viernes, 17 de abril de 2009

LA VENGANZA

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Por: Manuel Nieves Fabián
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Alejo, sobre el piso de su patio empedrado bramaba como un león y se retorcía de dolor. Sus dientes ennegrecidos por la coca y su nariz carcomida por la uta, le daban un aspecto siniestro. Sus ojos pequeños, vivaces y chispeantes, jugueteaban como bolas encendidas, mientras que su rostro denotaba su cólera incontenible.
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Ashuca, entre tanto, afligida, pero también gozosa, no dejaba de mirar al marido que pagaba sus culpas.
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De pronto, un golpe certero le cayó en la mandíbula que le partió el alma, y la voz gutural del cholo se dejó escuchar:
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–¿Mias judido?, ¡qui mi `as hiecho!, ¡habla!
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El gemido de la mujer, agudo y penetrante, como hilillo interminable salió hasta la calle, pero de súbito se calló y no quiso responder. Muda y hecha mártir rumiaba su venganza.
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Ya sus carnes se habían cansado de tantos sacrificios. No aguantaba más. Por los constantes golpes, las nalgas las tenía completamente amoratadas. Ya no podía resistir la furia del esposo. No había día en que podía vivir en paz.
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El Alejo, como siempre, ya casi por costumbre, al volver de sus andanzas, vociferaba y la golpeaba. Se ensañaba con la pobre mujer.
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–¡Ashuca!, ¡don`tá la comida!, ¡don`tá!
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Y le propinaba como si fuera varón, puntapiés y puñetes hasta sangrarla. Los vecinos ya muy bien sabían que era la hora de la cena cuando escuchaban las voces tronantes del Alejo y los gritos implorantes de su mujer.
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Lo peor, se pasaba los días haraganeando. No le gustaba trabajar ni menos se preocupaba por llevarle algo a la Ashuca. Lejos de apoyarla, le robaba los pequeños ahorros que recibía por su trabajo de hilandera y, los despilfarraba en la tienda del negro Nicolás.
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En más de una oportunidad, ella se había propuesto juntar dinero, para dentro de algunos años comprar un terreno y levantar su casita, y hacer crecer fuerte y sana la Tinfana que ya comenzaba a gatear. Pensaba que no era bueno vivir toda la vida en casa ajena; sin embargo, nada podía hacer.
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Una tarde, cuando la Ashuca, sentada en el corredor hacía bailar las ruecas de su hilado, las gallinas, en el lado opuesto, en el rincón del patio, por los muros de piedra, comenzaron a alborotarse. Ella, sorprendida y temerosa, trataba de encontrar el porqué del amotinamiento. El Colorado, gallo petulante y alharaquiento, cual un caudillo, con las plumas erizadas, abriendo las alas, picoteaba el suelo listo para el ataque y la defensa. Las gallinas, con sus cacareos desaforados, corrían al escape, luego volvían escudándose del muy valiente.
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Ante este cuadro desacostumbrado, la Ashuca no se explicaba el porqué del alboroto, más por el contrario, la angustia le oprimía y los intestinos parecían habérsele ahuecado. El corazón le latía cual trompadas al pecho. Sus piernas desfallecientes parecían quebrársele. Con los ojos fijos en el muro, unas veces creyó ver el rostro de su difunto padre que le sonreía; otras, a su madre con los ojos abiertos, blancos y fríos, como aquella vez cuando expiró en sus brazos. Allí le pareció ver también al Alejo, casi inconsciente, reptando, perseguido por el gallo y rodeado por las gallinas que se encolerizaban como cabildantes de los pueblos en los domingos.
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Ese pequeño lugar parecía el escenario de la Sala Tribunal donde los jueces, luego de escuchar a las partes, dictarían sentencia al reo que se arrastraba pegado a ras del piso. Ella, testigo de ocasión no sabía si acusar o defender al culpable. Inmóvil, cual estatua, no sabía por cual decidir. Su pálida faz regada por hilillos de sudor, cada vez más se horrorizaba ante la actitud que debería tomar. Con los ojos paralizados, la lengua agarrotada y el cuerpo pétreo, semejaba la figura amenazante de la muerte.
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Ya casi a sus pies, junto a la puerta de la casa, el gallo, jadeante, con el pico abierto, no dejaba avanzar a la maldita; por su parte las gallinas, coléricas, rojas de tanto cacarear, fatigadas, no paraban en infundirle valor al crestudo animal.
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Los ojos de la Ashuca por un momento parpadearon, luego se volvieron más redondos de lo natural. Era hora de decidir. Quiso gritar pero se contuvo. Se mordió los labios y cerrando los ojos dictó la sentencia. La sangre que le martillaba y le hacía zumbar los oídos fue disminuyéndole. Soltó la respiración y casi desahogada se quedó mirando el ejemplo del gallo y de las gallinas que no dejaban de batallar.
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Aquella tarde, el coraje del gallo le abrió el entendimiento. Pensó que esa sería la oportunidad de su venganza. Miró la actitud desafiante del gallo y la idea de muerte se convirtió en su obsesión.
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El Alejo, ya no tardaría en llegar. Con el alma lleno de reproche y amargura, de un grito apartó al gallo y a las gallinas que no cesaban de cacarear. Encorajinada se puso delante de la sabandija y de un mazazo le aplastó la cabeza. Ésta, quedó retorciéndose y su cuerpo largo como una soga, poco a poco se fue adormeciendo.
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Cuando las campanas tañían a la hora de la Oración, el Alejo, como de costumbre, trastabillando ingresó al patio de la casa. Con la voz enronquecida, la boca entreabierta y babeando, lleno de ira le buscaba a la Ashuca. Ella, acurrucada en la cocina, con la rabia que le quemaba el corazón, trató de ablandar sus nervios. Una máscara de sonrisa hizo que imprimieran sus labios. Más solícita que nunca arrastró el pequeño cajón cerca a la lumbre. Tendió el costalillo que hacía de mantel y sirvió la comida cuidadosamente aderezada.
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El Alejo, que desde el zaguán había olido el aderezo, zigzagueando, como una tromba cruzó el umbral de la cocina y colérico chilló:
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–¡Hasta qui’ora la comida, no ves qui’stoy aquí!
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Ella, sin atreverse hablar señaló con el dedo el plato de picante sazonado que invitaba a ser saboreado.
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Asqueada por el apetito omnívoro de su marido, algo temerosa de ser descubierta, desde el rincón se puso a contemplar con repugnancia.
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El muy bribón, luego de olisquear, redondeó sus ojos con satisfacción, se limpió con la manga de la camisa sus labios resquebrajados, cocinados por el aguardiente, y relamiéndose con un aire de gula, se puso a devorar.
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La mujer, que no le dejaba de mirar, para sí se decía: "Traga animal, traga, acaba de una vez".
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La carne, las cebollas, las papas, todo desapareció en cuestión de minutos. Refocilándose y tomándose la barriga con amabas manos, gruñó:
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–E’to sí qui’stá bien, fuira de cualquir cujudez!
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Y escarbándose los dientes con la lengua, frunció sus labios aserruchados. Con sus ojos oscuros y penetrantes sorprendió a la mujer que por debajo del sombrero le miraba; entonces, con palabras que se le enredaban en la lengua espumosa murmuró entre dientes:
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¡Qui cosa mi miras como pirro!
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Tambaleante, dio un paso. Sintió que el frío le comenzaba a helar los pies; luego, un escalofrío agudo le subió hasta más arriba de los órganos viriles. Sorprendido quiso hablar, gritar, pero los dientes le empezaron a castañetear.
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Sobre las yemas de los dedos comenzaron a dibujarse unas manchas negras, rojas y amarillas, y poco a poco se los fueron hinchando. Cada vez más el cuerpo entero se le ennegrecía.
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Herido como la fiera rugió por esa su garganta carraspeada:
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¡Qui cosa mi’as dado!
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Y la lengua se le colgó por entre los labios. Con la boca espumeante y los ojos furiosos rodó de largo sobre el piso. Su cuerpo ondulante parecía reptar hacia el fogón. El dolor hizo que todavía alcanzara a blasfemar:
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–¡Aura sí qui mi’as judidu!
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Y se quedó pelando los dientes con el rostro diabólico como profiriendo amenaza eterna.
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La Ashuca, que todavía no salía de su asombro, viendo que aquel cuerpo se estiraba, casi delirante, asió el palo más grueso que avivaba la candela y entre gritos de histeria y locura, golpeaba la cabeza, los brazos, la barriga, los pies del Alejo que con los ojos desmesuradamente volteados agonizaba. No contenta aún, punzaba el cuerpo y la cara del hombre bañado de sangre, a su vez que decía:
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–¡Supaypahuahuan, ...malnacidu!...Piñi curu (1) has tragado! ¡Mi maldición ha sido! ... ¡Muera como la sabandija!
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Y la cabeza del Alejo, convertida en una masa sanguinolenta era arrastrada hacia el fogón.
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Las llamas, lentamente abrasaron el cuerpo envenenado y casi descuartizado.
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Al día siguiente, Alejo, no era más que una hilera de huesos blancos, calcinados.
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(1) Piñi curu o coradillo:
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Serpiente de diversos colores a manera de anillos (rojo, negro, amarillo). Su veneno es mortal. Mide hasta cerca de un metro. Es débil de vista y vive entre los pedregales de nuestra serranía.
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MANUEL NIEVES FABIÁN
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Natural del distrito de Canis, provincia de Bolognesi, del departamento de Ancash, radicado en la ciudad de Huánuco. Ya en la Facultad de Letras y Educación de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán, Manuel Nieves Fabián fundó y dirigió el "Círculo Literario Ciro Alegría". Al iniciarse la docencia, junto con un grupo de jóvenes progresistas fundaron el "Grupo Ateneo" y luego "Jatun" que apuntalaron hacia el cambio y la transformación de esta sociedad. Fue RIKCHARY, la revista que fundó y dirigió en la Gran Unidad Leoncio Prado. En sus páginas, lo primero que incertó fueron las narraciones orales de nuestro medio, constituyéndose así el primero en su género. A partir de ese momento comenzó a investigar y recopilar la rica herencia de nuestros antepasados a nivel de todas las provincias del departamento.
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Durante el gobierno de la dictadura militar fue perseguido, apresado, encarcelado y sobrojado por ser dirigente del SUTEP. Ha publicado: Literatura Huanuqueña (1977), Mito y Leyendas de Huánuco (1978), La Sangre Arenga (1978), Tradiciones Huanuqueñas (1988), Anécdotas y Adivinanzas Quechuas Huanuqueñas (1988), Zorro Grande y Zorro Chico (1989), Huaracuy (1990), Narraciones Andinas (1991), Tres Momentos y una Gloriosa Historia (1993), Canis, Narrativa y Lírica Oral (1999).
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http://www.webhuanuco.com/manuelnieves.htm

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CANIS (BOLOGNESI - ANCASH PERÚ)
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(Cuna de Manuel Nieves Fabián)
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WikipediA
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El distrito peruano de Canis es uno de los 15 distritos de la Provincia de Bolognesi, ubicado en el Departamento de Ancash en el Perú.
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El distrito fue creado el
29 de enero de 1695 mediante Ley Nº 15408 y tiene una población estimada mayor a 200 habitantes. Su capital es el centro poblado de Canis.
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LA COMUNIDAD DE CANIS
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Se encuentra ubicada en la parte Sur - Este de la provincia de Bolognesi, de la Región Ancash. Limita por el Norte con la Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo I), pequeños propietarios de Aynas, Comunidad Campesina de Carhuajara, Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo II) y la Comunidad Campesina de Corpanqui. Por el Sur con la Comunidad Campesina de Cajamarquilla. Por el Este con la Comunidad Campesina de Nanis y propietarios de fundo Uclita. Por el Oeste con la Comunidad Campesina de Cajamarquilla.

APROXIMACIÓN DE SU ORIGEN
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En las faldas en la que se ubica Canis, antiguamente estuvieron deshabitadas. Sus primeros habitantes fueron procedentes de las culturas pre incas, tanto Waris como Llacuaces, procedentes del sur del país, que se desarrollaron básicamente en las hoy regiones Junín, Huánuco y Ancash. En lo que respecta a Canis, siguiendo el curso de la Pampa de Lampas se establecieron en diversos lugares de la cordillera negra, ya sea como agricultores o pastores. Los Waris, siguiendo las márgenes del río Coca (río Grande o Jatun Mayo), se desarrollaron primero en Hornojirca, luego en Ulastana y más tarde en Goto Punta. Hornojirca, ubicada al Sur-Este de Canis, en lo que hoy se denomina Putacaray, en la antigüedad era una meseta compacta donde se levantó una cultura incipiente. Con el transcurrir de los años, por efectos de la erosión, el terreno se hundió, enterrando y destruyendo a sus habitantes. Esto se comprueba por los restos arqueológicos que aún existen, y los animales y plantas que fueron enterrados. Ya fosilizados, fueron arrastrados por los huaycos en 1997 hasta una planicie de Marucmay, a orillas del río Coca . Los sobrevivientes de Putacaray, posiblemente buscaron otros lugares más seguros en las alturas, así se ubicaron en las faldas de Ulastana (siempre al Sur -Este de Canis) Su permanencia en este lugar lo testifican las ruinas que hasta ahora aún permanecen desafiando al tiempo. Debido a la sequía del manantial que daba vida al pueblo y también por lo inapropiado del terreno para la estrategia de sus luchas, sus habitantes se vieron obligados a buscar otros lugares, estableciéndose, esta vez, en Goto Punta (al Nor-Oeste de Canis), siendo este lugar el que muestra mayor grado de desarrollo por sus obras de arquitectura, reservorio, canales de regadío y andenerías para la agricultura. En esta etapa hay mayor grado de organización con respecto a los primeros, por el mismo hecho que hasta ahora es inexplicable la manera cómo las aguas fueron conducidas a la cima de una loma elevada que hoy sólo es realizable por obra de la ingeniería y el avance científico. La extinción de Goto-Punta se debió al desarrollo de otras culturas mayores que la absorbieron. También existen otros restos arqueológicos que atestiguan la presencia del poblador de esta zona. Así, en Huaricoto, semienterrado por el tiempo, se aprecia una puerta de ingreso y un túnel que conduce hacia el interior que aún no ha sido explorado. Wamanwaca es otro resto arqueológico ubicado en la parte Sur-Occidental de Canis. Se encuentra semienterrado. Visto desde la parte occidental presenta cuatro muros en forma de arcos abiertos. Antes del ingreso a los muros se nota una plataforma de seguridad y en medio de ella hay una especie de canal con una pequeña puerta mirando al Oeste y alrededor se notan montículos de piedra como si fueran nichos con características más rudimentarias comparado con los de Jatún Pacocha. En el primer muro, hacia el lado derecho se nota una puerta pequeña que da ingreso a un recinto también pequeño. Del primer muro al segundo dista unos diez metros. Al centro del muro sobresale una pared de piedra y una puerta pequeña en la parte superior que da acceso a un espacio de forma rectangular, cuyo techo está totalmente cubierto de piedra. Del segundo al tercer muro también dista diez metros aproximadamente. El muro está semidestruido, pero se supone que tenía casi las mismas características del segundo. Del tercero al cuarto muro dista aproximadamente unos treinta metros, en cuya área se notan diversos compartimientos de forma semicircular y rectangular. Sobre el cuarto y último muro, se levanta un terraplén rectangular, donde está ubicado el adoratorio. En un área de veinte por treinta metros aproximadamente se observan diversos compartimientos, en cuya parte central aparecen plantadas al piso en forma semicircular unas piedras rectangulares, en su interior y casi al centro se nota una pequeña construcción de forma circular y al centro de éste hay una piedra rectangular o huanca como observando al cielo. Detrás del adoratorio, hacia el Este, se aprecian las casas-habitación y todo ello resguardado por una muralla semicircular. Chanchus Punta, al Nor-Oeste de Wamanwaca, aún presenta vestigios de la cultura de aquellos años. En perspectiva se encuentra entre Huapchoj y Wamanwaca. Nota aparte es hablar del complejo arqueológico de Trincashantivo, Jatún Pacocha, Pashpa Pampa, Shinua Corral y Gocha Jirca, ubicados en las alturas de Pacocha, al Oeste de Canis. A pesar de la profanación y los saqueos, son tan interesantes para la reconstrucción de nuestra historia. Trincashantivo presenta una serie de cuevas debajo de las peñas donde se encuentran fósiles humanos en abundancia. La piedra grande de 12 m. de largo por 10 m. de ancho aproximadamente, que forma un ángulo de 30º , tiene bajo sombra hasta tres compartimientos de escasa altura, dos de ellos construidos de piedra y barro, sobre un pequeño terraplén de barro sostenido por un andén. Las construcciones son pequeñas con puertas independientes mirando al Este y con una ventana de comunicación entre sí; el tercer compartimiento está más separado soportado por un pequeño andén. En cada uno de ellos, sobre la superficie, abundan restos óseos. En estas cuevas, así como en Jatún Pacocha, muchas personas de credibilidad aseguran haber visto a las momias completamente atadas con sogas, y otras, con el arpa entre las manos, como si se hubiesen muerto tocando. Éstas, lamentablemente han sido destruidas, sobre todo por desconocimiento de su valor histórico, por los profesores y excursionistas de los pueblos de Raján, Cajamarquilla, Llaclla, Corpanqui y el mismo Canis. A escasos metros de la piedra grande de Trincashantivo, hacia el Oeste, antes de ingresar al complejo de Jatún Pacocha, al borde de una pequeña meseta, como dominando la gran quebrada, se nota una piedra piramidal de cuatro lados, mirando al Este, que podría haber sido el dios que adoraban los primeros habitantes o quizás pudo haber sido un Reloj Solar. Jatún Pacocha es mucho más grande. Es una ciudadela con calles rudimentarias dentro del conjunto habitacional. En la parte más alta, que está enterrada, aparenta haber sido un adoratorio. Alrededor de la ciudadela aún se notan los terrenos dedicados a la agricultura. Ingresando por la parte occidental, aún se encuentra intacta una construcción rectangular, con una puerta pequeña que da al Este, construida con piedras cuidadosamente labradas, cubierta en su integridad por quinchas y malezas. Pashpa Pampa, parece haber sido un lugar importante, ya que el conjunto arquitectónico, con las mismas características está concentrado en una pequeña área a pesar de que el terreno es amplio. Se encuentran intactas hasta tres construcciones con las mismas características. Tiene dos metros y medio de ancho por seis metros de largo aproximadamente y una altura de un metro y medio, cubiertos con piedras lajas, donde predomina la piedra laja de color negra que tiene la propiedad de almacenar el calor solar. En Shinua Corral y Gocha Jirca las construcciones son similares a las de Jatún Pacocha. También hay construcciones pequeñas, y con la puerta siempre dando al Este. El hecho más sorprendente es la versión recogida de labios de doña "Allicha" Alvarado, quien manifiesta que cuando era niña, encontró dentro de una de las construcciones una momia junto a una especie de libro cuya portada era de un color amarillento debido al paso del tiempo. Lamentablemente, ella y sus dos amiguitas, que eran pastoras de ovejas, sin conocer su importancia, la destruyeron. Teódulo Vergara también dice haber visto en Pashpa Pampa, dentro de las construcciones de piedra, a una momia con una especie de libro en la mano. Abraham Nieves y Joaquín Dolores dicen haber visto en Triscashantivo a una momia que tenía entre sus manos un arpa, mucho más pequeño que las arpas actuales. Si se hace una apreciación general de todas estas culturas se comprueba que están ubicadas concordantemente en una franja longitudinal partiendo de la región Huánuco, pasando por Ancash, hasta el norte de Lima. En Huánuco: Ichu y Wisca Huamán (Pachitea), Patahuasi (Churubamba), Kotosh (Higueras), Auquinmarca (Tomayquichua), Atash (Huácar), Garu (Choras), Castillo y Saway (Chupán), Quenaq y Chiquia (Jesús), Estaca Machay y Jusclash (Chuquis), Piruru, Susupillo, Selmín, Japallán (Tantamayo), Nunash (Pachas), Curcu y Yarpaq (Sillapata) . En la región Ancash, provincia de Bolognesi: Llacuash y Shipán (Huallanca), Purunmarca y Naupamarca (Aquia), Huancar y Torrepata (Chiquián), Matua y Ricrash (Pacllón), Castillo, Shullush e Ichictambo (Ticllos), Uncul y Ashao (Corpanqui), Huapchoq (Llaclla, al norte de Carhuajara), Cashawilca y Cutapún (Mangas), Jatun Pacocha, y Wamanwaca (Canis). En la provincia de Ocros: Purish (Cajamarquilla), Rajan Viejo (Raján), Corpas (Llipa), Yanaque y Lucmapunta (Acas), Recrecpunta y Huancapampa (San Pedro de Copa), Pirush (Chilcas); hasta llegar a Paramonga, Pativilca y Barranca en el norte de Lima. La ubicación de estas culturas pre-incas están perfectamente sincronizadas de cerro en cerro o de cumbre en cumbre, dando la impresión que esta ubicación les facilitaba para la comunicación entre ellos. La tesis de Román Robles Mendoza, basada en los trabajos de Augusto Cardich y Hernan Amat Olazábal, en el sentido que estos pueblos habrían sido producto del poblamiento de los Waris y posteriormente los Llacuaces o Yaros, es acertada. En las provincias de Ocros y Bolognesi, es decir, los pueblos de la zona sur, son marcadamente de influencia Wari por sus andenerías, irrigaciones y construcciones de un solo piso, de piedra y barro; mientras que los pobladores de las provincias de Huamalíes, Dos de Mayo, Lauricocha y Yarowilca (Huánuco), habrían sido de origen Wari,pero con mucha más influencia de los Llacuaces o Yaros. Esta diferencia se nota por sus amplios campos para el pastoreo y por las construcciones generalmente altas, pues muchos alcanzan hasta los seis pisos. Todos estos pueblos también recibieron la influencia Chavín e Inca. Por otro lado, existe otra versión sobre el origen de los primeros habitantes de Canis. Estos habrían sido procedentes de Wamanwaca, luego de la división entre los ayllus de los Wamán y los Aldave. Levantaron sus viviendas en las faldas de Canis, en el lugar denominado Puquio, por la presencia de un manantial que hasta hoy brinda sus aguas inacabablemente durante todos los meses del año. Aquí estarían los antecedentes más remotos de los primeros habitantes del pueblo de Canis, cuyos primeros hombres tuvieron mucho que ver con las culturas de Horno Jirca, Ulastana, Goto Punta, Waricoto, Chanchus Punta y posteriormente con Wamanwaca, en la que definitivamente adquiere la categoría de pueblo.

LEYENDA DE SU ORIGEN
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La leyenda cuenta que en Wamanwaca, a unos 10 km. de Canis, en tiempos inmemoriales existían dos ayllus: Los Wamán y los Aldave que vivían en completa paz y armonía. Con el correr del tiempo, por la apropiación de uno de los ayllus de una inmensa campana llamada “Mariangola”, las relaciones de amistad comenzaron a deteriorarse hasta que se tornaron enemigos irreconciliables, produciéndose de esta manera la lucha encarnizada entre los Wamán y los Aldave. Como la vida ya no era llevadera en Wamanwaca, los dos ayllus decidieron separarse definitivamente y repartirse los bienes que hasta entonces habían usado en común; así mismo, cada ayllu tomó posesión de sus santas patronas. De esta manera los Aldave se quedaron con la Virgen de las Nieves, y los Wamán, con la Virgen de la Natividad. Se dice que ambas eran hermanas. La campana, “Mariangola” como era la única, una buena noche desapareció. Según dicen que fue enterrada en un lugar desconocido para que ninguno de los ayllus fuese el poseedor. Los Wamán decidieron irse hacia las alturas, y se establecieron en las faldas de Cashamarca, a unos 4 km. de Wamanwaca; mientras tanto, los Aldave bajaron hacia la quebrada y construyeron sus casas en las cercanías de un puquial, hoy denominado Canis. Se dice que ambas vírgenes no se acostumbraban en cada uno de estos pueblos. "Naticha", según cuentan los cajamarquillanos, no tenía hijo, por eso quería tanto al hijo de la Virgen de las Nieves, y de noche, como se extrañaban, ambas vírgenes volvían a Wamanwaca. De las Nieves, al ver que sufría su hermana, le entregó a su hijo. Tanto los Aldave como los Wamán, cansados de hacer retornar a sus vírgenes en solemnes procesiones, los encadenaron en el altar mayor de sus respectivas iglesias. Desde aquella fecha, las dos hermanas se separaron definitivamente y los llamaron “La Colocada”, por estar en la parte superior del altar de donde ya no lo sacaron ni para las procesiones, mas bien, mandaron construir sus réplicas para los días de sus fiestas: El 5 de Agosto, en Canis; y el 8 de Setiembre, en Cajamarquilla. Se cuenta que el 5 de Agosto, a la hora de la procesión de la Virgen de las Nieves, mientras doblaban las campanas, siempre aparecía volando un picaflor de color blanco y su presencia era visible por todo el tiempo que duraba la procesión alrededor de la plaza de armas, luego la avecita, zumbando se dirigía veloz con dirección a la quebrada de Huanus. Desde que sucedieron estos hechos, el pueblo de Wamanwaca quedó completamente despoblado y en ruinas. Según el decir de las gentes, el día de la fiesta central de cada una de estas vírgenes, se escuchan los tañidos largos y ondulantes de la “Mariangola”, que hasta la fecha, a pesar de su incesante búsqueda, permanece enterrada entre las ruinas de este pueblo que floreció en la antigüedad. El amor y el cariño de ambas vírgenes, a pesar de sus cautiverios, jamás se apagó, tenían la esperanza de que algún día vivirían juntas. A raíz del terremoto de 1970 las iglesias de ambos pueblos quedaron casi en ruinas y las imágenes sufrieron ligeros daños , por eso sus hijos los llevaron a Lima para que lo repararan, pero ellas aprovecharon de esta ocasión para quedarse definitivamente en la capital de las República. El sueño de ambas hermanas parece haberse cumplido.

TOPONIMIA
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Algunos aseguran que el nombre de Canis proviene de la voz “canecillas”. Éstas vienen a ser las maderas que sirven para sostener las tejas, en el frontis de las casas. Se cuenta que los habitantes de este pueblo se caracterizaban por su especial atención a las “canecillas”, que más de las veces, al colocarlas, aparecían debidamente adornadas con los nombres de los padrinos, dándole prestancia sobre todo a las casas recién construidas. Por otro lado, se dice que Canis proviene de la voz “canicoq”, que significa belicoso, bravo, mordedor. Efectivamente, éstas son las cualidades del canisino, pues tienen el espíritu emprendedor, son amigos de la superación, nunca se sienten satisfechos de lo que son. Hablando, difícilmente se dejan ganar.

ANTIGUO NOMBRE DE CANIS
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El nombre más antiguo con que se le conoció a este pueblo en 1715 fue BENDITA MAGDALENA DE CANIS que pertenecía a la Doctrina de Ticllos, Partido de Cajatambo e Intendencia de Tarma. El nombre se debió a la Patrona, la Virgen Magdalena, cuya fiesta era movible; luego se fijó el 22 de julio. A partir de 1918, según acta suscrita en el folio 17 del libro de la comunidad, señalaron como fecha fija de celebración el 27 y 28 de julio. El último día de la fiesta se llevaba a cabo la corrida de toros con animales que eran llevados de las punas de "Chonta " y "Tunancancha". En 1932 cambió el nombre por SANTISIMA TRINIDAD DE CANIS, y la fiesta se celebraba en el mes de mayo con la participación de las danzas denominadas los Negritos, las Kiyayas y los Diablitos.

LUCHA POR EL TITULO DE LA COMUNIDAD
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La lucha por el reconocimiento del Título duró desde la época de la mensura en 1715 hasta 1806. Costó trabajo y sacrificio a las autoridades comunales, entre ellos: Los Alcaldes Ordinarios, cada uno en sus períodos, Pascual Dolores, Manuel Concepción y Quinterio Solís; los Regidores José Manuel y Diego Asencio; los principales Martín Donoso, Pedro Ambrosio Camachico, Pedro Asencio, Pedro Pablo, Francisco Rojas, Francisco Luis, José Espíritu, Ambrosio Dolores, José Celedonio y todo el Común. En 1788 don Agustín Rodríguez, Juez de Vista y Remensura de Tierras del Partido de Cajatambo, de la Provincia e Intendencia de Tarma, ante la insistencia del Alcalde Pascual Dolores y de los principales, procedió a verificar la petición del Común de Canis “para que no les quede causa de discordia y en particular con el Común de Cajamarquilla”. La verificación se hizo reconociendo todos los linderos, construyendo cruces y mojones, cuyo tenor literal de los linderos es como sigue: “Y dando principio por Yahuaryaco, junto al Río Grande y esquina de Coca sigue por una loma seca hasta Marapampa, y va por su esquina sin entrar en ella, siguiendo la dicha loma hasta Carhuajirca en donde paramos un poco a descansar, y hay una peana de cruz que mandé reedificar, y de allí se deja la lomada y se cae un poco a la izquierda para tomar a media ladera, a cuyo tiempo llegaron con el agrimensor el Alcalde y Mayores de Cajamarquilla, con quienes se linda desde el principio, y enterados de los linderos dichos dijeron ser los mismos y que no habían bajado hasta abajo por el mal camino, mediante lo cual seguí con todos línea recta desde dicho Carhuajirca a paraje de Shiwish, de él a Conopate, donde está en medio de un plan de chacra una piedra grande colorada que no descubre de la tierra altura ninguna por estar a su haz, y prosiguiendo siempre la derechura llegamos a unos dos mogotes o barranquitos que forman altura, de ellos a unos alisos nuevos que están junto al camino para dicho Cajamarquilla, y de allí tirando la visual se ve como a distancia de media legua el mencionado Carhuajirca, cuya línea parte por varias chacritas los de la banda de abajo hasta la quebradita de Cajamarquilla y las de arriba de Canis según antes estaban y porque no había manera divisoria lo mandé formar aunque fuera de pencas o espinas dentro de tres meses, y de aquí seguimos por el Camino Real de una cuadra a la quebradita de Conocyaco o Navinyaco, en donde está una cruz antigua sobre una peana de piedras y en dicha quebradita se hallan bastantes alisos viejos, de la cual sube de línea recta por en medio del cerrito a la chacrita alfalfar de los Balabarca nombrada Rambram, de la cual sube derecho a Pucamachay por su esquina que es una peña con pintas grandes coloradas de la cual se ve ya camino a Puruajirca, de allí a Chonta en donde no se cría nada por ser cerros escabrosos y se da la vuelta sobre la derecha a Shinuacocha, lindero con los de Llaclla, baja a Ichicpumacocha y derecho cae a Quenqui, a donde está una cruz en el mismo camino, de la que por la misma quebrada y arroyo se baja hasta el Río Grande al sitio de Marukmay y por él se llegó al primer lindero Yahuaryaco.-

Luego del señalamiento de los linderos dio posesión de estas tierras al Común de Canis, en el pueblo de Cajamarquilla, en los siguientes términos:

“Yo don Agustín Rodríguez, Juez de la presente Vista y Remensura de Tierras” (...) “di posesión real, actual y corporal, en nombre de su Majestad (que Dios Guarde), sin perjuicio de terceros, y practicando para ella las ceremonias precisas de derecho, las adquirieron sin contradicción alguna” (...) “Así lo actué, mandé y firmé con testigos a falta de escribano”. Firman: “Agustín Rodríguez.-Teodoro Serrato, Escribano y Protector .-José Gamarra.-Francisco Lira.

Continuando con el reconocimiento del Título, siendo Alcalde Ordinario Manuel Concepción, el Regidor Diego Asencio, los principales Pedro Asencio, Martín Donoso, Pedro Pablo, Mateo Bartolomé, Francisco Rojas, Pascual Dolores y todo el común del pueblo de la Bendita Magdalena de Canis, solicitaron al Señor Gobernador Intendente de Tarma la aprobación del Título, y esta autoridad, luego de consultar al Promotor Fiscal de la Real Hacienda,
DECIDIO: “En cuya conformidad doy el presente por el cual apruebo la composición que con su Majestad hizo el Común del pueblo de Canis por ante el Juez Mensurador del Partido de Cajatambo don Agustín Rodríguez sobre las seis y media fanegadas de tierra que sobraron después de habérseles repartido a los tributarios las que les correspondían según Ordenanza bajo los linderos señalados el Título que se les dio. Y en nombre de su Majestad (que Dios Guarde) le adjudico dichas tierras al expresado Común de Canis, y le amparo en posesión, para que no sean de ellos despojados sin primero ser oídos y por fuero y derecho tenga, sirviendo este despacho de suficiente Título con calidad de haber de concurrir las partes interesadas por su respectiva confirmación a la Junta Superior de Real Hacienda en la forma ordinaria. Dado en esta capital de Tarma a veinticuatro días del mes de julio de mil setecientos ochentainueve años.-Bartolomé de Bedoya por mandato de su Señoría, Nicolás de Berroa.”

Con estos documentos don Vicente Ximénez Ninavilca, quien por entonces era el Procurador de los Naturales, luego de las gestiones realizadas ante la Junta Superior solicitó la titulación definitiva ante Don Joseph Fernando Abascal y Sosa, Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad, Mariscal de Campo de sus Reales Ejércitos, Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reinos y Provincias del Perú, Superintendente General de la Real Hacienda y Presidente de la Real Audiencia, documento que tuvo como respuesta la siguiente

DECISION: “En cuya conformidad y en atención de estar aprobado por la Junta Superior de la Real Hacienda en AUTO de veintinueve de octubre del corriente año la venta y composición hecha con su Majestad por don Agustín Rodríguez, Juez comisionado para ella, al Común del pueblo de Canis, del Partido de Cajatambo, de las tierras sobrantes de él, después de repartidas con arreglo a Ordenanzas y en la cantidad de sesenta pesos como lo expuesto por los señores Fiscales y dicho por la Contaduría General de Tributos, que uno y otro vea insertos: Doy el Presente , por el cual apruebo la composición que con su Majestad hizo el referido Juez Mensurador don Agustín Rodríguez sobre las seis y media fanegadas de tierras que sobraron en la cantidad de sesenta pesos dichos, bajo de los linderos señalados en el Título que se les dio. Y en nombre de su Majestad y como su Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reinos, le adjudico dichas tierras al expresado Común del pueblo de Canis y le amparo en su posesión para que no sean de ellas despojadas sin primero ser oídos, por fuero y derecho vencidos, sin perjuicio de terceros que mejor derecho tenga, sirviendo este despacho de Título en forma. Fecho en Lima y noviembre quince de mil ochocientos seis. Joseph Abascal. Por mandato de su Excelencia, Pascual Antonio Monzón, Escudero Mayor, sin derechos.-”

Finalmente, el 24 de noviembre de 1997 este documento fue revisado por el Ing. Máximo Huané Arquíñigo de la Dirección Regional Agraria Chavín del Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural siendo topógrafo el Bach. Selvino Cano Villajuán y fue inscrito en el Registro Nacional de Comunidades en el Folio Nº 42, en Lima, con los siguientes datos. Reconocido con Resolución Suprema con fecha 28 de diciembre de 1933, con un área total del territorio comunal de 8 850.000 Has. Cartografía: Coordenada UTM de 8854 a 8866 N y 251 a 265 E. Colindan con las siguientes Comunidades Campesinas: -Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo I) 2 200.00 m.l. -Pequeñas propiedades de Aynas 720.00 m.l. -Comunidad Campesina de Carhuajara 8 050.00 m.l. -Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo II) 1 260.00 m.l. -Comunidad Campesina de Cajamarquilla 19 320.00 m.l. -Comunidad Campesina de Nanis 1 150.00 m.l. -Comunidad Campesina de Corpanqui 7 350.00 m.l. Haciendo un perímetro total de: 42 170.00 Km.

LINDEROS COLINDANTES DEL TERRITORIO COMUNAL (Ley 24657)
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POR EL NORTE.- "Colinda con la Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo I) , pequeños propietarios de Aynas, Comunidad Campesina de Carhuajara, Comunidad Campesina de Llaclla (Tramo II) y la Comunidad Campesina de Corpanqui. Iniciándose de Este a Oeste, en el lugar denominado Marucmay que se encuentra sobre el río Pativilca, luego continúa aguas arriba por la quebrada de Aynas hasta llegar en la unión del camino de herradura que va de Canis a Llaclla y la quebrada de Aynas, luego continúa aguas arriba por la misma quebrada hasta llegar a la Toma Aynas (carretera Llaclla - Conococha), luego continúa aguas arriba por la quebrada Quenqui pasando por el lugar denominado "Quenqui" hasta el lado derecho de la laguna "Shinua Cocha I", pasando por el borde del lado derecho, continúa a dar a la laguna "Shinua Cocha II", pasando por el borde del lado derecho de la misma laguna, sigue a dar al cerro "Shinua" hasta llegar al cerro "Punta de Shinua", continúa por pura cumbre natural pasando por el cerro "Pishtac Machay", de allí también por pura cumbre llega al cerro de "Punta de Hushua Cocha", de aquí se dirige hacia el Oeste por pura cumbre para llegar al cerro de "Huashua Cocha", luego se dirige en línea recta hasta interceptar la quebrada de Chonta a 100 metros de la laguna de "Chonta Baja", de este punto se dirige en línea recta hacia el cerro de "Caperuza de Huarco"

POR EL SUR.- Colinda con la Comunidad Campesina de Cajamarquilla. Iniciándose de Este a Oeste en el "Corral de Chonta", luego sigue al "Rincón de Putaca", de este punto sigue en línea recta al cerro de "Tzacnag", de allí por pura loma en forma sinuosa llega al cerro de "Shinua", de aquí se dirige por una lomada hasta llegar al cerro de "Morada Jirca", enseguida continúa también por pura loma hasta llegar a la esquina de "Purga Jirca", de aquí faldea hasta el sitio de "Cocha Jirca" para bajar al lugar de "Puca Machay", sigue bajando por la quebrada de "Auqui Ragra" hasta llegar a "Conoc Yacu", continuando por puro camino de herradura de Canis a Cajamarquilla hasta llegar a una lomada llamada "Utsu Carhuac", sigue bajando también por pura lomada hasta llegar a "Yawar Yaco" donde se encuentra el río Pativilca".

POR EL ESTE.- Colinda con la comunidad Campesina de Nanis y propietarios del fundo Uclita. Iniciándose de Sur a Norte, en el lugar denominado "Yawar Yaco", de aquí continúa aguas arriba por el río Pativilca hasta llegar a la desembocadura del riachuelo "Quellay Ragra", luego continúa aguas arriba por el río Pativilca hasta llegar al sitio llamado "Marucmay", punto donde desemboca la quebrada "Aynas"

POR EL OESTE.- Colinda con la Comunidad Campesina de Cajamarquilla. Iniciándose de Norte a Sur en el cerro "Caperuza de Huarco" de aquí en línea recta al corral de "Chonta".

ANTECEDENTES DE LA CREACIÓN DEL DISTRITO
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Durante largos años el pueblo fue anexo del distrito de Cajamarquilla; sin embargo en algunas ocasiones, los de Canis ocuparon algunos cargos políticos importantes; tal es el caso, por muchas temporadas fue Gobernador del Distrito Don Simón Fabián Huamán. Uno de los gestores fundamentales para que Canis ascendiera a la categoría de Distrito fue Don Tolentino Vergara, y todo surgió por una discrepancia con las autoridades del Distrito. Como Teniente Gobernador del pueblo fue notificado a fin de enrolar a los conscriptos para el Servicio Militar Obligatorio. Don Tolentino, lejos de cumplir con la orden, les puso en sobreaviso a los conscriptos para que se ocultaran. Al llegar a Cajamarquilla dio el informe en el sentido de que no habían sido habidos. El Gobernador por toda respuesta lo encerró en la cárcel, que era un cuarto pequeño, cuya puerta, con aberturas cuadriculadas, daba a la plaza de armas. Desde la prisión, a voz en cuello reclamaba su libertad en forma reiterativa, por lo que se acercó el Gobernador. En el diálogo, que fue bastante acre, ambos se acaloraron. Don Tolentino no soportando el insulto, a boca y jarro le lanzó la siguiente pregunta: “Si tanto conoces, dime, ¿Cuántos sentidos tiene el hombre?. El Gobernador se rió y contestó: “¡Es cosa sencilla!, el hombre tiene cinco sentidos!”. Por esta respuesta, inmediatamente replicó: “¡No sea ignorante señor Gobernador, para que sepa Ud., el hombre tiene seis sentidos!” Y como ninguno de ellos se convencían, tuvo que cumplir su encierro de 24 horas. Al día siguiente, luego de salir de la cárcel, se sacó el sombrero y se arrodilló en el centro de la plaza de armas de Cajamarquilla y juró con estas palabras: “¡Por mis padres y mis abuelos, juro que nunca más volveré a esta tierra mientras Canis no sea Distrito!”. Se levantó, cogió su sombrero, no miró a nadie y caminó con dirección al pueblo. Los comuneros que lo acompañaban lo siguieron. Al llegar al aguado de Ayar, se sentó y les preguntó a los comuneros que le acompañaban: “¿Para qué tenemos hijos leídos en Canis?, ¿Para qué?”. Al llegar al pueblo dobló las campanas llamando a la comunidad a una asamblea. Allí surgió orgánicamente la decisión de hacer las gestiones en la Capital de la República para que Canis ascendiera a la categoría de distrito.

CREACIÓN DEL DISTRITO
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El pueblo de Canis fue ascendido a la categoría de Distrito por Ley No. 15408 del 29 de enero de 1965. Luego de largas gestiones ante el Parlamento por las diferentes autoridades, se logró la distritalización, cuando era Presidente de la Comunidad don Nicolás Donoso y los Personeros en diferentes períodos, los señores Reynaldo Balabarca, Antonio Concepción y Eliades Gamarra. En Lima, también participaron los Hijos Residentes, apoyando a las autoridades de la comunidad, los señores: Leoncio Miranda, Oscar Mariano, Justino Damian, Eduardo Damian, Carlota Gamarra, Mayolo Aldave, Jacinto Aldave y otros. He aquí el texto íntegro de la Ley:

LEY No. 15408

EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

Por cuanto: El Congreso de la República ha dado la ley siguiente. El Congreso de la República Peruana Ha dado la Ley siguiente: Artículo 1º.- Créase el Distrito de Canis, en la Provincia de Bolognesi del Departamento de Ancash. Artículo 2º.- El Distrito que se crea por esta Ley tendrá por capital el pueblo de su mismo nombre y estará integrado por los anexos de Pacocha, Coca y Pasín. Artículo 3º.- Los límites del nuevo Distrito serán los que han venido correspondiendo al Distrito de Cajamarquilla en su delimitación con los distritos de Cajacay -en parte-, San Miguel de Corpanqui, Pardo Lezameta y Mangas en sus extremos O.,N. y E., quedando reparado en su colindancia con Cajamarquilla por el lado S., en punto que se eleva en el río Pativilca, denominada Loma Sur, continúa por las cejas del cerro Carhuajirca, por las faldas de Shiwish, al camino real de Navinyacu, a la peña de Pucamachay, Purgajirca hasta Moradojirca; de este lugar al cerro de Chonta, donde se inicia los linderos con Cajacay y por el S., corresponden los límites en su integridad con las comunidades de Canis y Cajamarquilla. Comuníquese al Poder Ejecutivo para su promulgación. Casa del Congreso, en Lima a los 28 días del mes de enero de l965. Ramiro Prialé, Presidente del Senado.- Víctor Freundt Rosell, Presidente de la Cámara de Diputados.- Teodoro Balarezo Lizarzaburu, Senador Secretario.- Ricardo Cavero Egúsquiza, Diputado Secretario. Al Señor Presidente Constitucional de la República. Por Tanto: mando se publique y cumpla. Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los 29 días del mes de enero de 1965. FERNANDO BELAÚNDE TERRY.- Miguel Rotalde de Romaña.”'
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La inauguración del Distrito se llevó a cabo el 17 de julio de 1965 en medio de gran algarabía y con la concurrencia de los pueblos vecinos.
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