domingo, 18 de abril de 2010

IN MEMORIAM: R.P AUGUSTO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ - POR OLIMPIO COTILLO CABALLERO

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Y NOS DIJO ADIÓS…

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A la muerte del R.P. Augusto Fernández Alvarez

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Verdadera consternación ha causado la desaparición del Rvdo. P. Augusto Fernández Álvarez, sacerdote vinculado familiar como espiritualmente a los ancashinos, tierra a la que sirvió con devoción y misticismo.


Su biografía, muy pocos lo conocen y si lo conocen tendrán que afirmar como lo hace la mayoría, de que era un religioso de la “tierra de los sacerdotes”, Pomabamba. Allí nació con la estrella de David y la bendición de Dios en 1912.


Adolescente aún, vino a Huarás e ingresó al recordado Seminario San Francisco de Sales donde dio muestras de tener vocación sacerdotal por lo que la jerarquía de esa casa de estudios lo envió al Seminario Mayor Santo Toribio de Lima.


Ya sacerdote y por sus cualidades de oratoria, mereció ser enviado a Roma donde se entrevistó con el Papa de entonces que le deparó sus bendiciones.


Volvió a Huarás, tierra a la que quería entrañablemente a forjarse en yunque de acero pero con la ductilidad del oro.


A la par que era un asceta penitente, también se desempeñaba como docente del glorioso colegio de La Libertad en donde hizo derroche de conocimientos con su magnetismo personal, jovial, comunicativo, entusiasta y ponedor de las íes cuando había discrepancias como siempre ocurre en esta villa del Señor.


Enseñó el curso de Religión con sentido ortodoxo, pero era un acertado consejero de juventudes. Al más descarriado lo volvía a su redil y al más manso lo empinaba a la superación.


Ocupó con acierto la jefatura de Normas Educativas en el Colegio Nacional de La Libertad y fue capellán de la Guardia Civil de Huarás donde fue considerado y muy querido.


Fue “brazo derecho” del Obispo de Huarás, Mons. Teodosio Moreno Quintana, con quien, llevaron a la cumbre de la fama a la Diócesis.


Donde descollaba con nítido afán, era en los ejercicios espirituales de los jóvenes (muchos de ellos renuentes a los pasajes espirituales), pero al fin, con la palabra convincente del “Padre Fernández” se amoldaban a las circunstancias.


Pero la muerte del “Padre Fernández”, me ha traído recuerdos a los que ya los tenía sepultados. Vivía yo una juventud nostálgica al no poder definir dónde estudiar una profesión aunque la balanza se inclinaba por ir a Trujillo a seguir la carrera de abogacía, pues había reflejos de sobra e incluso ya había vendido de tercera parte de la herencia que me tocaba en la casa del Jr. Ayacucho. En eso vino la leva, donde me declararon apto excedente por influencias del Padre Fernández lo que me comprometió moralmente a ofrecerme como colaborador del Obispado de Huarás en forma ad honorem. Era el año de 1959.


Una vez en el Obispado, el Padre Fernández me dio dos tareas: Organizar todos los legajos de las propiedades del Obispado en Ancash, que eran muchos, en forma alfabética, y dos distribuir los alimentos que había enviado CARITAS a las familias necesitadas de Huarás. La primera tarea me fue fácil y estuvo a gusto del Padre Fernández cuando culminé en diciembre del mismo año y el segundo, demandó mucho trabajo, malas noches y hasta quizás descontento de algunas familias que se creían “discriminadas”, pero que sus signos exteriores de riqueza no les hacía merecedores a recibir 5 kilos de trigor, 5 de harina, 5 de sémola previo empadronamiento de por lo menos 250 a 350 familias en cada barrio, a quienes se les entregaba un tíket de color diferente para recibir un día determinado de la semana.


Lo bravo era que esta tarea de embolsar lo realizaba solo y a veces hasta amaneciéndome. Y la distribución también entre las personas que hacían su cola ordenadamente. El padre Fernández, sin duda vio que la tarea que me había impuesto era agotadora, por lo que dispuso que me ayudara el Notario Eclesiástico Guillermo De la Cruz (QEPD).


Al final de cada jornada semanal, el Padre Fernández invitada a Mons. Moreno Quintana a ver que en los depósitos quedaba poco de los víveres que habían ido a mitigar en algo a muchos hogares huarasinos.

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El Padre Fernández se fue a Lima como Capellán de la Iglesia de Las Nazarenas donde ha servido al Señor de los Milagros durante 40 años cerebrando sus misas, predicando su doctrina y haciendo que la fe en Cristo se multiplique como arenas del mar o estrellas del firmamento.


Sus restos han sido depositados en el Cementerio El Angel, pabellón Santa Elena, nicho T 43. Los Ex Libertanos residentes en Lima presididos por su Presidente Roel Alonso Guardia, le dieron su postrer adiós.

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Olimpio Cotillo Caballero


Promoción 1958


DESCANSE EN PAZ R.P AUGUSTO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ