sábado, 23 de enero de 2010

UN ÁRBOL PARA LOS QUE SE AMABAN EN SECRETO - POR CARLOS GARRIDO CHALÉN

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UN ÁRBOL PARA LOS QUE SE AMABAN EN SECRETO

Por: Carlos Garrido Chalén


Cuando yo fui un árbol
le tenía miedo al leñador
y a su silencio
y de puro jactancioso permitía
que en mí se fomentara el amor
de los búhos
en las sombras.
A veces escuchaba llorar a las camelias
y era su lloro trasnochado
como el reclamo invicto de Dios
sobre el estío.
Tenía por eso mi propio duende
para trabajar misterios.
Porque era un árbol brujo. Pero antes que bueno
un árbol para aquellos
que se amaban en secreto
- yo mismo era un secreto –
En mí se perpetuaban las palabras
que los tiernos amantes se decían
y terminaba amando a esos amantes
que se amaban.
Con el tiempo comprendí
que estaba lleno de amor
sin reclamarlo
y quería caminar por las orillas de los ríos
para conversar mis experiencias
con la fauna.
No me gustaba ser un simple espectador:
quería ser también protagonistas
de amores victoriosos.
Y como era un árbol
de vez en cuando me ponía alas
para mirar desde arriba
mis raíces.
De modo que,
qué me van a decir a mí,
de las viejas alturas
las gaviotas.
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Poeta Carlos Garrido Chalén
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