Por: Efraín Vásquez Veramendi
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Para nadie es un secreto que las inversiones en nuestra patria, están a la orden del día, a pesar que ha decrecido considerablemente, vemos con alegría y preocupación a la vez que los canchones y solares otrora vacíos, de la noche a la mañana amanecen relucientes y tentadores a los exiguos bolsillos del populorum que entre incrédulos y asombrados, pasan su vista por los escaparates repletos de productos que nunca han visto en sus vidas y que tampoco comprarán por lo exorbitante de sus precios y también porque no tienen hábitos de consumo; sin embargo, bienvenida la inversión extranjera, con una sola salvedad, que las inversiones en los grandes almacenes y supermercados, son capitales chilenos… y ahí sí hay que tomarlos con pinzas.
Ya te he dicho que el pisco
Si lo quieres ver de bizco
Te zamparé un pellizco
Hasta romperte el menisco
También te ofrezco un banano
Que te lo pongo en la mano
Siendo mentalmente enano
No es chileno ¡es Peruano!
Lo que pasa que con nuestros “hermanos del sur” todo nos separa y nada nos une, ni siquiera las aguas del pacifico que hoy son motivo de controversia, aparte del encono histórico por la guerra del pacifico, en donde nuestros "fraternos" vecinos australes, avasallaron con desmedido odio a los rendidos, violando no sólo normas de guerra, sino también ensañándose con nuestras mujeres, ancianos y niños; esta imagen enraizada ya en nuestra memoria, es muy difícil digerirlo, máxime si en cualquier ocasión que se presente, estos hijos del sur, tratan de sacar ventaja por una quimera económica que coyunturalmente ostentan y valgan verdades, nuestra dejadez y apatía empresarial lo permiten.
Otro aspecto que tiene que ver con esta voracidad mercantil, es la “compra” de Wong, Metro, Eco y otros almacenes, por parte de un consorcio de capitales chilenos que con regocijo y apetencia adquirieron, nuevo golpe a la alicaída moral nacional, dado que estas empresas, eran la máxima expresión del orgullo empresarial peruano y se identificaba plenamente con las preferencias de compra frente a una incipiente y escondida inversión sureña con sus plazas fea, tonttus, sadimac, etc. que sumadas a saga falabella, home center, inkafarma, fasa, interbank y otras decenas de empresas más, nos están invadiendo silenciosamente en una aplicación moderna de estrategias mucho más letales y efectivas que una irrupción convencional, estrangulándonos en copación de mercados y surgimiento de pequeños negocios y empresas en los rubros que se mencionan.
Antes de nada te digo
Come tu germen de trigo
El sureño no es amigo
Solo engorda su ombligo
Efraín Wong mi tocayo
Empezó con una bodega
Vendiendo hoy casi la friega
Aunque terminó de lacayo
Otra cosa es la usurpación de “marcas” cuya lista empieza con el pisco, luego vinieron otros productos y hasta la causa limeña quisieron etiquetarla como suya, pero en términos de mercadotecnia y en dominio ampliamente superior a nuestra empírico desarrollo empresarial, quieren tomar la delantera adueñándose de estas marcas para usufructo de la patente y franquicia en un mundo globalizado en donde nos aventajan también en el tema de las exportaciones, y para cobrar regalías de registro por producto ¿vivos no?, menos mal que siempre tarde reaccionamos y bueno, se hace la pendencia en donde casi nunca ganamos y siendo así, yo no sé para qué michi protestamos y hacemos tanta bulla, si al final, más es la bronca que nos queda y por ende se mantiene latente nuestras diferencias, en desmedro de un acercamiento ya necesario, ante el cercano horizonte que nos depara el destino.
Con el alma en contrito
Mastico mi pescado frito
Sin pensar en ser bonito
Termino como Condorito
Eso sí nunca Araucano
Porque el Inca es Peruano
Además oye bien mi hermano
Yo me cuido de zutano
Y no por nada les dicen “rotos”, pero no es por lo que ustedes se imaginan, ni por el último renglón de la octavilla, sino porque “roto” en ese país, es sinónimo de pobre, misio, desheredado, menesteroso, y basta verlo al pajarraco símbolo para identificar y tipificar al sureño medio; recuerdo que desde niño a los gallos chiquitos, enanos, mirmidones, se les decía “gallito chileno”, tal vez por eso nos hemos dejado intimidar a despecho de su tamaño, pero de un solo coscorrón se les apaga lo irascible, en contraparte a su tamaño, las chilenitas si son altamente comestibles, desde la época de Salvador Allende, cuando el hambre arrojaba decenas de féminas por la frontera en busca de un plato de comida a cambio de lo que ya tú sabes, hasta la fecha muchas agraciadas jovencitas llegan a Tacna para deleitarse con la riquísima cocina peruana.
A la sombra de Gastón
Prepara bien tu tazón
Pa’ recibir caliente tu sopón
De un rico menestrón
No porque tengas galón
Me llegas “roto” al talón
No sólo por tonto y bribón
Sino por carabinero ..evón
Y también es bueno decirlo, desde el cruento golpe de estado del sanguinario Pinochet, las fuerzas armadas del sur, se han convertido en un termómetro político dirimente para temas sensibles sobre todo con nuestra patria, asumiendo a ultranza su rol de gendarmes de la “legalidad” y el orden, proponiendo cotidianamente su arrogancia y desprecio, incluso a sus propios nativos que proponen ideas progresistas cuyos lemas escuchamos desde los sesenta, sino que ahora los neoizquierdistas se esconden y reciclan en ONGs y organizaciones ambientalistas, de defensa del planeta, derechos humanos y los animales, etc. para ganar terreno y exponer sus “modernas” propuestas que Lenin y Mao, implantaron en sus países a sangre y fuego y que lamentablemente para ellos, el tiempo se encargó de desmentirlos.
Allende murió en La Moneda
Pinochet en la mísera vereda
Del desprecio humano que queda
A pesar de la densa humareda
Si el dolor que se ha derramado
No incluyera al ser amado
Yo diría que el cruel Pinochet
Es igual a la tia Bachelet
Ahora ¿cómo quedan los Wong?, vendieron en un buen precio no lo niego, lo que su perseverante padre inició en una bodeguita del distrito de San Isidro, perpetuando la famosa frase limeña de “compra en el chino de la esquina” y para ser sinceros, hasta la fecha en los distritos más tradicionales aún persiste y esta vigente esta frase, pero Don Erasmo Wong, estoy seguro que jamás imagino que lo que había iniciado como un negocio familiar de inmigrantes chinos, llegase a ser una organización empresarial símbolo y representativa de la iniciativa nacional, sus hijos muy bien educados sin duda, ampliaron la idea de su padre y su apellido fue sinónimo de calidad de producto, buena atención al cliente, higiene y sobre todo oportunidad de comprar en un solo lugar variedad de productos y en horarios que normalmente en esos tiempos era difícil encontrar.
Yo escuché con justo espasmo
Que las tiendas de Don Erasmo
Sus herederos lo vendían
A quienes nadie confían
Pero que se va ha hacer
Habrá nuevo amanecer
Que espero volver a ver
Antes de fenecer
Que les parece
Efraín Vásquez Veramendi, es autor del libro: CRÓNICAS CHIQUIANAS - Edición 2007 - 287 páginas.
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