Por Efraín Vásquez Veramendi
Nunca jamás como hoy, los escenarios de Lima han albergado a artistas de talla mundial, desde los cantantes retro que ya ni la memoria alberga, hasta bandas de rock actuales y vigentes, trepan a la tarima de los sueños de miles y miles de fans, que ni en la más espectacular de sus pesadillas y sueños pensaron ver “en vivo y en directo” a sus artistas favoritos, con rostros de incredulidad, vehemencia, asombro y hasta necesidad suprema, afinan sus gargantas para entonar hasta las lagrimas (y porque no hasta el clímax) las canciones más sentidas que tienen que ver con un recuerdo, un amor trunco, una excursión, un verano, un idilio inmenso, una mirada cómplice de cada mañana en la oficina; en fin, tiene que ver con remembranzas cuyos tonos y semitonos, hacen vibrar el sentimiento mas escondido y dormido de los corazones y el suspiro profundo escapa del pecho, liberando frustraciones y sonrisas juntas, que al son del idioma universal de la música, no importan las jerigonzas ni las formas, es hora del desenfreno, del desborde emocional, hasta del llanto.
Si la memoria no me exenta
Yo canto desde la placenta
Que la mama embarazada presenta
De Leo Dan hasta Tormenta
Con los López y los Raymundos
Bailo al son de los mil mundos
Desde Saywa a Los Iracundos
Hasta los ritmos más inmundos
Quién no suspira con una canción de Danny Daniel, Dyango o Nicola Di Bari, (los de base 4, 5 a más), los jóvenes se regocijan con RBD, Dady Yanki, Don Omar y otras bandas de hip hop vigentes, los lidibinosos saltan de alegría cuando anuncian a Marc Anthony porque alojan no se en qué parte de su cuerpo, sus más inconfesables pasiones esperando ver a Jennifer López, igual sentimiento tienen con Olga Tañón y Paloma San Basilio; lo cierto es, que musicólogos o no, Lima se ha convertido en un destino no sólo turístico, sino también una buena plaza para hacer negocios y organizar espectáculos y presentar cantantes o grupos que en otros tiempos era impensable su presencia en la tres veces coronada villa, en desmedro de sus seguidores que veían postergados sus fantasías de saltar, cantar y llorar, con los ritmos de su preferencia.
Lavoe vive en el recuerdo
De salseros, son que muerdo
Si Colón es hijo cuerdo
Soy más limpio que un cerdo
Tito Puente el timbalero
Café Tacuba en varadero
El Canario es verdadero
Con sus sones, yo sí muero
En la movida nacional, el folclor y la chicha (cumbia peruana) no se quedan atrás, Tongo el mondonguero, a malevolencia de sus detractores, es imagen de una importante transnacional española, y sus aberrantes canciones son entonadas en discotecas de Asia y Larco Mar, del cerro San Cosme, ha mudado su entusiasmo y sus sueños a Pueblo Libre, un salto cualitativo si se trata de un otrora marginal, producto de una unión disfuncional en donde la figura paterna estuvo siempre ausente; Dina Paucar y Sonia Morales, son cabezas de caravanas que los fines de semana atienden decenas de compromisos en diferentes escenarios, incluidos los sets de televisión con series de sus vidas incluidas.
Merece resaltar también al Grupo 5, Agua Marina y todas las orquestas y conjuntos que derivan del tronco de los Yaipen, Agua Bella y demás cortes de jovencitas que no dudan en mostrar no solo discutibles cualidades canoras sino también atributos cárnicos que encandilan a sus fieles seguidores todas las semanas, Giuliana Rengifo de solista, necesita urgente un buen compositor, que fructifique su flamante divorcio y pueda sacar vena de ello.
De Jeanet y sus movidas
De Chabuca y sus corridas
Alegran y arruinan vidas
Así se den por servidas
De eso nadie se ufana
Ni fulana ni mengana
Menos a mí, me da la gana
Cantan mejor que Giuliana
Ahora si de Rock se trata, hemos visto desfilar en el escenario para todos los gustos, sin embargo creo que en el cargamonton de artistas que han llegado, hay unos que otros destacables como Kiss y Oasis, uno congregó a 33 mil espectadores y el otro a más de 40 mil fanáticos que deliramos y saltamos como en los buenos tiempos, alguien como Gloria Stefan y Mocedades, también tienen una mención especial de esta pluma, que lejos de preferencias, siempre sus canciones vibran en nuestros corazones.
La música como idioma universal, distiende y apacigua incluso tensiones políticas que gobiernos irresponsables, llevan adelante sin medir consecuencias mediatas que afectan a sus pueblos, hace muy poco, el grupo Juanes convocó una multitud en la frontera de Colombia con Venezuela, como una muestra de integración y respuesta a la ofensiva guerrillera de las FARC, ese canto de paz y concordia, fue un latigazo de castigo a la ignominia de esos algunos colombianos que quieren imponen por la fuerza de las armas, sistemas de convivencia trasnochadas y caducas que en otras latitudes no dieron resultados.
Además, la música es una expresión artística única, hay personas como yo, que pulsando una guitarra o escuchando una melodía, desplegamos emociones que muchas veces ni el vino exhortan, confesiones negadas en inquietudes que no se pueden confiar mas que al propio sentimiento, o altercados de fibras intimas que tañen su escondido sonido, solo cuando hay afinidad de verso, es decir, que la canción que entonas o escuchas, es vinculado a tu angustia o regocijo.
Con esto del rock alterno
Puedo al huevón de mi yerno
Mandar con pasaje alterno
Hasta el mismísimo averno
No será el conforme establo
Pero llevará su retablo
No al ojo de San Pablo
Sino al pestífero diablo
Que les parece
Efraín Vásquez Veramendi, es autor del libro: Crónicas Chiquianas - Edición 2007 - 287 páginas.
