martes, 3 de marzo de 2009

"LUIS BANDOLERO LUIS" DE WALTER VENTOSILLA


Por Fredy Amílcar Roncalla

En " Luis Bandolero Luis " el estilo presenta con gran naturalidad a personajes asequibles y humanamente cercanos, sin los extravíos emocionales de cierto indigenismo. Pero la claridad estilística de la novela no significa pobreza técnica, o que los personajes sean chatos. Estos mas bien son complejos y hasta ambiguos. Con el trasfondo del bandolerismo es también un estudio de amor y las traiciones y deslealtades en torno a este. La historia es contada por dos voces.


Fredy Roncalla presentando Luis Bandolero Luis.
A su lado: Walter Ventosilla. (Foto: AQL)

Puede ser confundido con un escritor ancashino, pero mi amigo Walter Ventosilla es limeño. Sospecho que ciertos amores llevaron a Walter a amar la tierra de Ancash, que él parece conocer tanto, y cuyos personajes y geografía merecen un tratamiento elegante, musical, y bello tanto en Cuentos de tierra y eucalipto como en Luis bandolero Luis . Porque sólo un espíritu que ama el lugar puede lograr la musicalidad descriptiva que encontramos en Luis Bandolero Luis cuando un personaje, José, ha regresado a cerrar unas cuentas en Chiquián y va camino al cementerio: "En esa esquina solían encontrase todas las tardes, sobretodo de aquel mes, los fuertes y helados vientos de agosto que bajaban atropellándose desde el nevado Yerupajá para encontrarse con aquellos otros que venían desde la cordillera Huayhuash. Allí, en una cita eterna, se abrazaban y avanzaban por entre las calles y casas atropellando todo lo que encontraban a su paso. Al legar al final del pueblo, silbando como bailarines de una comparsa, los vientos se elevaban por encima de los tejados y los árboles de eucalipto para luego perderse detrás d e los petrificados cerros que tenían enfrente".

Pero acaso voy muy rápido. Mejor hubiese sido empezar diciendo que Luis Bandolero Luis , es una novela acerca del famoso bandolero Chiquiano Luis Pardo, a quien anteriormente conocí por un vals, que cuenta, como otras muestras del acervo popular, la historia de un bandolero que roba a los ricos para ayudar a los pobres. Que Luis pardo fuera un personaje histórico, hijo de hacendado, bandolero, protector de pobres, romántico, y de muerte violenta, es un pasaje de primera para un viaje incesante en territorios de leyenda, canciones, y poemas elegiáticos populares, que suelen destacar a grandes trazos los hechos heroicos de un personaje. Este gran bagaje es también una tentación para la literatura, pero plantea al escritor el desafío de contar una historia harto contada de una forma fresca e interesante, que se puede leer principio a final volteando página tras página, como sucede en la novela de Walter. Un recurso que Walter usa para conseguir esto es la elegancia de un estilo que es capaz de contarnos la historia de un cuarto solitario compartido por un hombre y una cucaracha de tal modo que recién al final sabemos que es el insecto el que describe la conducta desolada de su vecino. Hablo del cuento " El vecino " que, junto a otros forma parte del rico repertorio de Walter.

En " Luis Bandolero Luis " el estilo presenta con gran naturalidad a personajes asequibles y humanamente cercanos, sin los extravíos emocionales de cierto indigenismo. Pero la claridad estilística de la novela no significa pobreza técnica, o que los personajes sean chatos. Estos mas bien son complejos y hasta ambiguos. Con el trasfondo del bandolerismo es también un estudio de amor y las traiciones y deslealtades en torno a este. La historia es contada por dos voces. Un narrador omnisciente que cuenta la llegada de José a un Chiquián solitario, sus recuerdos de niño cuando él y sus amigos jugaban a los bandoleros y todos querían ser Luis Pardo, su caminata al cementerio, y sobre todo el recuerdo de los relatos que un viejo alcohólico, Fermín, compañero de andanzas de Luis Pardo, contara a José a los quince años. El narrador omnisciente narra en tercera persona y Fermín en primera. Ambas voces nos cuentan la historia de un hijo de hacendado cuyo padre fue cruel con él y que murió violentamente. Nos cuentan de cómo Luis Pardo llama a alguna gente para robar a los ricos y dárselo a los pobres, y de su fama de enamorador y de jinete que escapa a cualquier balacera.

Hasta aquí tenemos la típica historia de un aventurero. Pero la trama se profundiza cuando se relata la muerte de un muchacho que acompaña a Luis en un atraco y se presenta a Marcelina, por quien Luis Pardo perdería la cabeza. Aquí Walter nos presenta la sicología y las trampas del donjuanismo, y al mismo tiempo el sentido de realidad de Fermín, que ante la obstinación de Luis por conquistar a la muchacha para satisfacer su vanidad, intenta darle una dosis de sensatez aconsejándole que cese en su intento, que ella tenía el corazón prendado en otro hombre. Lo que sigue es el hurto violento de la muchacha y el paciente trabajo de Luis Pardo por trasformar esa violencia en amor por parte de ella. En bellas páginas dedicadas al estudio del munani pero mana munani -o el tránsito de la negación absoluta, a la negación deseante-, la muchacha cede al cortejo cuando el galán ya se ha dado por vencido. Entonces Luis deja de vivir con su esposa y hace vida con Marcelina por un tiempo. Pero como buen warminero Luis Pardo vuelve a las andanzas y se enamora de una profesora. Al final Marcelina muere dando a luz un hijo de Luis que tampoco vive mucho.

El hombre se derrumba. La profunda depresión de Luis Pardo es acompañada por Fermín, que escucha su relato de la violencia paterna, que sería el motivo de su bandolerismo y odio a los gamonales. Hay también un interesante estudio de la culpa amorosa, el alcohol, la violencia, y el compañerismo masculino. El bandolero invencible de las primeras páginas es también un ser herido y frágil. Lo que sigue es una acentuación de su bandolerismo. Pero Walter no se va por el lado de describir los atracos. Mas bien presenta el trágico final de Luis Pardo, que viene como consecuencia de una mala fama de asesino que le dan otros que cometen crímenes y se hacen pasar por él. Los hacendados y el poder central encargan su persecución a un sargento de nombre Toro Mazote que, debido a su violencia contra la población para encontrar alguien que delate a Luis Pardo, muy bien pudiera haber actuado en las zonas de emergencia de los años ochenta. Por un tiempo Luis y Fermín eluden el cerco, pero poco a poco éste se va cerrando. El sentimiento de invencivilidad de Luis Pardo se fragmenta y Fermín, que en cierta forma sustenta toda la historia, aconseja la huida hacia la costa. Pero en un acto temerario, y tal vez guiado por la vanidad, Luis Pardo pasa demasiado cerca de Cajacay rumbo a una cueva de la cual tiene que salir para aventarse a un río acosado por una turba de gamonales y peones. Ahí lo matan a él y a un compadre mientras Fermín, al que nadie ha visto, mira todo desde lejos. Lo llevan al pueblo donde Toro Mazote trata al cadáver brutalmente. El pueblo empieza a llorar a un muerto que antes idolatraba, pero que hace poco parte suya había ayudado a eliminar. Una muestra acaso que la proyección histórica y personal del bandolero como actor social es muy ambigua, y que en ese entonces la continuidad sistémica del gamonalismo tenía requerimientos sacrificales incluso dentro de sus víctimas. El requerimiento sacrifical, elemento de una buena historia, es compartido tanto por la fabulación popular como por el novelista. La diferencia es que en la fabulación la historia recurre a gestos generales mientras que en la novela los detalles son más encarnados. Y en la pluma de Walter Ventosilla estamos frente a una magistral descripción de la sicología y valor de un hombre cercado, que en todo momento se piensa capaz de eludir todo hasta que le cae el peso de la realidad.

No bien muerto Luis Pardo brotan las leyendas y por ahí dicen que fue el primer novio de Marcelina quien lo vió huir cerca de Cajacay. Una interesante observación de José Luis Rénique anota que la figura de Luis Pardo alcanza resonancia nacional porque a la ciudad le es necesario crear figuras que le permitan comprender una realidad -el Ande- no captada del todo. Algo de esto sucedería también con la rebelión de Pedro Pablo Atusparia, tratada con especial énfasis por el indigenismo, como sostiene Ulises Juan Zevallos. Pero lo importante es que Luis Bandolero Luis es una buena novela de cabo a rabo. Y que antes de morir Fermín, que pasaba por el abuelo de José, le cuenta a éste un secreto: el hijo de Marcelina no ha muerto, y la hija de Fermín ha criado a José con la promesa a Marcelina de nunca contarle nada a Luis. Fermín siempre fue leal a Luis Pardo, pero fue más leal a Marcelina al no contarle que su hijo José estaba vivo y aliviar al bandolero el dolor de la culpa y la pérdida. Marcelina amó a Luis, pero lo castigó después de la muerte. Y Luis Pardo amó más a Marcelina sólo después que ella muriera. En cada entrega hay algo de traición. Al término de la caminata por Chiquián y la memoria, José llega al cementerio a ponerle unas flores a Fermín y su padre, Luis Pardo.

La historia, que tiene varios niveles de lectura aparte del placer del lenguaje del estilo de contar de Walter Ventosilla, es narrada en Barranco a finales de los años cincuenta por alguien que el lector descubrirá cuando termine de leer Luis Bandolero Luis, y vea como se nos ha contado la vida de un bandolero legendario, pero con los afectos y contradicciones de los seres humanos de carne y hueso.

Fredy Amílcar Roncalla

Kearny, 4-4-07

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