martes, 23 de marzo de 2010

BERNS, BINGHAM Y EL TESORO DE PACHACUTI - POR NICHOLAS ASHESHOV

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BERNS, BINGHAM Y EL TESORO DE PACHACUTI

Publicado en Caretas el 27.03.2008

Por Nicholas Asheshov

“Machu Picchu y los Incas continúan generando nuevos misterios. Ahora puedo contarles cómo, alrededor de 1887, un alemán, August R. Berns, y no Hiram Bingham de Yale, fue el que saqueó una de las maravillas del mundo.

Berns llegó a crear una empresa, Huacas del Inca S.A. Ltda.., y hasta vendió acciones en Lima. Uno de sus promotores fue el Presidente Cáceres. Otro, Ricardo Palma, autor de las Tradiciones Peruanas.

El relato de las incursiones de Berns a Machu Picchu proviene de mi amigo Paolo Greer, y aparecerá en detalle en la edición de abril de The South American Explorer, de Nueva York, revista que siempre tiene buenas cosas y que nuevamente ha dado en el blanco.

La fascinante información de Greer es el resultado de tres décadas de investigación y es en sí el hallazgo de un tesoro.

Greer nos cuenta que Berns adquirió 25 km. de la ribera norte del río Vilcanota conocida como el “Cercado de San Antonio” o “Torontoy”. Su propósito era talar árboles para producir durmientes para el Ferrocarril del Sur, en esa época en construcción.

No se sabe cómo pudo transportar un aserradero con su motor a vapor a lo largo del escarpado cañón del Vilcanota hacia los pies de Machu Picchu. Bingham halló el aserradero en 1912, identificado como “La Maquinaria”, oxidado y enclavado en la jungla. La Maquinaria es hoy el lugar donde se ubica el pueblito díscolo de Aguas Calientes, y por donde pasan medio millón de Turistas extranjeros al año.

La mitad de su tiempo Greer, experto estadounidense en cartografía, trabaja en los campos petroleros alrededor de Fairbanks, Alaska, y la otra mitad en Cusco –donde se encuentra actualmente- prospectando minas de oro incaicas en los Andes orientales.

Greer descubrió la pista que lo condujo a August R. Berns y el saqueo de Machu Picchu cuando encontró un mapa antiguo en The U.S. Library of Congreso. Indicaba la ubicación de depósitos minerales a lo largo del Vilcanota”, cuenta Paolo.

Otro mapa hecho por Herman Göhring, un socio de Berns, data de 1874 y claramente señala dos picos, “Machu Picchu” y “Huayna Picchu”, y su texto de 1877 hace referencia a los “fuertes de Chuquillusca, Torontoy y Picchu”.

Greer ha recreado, a partir de los viejos mapas y una ruma de documentos, una historia extraordinaria de cómo Machu Picchu fue saqueado unos años de la aparición de Bingham. También explica por qué los objetos llevados por Bingham a Yale, y que ahora serán devueltos al Perú, son de escaso valor a pesar de que Machu Picchu fue la tumba de Pachacuti.

Greer relata cómo en 1989 encontró en la Biblioteca Nacional, Lima, “documentos originales, sin catalogar, en una gran caja de cartón llena de polilla que servía de nido a los ratones”. Los papeles contenían el proyecto de una empresa “Huacas del Inca S.A. Ltda”. Había referencias a un trabajo denominado “Lost Mines of de Inca”.

A Greer le prohibieron fotografiar o sacar copias fotostáticas. “Por supuesto tomé notas todo el tiempo protestando que este tesoro nacional debería estar mejor conservado”.

Hace un par de años la Biblioteca Nacional inauguró su nuevo local pero la caja apolillada parece haberse perdido. Era, nos dice Greer, “La colección más grande de documentación sobre Machu Picchu pre-Bingham. Contenía 24 archivos incluyendo los bosquejos de Berns, apuntes y correspondencia. También había un boceto de certificado para “The Incas Mines Gold & Silver Mining Company 1887. Esta compañía cuenta con el apoyo del Gobierno Supremo”. Una sola carpeta contenía 57 sobres dirigidos a potenciales inversionistas.

El 16 de julio de 1887, Berns escribió: “Durante mi estadía en esas provincias logré descubrir significativas edificaciones rústicas y estructuras subterráneas que habían sido tapiadas con piedras, algunas cuidadosamente talladas, y es indudable que contienen objetos de gran valor que forman parte de los tesoros de los Incas”. Registra los nombres de los directores –ver The South American Explorer, abril-. Uno de los patrocinadores, el Dr. José Mariano Macedo, llevó, en cierto momento, una gran colección de tesoros Inca a París y luego vendió la mayoría a “un museo de Berlín”.

En el 2003 Mariana Mould publicó una carta fechada en 1887 firmada por el Presidente Andrés Avelino Cáceres, autorizando a “August R. Berns” a explotar minas aunque sin precisas dónde. Ni Mould ni el mismo Cáceres tenían cómo saber que la carta autorizaba el saqueo de los tesoros de Pachacuti.

En su “Inca Land”, Bingham escribió: “Con la posible excepción de un gambusino, nadie del Cuzco había visto jamás las ruinas de Machu Picchu ni apreciado su importancia. Nadie tenía la más remota idea de lo extraordinario que era ese lugar en la cima de la montaña”.

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