lunes, 23 de noviembre de 2020

23 DE NOVIEMBRE: DÍA DE LA PALABRA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: LA PALABRA EN LA CREACIÓN DE MUNDOS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
 

Construcción y forja de la utopía andina
 
 
NOVIEMBRE, MES DE LA GESTA
DE TUPAC AMARU; LOS DERECHOS
DEL NIÑO; VIDA Y EJEMPLO DE
J.M. ARGUEDAS Y MANUEL SCORZA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

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HOY 23 DE NOVIEMBRE ES DÍA DE PACASMAYO


Pacasmayo, que no sabemos si se eleva de la tierra hacia el cielo, o si se estira de la tierra hacia el mar, o emerge del mar hacia la tierra, pero que en todo se lo siente como una atalaya, un balcón y una cornisa, donde el Océano Pacífico de ojos glaucos se extiende infinito, abierto y bruñido hacia el horizonte inabarcable. Con callecitas angostas, plazas escondidas y bulliciosas, de casonas con balcones de madera que rematan en molduras y balaustres, en donde lo terreno y lo celestial vibran juntos.
Donde el ícono de esta ciudad balneario es su viejo muelle que uno siente que es para que sobre sus tablas hagan sus preguntas sin respuestas los enamorados que aquí deambulan; aunque antes en sus 700 metros de longitud, que así los tenía antes, los barcos recogían café, algodón, azúcar para llevarlo hacia puertos distantes.
El muelle es construcción colonial que data del año 1775, por quien el ciudadano Benjamín Kaufmann pagó a los chilenos la suma de 10 mil soles de oro para que no lo incendiaran, viendo que ya habían prendido fuego a varias casonas, así como destruido trapiches e ingenios azucareros, así como todo lo que encontraran a su paso y que no podían llevarlo de botín.
Otro ícono es la Estación del Tren que desde aquí partía y hasta aquí llegaba desde Tembladera, ciudad situada en el departamento de Cajamarca; siendo Pacasmayo ahora Capital Mundial de los Deportes Acuáticos, primero por la calidad de sus olas, únicas en el mundo ya que miden más de dos kilómetros de longitud, y por los vientos consistentes que aquí soplan.
Pero, sobre todo, por las emociones del alma que aquí surgen en el malecón colmado de memorias, de evocaciones de rasgueos de guitarras de las serenatas que aquí se dieron, al pie de los amplios corredores de madera de los primeros y segundos pisos de sus casonas, por donde hoy, ayer y siempre pasea el amor núbil, adorable y candoroso.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


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23 DE NOVIEMBRE
 
DÍA
DE LA
PALABRA

 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
LA PALABRA
EN LA CREACIÓN
DE MUNDOS


Danilo Sánchez Lihón
 
 
“Los límites de nuestro lenguaje
significan
los límites de nuestro mundo”.
Ludwig Wittgenstein
 
 
1. El lenguaje
como don de creación
 
 Dios para crear las aguas, la luz y las estrellas, y todo lo existente incluyendo la maravilla que es la vida, no emplea herramientas ni materiales ni otros recursos, como tampoco empieza a componer algo mecánicamente, ni a armar pieza tras pieza un ser u objeto, sino que crea los fenómenos, los seres y las cosas holísticamente, pronunciando palabras, que es así cómo se nos refiere no solo en la Biblia sino en la mayoría de textos sagrados de las diversas culturas del mundo.
Es mediante la voz y haciendo uso del habla, con el lenguaje verbal que Dios va creando: “Hágase la luz”, y la luz aparece. “Sepárense las aguas de la tierra”, y los mares se agitan en ondas relumbrantes y se calman contenidos entre orillas estupefactas. Para después develarnos a nosotros mismos, diciendo: “Hágase el hombre a mi imagen y semejanza”, obteniéndose de todo ello y como resultado la sublime creación humana.
Ese es el punto de origen, el orden y el sentido de todo lo creado. Y Dios, coherente con lo que decía de hacernos a su imagen y semejanza, insufló al hombre de palabras, desde el primer hálito de la formación del hombre y del universo.
 
2. Ideas
nacientes
 
Es decir, la palabra aparece claramente como un don de creación, como un poder frente a lo material y a las cosas; inherente más bien a la naturaleza divina, vinculada al don de ser dioses, y un atributo sagrado concedido al hombre para hacer el bien sobre la faz de la tierra.
Pero, además, se posiciona al lenguaje de la palabra como la clave, el hechizo y el sentido que alcanza a tener cada ser en su interior, diciéndonos con esto que en el fondo del más mínimo corpúsculo que vaga en el espacio estelar palpita una palabra. O bien un collar, una cadena o una diadema de palabras. O un ramillete, o un crisol o una guirnalda de palabras. Y que ellas son inabarcables, en realidad infinitas, debiendo reconocer y admirar ello como un milagro, un portento y una maravilla.
De allí que, el niño necesite apropiarse del lenguaje no sólo en el nivel de la comunicación cotidiana, espontánea y natural, sino también en aquel de los grandes ejes de la existencia a fin de que le sirva para significar –en el plano de lo que es el ámbito cultural– sus experiencias, nociones de la realidad y de sus ideas nacientes.
 
3. Plenos
de significado
 
Para eso, la escuela debe propiciar el cultivo, lo más posible, de la significación de la palabra, en su dimensión más acrisolada como es el cuento y la poesía.
Y, también, la valorización del ser del niño, de su mundo circundante y de las relaciones que él establezca, todo mediante la palabra henchida y pródiga.
Necesita confiar en sí mismo, en lo que es, siente y piensa, en las palabras seguras que le alcancemos para definir su mundo y en él sentirse confiado; como necesita a través del lenguaje saber quién es, reconocerse y quererse.
Y posteriormente propiciar a que se utilice el lenguaje logrando mayores significaciones y mensajes acerca de su vida y de su realidad. Todo esto en la dimensión de la palabra de crear mundos propicios.
Todas estas posibilidades deben lograrse tanto en el ámbito del lenguaje oral como también en el nivel de la lengua escrita. Porque el ser humano necesita hacer y saber que su vida, su experiencia, sus nociones y conceptos de la realidad trascienden y se proyectan también plenos de significado a través de la escritura.
 
4. Importa el plano
emocional
 
Para ello, es necesario que esa materia y esos contenidos se conviertan en signos vivos, actuantes y permanentes como son las palabras escritas que tienen la inmensa ventaja de hacerse instrumentos, medios y hasta argamasa concreta con la cual construir y edificar.
Y para a partir de ellas operar en la realidad a fin de transformarla, propiciando que se canalicen a través del texto escrito emociones e ideas en donde se logren mayores aciertos, resonancias y matices, como vínculos y relaciones originales e insospechadas.
Porque en el ser humano, y mucho más cuando se es niño, importa mucho el plano emocional, anímico y afectivo de cada asunto y situación. Y también el estético que se alcanza a lograr cuando la palabra se insufla de encanto, belleza y trascendencia.
Por eso, en la adquisición y relación del lenguaje más que los aspectos conceptuales y mucho más que las nociones formales, que a este corresponden como la prosodia, morfología o retórica, interesan al niño de manera decisiva las repercusiones subjetivas, sensoriales y hasta mágicas que la palabra contiene.
 
5. Lo que se anhela
y aspira
 
Es en estos niveles en los cuales cabe que haya un encuentro o una atención cabal de las vivencias de los educandos a cargo de sus profesores, las mismas que muchas veces son desestimadas. Es en el nivel de la palabra comprometida con nuestra existencia, y aquellas en las cuales se nos va la vida que cabe tallar más arduamente. Y esa es la dimensión de la poesía.
La destreza en el uso del lenguaje, la capacidad de comprender y de expresar, no es efecto ni del conocimiento teórico ni del dominar las normas ni preceptos lingüísticos, sino de una vinculación constante con la vida mediante el uso y la práctica de la verbalización vivaz, candente y continua.
La apropiación del lenguaje ocurre cuando la persona se hace libre, plena y poderosa para entenderse a sí misma, como para expresarse y decir lo que siente y piensa; y comprender a cabalidad lo que los demás comunican.
También, todo esto, para concretar en lenguaje lo que se anhela y aspira en la realidad, lo que se intuye y sueña, lo que gozamos y padecemos; y ello con total y exacta medida, con sana y perfilada pulcritud; con plena y equilibrada solvencia, actitud y moral.
 
6. Diario
en el aula
 
El poder expresarse con las palabras, sea de manera oral o escrita es hacerse un ciudadano de primera clase y probablemente un líder social aquí y en cualquier parte del mundo. Si algunos o muchos lo son sin duda ha de ser por el dominio de las palabras que como un prodigio sus bocas alcanzaron a pronunciar desde niños.
Y ese don depende de una cultivada actitud en donde prima fundamentalmente la capacidad de alcanzar con las palabras la libertad
Y el que haya ese dominio generalizado en una sociedad es contar con un contingente de personas esclarecidas para afrontar cualquier reto social o desafío de la historia que sea necesario afrontar, cumplir y resolver.
Para ello hay que lograr que el lenguaje vuelva a ser maravilloso, que otra vez se torne hechizo y milagro en la boca del profesor y del niño, que se escriban cartas, que se haga el periódico mural, que establezcamos conexión con los medios de comunicación, que editemos un diario en el aula.
 
7. Otro
universo
 
Que los niños instalen sus propias emisoras radiales y televisivas en el salón de clases; que se formen clubes de lectura, de teatro, de periodismo, de poesía. Que haya juegos florales promovidos desde la biblioteca y en el centro educativo. Que se realicen festivales del libro, y se conozcan en el aula a los autores de libros para niños y jóvenes
Porque debemos preguntarnos: ¿cuál es el producto que queremos lograr? Queremos un ser que desde el plano de la comunicación sea efectivo y afectivo; capaz de referir un hecho con precisión, contarnos un suceso que le ha impresionado con realismo, claridad y hasta con encanto. Un ser para quien la palabra sea su mejor nave de viaje
Que sea capaz de persuadir, animar y proteger con el lenguaje. Que sea capaz de resolver un asunto controversial mediante la palabra, sea de modo actual o diferido. Sea de modo directo o mediante el uso del teléfono, sea con la palabra oral o mediante la escritura; capaz de tener una óptima y excelente comunicación.
Y de crear sobre este universo, con frecuencia pobre y precario, otro universo real y mejor hecho de lenguaje acrisolado y de vida plena más prodigiosa que cualquier otra vida.
 
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