lunes, 6 de diciembre de 2010

VIERNES 10 DE DICIEMBRE. 6.30 PM - PRESENTACIÓN DEL LIBRO "PIEDRA BRAVÍA" DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, EN EL ICPNA DE MIRAFLORES

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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Construcción y forja de la utopía andina


VIERNES 10 DE DICIEMBRE. 6.30 PM


INSTITUTO CULTURAL PERUANO NORTEAMERICANO

Av. Angamos 120 Miraflores,

Esquina con la Av. Arequipa. Lima Perú

Ingreso libre


PRESENTACIÓN:


LIBRO: PIEDRA BRAVÍA

DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

PANEL:

RICARDO DOLORIER
OSWALDO REYNOSO
WALTER VÁSQUEZ VEJARANO
MANUEL VELÁSQUEZ ROJAS

HOMENAJE A:

ELVIRA LIHÓN DE SANCHEZ
EN SUS 92 AÑOS DE EDAD

CONDUCCIÓN:

RAMÓN NORIEGA TORERO
MANUEL RUIZ PAREDES


LEYENDA DEL LIBRO

“Piedra bravía”, es un libro de historias heroicas y fidedignas, en donde se muestran aquellos valores que han hecho del nuestro un pueblo legendario en la historia y en la cultura universal. También resaltan contenidos como son: el amor entrañable a la tierra nativa; el cultivo de la mente y el espíritu; la emoción y el compromiso social; el actuar siempre con virtud, templanza y coraje; la acrisolada ternura y el ser candorosos; esencias y rasgos supremos de un pueblo que pese a la opresión y el expolio que ha sufrido mantiene las características fundamentales de una cultura ejemplar y gloriosa.

Danilo Sánchez Lihón nació, se crió y se formó en dicha heredad. Ha escrito obras de poesía, narrativa y ensayo, que han merecido el reconocimiento de la comunidad académica nacional e internacional. Ha obtenido en dos oportunidades el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y el Laurel de Oro. Es docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Dirige el Instituto del Libro y la Lectura y el movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra.


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PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

Prólogo del libro:

PORQUE SOMOS PIEDRAS BRAVÍAS




Por Danilo Sánchez Lihón

«Porque mi patria es hermosa
como una espada en el aire».
Javier Heraud

1. Un combatiente cabal

¡Jóvenes! ¡Soldados! ¡Guerreros!

Estamos aquí, la Brigada de Capulí, Vallejo y su Tierra, en este altar de la patria, el Reducto Nº 2 de Miraflores, donde se inmolaron tantos peruanos en la defensa de Lima el 15 de enero del año 1881, conmemorando hoy día 16 de marzo del año 2009, el aniversario del nacimiento del poeta César Vallejo en Santiago de Chuco, izando la bandera del Perú en su homenaje en el Reducto Nº 2 de Miraflores y en nuestros corazones.

¡Qué importante que a César Vallejo lo exaltemos aquí y no únicamente en los salones académicos o propiamente literarios!, sino en este santuario de la patria, donde se inmolaron miles y miles de hombres en la Defensa de Lima, la sangre más noble del Perú ofrendada a la patria el 15 de enero del año 1881.

¡Qué bueno que lo celebremos a César Vallejo de este modo, como a un guerrero! y lo hagamos sus coterráneos, sus compatriotas de tierra adentro, las personas comprometidas con el destino de nuestro país. Y para desfilar nuestra escolta junto a las escoltas de nuestro ejército de tierra, aire y mar.


2. Aquí velaron

Porque aquel hombre que naciera el 16 de marzo del año 1892 en Santiago de Chuco, no solo es el astro más refulgente de la poesía y el humanismo universales, sino un combatiente cabal de las causas nobles del género humano, como es el bien, la justicia, la fraternidad y la solidaridad humanas.

Fueron estos mismos valores que alentaron quienes estuvieron en este lugar, en este suelo y en esta atalaya en la defensa de Lima el año 1881.

Pero también estamos reverentes aquí, en el Reducto Nº 2 de Miraflores, porque este es un altar, un pináculo de heroicidad y un lugar santo. Este es un hito sagrado en la trayectoria de la patria, desde el 15 de enero del año 1881.

Estamos de pie en este lugar porque aquí velaron, aguardaron despiertos, sin pestañear, anhelando una patria digna y libre en aquella hora suprema, personas que interrumpieron su trabajo pacífico y amoroso para salir a poner su coraje aquí, aunque eso les costara la vida, porque no sabían matar ante quienes toda su instrucción y consigna era matar.


3. Defender el sentido de lo humano

Estaban aquí los peruanos de corazón generoso y por tanto los más egregios, que tenían que enfrentar a un ejército de invasión y conquista compuesto de una horda avezada y sanguinaria.

Estamos aquí porque muchos compatriotas nuestros soñaron en este lugar más que en ningún otro del universo, un país cabal, lleno de júbilo y hermoso en el bien compartido.

Porque aquí ellos nos presintieron, nos anhelaron firmes, incólumes, enterizos. Los miles de peruanos que iban a morir aquel día defendiendo lo más sagrado del Perú, aquí nos soñaron.

¡No los olvidemos jamás!

Y aquel día César Vallejo estuvo aquí presente.

No lo dudemos un solo instante, en absoluto. No lo cuestionemos jamás. De lo contrario es negarlo a él mismo.

Porque aquí se defendía la vida y el sentido más esencial de lo humano que él defendió siempre.


4. Poeta militante

Peleó, al lado de quienes aquí murieron, aquel gladiador civil, ejemplo de hombre y paradigma de peruano, quien asumió los valores más genuinos de nuestra cultura y que el movimiento cultural Capulí Vallejo y su Tierra se esfuerza por hacerlos más vigentes en nuestro país.

Y afirmo categóricamente que él estuvo aquí porque a los heridos los mataban. Y él nunca dejó de estar en donde había abuso, injusticia e iniquidad a la cual enfrentar con nobleza e heroicidad.

Entonces ¿cómo no iba a estar presente aquel día? ¿Él que defendía todo lo humano y todo lo justo y todo lo digno?

Porque César Vallejo en muchas circunstancias fue un soldado, un paladín y un guerrero. Y no podía faltar aquel día a aquella cita de honor.

Porque es un poeta militante, combatiente y luchador de todas las causas supremas de la humanidad.


5. Premisa de honor

¡Y quien no permitía la ofensa ni el abuso, viniera de donde viniera!

¡Y no lo permitirá! ¡Porque Vallejo está vivo en nosotros y con nosotros!

Porque Vallejo no es deliquio, ni éxtasis. Ni mucho menos elucubración, que son cualidades de excelencia pero que Vallejo es mucho más:

Vallejo es praxis y es acción.

Hay aquí enterradas ilusiones de un país mejor, confundidas con la pólvora, las esquirlas que saltan, el sudor y el jadeo.

Hay aquí muchos mensajes y consignas dichas en el fragor de la batalla, que libramos no porque agredíamos sino porque fue premisa de honor el defendernos.

¡Eso que conste!

Y con ello defendíamos lo irrenunciable en el ser humano: ¡el honor, la dignidad y todos los valores humanos que la vida nos exige acrisolar!


6. Esperanza esparcida

Estamos aquí, porque aquí cayeron hombres con ideales y cariños puros.

Y aquí, debajo, quedaron sus cuerpos. De aquellos compatriotas que lucharon con coraje y valentía en la defensa de Lima.

Hay en este lugar sangre regada de ancianos y niños por un enemigo implacable.

¡No la defraudemos nunca! ¡No lo defraudemos jamás!

Hay regada aquí sangre insigne de peruanos de toda edad y condición que nos defendieron a nosotros para tener orgullo en la frente. Sangre de ricos y pobres, de maestros y alumnos.

¡Jamás los defraudemos!

¡Hay mucha esperanza aquí regada y esparcida, que es hora que debamos recoger!

¡A eso hemos venido hoy día hasta aquí!


7. Y un lucero en el alba

Estamos aquí, ¡porque somos nosotros en quienes ellos pensaban en esos momentos supremos en que morían!

Porque lucharon por nosotros.

Somos nosotros los que estábamos presentes en sus mentes, en sus sueños y en sus corazones.

En momentos en que el estremecimiento de la guerra a la cual asistieron con pundonor, era su anhelo darnos dignidad para siempre.

Heroicidad que les hizo sobreponerse a las escaseces, a las carencias y desventajas frente a un enemigo bestial que no respetó heridos en ninguna de las contiendas.

Gloria eterna a quienes se inmolaron aquí. En donde desde entonces este es un lucero en el alba. Heroicidad que nos inspira para no doblegarnos.

Y estar más pronto para concurrir a toda cita de conciencia, como aquella. Estemos vigilantes, preparados y con ojo avizor. ¡Y no nos descuidemos!


8. Adhesión a valores

Hay guerras en las cuales toca a un pueblo ofrendar su corazón y su coraje. A nosotros en la Guerra del Pacífico nos tocó ofrendar precisamente eso, como también dimos el alma y la vida. Como a otros les tocó poner su codicia y dar rienda suelta a su vileza.

Lo triste es que eso haya ocurrido y no lo reconozcamos debidamente. Y que solo extraigamos amargura y desilusión de aquella contienda.

Hemos puesto más énfasis en la crueldad del enemigo. Y esto nos ha hecho olvidar la generosidad de los nuestros para con nuestra patria.

Nunca fue tan inmensa esa vocación de adhesión a valores como en aquella hora. Resguardar el patrimonio de nuestros antepasados, enaltecer la dignidad nacional, el ser solidarios con el hermano de al lado, con la familia amiga, con el vecino de enfrente, fueron las banderas que se izaron.


9. Ser y tener hermanos

Hemos puesto mucho acento en las debilidades y traiciones, aspecto que nos ha hecho olvidar la abnegación, la renuncia y los altruismos sin límites.

Y esta óptica de ver lo malo es más que una traición para quienes ofrendaron su vida generosamente por nosotros.

Ahora nos toca poner énfasis en las generosidades, porque nunca fuimos tan magnánimos.

Nunca resaltó tanto la defensa de la justicia, de la verdad y de lo que no se puede permitir hollar ni mancillar.

Porque esta fue para nosotros una guerra defensiva.

Nunca se sintió más inmensa la noción de ser o tener padres.

Nunca fue más nítido ser o tener hijos. Nunca adquirió más sentido ser o tener amigos. ¡Ser y tener hermanos!


10. Es nuestra herencia

En dicha contienda, de parte nuestra, no pelearon individuos sino la familia entera: el esposo, los hijos, la esposa, el abuelo, los niños, en suma: el colectivo social.

Peleaba la unidad sacrosanta del hogar.

Afrontamos esta prueba sacando a flote los sentimientos más puros y genuinos, apelando al sacrificio y hasta a la inmolación.

La Guerra del Pacífico fue una guerra signada por un principio para nosotros fundamental cual fue, es y será eternamente: ser solidarios.

Porque esa es nuestra herencia, por ser descendientes del incario.

Y es solidaridad aquello que nosotros enseñamos al mundo.


11. Solidaridad con el hermano

No fue aquella contienda para nosotros una guerra militar sino moral. Fue una guerra en donde lo que resaltó de parte nuestra fue ser fraternos hasta morir.

Cumplimos con nuestros compromisos y con nuestro deber. Supimos comprometernos, pese a lo mal que nos fuera.

¿Qué pueblo más hermoso entonces como paradigma y ejemplo?

Fuimos solidarios en los momentos más difíciles hasta con nuestros propios agresores: ¡Salvábamos sus vidas! Pese a que nos mataban, no los tratábamos como a enemigos sino como a seres humanos. Rescatábamos náufragos y heridos de las naves que hundíamos.

Después del hundimiento de la nave chilena La Esmeralda salvábamos a los náufragos. Después de encallar la nave peruana Independencia, ellos que huían, regresaron para ametrallar a los náufragos que ya estaban salvos en los farallones.


12. Ser legión y ser soldados

Por eso, gloria eterna a quienes se inmolaron aquí el 15 de enero. En donde desde entonces este es un lucero en el alba. Y aquí como en ningún otro lugar César Vallejo está vivo.

Porque Vallejo es insignia de valor y heroísmo.

Y que estemos sus paisanos aquí, quienes hemos tomado la bandera del vallejismo en el Perú, es extraordinariamente significativo.

Porque todos tenemos que estar vigilantes y no parpadear. Tenemos que estar en pie de guerra siempre, sin bajar la guardia.

Eso es lo que nos aconseja la experiencia histórica.

Y Capulí Vallejo y su Tierra es militancia en ese estado de desvelo. ¡Y ser de Capulí es ser legión y ser soldados!


13. Estuvo aquí

Y juramos –y creo representar bien a mis compañeros aquí presentes– asistir a todas las citas de honor en todo Reducto Nº 2 que nos demande la patria.

Y juramos comprometernos por un país estrella, lucero matinal en la alborada de un nuevo Perú.

Juramos ser paladines de la consagración a trabajar por un Perú de valores, de honradez, de exactitud, de laboriosidad.

Juramos en ser paladines en salvaguardia de la verdad; de no mentir y no engañar.

Por eso quiero decir aquí que Capulí como movimiento cultural recibe la antorcha que encendieron para siempre quienes estuvieron y murieron aquí.

Y Vallejo estuvo aquí como un paladín, con su espíritu solidario.


14. Combatir hasta vencer

Juramos enarbolar con honra y virtud el estandarte de César Vallejo para ir a la marcha de un nuevo Perú y ser émulos de héroes como los que aquí se inmolaron.

Nos comprometemos en la tarea de construir un país en base a esos sueños, esperanzas y a la cultura milenaria que nos constituye, conforma y da sentido y glorifica.

Nos comprometemos a que el Perú será un país hermoso como una espada en el aire.

Y por la capacidad de ser solidarios y fraternos. Es esta esencia y mensaje que no lo perderemos jamás.

Y proclamamos aquí combatir hasta vencer.

– ¡Viva Vallejo!

– ¡Viva Grau!

– ¡Viva Bolognesi!

– ¡Viva Cáceres!

– ¡Viva el Perú!


15. Solemne juramento

Permítanme, finalmente, tomar juramento a mis compañeros de la Brigada Capulí, Vallejo y su Tierra, aquí presentes:

– ¡Hermanos! ¡Soldados del contingente de Capulí, Vallejo y su Tierra! ¡Guerreros!

– ¿Juráis, como diría César Vallejo, defender la vida y matar la muerte, venga de donde viniera?

– ¡Sí! ¡Juro!

– ¿Juráis hacer de Capulí, Vallejo y su Tierra el camino de consagración para hacer del Perú una patria hermosa como una espada en el aire?

– ¡Sí! ¡Juro!

– ¿Juráis consagrar su vida a forjar esperanza en el Perú de hoy y de siempre?

– ¡Sí! ¡Juro!

– Si así lo hiciereis que Dios y la patria os lo premien, si no que ellos los enjuicien y los demanden. Muchas gracias.

Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

Teléfonos:

420-3343 y 420-3860

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Santiago de Chuco - Foto: Nalo Alvarado Balarezo
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