jueves, 11 de junio de 2009

Y EL VERDE SE TIÑÓ DE ROJO


Por: Efraín Vásquez Veramendi

Cuando la quietud de la carretera era una constante y solo se cortaba con el rugir del potente motor de los traileres que llevaban y traían combustibles, abarrotes, frutas y materiales diversos a las ciudades del nor oriente peruano, los pasajeros de las diversas líneas de transportes vieron truncar sus destinos, con la presencia casi imperceptible de los dueños de esas tierras, o sea los naturales del lugar, los nativos… y digo casi imperceptibles, porque cuando viajas para la selva, la presencia de nuestros hermanos selváticos es parte del paisaje natural, es tan original ver hombres y mujeres con sus típicos trajes de diseños inconfundibles y claro la tonalidad de su voz hace imposible no reconocerlos.

Cuando la visión te atrapa
Divisas de reojo, solapa
Para ver el tremendo mapa
De la chica que es charapa
Su vestido muy sencillo
Tan sensual como su tobillo
Te estira el calzoncillo
Cuando adviertes su limoncillo

De pronto los puños se alzan y las lanzas hieren el aire que se hace cada vez más pesado, más denso, más trágico, los gritos hacen coro, las caras se endurecen y la razón de su bramido, asiste la conciencia de la nación que dice pertenecerle, como si alguna vez el Perú de Lima, se hubiesen preocupado algo de sus carestías, de sus necesidades, de su tribulaciones, de su desarrollo; estos nativos, han vivido allí, incluso antes que los abuelos de Alan y pares, incubaran en el escroto de sus tatarabuelos, su simbiosis con la naturaleza y su preservación es para ellos vital, capital, diría yo. Si la conchudez del asociado Garrido, con la lacra de Genaro, que desde las sombras como los verdaderos marrulleros urden y tejen los faenones y las aceitadas con la bendición de Palacio tiene éxito, entonces los aprovechados del Parlamento dictan la Ley y listo… a cobrar los honorarios de éxito (léase coima crudamente) y eso es lo que ha pasado en Bagua

Si se premiara la papada
Alan y su creyente manada
Desbocan por la ensenada
Después de cada perrada
Pero esta vez filosa espada
Desde la selva escapada
Con la rabia descontrolada
Le metieron su estocada

Y es que es cierto, es un murmullo a grandes voces que so pretexto de cumplir con el TLC gringo, se cocinan tremendos negociados en la casa de Pizarro, con la concesión y/o venta de los lotes petroleros, para la extracción de éstas y otras riquezas escondidas entre florestas y aves exóticas, y como diría el desaparecido poeta Javier Heraud, “Yo no le temo a la muerte, sucede simplemente que no tengo miedo de morir, entre pájaros y árboles” y haciendo uso de esta arenga, los naturales de esa región se pintaron las caras y los tambores de guerra sonaron en sus conciencias, sus tierras, sus ríos, sus monos y tucanes, estaban siendo subastados sin su conocimiento ni participación, a pesar que las leyes dicen que ante una posibilidad de estas, ellos estarían en las negociaciones para defender su ecosistema, su medio ambiente o en todo caso el impacto ambiental de la industria a instalar en sus tierras, se cumpla y no sea letra muerta como siempre, ante el silencio cómplice de las autoridades que no oyen, no sienten, ni padecen.

A sabiendas Felipillo
Sobornando el muy pillo
Se ganó su buen sencillo
Y de yapa un novillo
El Alcalde en real mimo
Acepto el grosero timo
Y la coima, también estimo
Que se llevó con su primo.

Su ancestral paciencia y sabiduría, esperaron 55 días en vano, y en una voz femenina, se dio el aullido de intervenir “en defensa de la Democracia”, y el desbloqueo de las carreteras cobró vidas inútilmente de actores secundarios y extras en terroríficas escenas que mi curtida pupila se niega a aceptar, policías y nativos en circunstancias que nadie entiende (mejor dicho Alan y su negociadores si), intercambiaron balas por flechas, perdigones por lanzas y el verde manto que caracteriza a la selva, se tiñó de rojo sangre que se tornó en púrpura, muertes por doquier; los deudos se abrazan y lloran, las madres piden explicaciones a Dios y reniegan de su suerte, las manos se erizan y los hijos pierden a sus padres, hermanos, la lagrima y el responso se hace cotidiano, la condena mundial crece… y en medio de esta fotografía del momento, el rechoncho gobernante hace gala de su cinismo una vez más y aúlla cual lobo sediento de más sangre "son ciudadanos de 2da clase y terroristas”… su áulico perro Pastor y congéneres, babean tras palabras tratando de explicar lo inexplicable, la Cabanillas necrotiza aún mas su careta y en ese silo llamado Parlamento ante la reprimenda de la contraparte, responde “que hace una vendedora de gas acá”, junto a un hipócrita y compungido Jehude, siento una indignación que me ahoga el alma, violenta mi razón y rebela mi pluma, sin duda que en ese obeso cuerpo del mandatario, cabe eso y mucha mas roña.

Que estamos pagando Dios mío
Que pintas de sangre mi río
Por defender lo que es mío
Hasta me arrebatas el crío
No soy nadie para juzgarte
Pero, haz algo para mas amarte
Y a ti Meche hay que largarte
Para poner un punto aparte

Leí en unas crónicas que tienen que ver con la naturaleza y la filosofía de vida de la gente que puebla la amazonía, que la existencia misma para los nativos (o sea su vida), vale tanto como la de un árbol, un venado, un guacamayo o un sajino, y es que la vida ellos la interpretan de otra manera y su sencillez de existencia, coordina y empata con sus cochas, lagunas y caudalosos ríos, hay perfecta comunión con su entorno, no abusan ni depredan sus recursos, solo cazan lo que necesitan para subsistir, los instintos o impulsos de ambición no existen en sus corazones y así han vivido miles y miles de años, son una comunidad como la de las hormigas o de las abejas y respetan sus jerarquías y leyes que no son las leyes nuestras, son una Nación dentro de otra Nación, y eso es lo que no se entiende en Lima, los exabruptos de los dirigentes de las diferentes instancias gubernamentales, se alinean y secundan al de García, sin capacidad de análisis, sin enmienda, sin raciocinio, en verdad que da pena y vergüenza que el orbe entero nos mire como unos verdaderos salvajes, pero no lo digo por los nativos, sino por los que nos gobiernan.

Qué pena me das Jorgito
Que de veras regurgito
Lo que dices es refrito
Y con Mullder de perrito
Se los digo de corazón
Los nativos tienen razón
Y con Rómulo León
Son trío del montón

Que les parece.
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Efraín Vásquez Veramendi, es autor del libro "CRÓNICAS CHIQUIANAS" - Edición 2007 - 287 páginas.
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