lunes, 1 de mayo de 2017

MANUELA ALBITRES MENDO: PROMOTORA DE ENCANTOS - POR LUIS ALBITRES MENDO


MANUELA CONCEPCIÓN ALBITRES MENDO:

PROMOTORA DE ENCANTOS

Por Luis Albitres Mendo
 
Hace medio año que partiste

Adorada madrecita, la de las tardes blancas, cómo no agradecer
todo lo que diste a tus cinco hijas, en pleno crecimiento!
Madre eterna!
Rotunda formadora de corazones!, enrumbadora de afanes
Maravillosa primera maestra!, en el claustro hogareño.
Gracias por ser como fuiste en tu larga y hermosa existencia.
Imperecedera estirpe
 ¡Donadora de vida!

Promotora de encantos! al transfigurar lo peequeño en amplio
Todo lo hiciste bello para tus hijas, pues ellas fueron tu único tesoro
A la hora de elegir diste las pautas exactas
para escoger siempre lo mejor.
Manuelita querida, pertinaz constructora de afectos!
Sembradora de principios orientados hacia el bien.

Madre doliente
Ellas captaron muy bien la retahíla de falencias
 que supiste superar jubilosamente
y que tus hijas gracias a ti, no están dispuestas a heredar,
Ellas asimilaron tu coraje, tu luminosa fuerza interior,
tu reciclada energía para ingresar a la lucha
y vencer cualquier obstáculo, enfrentarse a la adversidad,
nunca rendirse, y así los éxitos fueran mayores.
Lo que más recordarán indudablemente:
Permanecer unidas, convivir amándose
tanto en fiestas y celebraciones como
en los tiempos menos afortunados.
La lección y los rituales emocionales
perdurarán, sí, cómo no, para jamás
dejar la ayuda mutua, el perdón y la oración.

Encandilaba tu enorme talento para resolver entuertos
para defender lo justo y salvar contrariedades
que la vida inevitablemente presenta.
Valentía era lo tuyo y fuerza, mucha fuerza
que te nacía de adentro, de energías interiores.
Y la constancia! Oh!, la perseverancia
que pusiste invariablemente en todo,
y fue así como obtenías, incansable, 
obstinada, lo que te proponías.
Precursora de triunfos, ¡Manuela del alma!

Te canto en esta hora bendita, Mañuquita sensata
en la aurora de tu ausencia
en el preciso momento en que te veo
junto al Padre, solícita y sedienta de amor, madre santa,
pues los ingentes sacrificios en pro de los tuyos
sedujeron en el instante de juzgarte.
Arrebolada madre, en infinitas desventuras,
en solitaria y valerosa lucha,
arrebataste por larga ventaja los favores divinos.
Encantadora y sonriente te soñamos cada instante
departiendo serenidad, paz y esperanza.