Danilo Sánchez Lihón
1. Quien marca
un camino
No hay nada que más complazca al espíritu humano que
contemplar una vida orientada y regida por ideales, por el altruismo y el
anhelo de que se cumplan las más legítimas aspiraciones humanas y de nuestros
pueblos.
Nada más admira y fortalece la conciencia humana que
conocer la vida de quienes luchan por el bienestar colectivo.
Nada encumbra tanto al hombre como la vida de quienes
se solidarizan con aquellos que sufren y son seres amplios, cordiales y
generosos.
Nada fortalece tanto el temple de quienes consagran su
vida al bien, la verdad y la belleza que contemplar admirados la vida
atravesada de sacrificios y dolores de quienes alentaron los más caros
propósitos para los seres indefensos, y para el prójimo en general.
Y ese fue el magisterio de José Ramos Bosmediano,
quien marca en la educación el camino que hay que seguir del compromiso para
resolver los grandes asuntos humanos pendientes de solución.
2. Maestro
cabal
José Ramos Bosmediano nos plantea con su ejemplo el
gran tema acerca del rol social de la escuela y de cómo no podemos ser maestros
de a verdad vueltos de espaldas a la realidad circundante.
El de la educación con el rostro vuelto hacia la
sociedad, el de la escuela comprometida con la comunidad en la cual se inserta,
a la cual pertenece y a la cual sirve.
De quienes piensan que la misión ineludible del
maestro es la de ser un líder social, quien acoge la historia, la orienta y
vela por su marcha acorde con los intereses populares.
De quien piensa que la escuela debe comprometerse con
los cambios necesarios que requiere el orden social en defensa de la vida
amenazada.
Y eso fue José Ramos Bosmediano a quien proclamamos
como un paradigma de maestro a seguir. Quien, además, nunca dejó de enseñar ni
abandonó su aula de clases.
Lo que nos prueba que no era un político camuflado de
maestro sino un maestro cabal que asume sus responsabilidades sociales,
políticas e históricas.
3. Proyecto
social
Su cuerpo dejó de latir hace poco tiempo, pero no sus
sueños, anhelos y expectativas. Ni tampoco dejó de ser vigente su visión acerca
de la educación.
El destino ha querido que sea así, para dar paso a que
brille y resplandezca más aún su doctrina, su concepción de la escuela como sus
juicios y reflexiones.
A fin de que adquieran y se perfilen con más claridad
y nitidez sus ideas, el pensamiento con que orientó su vida y su trayectoria
como profesor y dirigente de su comunidad.
Aquella visión de la educación principalmente imbuida
del pensamiento de José Carlos Mariátegui y de José Antonio Encinas de que ser
maestro es ser un dirigente.
Y recreando dichos planteamientos en el trajín diario
de la organización gremial, de la gestión y del quehacer cotidiano que es
educar.
Concebido este acto como práctica que no se
desentiende de alentar un proyecto social para cada comunidad, y para el
conjunto de los pueblos.
4. Roca
interior
Su corazón dejó de latir el 24 de diciembre del año
2012 en Lima, cuando todos nos aprestábamos a reunirnos con la familia y
participar en la Cena Pascual.
Cuando todos nos disponíamos a sentarnos en la mesa
repasando quiénes faltan en el ruedo cariñoso del hogar, quién todavía no han
llegado y tardan en venir.
Y quién no vendrá porque está ausente y hará más honda
y significativa esa fiesta del alma.
Fecha en la cual él partió para que su mensaje esté
presente de manera más indeleble todavía.
Es él quien hasta ahora no ha llegado y falta al
convivio interior, en esa morada en que abrazamos al hermano y al amigo
entrañables.
Y en que nos aferramos al recuerdo de aquellos seres
quienes como él, en noches como esta, ya no están pero que llevamos inmersos e
incrustados en nuestro altar y roca interior.
5. Ni lugar
en el mundo
¿Qué nos dice por eso la vida de José Ramos
Bosmediano? ¿Qué nos inspira su recuerdo pleno de afecto, ya que él era un
maestro que sabía adherirse, prodigar cariño y ser nobles en la amistad y en el
compañerismo a carta cabal?
Al menos: que hay asuntos pendientes de arreglar. Que
hay quienes no se sientan a la mesa ni en Navidad ni en ninguna otra fecha,
porque son los marginados, los excluidos y desheredados de la tierra.
Que este es un sistema de oprobio que no se concibe
cómo se ha impuesto siendo insostenible que alguien desde la sensibilidad y la
inteligencia acepte que la ley que gobierne nuestras vidas ha de ser el
mercado.
Ya que: ¿los hombres acaso somos mercancías? ¿Somos
monedas o cheques que se intercambian? ¿A quién con un dedo de frente cabe
defender esta aberración, salvo que sea un corrupto?
Ya que hay quienes ni siquiera tienen mesa ni hogar ni
casa ni lugar en el mundo en el cual vivir. Que en este orden de cosas hay
quienes ni siquiera tienen país ni tierra natal sobre la cual reclinar su
frente o apoyar sus pies.
6. En todo
momento
Por eso, en nombre de José Ramos Bosmediano nos
comprometemos a siempre acordarnos de quienes faltan en la Cena Pascual, razón
por la cual él se fue un día como ese, para hacer más lacerante este mensaje y
compromiso qué cumplir.
Es que él era un ser tierno y amoroso, un ser
consciente y justiciero, con un anhelo muy hondo e intenso de que él bien debe
tocar y entrar por todas las puertas.
Porque surgió desde la pobreza, la escasez y la
marginación, desde un bohío a la orilla de un río en la más intrincada
Amazonía. Compartiendo las dolencias de la gente que se enferma y no tiene cómo
curarse y se muere de una simple resfrío. De personas que padecen en una región
no confinada sino todavía inclemente como es el llano amazónico.
En la entraña más recóndita de la región más olvidada
de la tierra, como es a lo que aún se lo sigue llamando: ¡selva! Y antes
todavía: ¡montaña! Y él no se olvidó jamás de ello cuando fue un profesional
competente, sino que lo tuvo presente en todo momento de su vida.
7. El mejor
homenaje
José Ramos Bosmediano nos trae al pupitre de cada
maestro o profesor una tarea pendiente e ineludible, cuál es pensar que no
somos maestro por horas, de horario de clases, que dictan esta o la otra
materia en una escuela o colegio.
Que no somos asalariados de un sistema, que ganamos
por horas de dictado de clases. Que no somos aquellos que se dejan atrapar por
una rutina ni tampoco por un modelo social aberrante, ni por una fórmula de
dejar pasar el tiempo.
Somos maestros de la vida, de todas las horas del día,
incluso cuando dormimos. Y nuestro compromiso es liberar hombres y pueblos.
Que en toda trinchera de lucha somos los primeros en
el esclarecimiento, en la conducción lúcida, honesta, plural y sabia de los
fenómenos de la sociedad.
Que nuestro compromiso es también con los pueblos, su
desarrollo y liberación. Que nuestra misión es hacer hombres y pueblos lúcidos
y conscientes.
Que luchar por estas banderas es el mejor homenaje a
José Ramos Bosmediano y a su vida esclarecida.
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