El Instituto para el Fomento de la Lectura y la Escritura
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(INFOLEE)
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Tiene el agrado de invitar a usted a la presentación de la novela:
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Tiene el agrado de invitar a usted a la presentación de la novela:
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EL PERIODISTA
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de Ricardo Vírhuez Villafane
Asimismo de la
REVISTA PERUANA DE LITERATURA
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Nº 8 - Especial HUANUCO
Nº 8 - Especial HUANUCO
Acto que se llevará a cabo este SABADO 30 de mayo, a las 7:00 p.m., en la Casa de la Emancipación, esquina de Gamarra con Pizarro - Centro Histórico de Trujillo. El acto contará con los comentarios de los poetas y escritores Luis Eduardo García, Bethoven Medina, Ángel Gavidia y Luis Bahamonde.- Brindis de Honor- Música.
INSTITUTO PARA EL FOMENTO DE LA LECTURA
Y LA ESCRITURA - INFOLEE
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NOTA DE PRENSA
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Este 30 de Mayo en la Casa de la Emancipación
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PRESENTACIÓN DE LA NOVELA “EL PERIODISTA”
Y LA REVISTA PERUANA DE LITERATURA
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El Instituto para el Fomento de la Lectura y la Escritura (INFOLEE), en coordinación con la Asociación Cultura y Sociedad “Alfarero” y la Casa de la Emancipación del BBVA Banco Continental, invita a la colectividad trujillana a la presentación de la novela “El Periodista”, del escritor y poeta limeño Ricardo Vírhuez Villafane; asimismo, de la Revista Peruana de Literatura, editada por la Editorial Pasacalle de Lima.
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Ricardo Vírhuez nació el Lima, ha publicado el libro de crónicas Las hogueras del hombre (1992); la pieza de teatro El cielo azul (1993); los poemarios El ojo en la palabra (1993), Homenaje (1993) y Voces (1998); la novela El periodista (1996, 2009) y el ensayo Mito y literatura (1999). En la Novela “El Periodista” nos narra el oscuro mundo que rodea a los presuntos “comunicadores sociales”. Premunido de una prosa poética, logra el narrador no sólo un alegato social apasionado, sino también una hermosa novela, calificada por el poeta Julio Nelson como “una novela perfecta” y saludada favorablemente por la crítica nacional.
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La Revista Peruana de Literatura, en este número, está dedicada a la belleza y pasión de la literatura de Huánuco. Asimismo cuenta con entrevistas y semblanzas a los escritores Cronwell Jara (Piura) y José Luis Ayala (Cusco); ensayos como “Animismo y simbología en 'La guerra silenciosa' de Manuel Scorza” de Tizina Gnoni; crítica literaria, eventos culturales y más.
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Este evento, a realizarse el 30 de mayo, a las 7 p.m., en el marco de los Sábados Culturales, estará a cargo de los poetas y escritores Bethoven Medina Sánchez y Ángel Gavidia. Además estará presente el periodista Luis Bahamonde Amaya, presidente del Club de Prensa de Trujillo. INFOLEE agradece su gentil asistencia.
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Mayo del 2009
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CÉSAR OLIVARES ACATER
Pte. INFOLEE
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Acaba de salir la 2ª edición de mi novela "El Periodista" (San Marcos, 2009), y quiero compartir el prólogo que escribí para esta ocasión:
PRÓLOGO
Es curioso que una de las acerciones más repetidas a un escritor sea aquella en que queda sentado que la literatura no cambia el mundo, que nadie puede modificar la vida mediante la literatura, y finalmente que la literatura no sirve para nada.
Lo curioso es que mis libros siempre me han demostrado lo contrario.
Por ejemplo, el primer libro que publiqué fue Las hogueras del hombre, en 1992. Era un libro enano, de pocas páginas y muchas palabras. La forma como logré pagar la edición la he contado tantas veces. Lo cierto es que en esa época trabajaba en el diario La República, y coordinaba con mi amiga Rocío para presentar el libro en su natal Huancayo, en la universidad, el INC y el auditorio de un instituto.
Todo marchaba sobre ruedas, hasta que me llamaron al periódico: “No vengas a Huancayo, que la policía ha allanado la casa de Rocío, la han detenido y se han llevado todos tus libros”.
Bueno, Rocío salió libre a los pocos días, pero desde entonces la policía cuida todavía mis peligrosos libros.
En 1993 publiqué la pieza de teatro El cielo azul, una comedia con personajes celestiales en conflicto sentimental. Los intentos de ponerla en escena en Lima y Trujillo fueron infructuosos. Pero en Iquitos, los universitarios hicieron el montaje. Era para morirse de la risa. El grupo de teatro obtuvo el premio, pues era un concurso de teatro universitario, y al poco tiempo me llegó la noticia. Un cura de una parroquia local acusaba a mi obra del delito de herejía, y amenazaba a su autor con las hogueras de la excomunión y otras ridiculeces que me hacían desternillar de la risa. Ateo de nacimiento, yo solo tenía una gran carcajada como defensa personal.
Luego, en 1996 publiqué la novela El Periodista. Como vivía entonces en Iquitos y la historia transcurría en esta ciudad, inmediatamente arreciaron las críticas contra mí. Ninguna fue literaria. Todas defendían aquello que se llamaba “periodismo loretano”, es decir prácticas nada profesionales y fortunas malhabidas, relación con el narcotráfico y servilismo a dos poderes: al de un cura agustino que pagaba el trabajo sucio de los periodistas con baratijas, y al de la segunda corrupción más grande de la historia peruana, después de la delincuencia aprista: la de Fujimori y Montesinos.
Como de la noche a la mañana había pasado de ser un escritor que solo enseñaba en la Escuela de Bellas Artes de Iquitos, a uno de dudosa fama y con noticias semanales, me llegó la fresa sobre el pastel: una denuncia contra el honor de un periodista que se sintió retratado en mi novela. A estas alturas, cualquier niño entiende que la literatura es ficción, pero explicar esta idea de repercusiones cósmicas para las mentes de un periodista loretano y de un juez era tarea titánica, y supongo que hasta ahora debe serlo.
En 1998 hubo una hermosa asonada popular en Iquitos. El pueblo loretano se levantó contra la mafia del gobierno y quemó diversos edificios, entre ellos el del podrido Poder Judicial en la plaza 28 de Julio. Mi expediente se hizo cenizas y así terminó la desventura judicial.
Ahora, después de 13 años de intensa suerte, El Periodista vuelve otra vez a las andadas. ¿La policía arrestará mis libros nuevamente, un cura querrá someterme a los fuegos católicos de la hoguera, o tendré la suerte de mayores amenazas con nuestra Injusticia oficial? Como ven, los libros sí cambian la vida, sí mueven conciencias, sí empujan nuestra existencia por caminos inverosímiles.
¿Quién dijo que la literatura no servía para nada?
Ricardo Vírhuez Villafane
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FUENTE:
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