jueves, 26 de febrero de 2009

ROCA Y LOS "CONQUISTADORES"

Roca - Foto: Marco Calderón Ríos


Por Agustín Zúñiga Gamarra

Luego de dejar la Pampa de Lampas de indescriptible belleza, donde el manto de Ichu cubría las escasas chozas, que a las 6 de la mañana daban sus primeros respiros lanzando humo al viento para saludar al sol benefactor y, tras mirar el pantanal de la manada de Gelacio Tafur y la que fue la casa de la Sra. Catalina Calderón, abuelita de Nalo, empezamos el descenso al pueblo de Roca. Los quenuales a la vera de la angosta carretera acompañaban como ramos de flores al huayno "Lirio Moradito" que en el estéreo de la "4 X 4" todo terreno, Nieves Alvarado con su voz irresistible extasiaba nuestros sentimientos. En una y otra curva la neblina engañosa que cubría los abismos, nos atraía como espumas de bañeras en un hotel cinco estrellas.

En esa ensoñación de huayno, flores y nostalgia, ingresamos a Roca, y como en los años de mi infancia en Chiquián, cuando corríamos tras el ómnibus de Landauro en sus entradas triunfales por Umpay, súbitamente aparecieron niños corriendo a los costados de la camioneta y tras ella nos seguían otros con sus carretes y aros de llantas, dándonos una emotiva recepción.
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Casi sin percatarme, el carro se detuvo en la Plaza de Armas. Descendimos con ropa gruesa: chompas, bufandas y gorras, unas más caras que otras. La temperatura de este día de febrero marcaba los 8 grados centígrados. Los últimos que descendimos tras apagar la música y el aire acondicionado del Suzuki Gran Nómade, sufrimos un shock, un golpe directo a nuestros valores, a nuestra estima. Mientras bajábamos arropados y demostrando confortabilidad extrema. Allí, a más de 3500 m.s.n.m. los niños, herederos del ande, descendientes de los incas y dueños de todas las riquezas mineras que estos cerros guardan, estaban con llanques de caucho, sujetados a sus deditos y talones con tientos de duro cuero. Sus piececitos cubiertos de barro, sus pantaloncitos zurcidos que solo les cubrían hasta la canilla, sus chompitas agujereadas en los codos y sus caritas quemadas por el frío, eran costras oscuras que ocultaban su real color de piel, sus ojos rojos y cabellos largos despeinados y desaseados, nos sacudieron el alma.

De momento cerré los ojos y tomando aire para detener las lágrimas, que mi endeble espíritu contemplaba, recordé las cifras de la pobreza del INEI del 2009: 40 % de pobres y 13% de extrema pobreza. Estos últimos, con 18 dólares mensuales. Nunca imaginé el significado de estas cifras, que solamente eran números cuando abría el periódico, con gráficos por aquí y por allá, espacios desperdiciados sin mayor interés para el lector. Hoy, por primera vez, tuve frente a mí a niños en extrema pobreza. Ellos seguramente no saben qué es lavarse los dientes, ni tienen baños, no beben agua potable, tampoco tienen medicinas, quizá ni cuadernos, menos libros, PC, televisión o radio.

Sacudí la cabeza intentando volver en mí, y recordé como trago amargo las palabras del presidente García, “hemos crecido al 9.8% del PBI. Somos el país de mayor crecimiento en Sudamérica”. Si estas son las cifras, ¿quién se aprovecha de este crecimiento?. ¿Eres presidente de todos o de unos cuantos?. ¿Y estos niños qué son?. ¿Acaso no son peruanos porque nacieron sobre los 3000 m.s.n.m.?. O es que este 2009, como hace 500 años, estas pequeñas poblaciones nunca existieron para el Estado y los sucesivos gobernantes, que al sentarse en el sillón de Pizarro, se convirtieron en conquistadores, resueltos a extraer todo el oro, la plata y minerales de su prados y casas a costa del exterminio de los “indios” y pobladores del gran Tahuantinsuyo. Balbuceante retomé conciencia recordando el poema: "La cena miserable", del vate Universal César Vallejo:

Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe… Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que alienta no detendrá sus remos.
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Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido…
i
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado…
u
Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos.
h
!Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
y
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
y
Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
t
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!

Fuente:
f
La Pluma del Viento
y
Lima, 21 de febrero de 2009
y
(Programa dominguero de Vladimiro Reyes Gamarra "Buenos días Chiquián" - Radio Independencia del Perú, de las 6 a 7 am del 22 de Febrero de 2009)



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Carretera a Roca (Pampa de Lampas Alto) - Foto: FAB