martes, 27 de enero de 2009

SEÑOR DE CONCHUYACU

Señor de Conchuyacu

Por Olinda Ramírez Soto
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El 14 de mayo de cada año se rinde homenaje en Chiquián, al Señor de Conchuyacu o Señor del Camino. Se fundó en 1960, desde entonces sus bendiciones han llegado a muchos devotos, quienes voluntariamente se agrupan año a año para participar como funcionarios: mayordomos, estandarte, mayoralas y caporales. Otros devotos de manera individual ofrecen donativos para mejorar el altar. Como dijo el sacerdote durante la celebración de la misa: "La imagen de Jesús es una bendición para el pueblo Chiquiano y Bolognesino para vivir unidos en paz". Personalmente aprecio que su aparición es un signo para recordarnos su presencia en nuestras vidas. Para los que llegan de visita, es la señal de que están ingresando a un pueblo protegido por Dios. Para los que salen de Chiquián, una entrega de su corazón para retornar siempre.

El día 13 arribé a Chiquián a las 6.30 p.m. y me encontré con la procesión de la Virgen María recordando su aparición en Portugal a tres pastorcitos. Los alumnos del colegio "Carlos Bracale" tuvieron a su cargo la celebración. Alumnos, profesores y padres de familia acompañaron a la Virgen hasta el templo donde se celebró una misa. Fue emocionante ver el templo lleno de niños. Después salió la procesión por las calles del pueblo, entonando cánticos religiosos durante el recorrido. En cada descanso el sacerdote reflexionaba con las autoridades, alumnos y padres de familias. Todos portábamos velas. Para mí fue muy emotivo, porque hacía muchos años que no llevaba una vela durante una procesión; sobre todo al sentir las gotas de cera cayendo sobre mi mano, como para despertarme a la realidad del momento y caminar junto a nuestra gente, pidiendo y agradeciendo al Señor por sus bendiciones. Fueron momentos de identificación con todos.

El 14, Día Central, acudimos a
Conchuyacu donde se celebró una misa, con bendiciones para los asistentes. Todo estaba preparado de antemano: capillas, altar, etc. Los funcionarios contaron con el apoyo de mi tío Julián Soto y del señor Sinforoso Santiago. Al término de la liturgia, nuestro Señor del Camino, recibió la adoración de los danzantes (negritos), vestidos de terno y sombrero negro rodeado con cintas y una pluma de color, y cascabeles en sus zapatos, además de una vara decorada en la mano. En la otra mano una campanilla tocando al compás de la orquesta.

Los funcionarios cumplieron su promesa y repartieron p
ancitos bendecidos, chicha de jora y de maní. A nombre de los paisanos ausentes prendí una cera en la gruta, para que las bendiciones del Señor de Conchuyacu, lleguen a todos los hogares. Agradeciendo a Jesús y a la Virgen María, me despedí hasta el próximo año, rogando que extienda sus manos para nuestra gente en Chiquián y los pueblos del interior de la provincia.
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Foto tomada desde Conchuyacu