domingo, 28 de febrero de 2010

MARIE : “LA PEQUEÑA BAILARINA” - CUENTO DE ADDEMAR H.M SIERRALTA NÚÑEZ - MIAMI

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MARIE : “LA PEQUEÑA BAILARINA”

(Cuento)

Entre el cuento, la leyenda y las evocaciones de una historia real en un Paris bohemio, Addhemar H.M. Sierralta nos transporta al mundo de Marie von Gunten, la niña que sigue danzando.

Marie sabía que su fin estaba cerca. Montmatre , sus cafés y bares –donde ella era muy conocida- aquellos salones roji-negros, las caricias de sus clientes -aborrecidos por la joven-, el rostro de su madre que compartió la vida alegre, el recuerdo borroso de su trayectoria se confundía en su cabecita aquella tarde que no llegaría a noche. Su respiración lenta y cansada se confundía con los recuerdos. Eran las últimas imágenes de “la ratita”, como mucha gente dijo de su escultura de cera.

Poco antes de las seis de la tarde, en su cuartucho maloliente, una de sus amigas le alcanzaba un vaso con agua para amenguar el calor producido por la fiebre. Apenas si sorbía aquel líquido que parecía evaporarse en su boca por la alta temperatura. Al dar las seis, como todos los días, las campanas de la Iglesia del Sagrado Corazón presagiaban a muerte. Recordó, por un instante, las sesiones en las que de niña posó para Edgar Degas, el escultor … apenas tenía 14 años cuando el artista concluyó la escultura de cera y la presentó en una exposición impresionista … y sus ilusiones de ser una gran bailarina de ballet estaban latentes … el destino cambió todo y “La Pequeña Bailarina”, nombre que le pusieron a la obra llamó poderosamente la atención … las formas maravillosas de Marie habían cobrado una personalidad que sería eterna .. hasta sus diminutos y expresivos ojos brillaban para el mundo, pero esa tarde se apagaban para siempre. A las seis y cuarto, con 33 años de edad, dejó de sufrir aquella joven que perennizaría en su escultura el ballet y el arte del maestro francés.

“Cuando muríó Degas, en 1917, se encontraron en su taller, 150 esculturas de cera o de arcilla. En vida del artista, el conjunto se había mantenido más o menos desconocido del público, excepto la Bailarina de 14 años, que Degas mostró en la exposición impresionista de 1881. Con coloración natural, peinada con verdaderos cabellos, vestida con un tutú y verdaderas zapatillas, demuestra un hiperealismo, una veracidad que rozan el extremo. Presentada en una vitrina a la manera de un espécimen de museo, revela un Degas casi antropólogo o naturalista. Los críticos no se equivocaron: la obra fue violentamente acusada de representar la niña de manera bestial; se la comparó a un simio o a un azteca; se le encontró un rostro "en el que todos los vicios imprimen sus odiosas promesas, marca de un carácter particularmente vicioso”, señaló un comentarista de arte.

Mientras tanto otro señalaba lo siguiente : “La escultura original es de cera, tiene auténtico pelo negro, trenzado y con un moño atrás. El artista le puso mallas de lino, zapatillas de verdad y un vestido de tul. Las reacciones fueron muchas y encontradas. Hubo quien protestó por ''ese hocico" o ''rostro tan desagradable". La entrevistada precisa: ''Imagínate posar así ocho horas al día. Se ve claramente el esfuerzo que hace la niña por adoptar la posición elegida por Degas".

De allí el sobrenombre de “la ratita”, que lejos de ser negativo consiguió levantar, más adelante, una sensación de ternura y compasión. Marie, cuyo apellido era von Gunten y había nacido en Bélgica, no llegó al Siglo XX como fue su ilusión, tampoco fue una estrella del ballet de la Ópera de Paris, pero allí dejó su espíritu. Jamás se enteraría que, pasado el tiempo, su fama sería extraordinaria. No importarían sus faltas a las clases de baile ni su expulsión de la Ópera. Tampoco su descarriada vida que la llevaría a una muerte temprana. Ella, la musa y escultura única de Degas, alcanzaría la fama como nadie.

Pese a que el autor de la escultura no quería que se hiciera un acabado en bronce, después de su fallecimiento, sus herederos decidieron hacer doce copias fundidas de ese material.. Una de ellas alcanzaría, en un remate de arte en Londres, la suma de casi veinte millones de dólares.

Las copias de “La Pequeña Bailarina” se encuentran en los principales museos del orbe, entre ellos el Museo D’ Orsay en París y la National Gallery of Arts en Washington D.C. en U.S.A.

Es la más famosa ballerina de ballet. Ha inspirado cuentos, novelas y películas. Sigue siendo, a casi 130 años de su presentación, la más fascinante y enigmática escultura moderna. De una belleza sui-géneris, Marie “La Pequeña Bailarina” o “la ratita” es una muestra maravillosa del expresionismo y además su figura estilizada evoca al arte del antiguo Egipto.

Particularmente me fascina contemplar sus ojos –medio cerrados- que proyectan, imaginariamente desde su interior, destellos de vida. Sus manos hacia atrás y entrelazadas dan la impresión que en cualquier momento continuará con un movimiento de ballet … es como si en su danza eterna, la pequeña Marie, siguiera viviendo.

Fuente:

TIEMPO NUEVO

Addhemar Sierralta

Año 2 No. 61

Miami, 22 FEB 2010