sábado, 29 de febrero de 2020

LA CASA VACÍA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 

CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina

 
FEBRERO, MES DE LOS HUMEDALES,
DE NUESTRAS LENGUAS NATIVAS, DE
RICARDO PALMA Y FEDERICO BARRETO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
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ESTAMPA
DEL MES
DE FEBRERO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

 
LA
CASA
VACÍA
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Tan ardua
la noche
 
Los 29 de febreros que se cumplen cada cuatro años son como aquellas casas vacías y abandonadas que ya nunca se abren y solo se miran de fuera.
Y en donde alguna vez la vida existiera plena y temblorosa.
Las casas vacías que están pobladas de lloros, suspiros y sollozos. ¿Acaso porque en ellas no han quedado también los momentos dichosos, alegres y felices?
¿No moran al igual que los instantes de pena los de regocijo en sus rincones estremecidos?
No. No es así. Ellas lloran por todo lo que fue y quedó oculto. Porque en el fondo de ella está la vida.
Porque lo que se vivió en el fondo de ella existe y está intacto, bajo esta ruina aparente de despojos que se acumulan sobre ella.
 
2. Minúscula
avecilla
 
Por más que estén caídas las vigas y apolilladas las ventanas quedaron para siempre tras sus muros arrimados los goces, los sollozos.
Aunque haya el arte de querer ocultarlo todo como un anhelo de pretender que podamos adivinarla.
En una casa vacía todo o nada se ha perdido. Todo o nada sucumbió. Todo o nada se hizo humo.
O todo o nada permanece vibrante, pero en otra dimensión que se siente cuando uno aquí camina.
Y voltea a mirar cada cosa que encierra un historial oculto, difícil de descifrar.
He aquí un lavatorio que acumula en su borde una minúscula avecilla.
 
3. Cada
brizna
 
Es el rostro de alegría de salir a una fiesta de la persona que se inclinó aquí para mojarse la cara.
He aquí el pesar de ir a visitar a un enfermo en agonía.
O el regocijo con que se recibe a un ser querido. Todo quedó registrado en la casa vacía.
Nada en realidad se esfuma o se pierde.
En esta sala tiemblan silencios y palabras. En estos muros en ruinas ha quedado estampada la vida.
Cada brizna y cada reflejo de algo que encierra mucho, aunque su apariencia sea de nada y de vacío.
Hasta el día del Juicio Final en que todo lo que aparenta ser olvido salga nuevamente a flote.
 
4. Por qué
esos pasos
 
¡Ah, la casa vacía! ¡Como un día vacío, como un número o una palabra vacía! Pero he aquí, ¿de dónde procede ese ruido?
– ¿Hay alguien ahí?
– ¿Quién es? Tú, ¿oíste?
– Sí. Algo como el chasquido de la llave que da vueltas en la cerradura de la puerta.
– Sí. Igual a cuando ella llegaba.
– Pero ella ya no está aquí. ¿Han trancado bien la puerta?
– ¡Porque parece como si alguien hubiera entrado!
– ¿Revisaron bien que no había nadie aquí adentro?
– ¿Por qué esos pasos y suspiros en la escalera?
– ¿Por qué las luces de repente se han encendido? –Pero no hay nadie.
 
5. Noche
y sol
 
Las aflicciones como los placeres, las demoras y los apuros, los cálculos grandes o pequeños acerca de este o el otro asunto de la vida, aquí quedan.
Quedan los sueños sin realizar que aquí se tuvieron. Por eso, es tan solemne el silencio que reina sobre estos despojos.
Por eso es tan ardua la noche y sombrío el sol cuando sus estelas tienen que cruzar necesariamente por estos patios, corredores y salones.
O más aún, ingresar a los dormitorios ahora ensimismados, en donde la vida fue más indefensa todavía, donde abriera todas sus entrañas, entregara todo su cuerpo, sus latidos y quejidos y todos sus gritos.
Porque noche y sol trastabillan y se pasman en la niebla y en los huecos aparentemente insensibles que han quedado horadando la esencia de una casa.
 
6. A qué
llorar
 
Así el suspiro de la adolescente, la carta de amor que a hurtadillas se leyera.
O el miedo atroz a la muerte.
Aquí están latentes y escondidos los balbuceos del niño en su predisposición por hablar.
De aquel niño que hace tiempo dejó de serlo, pero subsiste aquí el niño mientras en otra parte está convertido en un hombre decrepito.
Aquí los gemidos de la mujer al volverse madre. Y otros de llanto inconsolable al despedir a los hijos que se van.
Y otros al hacerse viuda. O al escuchar desde dentro de su ataúd los gritos desgarrados.
Son los deudos cuando el cortejo la conduce al panteón de la aldea.
Todo eso aquí pena. ¿A qué llorar entonces cuando la penas hiere más?
 
7. Más
al fondo
 
Por eso, es tan densa su sombra e impenetrable su olvido.
Por eso, pasearse por una casa vacía donde antes hubo vida no es sustraerse a ella, ni escamotearle a la muerte.
Es un acto más arriesgado todavía.
Es entrar a otro mundo donde todo resuena como una cascada, como un río que se desboca y corre inatajable.
Es como enfrentarse a una pared que escondiera otra pared.
O un suelo que ocultara otro suelo, más abajo o más al fondo de éste que la habita y nos sostiene.
Porque todo, en una casa vacía, quedó registrado en algún sitio en la memoria del aire que lo habita.
 
 
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El texto anterior puede ser
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jueves, 27 de febrero de 2020

27 DE FEBRERO: EL PASO DEL TIEMPO - ¡AY! BREVE Y EFÍMERO FEBRERO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



27 DE FEBRERO

EL PASO DEL TIEMPO



¡AY! BREVE
Y EFÍMERO
FEBRERO



Danilo Sánchez Lihón


El tiempo
es la imagen de la eternidad
en movimiento.
Platón

1. Pero, no

Tanto regañó mi padre de febrero que yo de niño creía que si mi padre moría alguna vez sería en febrero por ensañarse tanto con él.
Y por alguna venganza y traición que este mes le urdiera, y por lo mucho que padecía en vivirlo.
Por eso, a mí me consolaba mucho de que pase rápido, mientras a él ese hecho lo atormentaba.
Para mí el problema en cambio era que mi padre no pudiera escapar de los dardos y flechas que este mes le arrojaría.
Incluso a mansalva, por los reproches, querellas y regaños que le hacía.
Mes, además, lleno de borrascas; gris y lluvioso en toda mi comarca.
Pero, no. Mi padre murió en un mes que tiene 31 días, lo cual en el fondo es una suerte de compensación a su enorme resentimiento por febrero.

2. Lágrimas en sus ojos

Era inmenso su enojo por este mes que solo tiene 28 días. Y, a lo sumo, 29.
Compensación, el morir en un mes más pleno, por lo mucho que sufrió por este otro mes efímero, pasajero e inconstante.
Mi padre murió en mayo que es un mes pródigo y munífico, del cual nunca se quejó. Y, al contrario, celebró.
Y lo amaba porque en ese mes nació mamá, y fue en ese mes que con ella se casara.
Y porque en él todo florece y es espléndido; y hay exaltación.
Como murió en el mismo pueblo donde nació, se crio y trabajó. Lar, paraje y aldea que no quiso abandonar jamás.
Con lo que quedó saldado y sin punición las continuas puyas y desavenencias que le imputó al mes de febrero.
Amarguras y pesadumbres muy sentidas, además. Y dichas hasta con lágrimas en sus ojos.

4. Este encono

De allí que yo evoque a mi padre en este mes, porque en el fondo incide en una sustancia que nos conforma y que casi siempre escapa a nuestro arbitrio, como es el tiempo.
Y de él, sobre todo, su carácter huidizo, fugitivo y perecedero. Y que pese a que estamos hechos de él lo sentimos tan ajeno a nuestro dominio y voluntad.
Y tan en contra nuestra, puesto que es el tiempo el que se cancela cuando mejor estamos.
Como ocurre cuando hemos compartido instantes con alguien, ¡y que nos parecen los más fugaces que hemos tenido!
O cuando se nos quita la oportunidad de seguir viviendo
¿Qué hacer entonces? ¿De qué manera superar este encono del tiempo con nosotros?

5. Tino y desatino


Y, ¿cómo hacer frente a su volatilidad y evanescencia, que es igual a hacer frente a la misma muerte?
¡Ese es el gran dilema! Aunque, he aquí lo que mi padre me respondiera un día que le pregunté de cómo afrontar la ley del tiempo:
– Lo que hay que hacer, en primer lugar, me dijo, es percibirlo y comprenderlo todo. Estar en la primera línea de fuego. Sentir la vida, y vivirla en serio. Ser testigos. Hacer manar la savia de todos los manantiales. Y, ¡llenarse de mundo! ––, continuó:
– Y cambiar constantemente. Más que esperar que los otros modifiquen su conducta, modificar uno mismo la propia. Creer en el cambio personal. Porque quienes cambian el mundo son aquellos que empezaron cambiando ellos mismos.

6. El simple fulgor

Y yo, en homenaje a mi padre, continúo e incremento la lista a fin de guerrear contra aquel esperpento:
– Abuenarnos, que es hacernos buenos. Hombres, de quienes emana bondad, encanto y paz. ¿Cómo?
– Mirando de manera más arrobada y extasiada una calle, una casa, ¡los campos sembrados!, como los matices de los colores posados en cada cosa.
– Cada día volver a verlo todo de manera original y luminosa, como si fuera reciente y nuevo. Llenarnos de asombro, por tener manos, ojos, pies, oídos.
– Complacidos por el brillo de cada presencia; y porque todo canta, y todo dice su voz armoniosa. Emocionarnos por el simple fulgor posado en cada cosa, o trasto.

6. Cada enser

– Y cada instante agradecer, bendecir lo que tenemos. El toque, o la llave en la puerta del ser querido que vuelve o que regresa a casa.
– Y vivir con pasión y coraje, porque donde se consumieron leños, al menos ¡brasas quedan! Y donde hay cenizas hay rescoldos para encender de nuevo una hoguera o fogata.
– Donde todo debe asombrarnos cada día, cada hora y cada minuto. Porque estamos donde todo es milagro, excepcional y sorprendente. Donde uno mismo es un portento, un hecho inusitado y un ser único que jamás volverá a presentarse en el universo.
– Saber que no hay muerte, que todo continúa en cada momento y en cada instante. Esta continuidad también es un hecho prodigioso que en cada momento podemos descubrir. Que es inusitado cada grumo, cada enser y cada detalle.

7. Hacia el más allá

– Que todo lo que emprendamos hay que terminarlo. Que lo peor es dejar algo a medio hacer y sin acabar. Por eso, rematar; poner el punto final.
– Saber que la medida del amor es amar sin medida. Y hacerse infinitos, indestructibles, inmunes. Y, sobre todo, aprender a disfrutar de nuestra propia compañía.
En verdad, febrero lo había curtido y enseñado mucho a mi padre, a partir de esa aprehensión que le tenía.
Y nos hizo ver que en el fondo de sus quejas había mucho de razón, de sabiduría y de verdad.
Nos enseñó que la eternidad habita en el fondo de cada instante, cuando estos se viven de manera auténtica y cabal.
Y que hay instantes que duran toda una vida, y que se proyectan hacia el más allá.


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VIERNES LITERARIOS: ACTIVIDAD DEL 28 DE FEBRERO EN EL MUSEO METROPOLITANO DE LIMA


VIERNES LITERARIOS (1276)






El viernes 6 de marzo próximo a horas 7 p.m. se presentarán: EVA VELÁSQUEZ, NATALIA RONCAL, MARIBEL PROYETTI, quienes ofrecerán un  Recital Poético.  Asimismo, se realizará la presentación del libro. "ÉBANO" de FAVIOLA SILVA.

 

Música: Shirley.



Esta actividad que se realizará en el marco del DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, tendrá lugar en el Museo Metropolitano de Lima,  ubicado entre las avenidas 28 de julio y Petit Thouars.- Lima.




INGRESO LIBRE





Juan Benavente.- Director VL