patriotas tenemos la responsabilidad de seguir trabajando, unidos, con la misma esperanza de crecer porque la pluralidad de los pueblos, es esa que nos engrandece con dignidad, la unificación de nuestros ideales, es el compromiso que asumimos en este aniversario.
Hemos llegado a este 138 aniversario, y festejarlos nos llena de gran orgullo, ser apurimeño y homenajear a nuestra tierra es de gran valía porque se suma a este acontecimiento, otro tan importante como los 100 años del nacimiento de un ilustre hijo apurimeño Don José María Arguedas Altamirano quién nos manifiesta la grandeza de la inteligencia apurimeña, ejemplo de verdad y sinceridad, de realidad y sabiduría.
Las metas del Tayta están trazadas, entonces ¡caminemos por esos rumbos!
¡¡Feliz aniversario Apurimac!
Lucy Martínez Zuzunaga
¡SOY DE APURIMAC!
Soy bullente palabra
de un proceso migratorio
que mis querellas libres de albedrío,
mi tierra prodigó.
Uncida en rebeldía los años me forjaron
porque de estos pueblos heredé
cuatro estaciones que rimaron
con la medular herencia de todas las sangres
que por el tobogán de mis venas se deslizan.
De mis ríos profundos soy caudal
-misterioso caudal del mestizaje-,
bautizada en la magia del gran río
desde José María se fue coronando
mi sagrada estirpe,
y tengo sentimiento de poeta y más,
rebeldía, si lucho por mi patria,
soy la certeza de Micaela
indómita, rebelde y luchadora.
Soy… el vuelo acrobático del cóndor
asida de mis alas,
genuina libertad
de un pueblo valiente y noble;
soy de esta tierra coherente
constante ebullición,
traspasando horizontes
uniendo lejanías
con notas salpicadas de viento y tierra,
donde el tiempo escribió sus mil historias,
de épicas proezas
que heredaron sus pueblos
cumpliendo sus predicciones,
marcando geografías.
Con Fe y la Esperanza ciega
tatuaron su nombre...,
¡Apurimac!
Sí,
¡soy de Apurimac señores!
Lucy Martínez Zuzunaga - 28 ABR 2011
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