viernes, 22 de marzo de 2019

EN EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA: "UNUCHA, UNUCHAY" (GRACIAS AGÜITA) EL AGUA, ES LA MAGIA DEL PLANETA EN EL MUNDO ANDINO - POR LUZ SAMANEZ PAZ


EN EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA: 
 
"UNUCHA, UNUCHAY" (GRACIAS AGÜITA)
 
EL AGUA, ES LA MAGIA DEL PLANETA EN EL MUNDO ANDINO

LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de ASOLAPO Internacional

En la noche de los tiempos, el mundo que conocemos, sobre todo la zona andina, estaba siempre cubierta de verdor en los valles i del amarillento pasto del ichu indomable de las alturas.

La Tierra, donde aún no existía el hombre, era fortificada por cantarinos ríos o q´ochas, plácidas paq´chas o lagunas i traviesos puquios, que eran nutridos permanentemente por corrientes que surgían de las entrañas mismas de la pachamama. El agua no era muy abundante, pero bastaba i sobraba para calmar la sed de los tranquilos animales, que moraban sobre esos suelos i para que crezca toda clase de plantas, que nutrían a esos seres.

El gran dios Wiraqocha, que llegaba de vez en cuando por esos lugares, porque su misión era vigilar a todo el mundo, había nombrado a Alqamari, una ave de gran tamaño, aunque no de aspecto muy agradable, para que controlara que el flujo de las aguas del centro de la Tierra, emergiera de tal manera que siempre existiera en la superficie cantidad para tierras i animales. Además la dotó de poderes, que le permitían controlar los abrevaderos.

Pero resulta que un día Alqamari, mientras volaba vigilante en cumplimiento de su misión, observó entre la floresta la presencia de una tierna i hermosa paloma llamada Sumaq Urpi. De inmediato se enamoró de ella. Bajó para tratar de conquistarla, pero fue repelido, no solo por todas las palomas, sino por toda clase de aves que consideraban a Sumaq Urpi una especie de Sacerdotisa, que les encantaba con el dulce arrullar de sus cánticos. Varias veces intentó raptarla, mas sus esfuerzos resultaron vanos. Una madrugada cuando lloraba de desconsuelo e impotencia, al advertir que su amada nunca sería suya, apareció la horrible figura de un buitre llamado "Sequía" o Cha´ki, quien ya conocía de los desvelos i desesperanzas del Guardián  del Agua. Se trataba de una pajarraca, vieja, sarmentosa i horrible, que quería terminar con la vida en la superficie, porque odiaba el raudo volar de las aves, la elasticidad de los pumas, la plasticidad de las vicuñas o wik´uñachaqas, la alegría de los seres vivientes, que no se preocupaban por la anciana que estaba llena de odios i a quien no se le daba mayor importancia. Cha´ki se acercó melosamente a Alqamari i le dijo con tono suave: "No llores más, yo tengo el remedio para tus males, pero primero debemos hacer una apuesta, que cumplirá el que pierda". I le presentó dos piedras: una roja i la otra negra, que ocultó debajo del caparazón seco de una pequeña tortuga. "Si tú, sacas la roja yo perderé i podrás ver a la dulce Sumaq Urpi, sino harás que se sequen los puquios del valle". Alqamari perdió. "No importa", le dijo la bruja. "Ahora aumento mi propuesta. Si tú aciertas te convertiré por 24 horas en un hermoso palomo i podrás acercarte a tu amada, caso contrario secarás q´ochas o ríos i riachuelos". Otra derrota.
 
Finalmente la bruja Cha´ki, riéndose le dijo: "Bien vamos por lo último. Esta vez, si ganas, traeré a tu madriguera a la dulce palomita i podrás vivir con ella para siempre, pero si pierdes secarás todas las lagunas o paq´chas". Fue así como la Pachamama se tornó estéril i seca. Los seres vivientes comenzaron a languidecer i a agonizar. Fue entonces que un gorrioncito vencido por la sed, se enteró que el dios Wiraqocha llegaría por esas alturas. Los animalitos se reunieron en Asamblea.
 
El señor puma, con sus experiencia dijo:
 
  El agua es vida, con el agua aparecieron flores o tik´as, peces, aves i animales.
 
Luego exclamó emocionada, una rana:
 
  -  En el agua yo quiero vivir, ella nos quita la sed.
 
Una trucha, toda agitada gritó:
 
  -  Solo en el río o q´ocha, yo seré feliz, veo todo florecer, en el agua soy feliz.
 
Un pajarillo cantó:
 
  -  El nuevo día ya llegó, ya salió de nuevo el dios Inti o Sol.
 
Vicuncela, la vicuñita o wik´uñachqa del vellón de seda, indicó:
 
  -  El río o q´ocha es nuestro amigo i a él, quiero volver, nos sentiremos bien i no tendremos sed.
 
I todos los animalitos dijeron en coro:
 
  -  El agua nos da la vida, gracias agüita  -
 
I pidieron a tres águilas que unieran sus alas i llevaran a una delegación, para que hablaran con la divinidad. Así lo hicieron . Interceptaron al dios cuando volaba i observaba extrañado cómo estaban resecos los suelos. Cuando se preguntaba el por qué de ese hecho, se le acercó la delegación, que con lágrimas en los ojos le contaron su tragedia. Wiraqocha se enfureció. Llamó a Alqamari, quien contrito le contó su desgracia. Trató de ubicar a la bruja Sequía, quien se escondió en una profunda cueva, esperando que se vaya el dios Wiraqocha, para que muriera la Pachamama i todos los animalitos i plantas, i su maldad triunfara. La divinidad pensó que era un peligro de que la Tierra sobreviviera solo de las corrientes subterráneas i creó las nubes, para que ellas procesaran la lluvia. Como primer paso, dispuso que cayera un verdadero diluvio. Ríos o q´ochas, riachuelos i puquios nuevamente surgieron i además creó lagos i ríos más majestuosos. Así nacieron el Titikaka i el Amazonas. A Alqamari le quitó todos sus poderes. Dispuso que viviera eternamente en una oscura caverna, en las alturas del  cerro Illimani en la altiplanicie i que fue él, quien anunciara las lluvias con sus fuertes ronquidos, naciendo así el "trueno" i finalmente decidió que las águilas que lograron acercarse hasta él, se convirtieran en divinidades que luego del trueno surcaran la tierra anunciando la lluvia benefactora, atravesando el horizonte como saetas resplandecientes, naciendo el "rayo".
 
Finalmente, en vista de la dulzura de las palomas, ordenó que ellas alegraran todos los amaneceres del mundo, con sus suaves arrullos. Por último, decidió que Cha´ki, la bruja permaneciera en su cueva, pero convertida para siempre en una roca. Luego, satisfecho de su obra, decidió descansar en una alfombrada nube sobre el Titikaka, el lago más alto del Mundo. Fue el momento en que pensó crear al hombre andino, tarea que cumpliría después, pero esa es otra historia.